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Última revisión de 14:37 5 dic 2014
Aviso de contenido
Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual |
Datos
Demarcación Liguria
(1621- )
Historia
Es la casa más antigua de esta Provincia, fundada por San José de Calasanz en 1621. Carcare hoy es un centro industrial de la región de Savona, pero cuando se establecieron aquí los primeros escolapios era poco más que un pueblo, con unos centenares de habitantes. Políticamente dependía del marquesado de Finale, bajo el dominio de España. La fundación de las Escuelas Pías en la ciudad se debió al interés de los hermanos Castellani, Bernardino y Juan Andrea; el primero, médico pontificio y el segundo, secretario particular del Papa Gregorio XV. Ellos obtuvieron de Calasanz el establecimiento de las Escuelas Pías en su pueblo natal y se comprometieron a construir a sus propias expensas la iglesia, la casa y el local para las escuelas, asegurando además una renta anual para el mantenimiento de los religiosos y del culto. Los primeros religiosos, el P. Benito Cherubini y el Cl. Antonio Bernardini, llegaron a Carcare el 10-6-1621, acogidos con una fiesta por las autoridades y el pueblo. Dos años después, en 1623, Calasanz visitó la casa, siendo recibido con gran veneración, deteniéndose diez días, desde el 10 al 20 de abril. Una lápida colocada en la fachada de la capilla de San Roque, que se alza a la entrada de la ciudad, recuerda la curación de un enfermo y la pacificación de dos familias rivales, acaecidas durante su primera permanencia. Bajo la dirección del mismo Fundador, los padres iniciaron la actividad en las escuelas elementales, prosiguiéndose después con las de latinidad y gramática. Hacia el final del siglo XVII se abrió el internado para los jóvenes de familias distinguidas, que procedían del Piamonte y de la Liguria. Al comenzar el siglo XIX se estableció la enseñanza de la retórica y de la filosofía.
El colegio de las Escuelas Pías de Carcare fue muy estimado y admirado como uno de los más cualificados en el campo de la educación y de la enseñanza. Algunos personajes ilustres manifestaron su aprecio de una manera tangible, como la duquesa Cristina de Saboya (1638) y el emperador Leopoldo I (1704), que concedieron protección y privilegios al Instituto. El rey Carlos Alberto, en 1833, le honró con el privilegio de distinguirlo con el mismo escudo real de la casa de Saboya. En siglo XIX, hombres notables, como V. Gioberti, A. Rosmini, A. Botta, S. Pellico, N. Tommaseo, A. G. Barrili, reconocieron el valor de la obra educativa de las Escuelas Pías de Carcare. No faltaron tiempos difíciles, sobre todo en la segunda mitad del siglo XVIII, por la situación de extrema pobreza a la que se había reducido la casa, hasta el punto de que el P. Provincial de aquella época, Juan Nicolás Littardi (1774-1778), solicitó oficialmente el cierre al P. General de la Orden. Las escuelas elementales estuvieron en poder de los escolapios desde 1621 hasta 1940, año en que pasaron al municipio. Pero algunos religiosos mantuvieron la enseñanza hasta la edad de su jubilación. En 1941 se constituyó el liceo clásico, que obtuvo el reconocimiento oficial. Del 1906 al 1911 funcionó en el colegio una escuela paralela de carácter técnico. En 1920 se impusieron cursos nocturnos para los obreros de la zona.
Algunos rectores merecen mención especial, por haber dejado una huella notable en el colegio. Ante todo, el P. Ciríaco Berretta, que dirigió el Instituto casi por treinta años, del 1634 al 1664, incluso en el período de la reducción inocenciana. Seguidamente, el P. José Carosio, hombre intrépido y tenaz, que fue superior de la casa en el luctuoso tiempo de la revolución francesa y de la época napoleónica. Su rectorado duró del 1779 al 1836. Después de la desaparición de Napoleón, él restauró, ensanchó y renovó el Instituto, inyectándole una vida nueva; por esto, fue llamado el segundo fundador de la casa de Carcare. Otro rector distinguido es el P. Garassini, que gobernó el colegio desde el 1842 al 1889, exceptuando el trienio de su provincialato (1848-1851). Entre los maestros insignes que honraron al colegio con su ciencia unida a su bondad, podemos citar a los PP. Domingo Bucelli, Atanasio Canata, Antonio M. Gianelli y Felipe Ighina. El P. Domingo Bucelli (1778-1842), al introducir en el reglamento escolar innovaciones profundas y geniales, hizo convertir el colegio en un cenáculo de renovación espiritual, cultural y didáctica de las Escuelas Pías de Liguria. El es autor de una gramática italiana, acaso la primera destinada a las escuelas, y de otras publicaciones para las escuelas inferiores y superiores. Debido a su esfuerzo las tradicionales «academias» perdieron su carácter arcádico y se convirtieron en un público testimonio de cuanto los alumnos habían aprendido durante el año escolar, contribuyendo así a estimar el activismo y la emulación en las aulas. El P. Atanasio Canata, por su patriotismo y por su dedicación a la enseñanza, fue muy apreciado por Pellico, por Tommaseo y por San Juan Bosco. S. Antonio María Gianelli, invitado por el P. G. Carosio, honró con su magisterio al colegio de Carcare por un bienio. El P. Felipe Ighina es bien conocido por haber enriquecido al colegio con un precioso museo de ciencias naturales. Entre los discípulos ilustres baste citar algunos nombres: José César Abba, autor del célebre libro «Da Quarto al Volturno», en el que celebra la epopeya garibaldina; Juan Domingo Buffa, José Sapeto, misionero en Etiopía, Adolfo Rossello, historiador del Derecho romano.
Tampoco puede quedarse en el olvido la válida aportación del colegio a la causa del «Risorgimento» italiano. Entre otras cosas, fue hospedado, por algunos meses, en el colegio el poeta soldado Godofredo Mameli, autor del himno nacional italiano, que lo compuso precisamente en esta ocasión. Por los grandes méritos adquiridos a través de los tres siglos y medio en el campo de la cultura, el colegio Escuelas Pías de Carcare, en 1961, fue premiado con la medalla de oro. En la segunda mitad del siglo XIX, la casa de Carcare se encaminó decididamente hacia su ocaso, de modo que, en julio de 1962, los escolapios renunciaron a las escuelas, que pasaron al Estado. Por algún tiempo se mantuvo el internado, el mediointernado y la enseñanza de la religión. Después la actividad de los religiosos se redujo al cuidado de la iglesia y al apostolado en la zona. En estos últimos años, mediante un convenio con el municipio, se han reservado los religiosos una parte del edificio aneja a la iglesia, quedando ocupado el resto del inmueble por la escuela media, por el liceo clásico y científico «Calasancio». El museo Ighiniano, que era un timbre de gloria para la casa de Carcare, ha sido transferido al colegio Calasancio de Génova Cornigliano y colocado en un lugar apropiado. Lo mismo ha sucedido con la biblioteca. El archivo de la casa se encuentra actualmente en el archivo provincial de Cornigliano. En la iglesia, que es una de las más bellas de la Provincia, se encuentran algunas obras de valor. Se conserva una estatua de madera de la Virgen del Carmen, muy venerada por el pueblo, regalo del santo Fundador a la casa. Igualmente se veneran aquí las reliquias de San Cándido mártir, traídas por los hermanos Castellani. En el presbiterio se pueden admirar tres interesantes pinturas, obra de autores genoveses del siglo XVIII, Lucas Cambiso, Semino y Valerio Castello.
Superiores
Bibliografía
- Ieri e Oggi (1926-1931) passim
- Ephemerides Calasanctianae. I (1932) 139-141
- La Voce del Calasanzio (11-6-1961)
Redactor(es)
- Giuseppe Tasca, en 1990, artículo original del DENES I