Diferencia entre revisiones de «Hijas Pobres de San José de Calasanz»

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La Congregación de religiosas comúnmente llamadas Calasancianas (un italianismo; mejor se debe decir «Calasancias de Italia» o «Calasancias de Florencia») nació el 24 de julio de [[1889]], siendo sus fundadores el escolapio, Monseñor Celestino Zini, arzobispo de Siena ([[1825]]-[[1892]]) y sor Celestina Donati de la Madre de Dios ([[1848]]-[[1925]]).
 
La Congregación de religiosas comúnmente llamadas Calasancianas (un italianismo; mejor se debe decir «Calasancias de Italia» o «Calasancias de Florencia») nació el 24 de julio de [[1889]], siendo sus fundadores el escolapio, Monseñor Celestino Zini, arzobispo de Siena ([[1825]]-[[1892]]) y sor Celestina Donati de la Madre de Dios ([[1848]]-[[1925]]).
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*Pagella di aggregazione all’Adorazione Perpetua. Firenze 1932
 
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*Paoli, V., Un anima umile... un’opera grande (Vida de la Madre Celestina) Firenze 1931
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*Moriconi, A., Vita e opera di Suor Celestina Donati. Firenze 1949
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*N. N., Cuore di Madre. Roma 1953
 
*N. N., Cuore di Madre. Roma 1953
  
*Setti, G. C, A mani aperte. Firenze 1973
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*N. N., II prodigioso cammino delle Oasi Calasanziane. Roma 1973
 
*N. N., II prodigioso cammino delle Oasi Calasanziane. Roma 1973

Última revisión de 14:13 5 dic 2014

Madre Celestina Donati fundadora de las religiosas calasancias de Italia
Instituto «Mamma Bella» de las Calasancias de Italia
Aviso de contenido

Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual

La Congregación de religiosas comúnmente llamadas Calasancianas (un italianismo; mejor se debe decir «Calasancias de Italia» o «Calasancias de Florencia») nació el 24 de julio de 1889, siendo sus fundadores el escolapio, Monseñor Celestino Zini, arzobispo de Siena (1825-1892) y sor Celestina Donati de la Madre de Dios (1848-1925).

Antecedentes.

Mariana Donati había decidido ofrecerse a Dios y dedicarse a la educación de la juventud, inclinación sentida desde su juventud. Se amparaba en la guía espiritual del P. Celestino Zini, escolapio, Provincial entonces de la Toscana. El propio Zini le presentó las Constituciones y el ideal de José de Calasanz, y Mariana los hizo suyos. Cuadros de la vida del Fundador de las Escuelas Pías se fueron grabando en la mente y en el corazón de Donati y le impulsaron a seguir los pasos del Santo. Así, pues, se entregó a Dios en la misma capilla de su casa el 19-5-1879. Diez años más tarde, habiendo superado las dificultades presentadas por su anciano padre, quien siempre se había opuesto a vivir alejado de su hija, Mariana Donati pudo crear su obra en un barrio de Florencia, Via Faenza, al lado de la pequeña iglesia de San Julián.

Primeros pasos.

En febrero de 1889 se presentó a la señorita Mariana una pastorcilla de Monte San Savino, María Ducci, de 18 años de edad. Deseaba abrazar la vida religiosa. En abril del mismo año se añadieron otras tres aspirantes; el P. Zini no dudó en entregar cuanto antes a cada una las Reglas de novicios de los escolapios. El 1 de mayo, en obsequio a la Santísima Virgen y con permiso del P. General, Mauro Ricci y la anuencia del cardenal Bausa, arzobispo de Florencia, se da paso a lo que más tarde será la Congregación. El 24 de junio, en la misma iglesia de San Julián de Vía Faenza, Mons. Celestino Zini por entonces ya arzobispo de Siena viste el hábito a las primeras cinco hermanas:

Mariana Donati (con el nombre de Celestina de la Madre de Dios), María Ducci (María Josefa de S. Tomás de Aquino), Armandina Vaglini (Maura de S. Catalina de Siena), María Rabai (Pompilia de S. Francisco de Asís), Arduina Banti (Antonina de S. Leonardo de Porto Maurizio).

Así las hermanas calasancias comenzaron su misión escolapia abriendo aulas populares, con trabajo para-escolar y actividades manuales, un patio de recreación festiva para las niñas pobres del barrio a las que especialmente trataron de enseñarles el catecismo. Era el objetivo fundamental de la Institución acoger gratuitamente y educar en el espíritu cristiano a niños y niñas pobres, en especial hijos de encarcelados, según el ideal de caridad que José de Calasanz presentó y practicó. De Calasanz, a quien las religiosas tienen como patrono, adoptaron las Constituciones y la espiritualidad.

Siguiendo en la historia de la Congregación nos encontramos con que el 22-1-1890, tras una señal prodigiosa manifestada a la fundadora, las calasancias ampliaron su misión a las niñas pobres y abandonadas, abriendo para ellas una institución de asistencia, siempre en los locales de Via Faenza. El 19-5-1892 muere Mons. Celestino Zini; sor Celestina sufre por la imprevista desaparición de quien había sido su apoyo, lo cual le obliga a buscar mayor ayuda en Dios. El 21 de septiembre de ese mismo año, el arzobispo de Florencia, cardenal Agustín Bausas, comprueba la utilidad benéfica de esa obra calasancia, aprueba la Institución y la coloca bajo la dependencia del General de las Escuelas Pías. El 1-3-1900, sor Celestina, imitando a Calasanz en la llamada oración continua, dio vida a la institución «Adoración perpetua». Por estas fechas se crea la asociación de adoradoras que llegó a tener más de un centenar de miembros entre las muchachas que frecuentaban los talleres de trabajo de las Hermanas. Contribuyó mucho en la formación espiritual de ese grupo el P. Buenaventura de Calamecca.

Crecimiento.

En 1899, en Ardenza de Livorno comenzó una obra nueva y única en Italia: el primer asilo gratuito para hijas de encarcelados. La idea le surgió a sor Celestina cuando un día, encontrándose en Livorno le presentaron el caso de una señora, esposa de un encarcelado y madre de cuatro hijos. Sor Celestina no podía aceptarlos en la institución de Florencia porque sólo era para huérfanos y además no disponía de puestos. Pidió consejo al Provincial de los escolapios quien le contestó: «si en Pompeya, a la sombra del santuario mariano, acogen a los niños de los encarcelados, ¿por qué Ud. no puede asistir a las hijas de los encarcelados a la sombra de la Virgencita de Montenegro?». El Provincial era el P. Victorio Bianchi. Esa respuesta se consideró como una revelación; y con permiso del cardenal Mistrangelo fueron acogidas las tres niñas de la señora (el cuarto era un varón). Pronto fueron aumentando el número de huéspedes; la casa resultó pequeña y la institución hubo de ser trasladada a Livorno-ciudad a una villa llamada Miller en calle del Bosco. El alma de esta obra fue sor María Ducci, quien llevó desde el comienzo tal tarea; con la ayuda de insignes bienhechores construyó una bella iglesia donde se practicó la «Adoración perpetua» desde 1903.

En 1907, después de una larga peregrinación -del Corso dei Tintori, a Vía dei Serragli; luego a villa Margarita en la calle Michelangelo- el instituto nacido en Via Faenza encontró sede definitiva en Via Centostelle. Pronto, por una serie de circunstancias, las hijas de los encarcelados se unieron a las huérfanas constituyendo una única entidad.

En 1908 la obra de las calasancias comienza a extenderse y desarrollarse con actividades paralelas en distintas partes de Italia. Así, tras un breve paréntesis de actividad o servicio en el colegio escolapio de Cornigliano (Génova), se les ofreció la posibilidad de abrir un internado y trabajo paraescolar en el populoso barrio de Caderiva, cerca de Staglieno. Por otra parte, obispos y párrocos solicitaban a la Madre Celestina para que sus religiosas se ocupasen de escuelas maternales, actividades paraescolares, talleres matutinos y vespertinos y toda clase de actividades parroquiales donde, con la educación cristiana, no faltasen actividades incluso recreativas; de ese modo se abrían las siguientes casas: Berberino Val d’elsa (Florencia) en 1912; Iesi (Ancona) en 1913; Borgo S. Iacopo (Livorno) en 1917; Cerreto d’Esi (Ancona) en 1918; S. María Nuova (Ancona) en 1922; Ponte Buggianese (Pistoia) en 1924; Collina (Ancona) en 1925.

Otros datos.

La primera dificultad con que se encontró la nueva Institución fue mantener a las Hermanas en salud física suficiente para afrontar tanta tarea. Los comienzos fueron duros en sacrificios y privaciones; se prodigaron las enfermedades pulmonares y no faltaron muertes prematuras. En una de estas tristes circunstancias habiendo presentado el problema ante el Papa Pío X, éste contestó en carta autógrafa de 18-10-1912 prometiendo oraciones y dando una particular bendición. En 1919 la solicitud y preocupación de sor Celestina en favor de sus hermanas la llevaron a preparar una casa de reposo en las proximidades de Montenegro (Livorno), con un inmenso sacrificio.

A esa primera dificultad se debe añadir otra, de carácter económico, que le hacía exclamar repetidamente «Jesús murió sobre los clavos, pero nosotros vivimos sobre los clavos de las deudas», fortaleciendo su confianza en Dios y su Providencia. Cuando parecía que todos los bienhechores la abandonaron, ella formó un comité celestial e intensificó sus oraciones; solía repetir como Calasanz «esperando contra toda esperanza». En realidad, apenas desaparecía un bienhechor, el Señor hacía surgir uno nuevo; baste recordar a la señora Elisa Porra, las hermanas Budini-Gattai, la familia Brilli-Peri, el conde Martelli, el marqués Barbagli, etc.

En todo este camino de fatigas, después de la muerte del P. Zini, sor Celestina encontró apoyo en los Padres escolapios para consolidar su obra tanto en Florencia, como fuera de allí. Así el cardenal Alfonso María Mistrangelo, apenas nombrado arzobispo en 1899, prometió su protección y ayuda. «Aparecía con frecuencia -se lee en las crónicas-sin previo aviso, para obsequiarnos con alguna de aquellas visitas que dejaban en nuestro espíritu una suavidad siempre nueva, con aumento de ánimo y deseo de corresponder cada vez mejor a nuestras obligaciones». Otros nombres significativos en las crónicas de las calasancias fueron: Mauro Ricci, quien aceptó la dirección de la obra calasancia en sus primeros pasos; Giovannzozzi, que fue director espiritual y animador de la asociación de «Hijas de María» y del oratorio festivo; Estanislao Consumí, el cual dedicó tiempo y tiempo a la formación espiritual de las Hermanas y de las educandas, hasta el punto de haber merecido el cariñoso apodo de «Babbino»; tras su muerte, acaecida en 1908, fue sustituido por Sixto Betti, que durante casi cuarenta años fue director permanente de la «Adoración perpetua».

Fechas importantes de la Congregación.

Se puede recordar cómo el 20-9-1892, el cardenal Bausa, arzobispo de Florencia, aprobaba la Institución de las Hermanas calasancias en su diócesis. El 10 de febrero de 1910, el Papa Pío X publicaba el Decretum laudis, en favor de la Congregación de las Hijas Pobres de San José de Calasanz. El 18-12-1911, el mismo Papa aprobaba definitivamente la Congregación, y temporalmente las Constituciones. Finalmente el 2 de octubre de 1920, Benedicto XV aprobaba las Constituciones.

Fundación en Roma.

Era un profundo deseo de sor Celestina abrir una casa de la Congregación en la ciudad eterna. El 15 de octubre de 1923 el sueño se convierte en realidad. Con la fundadora parte un pequeño grupo de hermanas: Ana Volpi, que será la nueva superiora, Luisina Fiorini, Laurentina Conforti y Nicolasina. La primera casa es un minúsculo local en Porta Furba que apenas podía albergar a doce niñas; era necesario, pues, un lugar más adecuado. El 26 de octubre lo encuentran gracias a la colaboración del profesor Julio Salvadori para llegar a tener una audiencia con el Papa, Pío XI. Este escuchó la breve relación contada por la superiora y luego, bendiciéndolas, exclamó: «Habéis comenzado con poco; la Providencia os ayudará».

Muerte de la Fundadora.

La Madrina, como todos llamaban a la fundadora moría el 18 de marzo de 1925, víspera de la fiesta de San José de quien había sido siempre muy devota. La obra parecía definitivamente consolidada; contaba en ese momento con 90 hermanas y 16 casas.

A sor Celestina sucedió en el gobierno la Madre Vicaria, sor Antonina Banti, que rigió la Congregación hasta el Capítulo general celebrado en 1927; en él fue elegida General la Madre Angela Palazzi. Mujer de amplia visión, de fe inmutable, dirigió la Congregación durante veinticinco años, favoreciendo la apertura de nuevas casas y ampliando la actividad en las ya existentes.

Consolidación.

Roma

Sor Luisina siguió luchando en Roma; y en 1928 pudo levantar el primer oasis cerca de Pineta Sacchetti, en una casona de Primavalle, dedicado y llamado «sor Celestina Donati»; a él se trasladaron desde Porta Furba y se albergaron sesenta niñas. Es obligado recordar entre los bienhechores de esta obra a la familia del profesor Julio Salvadori, las familias Talenti, Barluzzi, Franciosi, Contini, a su eminencia el cardenal Giorgi, a Mons. Cremonesi, a Mons. José Pizzardo, sustituto de la Secretaría del Estado y nombrado por Pío XI «Protector de la Congregación». En 1929 se abre en la calle Coppi un internado a petición del conde Vaselli, en memoria de su hijo Diño y de la señora Elvira.

En 1930 se abre otro internado en Montevardini a petición de la marquesa Elisa Brilli Peri, en memoria de su hijo Gastón, muerto trágicamente en una carrera de automóviles.

La Madre Angela Palazzi con ayuda de sor Clara Sebastiani emprendió el duro trabajo de abrir para los hijos de encarcelados una casa en Milán. Se obtuvo la autorización del cardenal Schuster; hubo que buscar un lugar acomodado, soportando para ello múltiples dificultades. Se encontró uno, provisional, en la calle P. Ghiberti, resultando insuficiente; por lo cual hubo que pasar a la calle J. della (Juercia, en un chalet del ingeniero Bertola. Las hermanas siguieron trabajando y confiando fuertemente en Dios, comprometiendo a amigos y bienhechores; de ese modo pudieron levantar una nueva casa en Vía Tonezza, amplia y adecuada para recoger a cien niños. Contribuyeron a dar respiro a la nueva obra unos generosos bienhechores, especialmente la señorita Constancia Donati. Al instituto se dio el título del profesor Julio Salvadori, en su recuerdo.

En 1931 se abría una nueva casa en Marina del Campo (Livorno), en la isla de Elba; en 1930 en Montecalpo Irpino; Fara Sabina (Rieti) en 1939; Ponticino (Arezzo) en 1942; Roma en 1945; Montenero (Livorno), 1947; Campi Salentina (Lecce), 1954; Mocicchio Sermoneta, 1958; Milán, 1960; y Roma, 1964.

Pero una de las más importantes para la Congregación fue la abierta en Roma, en Vía Trionfale. En Monte Mario, junto al Calasanctianum, juniorato escolapio, en un chalet de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús, por mediación del honorable señor Solmi y restaurado por un grupo de detenidos, se alzaba el instituto Celestini Zini, para recoger a niños varones de tres a diez años. Era 1936. Y en ese mismo año el Papa Pío XI concedía en uso a las calasancias un edificio, junto a la columnata de Bernini, Largo Alicorni, 28; la casa sirvió de punto de referencia a las otras de las Congregación y especialmente a las existentes en la periferia de Roma. Luego se utilizó como casa juniorato para religiosas jóvenes y como casa-familia para las muchachas que salían de los internados de la Congregación.

Colonias de verano.

Para que los niños y niñas de los centros regentados por las calasancias puedan pasar tranquilamente unos días de descanso en el verano se dispone de tres colonias estivales: la colonia «Ave María» en Río Torto, situada en la playa cerca de Ostia; la colonia «Carlo Valbusa» en Limone (Piamonte); y la villa «A. Morelli» junto al lago de Como, en Azzano di Mezzegra.

La congregación religiosa

Finalidad

Las Hijas Pobres de San José de Calasanz toman como tarea apostólica recoger a los hijos e hijas de encarcelados y procurar su educación en los distintos centros por ellas regentados. Realizan una importante misión en la escuela, colaborando con los padres para que desarrollen sus obligaciones y educando a los alumnos a fin de que todos adopten una presencia activa y solidaria en el mundo. La forma más concreta, según la línea marcada por la misma fundadora, fue las escuelas maternales, los centros de recreo y actividades lúdicas y los talleres de trabajo. Por la situación cambiante de los tiempos, hoy han adoptado formas de internado-familia y servicio de media-pensión, para no perder las ventajas del ambiente del propio hogar. Siendo una tarea comprometida se ha trabajado conjuntamente con psicólogos y con asistentes sociales.

Espiritualidad.

La espiritualidad de la Congregación es claramente calasancia. La fundadora asimiló y vivió la enseñanza, vida y espíritu de José de Calasanz que influyó notablemente en su modo de pensar, ser y actuar en la fundación del Instituto y en la orientación dada a sus religiosas. Tuvo una gran devoción a Jesús Sacramentado, lo que le impulsó a crear la «Adoración perpetua»; el amor a la Pasión de Jesús lo manifestó en el libro que escribió para que sus religiosas meditaran y aprendieran y apreciaran la locura de la Cruz. La devoción filial a la Santísima Virgen María le llevó a llamarse «de la Madre de Dios», como Calasanz, y a promover su culto entre las hermanas, a componer novenas para las principales fiestas marianas y que debían rezarse en las comunidades junto con la Corona de las doce estrellas, tan estimada por José de Calasanz. Y estos signos peculiares en su forma escolapia se alternan con otros matices de toda espiritualidad cristiana marcados en las propias Constituciones.

La Adoración Perpetua.

La devoción al Santísimo Sacramento indujo a José de Calasanz a promover la oración continua, que en turnos debían realizar todos los alumnos con el fin de atraer sobre las Escuelas Pías y sobre la Iglesia las bendiciones de Dios. Sor Celestina hizo suyo ese espíritu calasancio, trasmitiéndolo a sus religiosas y a las alumnas que frecuentaban sus centros. De ese modo en marzo de 1900 comenzó en Florencia, en la casa de Vía Faenza, la obra de la Adoración perpetua; y en 1903 en Livorno, donde aún continúa gracias al celo de las religiosas, que siguen fieles las huellas de su fundadora.

Son religiosas que merecen especial recuerdo en la historia de la Congregación: María Ducci (1872-1949), Luisina Fiorini (1892-1972), Laurentina Conforti (1897-1968), Clara Sebastini (1892-1984), Pierina Feliziani (1899-1978) y Margheritta Stefani (1876-1967).

Superioras Generales

Persona Año
Celestina Donati 1889
Antonina Banti 1925
Angela Palazzi 1927
Luisa Zenobi 1952
Cesira Moreschi 1964
Alba Sorini-Dini 1970
Aurora Angelelli 1982

Bibliografía

  • Donati, C, Regole per le Sorelle Povere Calasanziane del II Ordine delle Scuole Pie. Siena 1891
  • Regole per le Sorelle Povere Calasanziane delle Scuole Pie. Firenze 1892
  • Regole per le Sorelle Povere Calasanziane del II Ordine delle Scuole Pie. Siena 1908
  • Manuale Calasanziano. Prato 1914
  • Il divin sacrificio spiegato al popolo e breve indirizzo per prendere parte alia S. Messa. Firenze (varias ediciones)
  • Piccolo dialogo sulla S. Messa a uso delle bambine delle Suore Calasanziane. Firenze 1923
  • Devote pratiche giornaliere delle Suore Calasanziane. Firenze 1923
  • Meditazioni sulla Passione di Gesù. Firenze 1926
  • Varios In memoria di Suor Celestina Donati. Firenze 1926
  • «Stella maris» («revista mensual del Instituto de Livorno de 1899 a 1950»)
  • «La Buona Fonte» «revista del Instituto Giulio Salvadori de 1931 a 1950»
  • «Oasi Calasanziane» «revista del Instituto de Roma desde 1934»
  • Asilo «Giulio Salvadori» delle Suore Calasanziane. Milano 1933
  • Le Suore Calasanziane e l’opera loro: 1889- 1939. Firenze 1939
  • Pagella di aggregazione all’Adorazione Perpetua. Firenze 1932
  • N. N., Cuore di Madre. Roma 1953
  • N. N., II prodigioso cammino delle Oasi Calasanziane. Roma 1973
  • Grillo, F., Articoli di Prova Testimoniale. Milano 1934
  • Esame sugli scritti e virtù della Serva di Dio Madre Celestina Donati. 1968
  • Florentina Beatificationis et Canonizationis informado. Roma 1967
  • Florentina Beatificationis et Canonizationis Summarium. Roma 1969
  • Florentina Beatificationis et Canonizationis Animadversiones. Roma 1978.

Redactor(es)

  • Aurora Angelelli, en 1990, artículo original del DENES I