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Este libro seguirá tratando, con la ayuda divina, de las persecuciones y calamidades soportadas, y de la destrucción -debida a la negligencia y desamor de Dios- del P. Silvestre Pietrasanta, jesuita, Visitador Apostólico de la Orden de los Clérigos Regulares de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, que toleró, o, por mejor decir, quiso consigo, en el gobierno de aquélla, a algunos díscolos y malos Religiosos de la misma Orden, rechazando a los buenos, y, en especial, al Venerable P. Fundador y General, sólo para atraer y dar gusto a los hombres.
 
Este libro seguirá tratando, con la ayuda divina, de las persecuciones y calamidades soportadas, y de la destrucción -debida a la negligencia y desamor de Dios- del P. Silvestre Pietrasanta, jesuita, Visitador Apostólico de la Orden de los Clérigos Regulares de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, que toleró, o, por mejor decir, quiso consigo, en el gobierno de aquélla, a algunos díscolos y malos Religiosos de la misma Orden, rechazando a los buenos, y, en especial, al Venerable P. Fundador y General, sólo para atraer y dar gusto a los hombres.

Última revisión de 17:38 27 oct 2014

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LIBRO SEGUNDO

Este libro seguirá tratando, con la ayuda divina, de las persecuciones y calamidades soportadas, y de la destrucción -debida a la negligencia y desamor de Dios- del P. Silvestre Pietrasanta, jesuita, Visitador Apostólico de la Orden de los Clérigos Regulares de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, que toleró, o, por mejor decir, quiso consigo, en el gobierno de aquélla, a algunos díscolos y malos Religiosos de la misma Orden, rechazando a los buenos, y, en especial, al Venerable P. Fundador y General, sólo para atraer y dar gusto a los hombres.

Que Dios nos conserve en su gracia.

Notas