Diferencia entre revisiones de «Pablo Zugasti Aramendia»
m |
m |
(Una revisión intermedia por el mismo usuario no mostrado) | |
(Sin diferencias)
|
Última revisión de 07:50 17 jun 2015
Aviso de contenido
Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual |
Procedencia
Demarcación Aragón
Cualidades
Fama de santidad.
Fechas
El Busto (Navarra) 15-1-1874, Córdoba (Argentina) 10-10-1958
Biografía
Vistió el hábito el 12-8-1888 y profesó de solemnes el 27-1-1895. Se ordena sacerdote el 17-4-1897. Ejerció el apostolado calasancio en Puerto Rico (1897-1900), Argentina (1900-1915), España (1915-1928) y nuevamente Argentina (1928-1958). Fue Rector de Vera (1925), Vice-Rector de Buenos Aires (1928) y Vice-Rector de General Paz (1930). Largos años trabajó infatigablemente en la Parroquia del Perpetuo Socorro de Córdoba, donde se le admiraba por su prudencia en el consejo y dirección espiritual y por su santidad personal. Con respecto a su fama de «siervo de Dios» es unánime la opinión de Religiosos, exalumnos y feligreses. Los religiosos que convivieron con él expresan su admiración en frases como: «era el religioso perfecto»; «era todo discreción y silencio», «era un verdadero santo». Entre la feligresía de la parroquia gozó de fama de santidad y el último gesto de los concurrentes a sus funerales fue tocar objetos piadosos a sus despojos para guardarlos como reliquia. Resumimos algunos testimonios particulares: Un Párroco de Navarra que lo había conocido ocasionalmente, «lo recordaba como la imagen del siervo de Dios». El doctor Benjamín Calíndez, lo consideró siempre «un verdadero siervo de Dios», al igual que el famoso Cura Brochero, que guarda con cariño la fotografía del P. Pablo orando en el entierro de su padre, considerándola una reliquia. Para él, el P. Zugasti, gozaba de alto don de oración y de extraordinario fervor en el ejercicio del ministerio sacerdotal. El señor Domingo Vignola recuerda impresionado cómo la primera vez que lo vio (que fue en la Iglesia), quedó tan impactado, que no pudo menos de acercarse a él para confesarse. Desde ese día se dirigió espiritualmente con el P. Pablo considerándolo un «santo varón» y «un hombre todo de Dios».
Bibliografía
- Ephemerides Calasanctianae (1959) pp. 203-204
- Artículo necrológico del P. Zugasti. Los principios, Diario de Córdoba 11-10-1958
- Galíndez Cabanillas, Benjamín, Dr., Carta al P. Langan sobre el P. Zugasti. Febrero de 1970
- Vignola, Carta al P. Langan sobre el P. Zugasti. Enero de 1970.
Redactor(es)
- Juan Langan, en 1983, artículo original del DENES II