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:'''CAPÍTULO 3 De cómo el Revmo. P. Visitador Apostólico Volvió a San Pantaleón [1643] | :'''CAPÍTULO 3 De cómo el Revmo. P. Visitador Apostólico Volvió a San Pantaleón [1643] |
Revisión de 19:18 23 oct 2014
Ver original en Italiano- CAPÍTULO 3 De cómo el Revmo. P. Visitador Apostólico Volvió a San Pantaleón [1643]
Hemos dicho en el primer capítulo de este libro que el P. Visitador dijo así, de viva voz, el 15 de noviembre, es decir, que el P. Esteban [Cherubini] de los Ángeles, estaría por poco tiempo en lugar del difunto P. Mario [Sozzi] de San Francisco´. De esta manera, de viva voz, -gracias a la santidad de N. V. P. Fundador General- la Orden fue guiada por el P. Esteban, heredero del P. Mario. Al cabo de algunos días, fue el P. Pietrasanta, Visitador, a San Pantaleón, e hizo la actuación siguiente, que pongo aquí, con las palabras que me escribieron, para mayor seguridad:
“Así estuvieron las cosas durante no sé cuántos días. Volvió después el Revmo. P. Visitador una tarde, y llamó a todos los Padres al Oratorio con la campanilla de Comunidad. Comenzó con un preámbulo, pidiendo que recibiéramos con buena disposición lo que iba a leer. Y que si nosotros en cierto modo nos sublevábamos, exasperaríamos más, contra nosotros, a Monseñor Asesor [Albizzi], y nos mostraríamos contrarios al sagrado Tribunal de la Santa Inquisición, con palabras contrarias a su voluntad.
Leyó después un boletín que le había enviado Monseñor Asesor, donde le ordenaba que declarara por Superior, como hizo, al P. Esteban [Cherubini] de los Ángeles. Después añadió que lo recibiéramos todo desde la parte buena, añadiendo de nuevo que este estaría por brevísimo tiempo, afirmando que él, sin duda, se comprometería a esto con todas sus fuerzas, para no tenernos ´con la boca abierta´ por su insuficiencia –ésta era la única verdad que decía-; nos pidió que, si alguno tenía algo que decir, no lo dijera en público, sino que él iría a una clase, donde escucharía a cada uno”.
Considera también el malicioso politiqueo de este Visitador, que, para cerrar la boca a los pobres Religiosos, y no expusieran sus razones, ni se defendieran de tan grave situación, --más aún, diré más, para que no defendieran la Autoridad del Sumo Pontífice, y el honor de la Iglesia, y, en consecuencia, del mismo Dios-- sacó a relucir a Monseñor Ilmo. y Revmo. Asesor [Albizzi] y el Tribunal de la Inquisición. Así era el Visitador que tramaba todas estas cosas, y el que quería dicho Monseñor, para mantener al difunto P. Mario la promesa que le había pactado defender, ensalzando de esta manera al P. Esteban de los Ángeles.
Pero era para mucho más; para llegar con estas coartadas a obtener su designio de destruir y erradicar del mundo la pobre Orden de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, como consta en el libro titulado “Monita Superiorum Societatis [Jesu]”.
Porque si la Sagrada Congregación de la Santísima Inquisición, y el mismo Sumo Pontífice había formado un gobierno de 4 Asistentes con un Visitador Apostólico, mediante un Breve Apostólico, ¿qué honor era el destruirlo mediante un boletín, pudiéndolo hacer con otro Breve semejante? Pero, como el P. Visitador no había podido aún convencer con sus engaños, aterrorizó a los Padres con aquellas palabras.