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En 1921 publicó el canónigo urgelense don Pedro Pujol i Tubau la preciosa monografía sobre San José de Calasanz, oficial del cabildo de Urgel, y en el apéndice documental incluía el acta de la recepción de tonsura, en la que se leía su nombre y el de sus padres y decía: 'Josephum Calasans, filium legitimum et naturalen Petri Calasans, fabri fe... et Marie Gastona, conjugum, loci Peralte de la [Sal, Ur] gellensis diocesis'<ref group='Notas'>Cf. P. PUJOL I TUBAU, Sant Josep de Calassanç..., p.82. Traducción: 'José Calasanz hijo legítimo y natural de Pedro Calasanz, herrero, y de María Gastón, cónyuges, del lugar de Peralta de la Sal, de la diócesis de Urgel'.</ref>. Las palabras fabri fe... (‘fabri ferrarii’ = herrero), aplicadas al padre del Fundador de las Escuelas Pías, causaron un inesperado estupor. Nadie hubiese podido sospechar que de la noche a la mañana retemblara y aun se desplomara todo aquel retablo barroco en el que, junto a la hornacina central del Santo de Peralta, estaban las de sus padres. El baile general y gobernador de la baronía de Peralta, cuya nobilísima estirpe procedía de las casas reales de Navarra y Aragón, había sido sencillamente un herrero. Hoy, sin embargo, el estupor es nuestro, cuando leemos páginas como las que escribió el director de Revista Calasancia, desconcertado por la novedad e incluso escéptico ante la lectura de la palabreja. Casi como curiosidad merece la pena citar unos párrafos:
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En 1921 publicó el canónigo urgelense don Pedro Pujol i Tubau la preciosa monografía sobre San José de Calasanz, oficial del cabildo de Urgel, y en el apéndice documental incluía el acta de la recepción de tonsura, en la que se leía su nombre y el de sus padres y decía: 'Josephum Calasans, filium legitimum et naturalen Petri Calasans, fabri fe... et Marie Gastona, conjugum, loci Peralte de la [Sal, Ur] gellensis diocesis'<ref group='Notas'>Cf. P. PUJOL I TUBAU, Sant Josep de Calassanç..., p.82. Traducción: 'José Calasanz hijo legítimo y natural de Pedro Calasanz, herrero, y de María Gastón, cónyuges, del lugar de Peralta de la Sal, de la diócesis de Urgel'.</ref>. Las palabras fabri fe... (‘fabri ferrarii’ = herrero), aplicadas al padre del Fundador de las Escuelas Pías, causaron un inesperado estupor. Nadie hubiese podido sospechar que de la noche a la mañana retemblara y aun se desplomara todo aquel retablo barroco en el que, junto a la hornacina central del Santo de Peralta, estaban las de sus padres. El baile general y gobernador de la baronía de Peralta, cuya nobilísima estirpe procedía de las casas reales de Navarra y Aragón, había sido sencillamente un herrero. Hoy, sin embargo, el estupor es nuestro, cuando leemos páginas como las que escribió el director de Revista Calasancia, desconcertado por la novedad e incluso escéptico ante la lectura de la palabreja. Casi como curiosidad merece la pena citar unos párrafos:
  
:'''Pudo D. Pedro de Calasanz encontrarse en este caso [venir a menos por ser segundón] y en el de ganarse honradamente la vida, sujeto al yunque de un oficio duro y penoso. Pero esto en nada empañaría el brillo de su luciente escudo, largamente bruñido por las acciones esforzadas de una estirpe añeja y generosa, limpiamente macerada en el troquel de los siglos... D. Pedro de Calasanz podría ser un indigente, sin dejar de ser —como lo era— noble por los cuatro costados. José era hijo de David, no obstante ser también carpintero... Pero [la palabra herrero] se opone a la creencia, basada en el testimonio de todos los biógrafos... de que D. Pedro Calasanz era Gobernador, Barón, Juez o Bailío de la villa de Peralta de la Sal... El primogénito murió en los preparativos de adiestrar sus tropas para incorporarse al proyecto de Felipe II de anexionar Portugal a los múltiples florones de la Corona de Castilla... ¿Cómo se concilia todo esto con los humildes menesteres de un ‘fabri ferrarii’? De ninguna manera. Ni aun cuando incluyamos a D. Pedro Calasanz en el número —bien distinguido por cierto— de los rejeros admirables que llenaron de obras maestras las Capillas y las Catedrales del Alto Aragón y de Cataluña'.&lt;ref group='Notas'&gt;A. HUERTAS, La Primera Biografía (1675) de S. José de Calasanz: RevCal 139 (1924) 658-659. Ya Talenti relacionó a Pedro Calasanz hijo con el proyecto de la conquista de Portugal (cf. TALENTI, Vita, p.13-14).&lt;/ref&gt;
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:'''Pudo D. Pedro de Calasanz encontrarse en este caso [venir a menos por ser segundón] y en el de ganarse honradamente la vida, sujeto al yunque de un oficio duro y penoso. Pero esto en nada empañaría el brillo de su luciente escudo, largamente bruñido por las acciones esforzadas de una estirpe añeja y generosa, limpiamente macerada en el troquel de los siglos... D. Pedro de Calasanz podría ser un indigente, sin dejar de ser —como lo era— noble por los cuatro costados. José era hijo de David, no obstante ser también carpintero... Pero [la palabra herrero] se opone a la creencia, basada en el testimonio de todos los biógrafos... de que D. Pedro Calasanz era Gobernador, Barón, Juez o Bailío de la villa de Peralta de la Sal... El primogénito murió en los preparativos de adiestrar sus tropas para incorporarse al proyecto de Felipe II de anexionar Portugal a los múltiples florones de la Corona de Castilla... ¿Cómo se concilia todo esto con los humildes menesteres de un ‘fabri ferrarii’? De ninguna manera. Ni aun cuando incluyamos a D. Pedro Calasanz en el número —bien distinguido por cierto— de los rejeros admirables que llenaron de obras maestras las Capillas y las Catedrales del Alto Aragón y de Cataluña'.<ref group='Notas'>A. HUERTAS, La Primera Biografía (1675) de S. José de Calasanz: RevCal 139 (1924) 658-659. Ya Talenti relacionó a Pedro Calasanz hijo con el proyecto de la conquista de Portugal (cf. TALENTI, Vita, p.13-14).</ref>
  
Queriendo confirmar o desmentir la noticia del Archivo urgelitano, se desempolvó el documento correspondiente, en pergamino, que el Santo se había llevado a Roma junto con los demás atestados referentes a las otras ordenaciones, y se vio, con no menos estupor, que habían sido raspadas las palabras ‘fabri ferrarii’, pero todavía se adivinaban los rasgos largos de las dos efes. Indudablemente, alguien en aquellos primeros momentos que siguieron a la muerte del Fundador raspó cautelosamente la palabra, creyéndola un desdoro para su gloria. El primero que habló de la raspadura fue Berro y la atribuyó píamente a la humildad del Fundador, sospechando que lo raspado era un título honorífico.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. BERRO I, p.52. Y el texto de las Dimisorias en AnCal 50 (1983) 269.&lt;/ref&gt;
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Queriendo confirmar o desmentir la noticia del Archivo urgelitano, se desempolvó el documento correspondiente, en pergamino, que el Santo se había llevado a Roma junto con los demás atestados referentes a las otras ordenaciones, y se vio, con no menos estupor, que habían sido raspadas las palabras ‘fabri ferrarii’, pero todavía se adivinaban los rasgos largos de las dos efes. Indudablemente, alguien en aquellos primeros momentos que siguieron a la muerte del Fundador raspó cautelosamente la palabra, creyéndola un desdoro para su gloria. El primero que habló de la raspadura fue Berro y la atribuyó píamente a la humildad del Fundador, sospechando que lo raspado era un título honorífico.<ref group='Notas'>Cf. BERRO I, p.52. Y el texto de las Dimisorias en AnCal 50 (1983) 269.</ref>
  
Pero hay más. En 1746 don José Bardaxí, benemérito buceador de escritos notariales referentes a los Calasanz de Peralta y colaborador del P. José Jericó en sus pesquisas, escribía que en las numerosas escrituras en que se hablaba de Pedro Calasanz 'hallo el reparo que en todas le dan el título de Ferrero'&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. texto completo de la carta en AnCal 22 (1969) 268, n.4.&lt;/ref&gt;. Pero el P. Jericó nada dijo en sus obras del sorprendente descubrimiento, ni tampoco lo comunicó al P. Talenti, a quien tantos datos ofreció para su gran biografía. Y si se lo dijo, se lo calló igualmente el biógrafo toscano.
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Pero hay más. En 1746 don José Bardaxí, benemérito buceador de escritos notariales referentes a los Calasanz de Peralta y colaborador del P. José Jericó en sus pesquisas, escribía que en las numerosas escrituras en que se hablaba de Pedro Calasanz 'hallo el reparo que en todas le dan el título de Ferrero'<ref group='Notas'>Cf. texto completo de la carta en AnCal 22 (1969) 268, n.4.</ref>. Pero el P. Jericó nada dijo en sus obras del sorprendente descubrimiento, ni tampoco lo comunicó al P. Talenti, a quien tantos datos ofreció para su gran biografía. Y si se lo dijo, se lo calló igualmente el biógrafo toscano.
  
A los documentos leídos por Bardaxí y no conservados, se añadieron otros descubiertos por don José Merigó, como las capitulaciones matrimoniales de Esperanza Calasanz, hermana del Santo de Peralta, en las que varias veces se nombra a su padre 'maesse Pedro Calasans ferrero'&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. Doc. Merigó, RegCal 74, n.53.&lt;/ref&gt; Y precisamente apoyándose en la homonimia y en el común oficio de “ferrero”, identificó un Pedro Calasanz de El Grado con el de Peralta, sacando, además, las cosas de quicio al afirmar: “Me he persuadido que Pedro Calasanz, padre de S. José, ni es hermano de Miguel y Juan Calasanz de Benabarre, ni tuvo jamás los títulos nobiliarios que se le dieron. Fue sencillamente natural de El Grado... y tuvo el oficio de herrero, habiendo de sudar ante la fragua y el yunque para criar a su familia”.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. V. FAUBELL, o.c., p.27.&lt;/ref&gt;
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A los documentos leídos por Bardaxí y no conservados, se añadieron otros descubiertos por don José Merigó, como las capitulaciones matrimoniales de Esperanza Calasanz, hermana del Santo de Peralta, en las que varias veces se nombra a su padre 'maesse Pedro Calasans ferrero'<ref group='Notas'>Cf. Doc. Merigó, RegCal 74, n.53.</ref> Y precisamente apoyándose en la homonimia y en el común oficio de “ferrero”, identificó un Pedro Calasanz de El Grado con el de Peralta, sacando, además, las cosas de quicio al afirmar: “Me he persuadido que Pedro Calasanz, padre de S. José, ni es hermano de Miguel y Juan Calasanz de Benabarre, ni tuvo jamás los títulos nobiliarios que se le dieron. Fue sencillamente natural de El Grado... y tuvo el oficio de herrero, habiendo de sudar ante la fragua y el yunque para criar a su familia”.<ref group='Notas'>Cf. V. FAUBELL, o.c., p.27.</ref>
  
Pero Merigó sabía que el título nobiliario aragonés de infanzón no estaba reñido con oficios manuales, pues entre la inmensa colección de escrituras notariales por él exhumadas había copiado los datos siguientes: 'Yo, Miguel Morillo calcetero infançon...'; “Juan de Blecua sastre infançon...”; “Yo Johan de Naya molinero infançon...”&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. Doc. Merigó, n.109.&lt;/ref&gt;. Y con razón le replicaba el barón de Valdeolivos: “Todas las familias que enlazaron con los Calasanz eran de una misma clase social; luego, sin duda, los Calasanz pertenecían a la misma. El poseer cierta fortuna no era requisito indispensable para ser infanzón; lo que se exigía eran otras condiciones compatibles hasta con la miseria”.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. V. FAUBELL, o.c., p.41.&lt;/ref&gt;
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Pero Merigó sabía que el título nobiliario aragonés de infanzón no estaba reñido con oficios manuales, pues entre la inmensa colección de escrituras notariales por él exhumadas había copiado los datos siguientes: 'Yo, Miguel Morillo calcetero infançon...'; “Juan de Blecua sastre infançon...”; “Yo Johan de Naya molinero infançon...”<ref group='Notas'>Cf. Doc. Merigó, n.109.</ref>. Y con razón le replicaba el barón de Valdeolivos: “Todas las familias que enlazaron con los Calasanz eran de una misma clase social; luego, sin duda, los Calasanz pertenecían a la misma. El poseer cierta fortuna no era requisito indispensable para ser infanzón; lo que se exigía eran otras condiciones compatibles hasta con la miseria”.<ref group='Notas'>Cf. V. FAUBELL, o.c., p.41.</ref>
  
 
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02.08. Pedro Calasanz, 'ferrero'

En 1921 publicó el canónigo urgelense don Pedro Pujol i Tubau la preciosa monografía sobre San José de Calasanz, oficial del cabildo de Urgel, y en el apéndice documental incluía el acta de la recepción de tonsura, en la que se leía su nombre y el de sus padres y decía: 'Josephum Calasans, filium legitimum et naturalen Petri Calasans, fabri fe... et Marie Gastona, conjugum, loci Peralte de la [Sal, Ur] gellensis diocesis'[Notas 1]. Las palabras fabri fe... (‘fabri ferrarii’ = herrero), aplicadas al padre del Fundador de las Escuelas Pías, causaron un inesperado estupor. Nadie hubiese podido sospechar que de la noche a la mañana retemblara y aun se desplomara todo aquel retablo barroco en el que, junto a la hornacina central del Santo de Peralta, estaban las de sus padres. El baile general y gobernador de la baronía de Peralta, cuya nobilísima estirpe procedía de las casas reales de Navarra y Aragón, había sido sencillamente un herrero. Hoy, sin embargo, el estupor es nuestro, cuando leemos páginas como las que escribió el director de Revista Calasancia, desconcertado por la novedad e incluso escéptico ante la lectura de la palabreja. Casi como curiosidad merece la pena citar unos párrafos:

Pudo D. Pedro de Calasanz encontrarse en este caso [venir a menos por ser segundón] y en el de ganarse honradamente la vida, sujeto al yunque de un oficio duro y penoso. Pero esto en nada empañaría el brillo de su luciente escudo, largamente bruñido por las acciones esforzadas de una estirpe añeja y generosa, limpiamente macerada en el troquel de los siglos... D. Pedro de Calasanz podría ser un indigente, sin dejar de ser —como lo era— noble por los cuatro costados. José era hijo de David, no obstante ser también carpintero... Pero [la palabra herrero] se opone a la creencia, basada en el testimonio de todos los biógrafos... de que D. Pedro Calasanz era Gobernador, Barón, Juez o Bailío de la villa de Peralta de la Sal... El primogénito murió en los preparativos de adiestrar sus tropas para incorporarse al proyecto de Felipe II de anexionar Portugal a los múltiples florones de la Corona de Castilla... ¿Cómo se concilia todo esto con los humildes menesteres de un ‘fabri ferrarii’? De ninguna manera. Ni aun cuando incluyamos a D. Pedro Calasanz en el número —bien distinguido por cierto— de los rejeros admirables que llenaron de obras maestras las Capillas y las Catedrales del Alto Aragón y de Cataluña'.[Notas 2]

Queriendo confirmar o desmentir la noticia del Archivo urgelitano, se desempolvó el documento correspondiente, en pergamino, que el Santo se había llevado a Roma junto con los demás atestados referentes a las otras ordenaciones, y se vio, con no menos estupor, que habían sido raspadas las palabras ‘fabri ferrarii’, pero todavía se adivinaban los rasgos largos de las dos efes. Indudablemente, alguien en aquellos primeros momentos que siguieron a la muerte del Fundador raspó cautelosamente la palabra, creyéndola un desdoro para su gloria. El primero que habló de la raspadura fue Berro y la atribuyó píamente a la humildad del Fundador, sospechando que lo raspado era un título honorífico.[Notas 3]

Pero hay más. En 1746 don José Bardaxí, benemérito buceador de escritos notariales referentes a los Calasanz de Peralta y colaborador del P. José Jericó en sus pesquisas, escribía que en las numerosas escrituras en que se hablaba de Pedro Calasanz 'hallo el reparo que en todas le dan el título de Ferrero'[Notas 4]. Pero el P. Jericó nada dijo en sus obras del sorprendente descubrimiento, ni tampoco lo comunicó al P. Talenti, a quien tantos datos ofreció para su gran biografía. Y si se lo dijo, se lo calló igualmente el biógrafo toscano.

A los documentos leídos por Bardaxí y no conservados, se añadieron otros descubiertos por don José Merigó, como las capitulaciones matrimoniales de Esperanza Calasanz, hermana del Santo de Peralta, en las que varias veces se nombra a su padre 'maesse Pedro Calasans ferrero'[Notas 5] Y precisamente apoyándose en la homonimia y en el común oficio de “ferrero”, identificó un Pedro Calasanz de El Grado con el de Peralta, sacando, además, las cosas de quicio al afirmar: “Me he persuadido que Pedro Calasanz, padre de S. José, ni es hermano de Miguel y Juan Calasanz de Benabarre, ni tuvo jamás los títulos nobiliarios que se le dieron. Fue sencillamente natural de El Grado... y tuvo el oficio de herrero, habiendo de sudar ante la fragua y el yunque para criar a su familia”.[Notas 6]

Pero Merigó sabía que el título nobiliario aragonés de infanzón no estaba reñido con oficios manuales, pues entre la inmensa colección de escrituras notariales por él exhumadas había copiado los datos siguientes: 'Yo, Miguel Morillo calcetero infançon...'; “Juan de Blecua sastre infançon...”; “Yo Johan de Naya molinero infançon...”[Notas 7]. Y con razón le replicaba el barón de Valdeolivos: “Todas las familias que enlazaron con los Calasanz eran de una misma clase social; luego, sin duda, los Calasanz pertenecían a la misma. El poseer cierta fortuna no era requisito indispensable para ser infanzón; lo que se exigía eran otras condiciones compatibles hasta con la miseria”.[Notas 8]

Notas

  1. Cf. P. PUJOL I TUBAU, Sant Josep de Calassanç..., p.82. Traducción: 'José Calasanz hijo legítimo y natural de Pedro Calasanz, herrero, y de María Gastón, cónyuges, del lugar de Peralta de la Sal, de la diócesis de Urgel'.
  2. A. HUERTAS, La Primera Biografía (1675) de S. José de Calasanz: RevCal 139 (1924) 658-659. Ya Talenti relacionó a Pedro Calasanz hijo con el proyecto de la conquista de Portugal (cf. TALENTI, Vita, p.13-14).
  3. Cf. BERRO I, p.52. Y el texto de las Dimisorias en AnCal 50 (1983) 269.
  4. Cf. texto completo de la carta en AnCal 22 (1969) 268, n.4.
  5. Cf. Doc. Merigó, RegCal 74, n.53.
  6. Cf. V. FAUBELL, o.c., p.27.
  7. Cf. Doc. Merigó, n.109.
  8. Cf. V. FAUBELL, o.c., p.41.