Diferencia entre revisiones de «Juan José Sahun Casafranca»
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Última revisión de 07:45 17 jun 2015
Aviso de contenido
Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual |
Procedencia
Demarcación Aragón
Cualidades
Apóstol. Fama de santidad.
Fechas
Barbastro (Huesca) 28-3-1916, Zaragoza 21-7-1939
Biografía
Tenía sólo dos años cuando se trasladó con su madre y dos hermanos mayores a Pina de Ebro (Zaragoza). Queriendo dar buena educación a sus hijos, la madre fijó definitivamente su residencia en Zaragoza el año 1922. Los tres hermanos ingresaron en el colegio Escuelas Pías. Tenía solamente nueve años cuando Juan José manifestaba insistentemente su deseo de ser sacerdote escolapio. El 30-4-1924 ingresó en el Postulantado de Cascajo. De allí fue a Peralta y empezó el noviciado el 19-7-1931. Apenas un año después, el 28-8-1932 hizo su profesión. Cursó sus estudios filosóficos en Irache y comenzó en 1935 los teológicos en Albelda de Iregua. Pronto estalló la guerra civil (1936-1939). Juan José tuvo que incorporarse a filas. Le tocó luchar en los frentes de batalla de Santander, Asturias, Huesca, Sierra de Alcubierre, Castellón y Valencia. Sus dos hermanos murieron en la contienda. El, aprovechando unos días de permiso, vino a consolar a su madre hasta la ciudad de la Virgen. Un fuerte ataque de apendicitis le llevó a la muerte en una cama sin número del Hospital Militar. Había sostenido siempre que la mejor de las muertes, por más pobre y meritoria, era la muerte solitaria. Dios se la concedió. No lejos lloraba su madre, sola también, viuda y ya sin hijos. Por donde pasó dejó una estela luminosa de bondad, de entusiasmo evangelizador y de amor a la vocación escolapia, que consideró el mayor de los dones recibidos del cielo. Sus compañeros de noviciado y juniorato vieron en él al amigo modelo. Los soldados y oficiales, durante los años de guerra, le apreciaron por su heroísmo, por su desinteresado amor al prójimo y por su entrega apostólica, que le llevó a improvisar bibliotecas para los soldados, a fundar centros de vanguardia de la Acción Católica, a que se rezase diariamente el Rosario en su batallón... Destacaba en él una entrañable devoción a la Santísima Virgen. Utilizó la correspondencia como un medio eficaz de apostolado. «Una carta —escribió— es siempre una gracia de Dios». En las numerosas cartas que escribió y en parte se conservan, se guarda el mejor retrato de su alma y de su personalidad privilegiadas. Se ha pensado y se sigue pensando que convendría introducir su Causa de Beatificación.
Bibliografía
- Iniesta, E., Corazón que triunfa, biografía (ms.)
- Monforte, E., Un escolapio inédito: Peralta 11 (1978) 11-16.
Redactor(es)
- Dionisio Cueva, en 1983, artículo original del DENES II