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24.05. Reacción violenta contra Cherubini

Quizá no fue sincero el P. Cherubini cuando, al anunciar su nombramiento a toda la Orden, dijo: 'mi mayor consuelo es que será para poco tiempo';[Notas 1] lo mismo dijo Pietrasanta a la Comunidad de San Pantaleón, precisando además que por Navidad estaría todo arreglado y el P. General habría recuperado su oficio.[Notas 2] No hay que olvidar que era opinión general, compartida por Pietrasanta, que la visita prácticamente había terminado. Pero llegó Navidad y las cosas seguían como antes. La gente empezó a impacientarse, sobre todo cuando a principios de año se corrió la voz de que iban a nombrar al P. Esteban vicario General, y que estaba intentando la reforma de la Orden, aligerando el peso de las austeridades y moderando el concepto de suma pobreza, con lo que de nuevo aparecía como fiel continuador de las ideas reformadoras de Mario y Pietrasanta. De ambos rumores se hacía eco el P. General escribiendo a Berro el 6 de febrero de 1644:

'En cuanto a las cosas de la Orden, se trata ahora entre los Sres. Cardenales- diputados, si el P. Esteban deberá ser Vicario General, y toda la Orden está en contra de ello, como habrá sabido por cartas de otros. Y en cuanto a relajar la Religión, se dice que el P. Esteban con su secretario [P. Ridolfi] y el Visitador son de la opinión de relajarla en algunas cosas y particularmente acerca de la pobreza, pero se hará todo lo posible para mantenerla en su rigor'.[Notas 3]

Por estos motivos, en febrero de 1644, se desató una verdadera tormenta de protestas y memoriales en toda la Orden, dirigidos a los cardenales de la Comisión Diputada, en una especie de plebiscito, sobre todo si se tiene en cuenta que, además de las casas que suscribieron formularios propios, hubo uno que se generalizó y que decía simplemente: 'Nosotros, los infrascritos Padres y Hermanos de las Escuelas Pías de… , respecto a la persona del P. Esteban de los Ángeles, suscribimos todo lo que han suscrito nuestro P. General, Asistentes y demás Padres y Hermanos de las Escuelas Pías de Roma. Y en fe de la verdad hemos suscrito la presente de nuestra propia mano'. El memorial a que se alude, firmado por treinta religiosos romanos, precedidos por el P. General, decía:

'Emos. y Rvmos. Sres.

Sabiendo los Padres de las Escuelas Pías de Roma que VV. EE. Por su benignidad, están por terminar cuanto antes las cosas de su Religión, dándoles Superior Mayor, suplican, por cuanto aman la tranquilidad y el buen gobierno de dicha Religión, que no permitan que sea elegido o confirmado el P. Esteban de los Ángeles, al presente Procurador General, ni otro propuesto por él, si antes no se toman informes de la vida y milagros (de vita et moribus) de quien venga propuesto, con juramento de quien deponga, como se ofrecen a jurar respecto a dicho Padre que es indigno de tal cargo. Se ruega también que no den fe a los informes que haya dado o tenga que dar él o alguno de sus adictos acerca de la Orden, considerando a estos tales como contrarios a dicha Orden y de opinión distinta respecto a la observancia regular y al instituto profesado por ellos. Todo lo cual se recibirá como gracia y en pro de la paz y tranquilidad universal de dicha Orden, pues toda ella, si le dan tiempo, suscribirá todo lo dicho, siendo común a todos los buénos tal sentimiento'.[Notas 4]

Y efectivamente, dice Berro que este memorial, con la otra fórmula breve, fue firmado por más de 300 religiosos de las Provincias más cercanas a Roma.[Notas 5] De hecho, se han conservado -y editado- unas veinte cartas, escritas por las comunidades de Ancona, Cárcare, Génova, Fanano, Florencia, Pisa, Narni, Pieve di cento, Moricone, Roma, Nursia, Frascati, Poli y Nápoles, con unas 325 firmas, algunas repetidas por haber escrito su comunidad más de una carta.[Notas 6] En algunos formularios comunes se alude a la pretendida reforma, contra la que habían firmado 'el P. General, Asistentes y todos los Padres y Hermanos -dicen-, excepto unos pocos, de las Escuelas Pías de Roma'[Notas 7] O bien se dice que 'se haga todo con la consulta y relación de los Padres más observantes'.[Notas 8] No se puede menos de dar el debido peso a este plebiscito, a este clamor universal de toda la Orden, Que pedía cosas tan justas y santas como el restablecimiento del P. General y Fundador en sus funciones de gobierno; se oponía a que fuera confirmado como cabeza de la Orden el P. Cherubini, 'el trapo más sucio de todo el Instituto', como lo califica Bau;[Notas 9] y se mantenía fiel al espíritu del fundador, rechazando la relajación de la pobreza y demás austeridades que intentaban imponer desde dentro y desde fuera.

A pesar de toda esta avalancha de memoriales, no se veía indicio alguno de que hicieran mella en la Comisión Diputada. Por lo que seguían escribiéndose otros, cada vez más osados, acusadores y temerarios, como uno de la comunidad de San Pantaleón, probablemente escrito por Baldi, en que lamentaban no sólo que se hubiera nombrado a Cherübini, sino que se le hubieran dado más poderes de los que permitían las Constituciones, y rogaban de nuevo que se les escuchara, 'pues -decían- aun los condenados por la justicia son atendidos'. Y señalaban con el dedo a Albizzi y Pietrasanta como sospechosos, 'pues sin hacer caso de las reiteradas súplicas han propuesto a dicha persona'.[Notas 10]

Más temeraria aún era otro carta de Baldi al cardenal Roma, en que acusaba a Mons. Asesor de haber mostrado a Cherubini el memorial que contra él había presentado la comunidad de San Pantaleón, antes de que se leyera en la Comisión, con la consecuencia desagradable de que, siendo Superior, 'va ahora mortificando y solicitando a éste y a aquél por haber suscrito contra él. Y acababa con esta gravísima acusación contra Albizzi: 'De aquí se puede ver la parcialidad y protección de dicho Prelado, que muestra a la parte contraria lo que nosotros escribimos de ella, pero no nos muestra a nosotros lo que se nos opone. Tanto más cuando que estamos ciertos de los donativos hechos por la misma persona (que para su descrédito acusamos de inhábil para el gobierno) al mencionado prelado para la conservación del oficio'.[Notas 11] Y no era una calumnia, pues no faltan testimonios que acusan a Cherubini de haber dilapidado unos cuatro mil escudos de acciones de la Orden, mientras era Superior General,[Notas 12] así como de haberse servido de la generosidad de sus parientes para ganarse protección y apoyo entre 'Ministros de Palacio' parasus propios fines.[Notas 13] Ni queda exento de ambición y de codicia Mons. Asesor, siempre dispuesto a recibir donativos y pensiones fijas para hacerse pagar favores e influencias, como lo prueban tantos casos.[Notas 14]

Naturalmente, Mons. Asesor, como secretario de la Comisión Diputada, tenía que leer todo este aluvión de memoriales, así como también Pietrasanta y Cherubini debían de estar al corriente. En efecto, en ese mismo mes de febrero de 1644, tanto el visitador como Cherubini reaccionan con violentas cartas, amenazando a los individuos en concreto y a toda la Orden. Al P. Berro le escribe Cherubini el 6 de febrero: 'el tiempo nos mostrará cosas sorprendentes con daños irreparables para la Orden, tan revuelta por estos tales [¿los Superiores antiguos?] que no tienen más que ambición en los ojos para reinar, sin preocuparse para nada del ser o no ser de la Religión, cuya acomodación había yo encaminado tan bien, pero todo se ha perdido'.[Notas 15] y el mismo dia 6 escribía a uno de los Rectores de Nápoles: '[el memorial] ha sido suscrito por V. R. y los demás simplones, que no saben en qué laberinto han entrado al firmarlo. Si se llega a las pruebas, veremos y oiremos cosas interesantes; pues por mi honor es necesario que yo les haga parecer a todos o temerarios o mentirosos o falsarios… Y les enseñarán qué quiere decir firmar y jurar que uno como yo no es hombre que merezca el gobierno… Sentiré mucho que la Orden pague lo peor…'.[Notas 16] ¡Estas bravatas le definen como Superior más que cualquier comentario! El día 7 escribía a Génova: 'yo por mí nada temo, pues la conciencia no me remuerde de nada, pero temo alguna sacudida a la Orden con daño irreparable… V. R. no deje de orar, pues lo veo todo en gran peligro'.[Notas 17]

La barahúnda de memoriales, pidiendo que la Comisión se enterara de lo que todo el mundo sabía en la Orden sobre la vida pasada de Cherubini, movió a pedir al P. General, hacia fines de febrero, un atestado. Y el pobre viejo, que tantas pruebas había dado de favorecer y estimar al P. Esteban, olvidando sus lejanos descarríos, no tuvo más remedio, por el bien de la Orden y por solidaridad con todos sus hijos, que redactar un informe gravísimo el 23 de febrero, detallando lo que había ocurrido en Nápoles en 1630, es decir, siendo Rector del Colegio de la Duquesca el P. Cherubini, fue acusado de tratos nefandos con algunos chicos; se le destituyó de su cargo y se le mandó a Roma, dándole un oficio para disimular su cese y evitar escándalos; se hizo en Nápoles un proceso secreto, cuyas actas, llegadas a Roma, fueron casualmente a parar a manos del reo, quien consiguió por influencias que el propio P. General, para evitar la infamia de su ilustre familia, anulara el proceso y ordenara que el acusado no fuera molestado en adelante por ese motivo; en otra ocasión tuvo que declarar que no se había procedido hasta entonces jurídicamente contra él por no deshonrar a su familia; nunca le quiso dar cargos de jurisdicción, como Rector o Provincial, aunque se lo habían pedido 'personas graves' que ignoraban su pasado.[Notas 18]

No ha quedado para la Historia el menor indicio del impacto que produjo en los miembros de la Comisión la lectura de este atestado. Sí queda en el lector el que produce la actitud de esta Comisión que ratifica y mantiene en el poder a un hombre como Cherubini, a sabiendas de lo que es y en contra de la voluntad mayoritaria de la Orden. Quizá alguien se acordó de las palabras de Mario y comentó al acabar la lectura: '¡Este viejo chochea!'.

Notas

  1. EC, p.896.
  2. BERRO II, p.72. Según otros, habló de 15 días de gobierno solamente (EC, p.1087-1088).
  3. C.4153.
  4. EC, p.2495. Otro memorial semejante en contenido dirigieron a Mons. Paolucci, reconociendo que, por anteriores intervenciones suyas, 'después de Dios, a V. se debe la persistencia de la Orden y del Institituto'. Pero en vez de mandárselo a él directamente, rogaron al buen amigo, protector y fundador del Colegio de Cárcare, Mons. Juan A. Castellani, que se lo presentara él con particular recomendación. Y así lo hizo con carta del 12 de febrero de 1644 (cf. PAOLUCCI, doc. 30 y 31, p.96-97).
  5. BERRO II, p.78. Lo mismo dice el Memorial de Nikolsburg contra Pietrasanta (cf. EC, p.1088)
  6. Cf. EC, p.983-1107, 2490-2496. Todas estas casas son nombradas en un Memorial adjunto de la misma época, en el que se dice que las firmas eran 'circa duecento,' pero nosotros hemos contado 325 (cf.PAOLUCCI, doc.29, p.93-95).
  7. Cf. EC, p.1052-1054, 1062.
  8. EC, p.1044.
  9. Cf. BAU. RV, p. 253
  10. EC, p.2492 Y EGC IX, p,159-160. Nos queda la duda de si todos esos memoriales con centenares de firmas llegaron al seno de la comisión. Pietrasanta dice el 7 de febrero de 1644: 'De este Memorial, que me han remitido para que yo informe a la Comisión y de otros formados en otras casas y provincias yo encuentro que se han procurado de modo indebido …' y añade luego que 'no debe ser admitido' (EC, p.2101-2102) comentando esto, los de Nikolsburg le escriben el 22 de agosto de 1644, que dicho memorial fue presentado al cardenal Roma, presidente, quien lo hizo llegar a Albizzi, secretario, para que se leyera en la próxima sesión (10 de marzo de 1644) (EC, p 1088). Pero ¿se les pasó a Albizzi y a Pietrasanta y entre los dos decidieron que no eran admisibles?
  11. EC, p.196.
  12. Cf BAU, BC, p.1004; EC, p.2507-2508; BERR0 II, p.179-181.
  13. Cf. EC,p.2I6.
  14. Cuenta Berro que al morir el P.Mario 'dejó algunos baúles y cajas con no sé qué cosas dentro a Mons. Ilmo .y Rvmo. Asesor' (BERRO II, p.66). Mas esto son minucias comparado con lo que dice Ceyssens: Albizzi recibía dei rey de España una pensión anual de tres mil escudos para defender los intereses de su Córona en la corte romana, y luego aceptó otra del rey de Francia, aun siendo generalmente contrarios los intereses de ambos reyes. Ya dijimos que recibía también otra pensión anual de los jesuitas (cf. L. CEYSSENS, o.c., p.209, 215-216, 204).
  15. EC, p.899.
  16. EC, p.900.
  17. EC, p.902. Véase también la carta siguiente, 174.
  18. Cf. EGC X, p.340. Traducción íntegra en BAU, BC, p.998-999. En el reverso de la copia conservada se lee: 'Facta de mandato S. Congreg. particularis super rebús Religionis Sch. P.' Luego la Comisión leyó el informe