Diferencia entre revisiones de «GinerMaestro/Cap17/10»

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'''''17.10. El nuevo ciclo de estudios primarios.
 
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Por fortuna, se conservan dos importantísimos documentos, ya citados, que nos describen minuciosamente la división de clases que formaban todo el ciclo de estudios primarios y medio de las Escuelas Pías: el primero es de 1604-1605,<ref group='Notas'>$e trata de la ‘Breve relatione’ o ‘Documentum princeps’ (cf. n.33,37 y 80 del cap. 14).</ref> y el segundo, de 1614.<ref group='Notas'>El informe de los lugueses al visitar San Pantaleón (cf. PosCas, p.172-173).</ref> La identidad del número de clases y sus contenidos nos cercioran de que el nuevo sistema ideado por Calasanz estaba maduro y formado en 1604-1605, al menos, y es probable que lo estuviera ya en Santa Dorotea, como insinúa Berro.<ref group='Notas'>Cf. texto correspondiente a la n.159 anterior.</ref>
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Por fortuna, se conservan dos importantísimos documentos, ya citados, que nos describen minuciosamente la división de clases que formaban todo el ciclo de estudios primarios y medio de las Escuelas Pías: el primero es de 1604-1605,<ref group='Notas'>$e trata de la ‘Breve relatione’ o ‘Documentum princeps’ (cf. n.33,37 y 80 del cap. 14).</ref> y el segundo, de 1614.<ref group='Notas'>El informe de los lugueses al visitar San Pantaleón (cf. PosCas, p.172-173).</ref> La identidad del número de clases y sus contenidos nos cercioran de que el nuevo sistema ideado por Calasanz estaba maduro y formado en 1604-1605, al menos, y es probable que lo estuviera ya en Santa Dorotea, como insinúa Berro.<ref group='Notas'>Cf. texto correspondiente a la n.159 anterior.</ref>
  
Las clases o escuelas son nueve y proceden en orden inverso al actual, es decir, de mayor a menor, como era costumbre entonces.&lt;ref group='Notas'&gt;En el Colegio Romano la clase ínfima del quinquenio es la 5ª y la superior es la de retórica (cf. R. GARCÍA – VILLOSLADA, o.c., p.88-89). En la Universidad de Valencia por ejemplo, en vez de un quinquenio había 7 años de gramática y latinidad, siendo la 7ª clase la inicial, en la que se aprendían los nominativos, se declinaba y se conjugaba; la 1ª era la de retórica (cf. F. MIRALLES, ‘Nuevos documentos para la historia de la Universidad: los desórdenes de 1580-1590:’ Saitabi 35 [1998] 113-114). En la 6ª se seguía declinando y conjugando; se trataba de las partes de la oración, genero, numero y casos y concordancias. En el Colegio Romano, sin embargo, la clase 5ª o inicial empezaba con las concordancias, exigiendo ya aprendido todo lo anterior.&lt;/ref&gt; . La primera o ínfima (que era la nona) se la llamaba 'de la Santa Cruz' o de pequeñines: “en ella están solamente los que aprenden a hacer la señal de la cruz y a deletrear. Y como el número de estos párvulos suele ser de 60 ó 70 y un maestro solo no bastaría para hacer recitar a tantos, se tiene colgado de la pared un cartelón con el alfabeto, de letras grandes, y el maestro va señalando con el puntero una por una las letras muchas veces, de modo que los pequeñines las repiten muchas veces y pronto se advierte quién tiene buen ingenio. Para los que comienzan a silabear se tiene igualmente otro cartelón de letras grandes con el ‘ba, be, etc., ab, eb, etc’., y algunas palabras fáciles. y cuándo empiezan a silabear, pasan a la clase siguiente”&lt;ref group='Notas'&gt;‘Doc. princeps.’ Preferimos traducirlo directamente del original italiano (cf. Archivum 3 [1938] 46-51), buscando mayor precisión literal. Véase traducción en SÁNTHA, SJC, p.746-751; V. FAUBELL, o.c., p.62-66. En el informe de los luqueses de l614 se dice: 'schola, quae parvulorum dicitur, continet pueros 104; docet prima elementa, eaque invicem combinare' (posCas, p.172)&lt;/ref&gt;
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Las clases o escuelas son nueve y proceden en orden inverso al actual, es decir, de mayor a menor, como era costumbre entonces.<ref group='Notas'>En el Colegio Romano la clase ínfima del quinquenio es la 5ª y la superior es la de retórica (cf. R. GARCÍA – VILLOSLADA, o.c., p.88-89). En la Universidad de Valencia por ejemplo, en vez de un quinquenio había 7 años de gramática y latinidad, siendo la 7ª clase la inicial, en la que se aprendían los nominativos, se declinaba y se conjugaba; la 1ª era la de retórica (cf. F. MIRALLES, ‘Nuevos documentos para la historia de la Universidad: los desórdenes de 1580-1590:’ Saitabi 35 [1998] 113-114). En la 6ª se seguía declinando y conjugando; se trataba de las partes de la oración, genero, numero y casos y concordancias. En el Colegio Romano, sin embargo, la clase 5ª o inicial empezaba con las concordancias, exigiendo ya aprendido todo lo anterior.</ref> . La primera o ínfima (que era la nona) se la llamaba 'de la Santa Cruz' o de pequeñines: “en ella están solamente los que aprenden a hacer la señal de la cruz y a deletrear. Y como el número de estos párvulos suele ser de 60 ó 70 y un maestro solo no bastaría para hacer recitar a tantos, se tiene colgado de la pared un cartelón con el alfabeto, de letras grandes, y el maestro va señalando con el puntero una por una las letras muchas veces, de modo que los pequeñines las repiten muchas veces y pronto se advierte quién tiene buen ingenio. Para los que comienzan a silabear se tiene igualmente otro cartelón de letras grandes con el ‘ba, be, etc., ab, eb, etc’., y algunas palabras fáciles. y cuándo empiezan a silabear, pasan a la clase siguiente”<ref group='Notas'>‘Doc. princeps.’ Preferimos traducirlo directamente del original italiano (cf. Archivum 3 [1938] 46-51), buscando mayor precisión literal. Véase traducción en SÁNTHA, SJC, p.746-751; V. FAUBELL, o.c., p.62-66. En el informe de los luqueses de l614 se dice: 'schola, quae parvulorum dicitur, continet pueros 104; docet prima elementa, eaque invicem combinare' (posCas, p.172)</ref>
  
Esta era la clase preferida por Calasanz, según dicen los testigos oculares.&lt;ref group='Notas'&gt;Cf. S. GINER, ‘El carisma de S. José de Calasanz…’, p.208-210.&lt;/ref&gt; Y es admirable que con estar preferencia expresara tan elocuentemente el amor a su instituto y a su vocación personal. Había fundado las Escuelas Pías para los niños, y sobre todo para los pobres, y hasta el fin de su vida sintió predilección por ‘los más niños y los más pobres’. Era, sin duda, una de las clases más pesadas e incluso más odiosas para algunos, por creer humillante enseñar a los más pequeños o considerarlo como más propio de mujeres.&lt;ref group='Notas'&gt;En 1643 el P. Castelli pedía que se librara al Instituto 'da quel che ha totalmente del donnesco, come I'insegnare a bambini incapaci di vera educatione Religiosa' (EC VI, p.2813). Un padre se negaba a darles clase 'allegando, che non poteva e che non era Honor suo far la scola dei piccolini' (EC, p.1644). En 1625 Calasanz temía que una de lahs causas de una posible relajación futura era 'il non voler pigliar li fanciulli piccoli della santa croce' (EGC II, p.345).&lt;/ref&gt;
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Esta era la clase preferida por Calasanz, según dicen los testigos oculares.<ref group='Notas'>Cf. S. GINER, ‘El carisma de S. José de Calasanz…’, p.208-210.</ref> Y es admirable que con estar preferencia expresara tan elocuentemente el amor a su instituto y a su vocación personal. Había fundado las Escuelas Pías para los niños, y sobre todo para los pobres, y hasta el fin de su vida sintió predilección por ‘los más niños y los más pobres’. Era, sin duda, una de las clases más pesadas e incluso más odiosas para algunos, por creer humillante enseñar a los más pequeños o considerarlo como más propio de mujeres.<ref group='Notas'>En 1643 el P. Castelli pedía que se librara al Instituto 'da quel che ha totalmente del donnesco, come I'insegnare a bambini incapaci di vera educatione Religiosa' (EC VI, p.2813). Un padre se negaba a darles clase 'allegando, che non poteva e che non era Honor suo far la scola dei piccolini' (EC, p.1644). En 1625 Calasanz temía que una de lahs causas de una posible relajación futura era 'il non voler pigliar li fanciulli piccoli della santa croce' (EGC II, p.345).</ref>
  
En realidad, la edad mínima de admisión de estos pequeñuelos 'de la Santa Cruz' era la de seis años, pues los de menor edad ni aprendían, ellos por ser incapaces, ni dejaban aprender a los demás, siendo más bien un estorbo.&lt;ref group='Notas'&gt;En ‘Dichiarationi alle Costitutioni’ dice el Fundador, comentando el n.4 del Proemio: 'Se declara que, para obtener el debido provecho en los niños, no se aceptará en las Escuelas Pías a quienes no tengan seis años cumplidos; €en cuanto a los alumnos de trece o más años, no se les admitirá si no son de buenas costumbres' (AnCal 50 [1983] 570). En carta de 1627 escribe: 'non lasci accettare fanciulli di quattro o cinque anni ne in coteste scuole ne in quelle di Porta Reale' (c.746). A los Visitadores de 1625 responde: 'Li giovanetti poveri si ricevono di sei o sette anni alli primi elementi et non di minor età che non sono capaci d'imparare et impediscono l'altri' (cit. con otros textos en SÁNTHA, SJC, p.64-65; n.33).&lt;/ref&gt;
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En realidad, la edad mínima de admisión de estos pequeñuelos 'de la Santa Cruz' era la de seis años, pues los de menor edad ni aprendían, ellos por ser incapaces, ni dejaban aprender a los demás, siendo más bien un estorbo.<ref group='Notas'>En ‘Dichiarationi alle Costitutioni’ dice el Fundador, comentando el n.4 del Proemio: 'Se declara que, para obtener el debido provecho en los niños, no se aceptará en las Escuelas Pías a quienes no tengan seis años cumplidos; €en cuanto a los alumnos de trece o más años, no se les admitirá si no son de buenas costumbres' (AnCal 50 [1983] 570). En carta de 1627 escribe: 'non lasci accettare fanciulli di quattro o cinque anni ne in coteste scuole ne in quelle di Porta Reale' (c.746). A los Visitadores de 1625 responde: 'Li giovanetti poveri si ricevono di sei o sette anni alli primi elementi et non di minor età che non sono capaci d'imparare et impediscono l'altri' (cit. con otros textos en SÁNTHA, SJC, p.64-65; n.33).</ref>
  
De la clase de la Santa Cruz, pasaban a ‘la octava’, 'en la que se enseñaba a leer de corrido el salterio y en ella suele haber unos 60 escolares… Apenas entrado el maestro, hecha la oración que suele hacerse en todas las clases, deja estudiar a todos los alumnos un cuarto de hora y empieza luego a hacerles leer uno a uno seis o siete líneas, señalando el final con un lápiz para que no lean, la misma lección más veces. Y si al terminar de leer todos queda tiempo… por la mañana les hace silabear de memoria algunas palabras latinas del salterio, preguntando cuántas sílabas tiene la palabra y cómo se separan, haciendo que unos corrijan a otros y a los más diligentes les premia con estampitas. Y por la tarde, al acabar de recitar, se les enseña en voz alta el principio de la Doctrina Cristiana y las oraciones necesarias.&lt;ref group='Notas'&gt;‘Doc. princeps’, I.c., p,46-47. En el informe de 1614 esta clase tenía 80 alumnos (cf. PosCas, p.172). En 1638 se imprimieron en Roma unas hojas con tales oraciones necesarias, como consta en las cartas 2835 y 3O27. De otra edición de 1641puede verse el texto italiano en A. GARCÍA-DURÁN, ‘Itinerario… p.108-109, n.551 y otra oración de 'ofrecimiento de obras' en ib., p.121&lt;/ref&gt;
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De la clase de la Santa Cruz, pasaban a ‘la octava’, 'en la que se enseñaba a leer de corrido el salterio y en ella suele haber unos 60 escolares… Apenas entrado el maestro, hecha la oración que suele hacerse en todas las clases, deja estudiar a todos los alumnos un cuarto de hora y empieza luego a hacerles leer uno a uno seis o siete líneas, señalando el final con un lápiz para que no lean, la misma lección más veces. Y si al terminar de leer todos queda tiempo… por la mañana les hace silabear de memoria algunas palabras latinas del salterio, preguntando cuántas sílabas tiene la palabra y cómo se separan, haciendo que unos corrijan a otros y a los más diligentes les premia con estampitas. Y por la tarde, al acabar de recitar, se les enseña en voz alta el principio de la Doctrina Cristiana y las oraciones necesarias.<ref group='Notas'>‘Doc. princeps’, I.c., p,46-47. En el informe de 1614 esta clase tenía 80 alumnos (cf. PosCas, p.172). En 1638 se imprimieron en Roma unas hojas con tales oraciones necesarias, como consta en las cartas 2835 y 3O27. De otra edición de 1641puede verse el texto italiano en A. GARCÍA-DURÁN, ‘Itinerario… p.108-109, n.551 y otra oración de 'ofrecimiento de obras' en ib., p.121</ref>
  
En esta clase, pues, se aprendía a silabear y leer mecánicamente, y como no era necesario entender lo leído, se recurría al salterio latino, usando el llamado Oficio Parvo de la Virgen, que solían recitar los mayores los domingos por la mañana. Así podían ahorrarse gastos; dado que ya desde los principios del instituto -como repite Calasanz en memoriales y sumarios informativos- a los alumnos 'se les provee de papel, plumas, tinta, doctrinas, salterios y abbachin'.&lt;ref group='Notas'&gt;Memorial al cardenal Montalto, de 1602-1605 (EGC II, p.48). Cf. también C. VILÁ, ‘Cuatro sumarios…’, p.66. En carta del 29 de septiembre de 16l2 escribe Landriani al cardenal F. Borromeo, su tio: 'qui se li danno carta, penne, corone, Dottrine Cristiane, libri spirituali per amor di Dio et ‘officioli della Madonna' (EC, p.1636). Más textos en SANTHA,, SJC, p.387-389.&lt;/ref&gt; Lo cual era ir mucho más allá de la simple gratuidad de enseñanza.
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En esta clase, pues, se aprendía a silabear y leer mecánicamente, y como no era necesario entender lo leído, se recurría al salterio latino, usando el llamado Oficio Parvo de la Virgen, que solían recitar los mayores los domingos por la mañana. Así podían ahorrarse gastos; dado que ya desde los principios del instituto -como repite Calasanz en memoriales y sumarios informativos- a los alumnos 'se les provee de papel, plumas, tinta, doctrinas, salterios y abbachin'.<ref group='Notas'>Memorial al cardenal Montalto, de 1602-1605 (EGC II, p.48). Cf. también C. VILÁ, ‘Cuatro sumarios…’, p.66. En carta del 29 de septiembre de 16l2 escribe Landriani al cardenal F. Borromeo, su tio: 'qui se li danno carta, penne, corone, Dottrine Cristiane, libri spirituali per amor di Dio et ‘officioli della Madonna' (EC, p.1636). Más textos en SANTHA,, SJC, p.387-389.</ref> Lo cual era ir mucho más allá de la simple gratuidad de enseñanza.
  
De la 'clase del Salterio' pasaban a La 7ª., “en la que se enseña a leer de corrido libros en lengua vulgar, como el ‘Libro de las Vírgenes’, la Doctrina Cristiana y otros libros espirituales de buena y clara impresión. Y como suele haber unos 130 alumnos, se dividen en dos clases, de modo que los más aventajados forman la clase 6ª. En estas dos clases, cuando acaban de leer, se dedican a disquisiciones sobre algunas palabras difíciles y algunas abreviaturas, lo cual les sirve mucho luego cuando pasan a la clase de escritura”.&lt;ref group='Notas'&gt;‘Doc. princeps’, l.c., p.47. También en 1614, según el informe de los luqueses, estas dos clases de escribir eran muy numerosas, teniendo cada una 90 alumnos (cf.çPosCas, p.173).&lt;/ref&gt; La sensibilidad pedagógica de Calasanz se manifiesta en los detalles, pues quiere que los libros estén bien impresos y que su lectura sea espiritualmente provechosa no sólo para los niños que empiezan ahora a comprender lo que leen, sino también para sus padres, que podrán leer esos mismos libros en casa.&lt;ref group='Notas'&gt;En las Constituciones advierte: 'Erit ergo circa hoc quilibet localis Minister valde diligens, ut qui pueri legere discunt, iis libris utantur, qui non solum optimis characteribus insigniti sint, sed ex quorum lectione tam pueri, quam eorum parentes fructum percipere possint' (CC, n.213).&lt;/ref&gt;
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De la 'clase del Salterio' pasaban a La 7ª., “en la que se enseña a leer de corrido libros en lengua vulgar, como el ‘Libro de las Vírgenes’, la Doctrina Cristiana y otros libros espirituales de buena y clara impresión. Y como suele haber unos 130 alumnos, se dividen en dos clases, de modo que los más aventajados forman la clase 6ª. En estas dos clases, cuando acaban de leer, se dedican a disquisiciones sobre algunas palabras difíciles y algunas abreviaturas, lo cual les sirve mucho luego cuando pasan a la clase de escritura”.<ref group='Notas'>‘Doc. princeps’, l.c., p.47. También en 1614, según el informe de los luqueses, estas dos clases de escribir eran muy numerosas, teniendo cada una 90 alumnos (cf.çPosCas, p.173).</ref> La sensibilidad pedagógica de Calasanz se manifiesta en los detalles, pues quiere que los libros estén bien impresos y que su lectura sea espiritualmente provechosa no sólo para los niños que empiezan ahora a comprender lo que leen, sino también para sus padres, que podrán leer esos mismos libros en casa.<ref group='Notas'>En las Constituciones advierte: 'Erit ergo circa hoc quilibet localis Minister valde diligens, ut qui pueri legere discunt, iis libris utantur, qui non solum optimis characteribus insigniti sint, sed ex quorum lectione tam pueri, quam eorum parentes fructum percipere possint' (CC, n.213).</ref>
  
En estas dos clases de lectura en lengua vernácula -como ocurrirá luego en el segundo ciclo de la gramática-, para excitar la emulación como medio didáctico, se formaban dos grupos en cada clase, 'los adversarios y los oficiales', para que compitieran entre sí, y el que leía mejor en un libro, abierto al azar por el maestro, se le nombraba ‘Emperador’, y tenía durante aquella semana el privilegio de indultar dos o tres veces a los niños que habían merecido algún castigo. Incluso más tarde, en algunos colegios solía hacerse una ceremonia solemne de coronación, a ejemplo de lo que se hacía en San Pantaleón, en cuyo caso no se trataba ya de un ‘emperador semanal’, sino para todo el curso, para lo cual era elegido el mejor de la clase.&lt;ref group='Notas'&gt;‘Doc princeps’, l.c.; SÁTHA, SJC, p.463-464. En noviembre de 1625 escribe Calasanz a Frascati: 'quanto alla corona e scetro fanno molto male in cotesta casa et non meritano che più se li impresti cosa alcuna, poichè non la restituiscono mai et se la ritengono come cosa propia et è necessario ordinare che si faccia tornare alla casa di Roma' (c.356). Y en 1632 escribe a Narni: 'Se l’anno passato fu imprestata la corona al Maestro de la seconda classe per far la festa del suo Imperatore, quest’anno al Maestro della prima classe se li doveva far non solo uguale ma maggior gratia' (c.1936). Este recurso pedagógico del emperador lo tomó Cálasanz de los jesuitas (cf SÁNTHA, SJC, p.464).&lt;/ref&gt;
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En estas dos clases de lectura en lengua vernácula -como ocurrirá luego en el segundo ciclo de la gramática-, para excitar la emulación como medio didáctico, se formaban dos grupos en cada clase, 'los adversarios y los oficiales', para que compitieran entre sí, y el que leía mejor en un libro, abierto al azar por el maestro, se le nombraba ‘Emperador’, y tenía durante aquella semana el privilegio de indultar dos o tres veces a los niños que habían merecido algún castigo. Incluso más tarde, en algunos colegios solía hacerse una ceremonia solemne de coronación, a ejemplo de lo que se hacía en San Pantaleón, en cuyo caso no se trataba ya de un ‘emperador semanal’, sino para todo el curso, para lo cual era elegido el mejor de la clase.<ref group='Notas'>‘Doc princeps’, l.c.; SÁTHA, SJC, p.463-464. En noviembre de 1625 escribe Calasanz a Frascati: 'quanto alla corona e scetro fanno molto male in cotesta casa et non meritano che più se li impresti cosa alcuna, poichè non la restituiscono mai et se la ritengono come cosa propia et è necessario ordinare che si faccia tornare alla casa di Roma' (c.356). Y en 1632 escribe a Narni: 'Se l’anno passato fu imprestata la corona al Maestro de la seconda classe per far la festa del suo Imperatore, quest’anno al Maestro della prima classe se li doveva far non solo uguale ma maggior gratia' (c.1936). Este recurso pedagógico del emperador lo tomó Cálasanz de los jesuitas (cf SÁNTHA, SJC, p.464).</ref>
  
Terminado el aprendizaje de la lectura, pasaban a la clase 5ª., que es una auténtica genialidad de Calasanz. En ella se manifiesta –su sentido práctico, su solicitud fundamental de que todo su sistema didáctico está al servicio de los pobres. Aunque nunca lo dijo expresamente, cabría afirmar que su lema y el de su Instituto fue en realidad -glosando el de los jesuitas y dándolo por supuesto- 'todo para mayor provecho de los niños pobres'.&lt;ref group='Notas'&gt;El lema, con el que termina las Constituciones, es: 'Ad Omnipotentis Dei gloriam et proximorum utilitatem'. Sin embargo, en tiempos posteriores se impuso como tradicional el siguiente: 'Ad maius pietatis incrementum' (A. M. P. I.), con que termina la oración ‘Postcommunio’ de la Misa del Santo.&lt;/ref&gt;
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Terminado el aprendizaje de la lectura, pasaban a la clase 5ª., que es una auténtica genialidad de Calasanz. En ella se manifiesta –su sentido práctico, su solicitud fundamental de que todo su sistema didáctico está al servicio de los pobres. Aunque nunca lo dijo expresamente, cabría afirmar que su lema y el de su Instituto fue en realidad -glosando el de los jesuitas y dándolo por supuesto- 'todo para mayor provecho de los niños pobres'.<ref group='Notas'>El lema, con el que termina las Constituciones, es: 'Ad Omnipotentis Dei gloriam et proximorum utilitatem'. Sin embargo, en tiempos posteriores se impuso como tradicional el siguiente: 'Ad maius pietatis incrementum' (A. M. P. I.), con que termina la oración ‘Postcommunio’ de la Misa del Santo.</ref>
  
Esta original clase 5º. estaba dividida en tres secciones: la primera, por la que tenían que pasar todos, acogía a los que empezaban a escribir; la segunda era la de ábaco o de números, o sea, de aritmética elemental; la tercera se llamaba también la media, o de nominativos, es decir, rudimentos de gramática latina. La sección 1ª. de principiantes de escritura era la más numerosa de todas las clases.&lt;ref group='Notas'&gt;En el ‘Doc. princeps’ se dice que tenía 140 alumnos (1.c., p.47) y en el informe de 1614 cuenta 150 y se dice que es 'schola omnium scholarum maxima'; la sección 2ª, de ábaco, tiene 80; la 3.1, ‘la Mezza’ (la media), tiene 106 (cf. PosCas, p.173).&lt;/ref&gt; Por la mañana se seguía haciendo ejercicio de lectura y 'silabear de memoria', mientras la 2ª. sección leía también, recitaba el catecismo y aprendía el ‘abbachino’,&lt;ref group='Notas'&gt;‘Abbaco o Abbacchino’ era un librito que contenía los primeros elementos de aritmética, o sea, las cuatro operaciones y sus tablas correspondiéntes (cf. G. PANCHETTI, ‘Giuseppe Calasanzio’ [Padova 1977] p.74).&lt;/ref&gt; y la 3ª. o media aprendía a declinar y conjugar. Por la tarde, mientras la sección 1ª. empezaba a hacer palotes, las otras dos aprendían caligrafía, llegando algunos a extremada perfección, bajo la dirección magistral del eximio calígrafo Ventura Sarafellini.&lt;ref group='Notas'&gt;Las dos relaciones se complementan en la descripción de esta complicada clase 5ª. (cf. ‘Doc. princeps’, 1.c.; informe de 1614, en PosCas, p.173). En el contrato que hizo Calasanz con Sarafellini el 15 de julio de 1617 decía: 'che debba servire in dar lezione di scrivere per tutto il tempo della vita sua nelle scuole della nostra Congregatione il giorno ‘dopo il pranzo’ nel comincio delle scuole sin al fine' (SÁNTHA, SJC, n.144, n.17). En la ‘Biblioteca Nazionale Centrale Vittorio Emmanuele’, de Roma, ‘ms. San Pantaleo n.63 (15), se conserva un código con 22 láminas caligráficas de los alumnos de las Escuelas Pías, de 1625, dos de los cuales se declaran expresamente discípulos de Ventura Sarafellini (cf. A. PETRUCCI, ‘Scrittura e popolo nella Roma barocca 1585-1721’ [Roma 1982], p.20, n.40). Véase una lámina reproducida en SÁNTHA, SJC, p.336-337.&lt;/ref&gt; También Calasanz fue buen calígrafo desde sus tiempos jóvenes de Secretario del cabildo de Urgel, cualidad que mantuvo y perfeccionó en sus años romanos, como puede verse en muchas de sus espléndidas firmas.&lt;ref group='Notas'&gt;A través de los volúmenes de su Epistolario publicado, el comentarista Picanyol hace notar en muchísimas cartas: 'G bellissima', refiriéndose a la letra inicial de su nombre italiano Giuseppe, en la firma. Véanse algunas en CS, II, p.64-65 y DENES, II, p.124.&lt;/ref&gt; Y sin duda bajaba muchas veces por las tardes a dar una vuelta por las aulas de escribir, para echar una mano,&lt;ref group='Notas'&gt;En el informe de 1614 se dice que entre las tres secciones de la clase 5ª. había 336 niños (150+80+106) y que convenía que hubiera cuatro maestros para la 1ª., tres para la 2ª. y tres para la 3ª., pensando en las clases de la mañana y las de escribir de la tarde –para todos los 336 niños-, para las que tenían que preparar ejemplos o modelos de escritura, corregirlos uno a uno y 'cortar las plumas para todos', pues entonces se usaban plumas de ganso y cada tipo de letra requería un Corte especial (cf. PosCas, p.173).&lt;/ref&gt; como hacía también en el Colegio Nazareno, “con todo y que fuese General, Fundador, viejo y con la mano temblorosa, allá por los años 1631 ó 1632” recuerda con emoción un discípulo suyo en 1690.&lt;ref group='Notas'&gt;Merece la pena leer el texto original de este sacerdote, don Jacinto Paracciani, que depone en el proceso de beatificación de Calasanz: 'dopo che io entrai nel Collegio Nazareno hebbi fortuna che qualche volta m'insegnasse a scrivere con tutto che il medesimo fosse Generale, fondatore, vecchio -tendria setenta y cuatro o setenta y cinco años- e con la mano tremante, e questo.sará stato del 1631 ó 1632' (cf. S. GINER, ‘El proceso de beatificación …’ p.169).&lt;/ref&gt;
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Esta original clase 5º. estaba dividida en tres secciones: la primera, por la que tenían que pasar todos, acogía a los que empezaban a escribir; la segunda era la de ábaco o de números, o sea, de aritmética elemental; la tercera se llamaba también la media, o de nominativos, es decir, rudimentos de gramática latina. La sección 1ª. de principiantes de escritura era la más numerosa de todas las clases.<ref group='Notas'>En el ‘Doc. princeps’ se dice que tenía 140 alumnos (1.c., p.47) y en el informe de 1614 cuenta 150 y se dice que es 'schola omnium scholarum maxima'; la sección 2ª, de ábaco, tiene 80; la 3.1, ‘la Mezza’ (la media), tiene 106 (cf. PosCas, p.173).</ref> Por la mañana se seguía haciendo ejercicio de lectura y 'silabear de memoria', mientras la 2ª. sección leía también, recitaba el catecismo y aprendía el ‘abbachino’,<ref group='Notas'>‘Abbaco o Abbacchino’ era un librito que contenía los primeros elementos de aritmética, o sea, las cuatro operaciones y sus tablas correspondiéntes (cf. G. PANCHETTI, ‘Giuseppe Calasanzio’ [Padova 1977] p.74).</ref> y la 3ª. o media aprendía a declinar y conjugar. Por la tarde, mientras la sección 1ª. empezaba a hacer palotes, las otras dos aprendían caligrafía, llegando algunos a extremada perfección, bajo la dirección magistral del eximio calígrafo Ventura Sarafellini.<ref group='Notas'>Las dos relaciones se complementan en la descripción de esta complicada clase 5ª. (cf. ‘Doc. princeps’, 1.c.; informe de 1614, en PosCas, p.173). En el contrato que hizo Calasanz con Sarafellini el 15 de julio de 1617 decía: 'che debba servire in dar lezione di scrivere per tutto il tempo della vita sua nelle scuole della nostra Congregatione il giorno ‘dopo il pranzo’ nel comincio delle scuole sin al fine' (SÁNTHA, SJC, n.144, n.17). En la ‘Biblioteca Nazionale Centrale Vittorio Emmanuele’, de Roma, ‘ms. San Pantaleo n.63 (15), se conserva un código con 22 láminas caligráficas de los alumnos de las Escuelas Pías, de 1625, dos de los cuales se declaran expresamente discípulos de Ventura Sarafellini (cf. A. PETRUCCI, ‘Scrittura e popolo nella Roma barocca 1585-1721’ [Roma 1982], p.20, n.40). Véase una lámina reproducida en SÁNTHA, SJC, p.336-337.</ref> También Calasanz fue buen calígrafo desde sus tiempos jóvenes de Secretario del cabildo de Urgel, cualidad que mantuvo y perfeccionó en sus años romanos, como puede verse en muchas de sus espléndidas firmas.<ref group='Notas'>A través de los volúmenes de su Epistolario publicado, el comentarista Picanyol hace notar en muchísimas cartas: 'G bellissima', refiriéndose a la letra inicial de su nombre italiano Giuseppe, en la firma. Véanse algunas en CS, II, p.64-65 y DENES, II, p.124.</ref> Y sin duda bajaba muchas veces por las tardes a dar una vuelta por las aulas de escribir, para echar una mano,<ref group='Notas'>En el informe de 1614 se dice que entre las tres secciones de la clase 5ª. había 336 niños (150+80+106) y que convenía que hubiera cuatro maestros para la 1ª., tres para la 2ª. y tres para la 3ª., pensando en las clases de la mañana y las de escribir de la tarde –para todos los 336 niños-, para las que tenían que preparar ejemplos o modelos de escritura, corregirlos uno a uno y 'cortar las plumas para todos', pues entonces se usaban plumas de ganso y cada tipo de letra requería un Corte especial (cf. PosCas, p.173).</ref> como hacía también en el Colegio Nazareno, “con todo y que fuese General, Fundador, viejo y con la mano temblorosa, allá por los años 1631 ó 1632” recuerda con emoción un discípulo suyo en 1690.<ref group='Notas'>Merece la pena leer el texto original de este sacerdote, don Jacinto Paracciani, que depone en el proceso de beatificación de Calasanz: 'dopo che io entrai nel Collegio Nazareno hebbi fortuna che qualche volta m'insegnasse a scrivere con tutto che il medesimo fosse Generale, fondatore, vecchio -tendria setenta y cuatro o setenta y cinco años- e con la mano tremante, e questo.sará stato del 1631 ó 1632' (cf. S. GINER, ‘El proceso de beatificación …’ p.169).</ref>
  
Esta variedad de secciones obedecía al sentido práctico y social de Calasanz. No todos sus alumnos podían soñar en seguir estudios universitarios, por ser demasiado pobres. Lo que les urgía a muchos era un mínimo de preparación para encontrar colocación y aportar dinero a la familia o pensaren su propio porvenir. Otros, sin embargo, aunque pobres, podían prolongar sus estudios humanísticos para entrar luego en el Colegio Romano o directamente, en la Universidad, o encontrar un oficio mejor remunerado en el que era necesario saber latín. Por ello, Calasanz, después de la sección 1ª de escribir, común y necesaria a todos, presentaba dos opciones distintas en las otras dos secciones alternativas: 'la 2ª -dice textualmente- de los que han de ir a ejercer algún oficio… y la 3ª de los que quieren continuar con las letras'.&lt;ref group='Notas'&gt;‘Doc. princeps’, 1.c.&lt;/ref&gt; Más tarde propuso todavía una tercera opción, abriendo una escuela de música para qúe sus alumnos pudieran encontrar ocupación en alguna de las capillas musicales al servicio de las basílicas romanas.&lt;ref group='Notas'&gt;Cuando en 1642 se la descornpusieron, se lamentaba diciendo: 'qui si perde la Scola de poveri fanciuli che con la musica, se havendo imparato un poco, si guadagnavano il pane' (c,3999). Además de la clase, todos los niños, aprendían muchos cantos religiosos (Laudi spirituali), mereciendo que el compositor Ludovico Grignani, oratoriano, dedicara uno de sus libros (‘Cento laudi spirituali, ed. en 1624) 'alli spirituali cantori, li scolari delle Scuole Pie' (cf. SÁNTHA, SJC, p.552, n.8). A sus religiosos, sin embargo, prohibía Calasanz toda clase de instrumentos, salvo el címbalo (¿la carnpana?): 'intendo che il P. Giuseppe… tiene e suona la chitarra alla spagnola cantando cose profane, et alla siciliana… V. R. gli ordini da parte mia, che subito mandi fuori Ia chitarra, et non vi sia alfro instrumento in casa, se non il cimbalo' (c.3400). 'Ho inteso ancora che alcuni de nostri tengono instromenti in camera, se non é gran cimbalo non lo permetta' (c.3074). La misma aversión manifiesta al canto en las funciones de iglesía: 'che tutte le nostre funtioni della chiesa si cantino a modo de Capuccini, salvo le litanie del sabato sera et vigilie della Rma. Vergine et non si usi altro modo, di cantar ne figurato ne di canto fermo' (c.2216). Cf. también c.2218.&lt;/ref&gt;
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Esta variedad de secciones obedecía al sentido práctico y social de Calasanz. No todos sus alumnos podían soñar en seguir estudios universitarios, por ser demasiado pobres. Lo que les urgía a muchos era un mínimo de preparación para encontrar colocación y aportar dinero a la familia o pensaren su propio porvenir. Otros, sin embargo, aunque pobres, podían prolongar sus estudios humanísticos para entrar luego en el Colegio Romano o directamente, en la Universidad, o encontrar un oficio mejor remunerado en el que era necesario saber latín. Por ello, Calasanz, después de la sección 1ª de escribir, común y necesaria a todos, presentaba dos opciones distintas en las otras dos secciones alternativas: 'la 2ª -dice textualmente- de los que han de ir a ejercer algún oficio… y la 3ª de los que quieren continuar con las letras'.<ref group='Notas'>‘Doc. princeps’, 1.c.</ref> Más tarde propuso todavía una tercera opción, abriendo una escuela de música para qúe sus alumnos pudieran encontrar ocupación en alguna de las capillas musicales al servicio de las basílicas romanas.<ref group='Notas'>Cuando en 1642 se la descornpusieron, se lamentaba diciendo: 'qui si perde la Scola de poveri fanciuli che con la musica, se havendo imparato un poco, si guadagnavano il pane' (c,3999). Además de la clase, todos los niños, aprendían muchos cantos religiosos (Laudi spirituali), mereciendo que el compositor Ludovico Grignani, oratoriano, dedicara uno de sus libros (‘Cento laudi spirituali, ed. en 1624) 'alli spirituali cantori, li scolari delle Scuole Pie' (cf. SÁNTHA, SJC, p.552, n.8). A sus religiosos, sin embargo, prohibía Calasanz toda clase de instrumentos, salvo el címbalo (¿la carnpana?): 'intendo che il P. Giuseppe… tiene e suona la chitarra alla spagnola cantando cose profane, et alla siciliana… V. R. gli ordini da parte mia, che subito mandi fuori Ia chitarra, et non vi sia alfro instrumento in casa, se non il cimbalo' (c.3400). 'Ho inteso ancora che alcuni de nostri tengono instromenti in camera, se non é gran cimbalo non lo permetta' (c.3074). La misma aversión manifiesta al canto en las funciones de iglesía: 'che tutte le nostre funtioni della chiesa si cantino a modo de Capuccini, salvo le litanie del sabato sera et vigilie della Rma. Vergine et non si usi altro modo, di cantar ne figurato ne di canto fermo' (c.2216). Cf. también c.2218.</ref>
  
Merece destacarse, además, el gran interés que puso Calasanz en la escuela de ábaco o matemáticas, no sólo por la valoración de la materia con clarirvidente visión de futuro,&lt;ref group='Notas'&gt;'Attenda a perfezionarsi piu che può nelle matematiche che si vede che sono grate al mondo> (C.2358); 'Ho visto quanto V. R; mi scrive circa la instituzione dell’abaco, il quale nella nostra Religione è di grandissimo merito;' (c.4135) 'questa scienza (arimética) e l’essercizio è molto utile per lo poveri che non hanno capitale da pote viveza faticare'. (c.3753)&lt;/ref&gt; sino también por el contraste con el desinterés general en las escuelas elementales de la época, tanto en la misma Roma como en Europa entera.&lt;ref group='Notas'&gt;'Dalla informazione a me nota circa le scuole romane appare che in moltissime quella materia (aritmética) era assente… Ma è anche vero che quell’insegnamento era raro in tutta l’Europa del s. XVI e dove s’impartiva, si riduceva alle quattrc operazioni… Il Calasanzio, che guardava allo sbocco pratico della scuola per vari impieghi di lavoro dei poveri, fece dell’aritmetica, dopo la dottrina cristiana, l’insegnamento predominante, non contentandosi delle quattro operazioni' (G. PELLICIA, o.c., p.329-330). Cf. SÁNTHA, SJC, p.429, n.1. En 1651 G. A. BRUZZI, visitando las escuelas romanas por orden del Rector de ‘La Sapienza’, de 58 Entre 69 visitadas especifica las rnaterias que se enseñan y sólo hay un máestro que, además de leer y escribir, enseñe aritmética (cf. G. PELLICIA, o.c., p.332).&lt;/ref&gt; Ni se limitó a enseñar simplemente las cuatro operaciones fundamentales, para lo que no era necesario fomentar tan decidida y temerariamente la relación personal de algunos de sus religiosos con el proscrito Galileo.&lt;ref group='Notas'&gt;Entre los papeles del Fundador se ha conservado una fórmula breve para sumar quebrados, claro testimonio de que se iba más allá de las cuatro operaciones fundamentales (cf. SÁNTHA, SJC, p.146, n.8).&lt;/ref&gt;
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Merece destacarse, además, el gran interés que puso Calasanz en la escuela de ábaco o matemáticas, no sólo por la valoración de la materia con clarirvidente visión de futuro,<ref group='Notas'>'Attenda a perfezionarsi piu che può nelle matematiche che si vede che sono grate al mondo> (C.2358); 'Ho visto quanto V. R; mi scrive circa la instituzione dell’abaco, il quale nella nostra Religione è di grandissimo merito;' (c.4135) 'questa scienza (arimética) e l’essercizio è molto utile per lo poveri che non hanno capitale da pote viveza faticare'. (c.3753)</ref> sino también por el contraste con el desinterés general en las escuelas elementales de la época, tanto en la misma Roma como en Europa entera.<ref group='Notas'>'Dalla informazione a me nota circa le scuole romane appare che in moltissime quella materia (aritmética) era assente… Ma è anche vero che quell’insegnamento era raro in tutta l’Europa del s. XVI e dove s’impartiva, si riduceva alle quattrc operazioni… Il Calasanzio, che guardava allo sbocco pratico della scuola per vari impieghi di lavoro dei poveri, fece dell’aritmetica, dopo la dottrina cristiana, l’insegnamento predominante, non contentandosi delle quattro operazioni' (G. PELLICIA, o.c., p.329-330). Cf. SÁNTHA, SJC, p.429, n.1. En 1651 G. A. BRUZZI, visitando las escuelas romanas por orden del Rector de ‘La Sapienza’, de 58 Entre 69 visitadas especifica las rnaterias que se enseñan y sólo hay un máestro que, además de leer y escribir, enseñe aritmética (cf. G. PELLICIA, o.c., p.332).</ref> Ni se limitó a enseñar simplemente las cuatro operaciones fundamentales, para lo que no era necesario fomentar tan decidida y temerariamente la relación personal de algunos de sus religiosos con el proscrito Galileo.<ref group='Notas'>Entre los papeles del Fundador se ha conservado una fórmula breve para sumar quebrados, claro testimonio de que se iba más allá de las cuatro operaciones fundamentales (cf. SÁNTHA, SJC, p.146, n.8).</ref>
  
 
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17.10. El nuevo ciclo de estudios primarios.

Por fortuna, se conservan dos importantísimos documentos, ya citados, que nos describen minuciosamente la división de clases que formaban todo el ciclo de estudios primarios y medio de las Escuelas Pías: el primero es de 1604-1605,[Notas 1] y el segundo, de 1614.[Notas 2] La identidad del número de clases y sus contenidos nos cercioran de que el nuevo sistema ideado por Calasanz estaba maduro y formado en 1604-1605, al menos, y es probable que lo estuviera ya en Santa Dorotea, como insinúa Berro.[Notas 3]

Las clases o escuelas son nueve y proceden en orden inverso al actual, es decir, de mayor a menor, como era costumbre entonces.[Notas 4] . La primera o ínfima (que era la nona) se la llamaba 'de la Santa Cruz' o de pequeñines: “en ella están solamente los que aprenden a hacer la señal de la cruz y a deletrear. Y como el número de estos párvulos suele ser de 60 ó 70 y un maestro solo no bastaría para hacer recitar a tantos, se tiene colgado de la pared un cartelón con el alfabeto, de letras grandes, y el maestro va señalando con el puntero una por una las letras muchas veces, de modo que los pequeñines las repiten muchas veces y pronto se advierte quién tiene buen ingenio. Para los que comienzan a silabear se tiene igualmente otro cartelón de letras grandes con el ‘ba, be, etc., ab, eb, etc’., y algunas palabras fáciles. y cuándo empiezan a silabear, pasan a la clase siguiente”[Notas 5]

Esta era la clase preferida por Calasanz, según dicen los testigos oculares.[Notas 6] Y es admirable que con estar preferencia expresara tan elocuentemente el amor a su instituto y a su vocación personal. Había fundado las Escuelas Pías para los niños, y sobre todo para los pobres, y hasta el fin de su vida sintió predilección por ‘los más niños y los más pobres’. Era, sin duda, una de las clases más pesadas e incluso más odiosas para algunos, por creer humillante enseñar a los más pequeños o considerarlo como más propio de mujeres.[Notas 7]

En realidad, la edad mínima de admisión de estos pequeñuelos 'de la Santa Cruz' era la de seis años, pues los de menor edad ni aprendían, ellos por ser incapaces, ni dejaban aprender a los demás, siendo más bien un estorbo.[Notas 8]

De la clase de la Santa Cruz, pasaban a ‘la octava’, 'en la que se enseñaba a leer de corrido el salterio y en ella suele haber unos 60 escolares… Apenas entrado el maestro, hecha la oración que suele hacerse en todas las clases, deja estudiar a todos los alumnos un cuarto de hora y empieza luego a hacerles leer uno a uno seis o siete líneas, señalando el final con un lápiz para que no lean, la misma lección más veces. Y si al terminar de leer todos queda tiempo… por la mañana les hace silabear de memoria algunas palabras latinas del salterio, preguntando cuántas sílabas tiene la palabra y cómo se separan, haciendo que unos corrijan a otros y a los más diligentes les premia con estampitas. Y por la tarde, al acabar de recitar, se les enseña en voz alta el principio de la Doctrina Cristiana y las oraciones necesarias.[Notas 9]

En esta clase, pues, se aprendía a silabear y leer mecánicamente, y como no era necesario entender lo leído, se recurría al salterio latino, usando el llamado Oficio Parvo de la Virgen, que solían recitar los mayores los domingos por la mañana. Así podían ahorrarse gastos; dado que ya desde los principios del instituto -como repite Calasanz en memoriales y sumarios informativos- a los alumnos 'se les provee de papel, plumas, tinta, doctrinas, salterios y abbachin'.[Notas 10] Lo cual era ir mucho más allá de la simple gratuidad de enseñanza.

De la 'clase del Salterio' pasaban a La 7ª., “en la que se enseña a leer de corrido libros en lengua vulgar, como el ‘Libro de las Vírgenes’, la Doctrina Cristiana y otros libros espirituales de buena y clara impresión. Y como suele haber unos 130 alumnos, se dividen en dos clases, de modo que los más aventajados forman la clase 6ª. En estas dos clases, cuando acaban de leer, se dedican a disquisiciones sobre algunas palabras difíciles y algunas abreviaturas, lo cual les sirve mucho luego cuando pasan a la clase de escritura”.[Notas 11] La sensibilidad pedagógica de Calasanz se manifiesta en los detalles, pues quiere que los libros estén bien impresos y que su lectura sea espiritualmente provechosa no sólo para los niños que empiezan ahora a comprender lo que leen, sino también para sus padres, que podrán leer esos mismos libros en casa.[Notas 12]

En estas dos clases de lectura en lengua vernácula -como ocurrirá luego en el segundo ciclo de la gramática-, para excitar la emulación como medio didáctico, se formaban dos grupos en cada clase, 'los adversarios y los oficiales', para que compitieran entre sí, y el que leía mejor en un libro, abierto al azar por el maestro, se le nombraba ‘Emperador’, y tenía durante aquella semana el privilegio de indultar dos o tres veces a los niños que habían merecido algún castigo. Incluso más tarde, en algunos colegios solía hacerse una ceremonia solemne de coronación, a ejemplo de lo que se hacía en San Pantaleón, en cuyo caso no se trataba ya de un ‘emperador semanal’, sino para todo el curso, para lo cual era elegido el mejor de la clase.[Notas 13]

Terminado el aprendizaje de la lectura, pasaban a la clase 5ª., que es una auténtica genialidad de Calasanz. En ella se manifiesta –su sentido práctico, su solicitud fundamental de que todo su sistema didáctico está al servicio de los pobres. Aunque nunca lo dijo expresamente, cabría afirmar que su lema y el de su Instituto fue en realidad -glosando el de los jesuitas y dándolo por supuesto- 'todo para mayor provecho de los niños pobres'.[Notas 14]

Esta original clase 5º. estaba dividida en tres secciones: la primera, por la que tenían que pasar todos, acogía a los que empezaban a escribir; la segunda era la de ábaco o de números, o sea, de aritmética elemental; la tercera se llamaba también la media, o de nominativos, es decir, rudimentos de gramática latina. La sección 1ª. de principiantes de escritura era la más numerosa de todas las clases.[Notas 15] Por la mañana se seguía haciendo ejercicio de lectura y 'silabear de memoria', mientras la 2ª. sección leía también, recitaba el catecismo y aprendía el ‘abbachino’,[Notas 16] y la 3ª. o media aprendía a declinar y conjugar. Por la tarde, mientras la sección 1ª. empezaba a hacer palotes, las otras dos aprendían caligrafía, llegando algunos a extremada perfección, bajo la dirección magistral del eximio calígrafo Ventura Sarafellini.[Notas 17] También Calasanz fue buen calígrafo desde sus tiempos jóvenes de Secretario del cabildo de Urgel, cualidad que mantuvo y perfeccionó en sus años romanos, como puede verse en muchas de sus espléndidas firmas.[Notas 18] Y sin duda bajaba muchas veces por las tardes a dar una vuelta por las aulas de escribir, para echar una mano,[Notas 19] como hacía también en el Colegio Nazareno, “con todo y que fuese General, Fundador, viejo y con la mano temblorosa, allá por los años 1631 ó 1632” recuerda con emoción un discípulo suyo en 1690.[Notas 20]

Esta variedad de secciones obedecía al sentido práctico y social de Calasanz. No todos sus alumnos podían soñar en seguir estudios universitarios, por ser demasiado pobres. Lo que les urgía a muchos era un mínimo de preparación para encontrar colocación y aportar dinero a la familia o pensaren su propio porvenir. Otros, sin embargo, aunque pobres, podían prolongar sus estudios humanísticos para entrar luego en el Colegio Romano o directamente, en la Universidad, o encontrar un oficio mejor remunerado en el que era necesario saber latín. Por ello, Calasanz, después de la sección 1ª de escribir, común y necesaria a todos, presentaba dos opciones distintas en las otras dos secciones alternativas: 'la 2ª -dice textualmente- de los que han de ir a ejercer algún oficio… y la 3ª de los que quieren continuar con las letras'.[Notas 21] Más tarde propuso todavía una tercera opción, abriendo una escuela de música para qúe sus alumnos pudieran encontrar ocupación en alguna de las capillas musicales al servicio de las basílicas romanas.[Notas 22]

Merece destacarse, además, el gran interés que puso Calasanz en la escuela de ábaco o matemáticas, no sólo por la valoración de la materia con clarirvidente visión de futuro,[Notas 23] sino también por el contraste con el desinterés general en las escuelas elementales de la época, tanto en la misma Roma como en Europa entera.[Notas 24] Ni se limitó a enseñar simplemente las cuatro operaciones fundamentales, para lo que no era necesario fomentar tan decidida y temerariamente la relación personal de algunos de sus religiosos con el proscrito Galileo.[Notas 25]

Notas

  1. $e trata de la ‘Breve relatione’ o ‘Documentum princeps’ (cf. n.33,37 y 80 del cap. 14).
  2. El informe de los lugueses al visitar San Pantaleón (cf. PosCas, p.172-173).
  3. Cf. texto correspondiente a la n.159 anterior.
  4. En el Colegio Romano la clase ínfima del quinquenio es la 5ª y la superior es la de retórica (cf. R. GARCÍA – VILLOSLADA, o.c., p.88-89). En la Universidad de Valencia por ejemplo, en vez de un quinquenio había 7 años de gramática y latinidad, siendo la 7ª clase la inicial, en la que se aprendían los nominativos, se declinaba y se conjugaba; la 1ª era la de retórica (cf. F. MIRALLES, ‘Nuevos documentos para la historia de la Universidad: los desórdenes de 1580-1590:’ Saitabi 35 [1998] 113-114). En la 6ª se seguía declinando y conjugando; se trataba de las partes de la oración, genero, numero y casos y concordancias. En el Colegio Romano, sin embargo, la clase 5ª o inicial empezaba con las concordancias, exigiendo ya aprendido todo lo anterior.
  5. ‘Doc. princeps.’ Preferimos traducirlo directamente del original italiano (cf. Archivum 3 [1938] 46-51), buscando mayor precisión literal. Véase traducción en SÁNTHA, SJC, p.746-751; V. FAUBELL, o.c., p.62-66. En el informe de los luqueses de l614 se dice: 'schola, quae parvulorum dicitur, continet pueros 104; docet prima elementa, eaque invicem combinare' (posCas, p.172)
  6. Cf. S. GINER, ‘El carisma de S. José de Calasanz…’, p.208-210.
  7. En 1643 el P. Castelli pedía que se librara al Instituto 'da quel che ha totalmente del donnesco, come I'insegnare a bambini incapaci di vera educatione Religiosa' (EC VI, p.2813). Un padre se negaba a darles clase 'allegando, che non poteva e che non era Honor suo far la scola dei piccolini' (EC, p.1644). En 1625 Calasanz temía que una de lahs causas de una posible relajación futura era 'il non voler pigliar li fanciulli piccoli della santa croce' (EGC II, p.345).
  8. En ‘Dichiarationi alle Costitutioni’ dice el Fundador, comentando el n.4 del Proemio: 'Se declara que, para obtener el debido provecho en los niños, no se aceptará en las Escuelas Pías a quienes no tengan seis años cumplidos; €en cuanto a los alumnos de trece o más años, no se les admitirá si no son de buenas costumbres' (AnCal 50 [1983] 570). En carta de 1627 escribe: 'non lasci accettare fanciulli di quattro o cinque anni ne in coteste scuole ne in quelle di Porta Reale' (c.746). A los Visitadores de 1625 responde: 'Li giovanetti poveri si ricevono di sei o sette anni alli primi elementi et non di minor età che non sono capaci d'imparare et impediscono l'altri' (cit. con otros textos en SÁNTHA, SJC, p.64-65; n.33).
  9. ‘Doc. princeps’, I.c., p,46-47. En el informe de 1614 esta clase tenía 80 alumnos (cf. PosCas, p.172). En 1638 se imprimieron en Roma unas hojas con tales oraciones necesarias, como consta en las cartas 2835 y 3O27. De otra edición de 1641puede verse el texto italiano en A. GARCÍA-DURÁN, ‘Itinerario… p.108-109, n.551 y otra oración de 'ofrecimiento de obras' en ib., p.121
  10. Memorial al cardenal Montalto, de 1602-1605 (EGC II, p.48). Cf. también C. VILÁ, ‘Cuatro sumarios…’, p.66. En carta del 29 de septiembre de 16l2 escribe Landriani al cardenal F. Borromeo, su tio: 'qui se li danno carta, penne, corone, Dottrine Cristiane, libri spirituali per amor di Dio et ‘officioli della Madonna' (EC, p.1636). Más textos en SANTHA,, SJC, p.387-389.
  11. ‘Doc. princeps’, l.c., p.47. También en 1614, según el informe de los luqueses, estas dos clases de escribir eran muy numerosas, teniendo cada una 90 alumnos (cf.çPosCas, p.173).
  12. En las Constituciones advierte: 'Erit ergo circa hoc quilibet localis Minister valde diligens, ut qui pueri legere discunt, iis libris utantur, qui non solum optimis characteribus insigniti sint, sed ex quorum lectione tam pueri, quam eorum parentes fructum percipere possint' (CC, n.213).
  13. ‘Doc princeps’, l.c.; SÁTHA, SJC, p.463-464. En noviembre de 1625 escribe Calasanz a Frascati: 'quanto alla corona e scetro fanno molto male in cotesta casa et non meritano che più se li impresti cosa alcuna, poichè non la restituiscono mai et se la ritengono come cosa propia et è necessario ordinare che si faccia tornare alla casa di Roma' (c.356). Y en 1632 escribe a Narni: 'Se l’anno passato fu imprestata la corona al Maestro de la seconda classe per far la festa del suo Imperatore, quest’anno al Maestro della prima classe se li doveva far non solo uguale ma maggior gratia' (c.1936). Este recurso pedagógico del emperador lo tomó Cálasanz de los jesuitas (cf SÁNTHA, SJC, p.464).
  14. El lema, con el que termina las Constituciones, es: 'Ad Omnipotentis Dei gloriam et proximorum utilitatem'. Sin embargo, en tiempos posteriores se impuso como tradicional el siguiente: 'Ad maius pietatis incrementum' (A. M. P. I.), con que termina la oración ‘Postcommunio’ de la Misa del Santo.
  15. En el ‘Doc. princeps’ se dice que tenía 140 alumnos (1.c., p.47) y en el informe de 1614 cuenta 150 y se dice que es 'schola omnium scholarum maxima'; la sección 2ª, de ábaco, tiene 80; la 3.1, ‘la Mezza’ (la media), tiene 106 (cf. PosCas, p.173).
  16. ‘Abbaco o Abbacchino’ era un librito que contenía los primeros elementos de aritmética, o sea, las cuatro operaciones y sus tablas correspondiéntes (cf. G. PANCHETTI, ‘Giuseppe Calasanzio’ [Padova 1977] p.74).
  17. Las dos relaciones se complementan en la descripción de esta complicada clase 5ª. (cf. ‘Doc. princeps’, 1.c.; informe de 1614, en PosCas, p.173). En el contrato que hizo Calasanz con Sarafellini el 15 de julio de 1617 decía: 'che debba servire in dar lezione di scrivere per tutto il tempo della vita sua nelle scuole della nostra Congregatione il giorno ‘dopo il pranzo’ nel comincio delle scuole sin al fine' (SÁNTHA, SJC, n.144, n.17). En la ‘Biblioteca Nazionale Centrale Vittorio Emmanuele’, de Roma, ‘ms. San Pantaleo n.63 (15), se conserva un código con 22 láminas caligráficas de los alumnos de las Escuelas Pías, de 1625, dos de los cuales se declaran expresamente discípulos de Ventura Sarafellini (cf. A. PETRUCCI, ‘Scrittura e popolo nella Roma barocca 1585-1721’ [Roma 1982], p.20, n.40). Véase una lámina reproducida en SÁNTHA, SJC, p.336-337.
  18. A través de los volúmenes de su Epistolario publicado, el comentarista Picanyol hace notar en muchísimas cartas: 'G bellissima', refiriéndose a la letra inicial de su nombre italiano Giuseppe, en la firma. Véanse algunas en CS, II, p.64-65 y DENES, II, p.124.
  19. En el informe de 1614 se dice que entre las tres secciones de la clase 5ª. había 336 niños (150+80+106) y que convenía que hubiera cuatro maestros para la 1ª., tres para la 2ª. y tres para la 3ª., pensando en las clases de la mañana y las de escribir de la tarde –para todos los 336 niños-, para las que tenían que preparar ejemplos o modelos de escritura, corregirlos uno a uno y 'cortar las plumas para todos', pues entonces se usaban plumas de ganso y cada tipo de letra requería un Corte especial (cf. PosCas, p.173).
  20. Merece la pena leer el texto original de este sacerdote, don Jacinto Paracciani, que depone en el proceso de beatificación de Calasanz: 'dopo che io entrai nel Collegio Nazareno hebbi fortuna che qualche volta m'insegnasse a scrivere con tutto che il medesimo fosse Generale, fondatore, vecchio -tendria setenta y cuatro o setenta y cinco años- e con la mano tremante, e questo.sará stato del 1631 ó 1632' (cf. S. GINER, ‘El proceso de beatificación …’ p.169).
  21. ‘Doc. princeps’, 1.c.
  22. Cuando en 1642 se la descornpusieron, se lamentaba diciendo: 'qui si perde la Scola de poveri fanciuli che con la musica, se havendo imparato un poco, si guadagnavano il pane' (c,3999). Además de la clase, todos los niños, aprendían muchos cantos religiosos (Laudi spirituali), mereciendo que el compositor Ludovico Grignani, oratoriano, dedicara uno de sus libros (‘Cento laudi spirituali, ed. en 1624) 'alli spirituali cantori, li scolari delle Scuole Pie' (cf. SÁNTHA, SJC, p.552, n.8). A sus religiosos, sin embargo, prohibía Calasanz toda clase de instrumentos, salvo el címbalo (¿la carnpana?): 'intendo che il P. Giuseppe… tiene e suona la chitarra alla spagnola cantando cose profane, et alla siciliana… V. R. gli ordini da parte mia, che subito mandi fuori Ia chitarra, et non vi sia alfro instrumento in casa, se non il cimbalo' (c.3400). 'Ho inteso ancora che alcuni de nostri tengono instromenti in camera, se non é gran cimbalo non lo permetta' (c.3074). La misma aversión manifiesta al canto en las funciones de iglesía: 'che tutte le nostre funtioni della chiesa si cantino a modo de Capuccini, salvo le litanie del sabato sera et vigilie della Rma. Vergine et non si usi altro modo, di cantar ne figurato ne di canto fermo' (c.2216). Cf. también c.2218.
  23. 'Attenda a perfezionarsi piu che può nelle matematiche che si vede che sono grate al mondo> (C.2358); 'Ho visto quanto V. R; mi scrive circa la instituzione dell’abaco, il quale nella nostra Religione è di grandissimo merito;' (c.4135) 'questa scienza (arimética) e l’essercizio è molto utile per lo poveri che non hanno capitale da pote viveza faticare'. (c.3753)
  24. 'Dalla informazione a me nota circa le scuole romane appare che in moltissime quella materia (aritmética) era assente… Ma è anche vero che quell’insegnamento era raro in tutta l’Europa del s. XVI e dove s’impartiva, si riduceva alle quattrc operazioni… Il Calasanzio, che guardava allo sbocco pratico della scuola per vari impieghi di lavoro dei poveri, fece dell’aritmetica, dopo la dottrina cristiana, l’insegnamento predominante, non contentandosi delle quattro operazioni' (G. PELLICIA, o.c., p.329-330). Cf. SÁNTHA, SJC, p.429, n.1. En 1651 G. A. BRUZZI, visitando las escuelas romanas por orden del Rector de ‘La Sapienza’, de 58 Entre 69 visitadas especifica las rnaterias que se enseñan y sólo hay un máestro que, además de leer y escribir, enseñe aritmética (cf. G. PELLICIA, o.c., p.332).
  25. Entre los papeles del Fundador se ha conservado una fórmula breve para sumar quebrados, claro testimonio de que se iba más allá de las cuatro operaciones fundamentales (cf. SÁNTHA, SJC, p.146, n.8).