Diferencia entre revisiones de «Demarcación Nápoles»
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Numerosos religiosos, entre los más cultos, se adhirieron a las ideas de la revolución francesa y durante el período de la república partenopea ([[1799]]) se comportaron más como revolucionarios que como religiosos. Es natural que al suprimir Napoleón ([[1809]]) los conventos, gran parte de los escolapios abandonaran la Orden. Después de la restauración, se reunieron en una sola Provincia los de Campania y Apulia; mejor dicho, la de Apulia asumió el nombre de Provincia de Nápoles. El historial de la nueva Provincia se inicia en [[1824]] bajo el provincialato de Rafael Membola. Estaba constituida por las casas siguientes: Colegio Real, Benevento, Foggia, Francavilla, Campi, Ariano y Ruvo: todas eran casas de Apulia. En el año [[1831]], eran 82 los religiosos; 30 años después ascendían a 244. Las casas eran 14 en [[1857]]. Hubo entusiasmo al reemprenderse la causa de beatificación de Pompilio M.ª Pirrotti ([[1835]]). Se abrieron las casas de San Carlos all’Arena (Nápoles, [[1846]]), Galatina, y otras cinco se confiaron a los escolapios entre [[1849]] y [[1857]] por voluntad de Fernando II, gracias quizás al P. Pompeyo Vita, que era por entonces preceptor de los príncipes. Fueron los reales colegios de Catanzaro, Vibo Valencia, Avellino, Maddaloni y Chieti. Vita fue Provincial y Delegado general; su gobierno fue positivo de [[1851]] a [[1857]], en que enfermó y a pesar de eso fue reelegido; la enfermedad degeneró en una especie de locura en [[1859]] y no quiso renunciar al cargo. Sorteó la situación el Visitador general, José de Laurentis, pero falleció antes de terminar su misión. Desde aquel momento la Provincia corrió peligro: el General Fucile no privó de sus títulos a Vita. Por esto el verdadero Provincial, Celestino Procacci, tuvo que contentarse con el título de Vicario provincial. Lo peor sobrevino en [[1864]] cuando Venceslao Profilo, afirmando falsamente haber obtenido el «exequátur» del gobierno para su patente de Provincial, recibida el año anterior, lanzó una circular en que se declaraba Provincial. Entonces Procacci reafirmó sus derechos y el General Perrando no quiso o no pudo dirimir la cuestión. Así nació una trágica confusión que duró un año: la indisciplina se añadió entonces a la preocupación por el futuro, que había invadido a la mayor parte de los religiosos. En efecto, cada cual pensaba en su propio porvenir, olvidando los intereses de la comunidad, pues en [[1861]] el gobierno quitó a los escolapios los cinco colegios que les confiara Fernando II; con ello 90 religiosos tuvieron que retirarse a los nueve que le quedaban a la Provincia con grave malestar para todos. Además era notorio que el gobierno planeaba la supresión de todos los conventos para adueñarse de sus bienes. De hecho, cuando salió en [[1866]] la ley, numerosos escolapios se pusieron a disposición del Estado y de los municipios, que los aceptaron gustosos como maestros. Al quitar a la Provincia el último colegio ([[1868]]), ya casi todos los religiosos se habían colocado fuera de la Orden. Solo dos grupos de las casas de San Carlos all’Arena y de San Carlos alle Mortelle, aunque viviendo separadamente, procuraron trabajar juntos en los centros que abrieron en la subida de la Infrascata y en la calle del Purgatorio ad Arco. Salvador Nisio, nombrado Provincial ([[1869]]) por el General Casanovas, intentó en vano la reorganización de la vida de comunidad; esto sólo se logró en [[1877]] al comprar un edificio en Largo Donnaregina. Unió algo a los religiosos la recogida de limosnas para la causa del venerable Pompilio; su beatificación en [[1890]] provocó entusiasmo, despertó vocaciones y acrecentó el aprecio de la Orden. Se abre la casa de Pompeya en [[1894]] y se recupera Campi en [[1898]]. Pero al comenzar el siglo se cierran Donnaregina y se abandona Pompeya, si bien se abre Bellavista; hay un total de 27 religiosos, de ellos 3 eran novicios. Todo se reanimó con la reapertura, en [[1926]], de Donnaregina, a pesar de la escasez del personal que en [[1930]] era de once religiosos; les ayudaban escolapios de otras Provincias desde [[1894]]. En [[1934]] era canonizado San Pompilio, lo que volvió a animar la obra de reconstrucción. En [[1948]] son 17 los religiosos napolitanos; en [[1959]] llegan a 34 y a 36 en [[1965]]. Mérito relevante en ello tiene el P. Felipe Ciotta. Hoy no llegan a una treintena de sacerdotes. Atienden a unos 3.000 alumnos en los seis colegios siguientes: Campi, Donnaregina, Bellavista, Fuorigrotta, Chieti, Villafranca Tirrena y la residencia de San Carlos all’Arena. | Numerosos religiosos, entre los más cultos, se adhirieron a las ideas de la revolución francesa y durante el período de la república partenopea ([[1799]]) se comportaron más como revolucionarios que como religiosos. Es natural que al suprimir Napoleón ([[1809]]) los conventos, gran parte de los escolapios abandonaran la Orden. Después de la restauración, se reunieron en una sola Provincia los de Campania y Apulia; mejor dicho, la de Apulia asumió el nombre de Provincia de Nápoles. El historial de la nueva Provincia se inicia en [[1824]] bajo el provincialato de Rafael Membola. Estaba constituida por las casas siguientes: Colegio Real, Benevento, Foggia, Francavilla, Campi, Ariano y Ruvo: todas eran casas de Apulia. En el año [[1831]], eran 82 los religiosos; 30 años después ascendían a 244. Las casas eran 14 en [[1857]]. Hubo entusiasmo al reemprenderse la causa de beatificación de Pompilio M.ª Pirrotti ([[1835]]). Se abrieron las casas de San Carlos all’Arena (Nápoles, [[1846]]), Galatina, y otras cinco se confiaron a los escolapios entre [[1849]] y [[1857]] por voluntad de Fernando II, gracias quizás al P. Pompeyo Vita, que era por entonces preceptor de los príncipes. Fueron los reales colegios de Catanzaro, Vibo Valencia, Avellino, Maddaloni y Chieti. Vita fue Provincial y Delegado general; su gobierno fue positivo de [[1851]] a [[1857]], en que enfermó y a pesar de eso fue reelegido; la enfermedad degeneró en una especie de locura en [[1859]] y no quiso renunciar al cargo. Sorteó la situación el Visitador general, José de Laurentis, pero falleció antes de terminar su misión. Desde aquel momento la Provincia corrió peligro: el General Fucile no privó de sus títulos a Vita. Por esto el verdadero Provincial, Celestino Procacci, tuvo que contentarse con el título de Vicario provincial. Lo peor sobrevino en [[1864]] cuando Venceslao Profilo, afirmando falsamente haber obtenido el «exequátur» del gobierno para su patente de Provincial, recibida el año anterior, lanzó una circular en que se declaraba Provincial. Entonces Procacci reafirmó sus derechos y el General Perrando no quiso o no pudo dirimir la cuestión. Así nació una trágica confusión que duró un año: la indisciplina se añadió entonces a la preocupación por el futuro, que había invadido a la mayor parte de los religiosos. En efecto, cada cual pensaba en su propio porvenir, olvidando los intereses de la comunidad, pues en [[1861]] el gobierno quitó a los escolapios los cinco colegios que les confiara Fernando II; con ello 90 religiosos tuvieron que retirarse a los nueve que le quedaban a la Provincia con grave malestar para todos. Además era notorio que el gobierno planeaba la supresión de todos los conventos para adueñarse de sus bienes. De hecho, cuando salió en [[1866]] la ley, numerosos escolapios se pusieron a disposición del Estado y de los municipios, que los aceptaron gustosos como maestros. Al quitar a la Provincia el último colegio ([[1868]]), ya casi todos los religiosos se habían colocado fuera de la Orden. Solo dos grupos de las casas de San Carlos all’Arena y de San Carlos alle Mortelle, aunque viviendo separadamente, procuraron trabajar juntos en los centros que abrieron en la subida de la Infrascata y en la calle del Purgatorio ad Arco. Salvador Nisio, nombrado Provincial ([[1869]]) por el General Casanovas, intentó en vano la reorganización de la vida de comunidad; esto sólo se logró en [[1877]] al comprar un edificio en Largo Donnaregina. Unió algo a los religiosos la recogida de limosnas para la causa del venerable Pompilio; su beatificación en [[1890]] provocó entusiasmo, despertó vocaciones y acrecentó el aprecio de la Orden. Se abre la casa de Pompeya en [[1894]] y se recupera Campi en [[1898]]. Pero al comenzar el siglo se cierran Donnaregina y se abandona Pompeya, si bien se abre Bellavista; hay un total de 27 religiosos, de ellos 3 eran novicios. Todo se reanimó con la reapertura, en [[1926]], de Donnaregina, a pesar de la escasez del personal que en [[1930]] era de once religiosos; les ayudaban escolapios de otras Provincias desde [[1894]]. En [[1934]] era canonizado San Pompilio, lo que volvió a animar la obra de reconstrucción. En [[1948]] son 17 los religiosos napolitanos; en [[1959]] llegan a 34 y a 36 en [[1965]]. Mérito relevante en ello tiene el P. Felipe Ciotta. Hoy no llegan a una treintena de sacerdotes. Atienden a unos 3.000 alumnos en los seis colegios siguientes: Campi, Donnaregina, Bellavista, Fuorigrotta, Chieti, Villafranca Tirrena y la residencia de San Carlos all’Arena. | ||
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Revisión de 08:57 15 oct 2014
Ver Presencias (25) / Religiosos (54) / Cartas de hermandad
Datos
- Provincia escolapia (1626-1754; 1823- )
Historia
San José de Calasanz dio comienzo personalmente a las Escuelas Pías en Nápoles (2-11-1626). A fines de abril de 1627 dejó como Superior provincial al P. Pedro Casani. Este abrió en el mismo año las casas de Porta Reale (Nápoles) y de Bisignano en Calabria; la de Campi en 1628, la de Somma Vesuviana en 1630, y la residencia de Posilipo (1630). Casani gobernó la Provincia hasta 1631, habiendo vestido la sotana a 61 religiosos, entre ellos el venerable Onofre Conti y el recordado Mario Sozzi. En 1638 la Provincia contaba con 70 religiosos. A partir del decreto de reducción de la Orden (1646), los religiosos de Nápoles y Campania se mostraron muy hostiles a los forasteros (los de Apulia u otras regiones de Italia), acabando por obligarles a abandonar la Provincia y regresar a su país de origen o a Roma. De 1646 a 1656 se recibieron vocaciones a título de «agregados» y se abrió la casa de Nocera. La peste de 1656 dejó más de 40 víctimas; en 1657 quedaban en toda la Provincia sólo 30 individuos, incluidos los novicios. La formaban 7 colegios o casas (la Duquesa, Porta Reale, Bisignano, Campi, Chieti, Turi y Nocera). Un religioso vivía en Posilipo como guardián. Pero abundaron las vocaciones y en 1688 eran ya casi cien los religiosos; se abren nuevas casas y se ponen varios religiosos a disposición del P. General, quien envía algunos a España. La Provincia, en su florecimiento, dio tres Generales a la Orden: Carlos Juan Pirroni, Gregorio Bornó y José Oliva. Buena parte de este esplendor se debió al juniorato abierto en Chieti y los excelentes maestros de novicios. San Pompilio proclamaba como el mejor de su tiempo al P. Hermenegildo Porta (1679-1737). La Provincia logró su máximo esplendor hacia 1750, si bien ya entonces se advertían algunos signos de decadencia: poseía 15 casas y 182 religiosos. Los males que aquejaban a la Provincia eran un debilitamiento de la disciplina regular, que se manifestaba en la ambición de muchos para hacerse con cargos y exenciones, en la búsqueda de una vida cómoda y en la división creciente entre los religiosos (napolitanos y puglienses). Ello originó en 1754 la creación de la Provincia de Apulia con 8 casas. En la de Nápoles, que ahora se llamó «Campania», quedaron la mayor parte de los religiosos y 8 casas, a saber: Duquesca, Caravaggio (o Porta Reale), Posilipo, el Colegio Real, Nocera, Gaeta, Chieti y Lanciano. En 1772 la Provincia adquirió en los Abruzos las casas de Pescina, Massa y Seanno, que eran de Roma y se cedió a Apulia el Colegio Real de Nápoles (1768). Los religiosos eran en 1762 ciento once; bajando a noventa y dos en 1786. Florecía la vida de piedad y hubo escolapios verdaderamente santos; se acrecentó el estudio de las ciencias exactas y de la filosofía, con no poco prestigio, siendo considerados los colegios escolapios como los mejores del reino. Con todo, la paz de la Provincia se vio turbada por algunos sucesos: El traslado del juniorato de Chieti al colegio de Caravaggio (1754-1768) que perjudicaba la economía de la Provincia.
El desgobierno que siguió a la muerte del joven Provincial Nicolás Carcani (1764); el Vicario provincial Domingo Mazzella, muy anciano, no hizo nada; Ciotti, que le sucedió (1765), por intrigas de algunos religiosos, no logró el «exequátur» regio y apenas pudo gobernar (1765-1769). Desgraciado fue el provincialato de Nicolás Cavallo (1772- 1775), varón de gran capacidad y cultura, pero relajado y que vivía casi siempre en la corte. La situación empeoró al prohibir el gobierno las relaciones con Roma.
Numerosos religiosos, entre los más cultos, se adhirieron a las ideas de la revolución francesa y durante el período de la república partenopea (1799) se comportaron más como revolucionarios que como religiosos. Es natural que al suprimir Napoleón (1809) los conventos, gran parte de los escolapios abandonaran la Orden. Después de la restauración, se reunieron en una sola Provincia los de Campania y Apulia; mejor dicho, la de Apulia asumió el nombre de Provincia de Nápoles. El historial de la nueva Provincia se inicia en 1824 bajo el provincialato de Rafael Membola. Estaba constituida por las casas siguientes: Colegio Real, Benevento, Foggia, Francavilla, Campi, Ariano y Ruvo: todas eran casas de Apulia. En el año 1831, eran 82 los religiosos; 30 años después ascendían a 244. Las casas eran 14 en 1857. Hubo entusiasmo al reemprenderse la causa de beatificación de Pompilio M.ª Pirrotti (1835). Se abrieron las casas de San Carlos all’Arena (Nápoles, 1846), Galatina, y otras cinco se confiaron a los escolapios entre 1849 y 1857 por voluntad de Fernando II, gracias quizás al P. Pompeyo Vita, que era por entonces preceptor de los príncipes. Fueron los reales colegios de Catanzaro, Vibo Valencia, Avellino, Maddaloni y Chieti. Vita fue Provincial y Delegado general; su gobierno fue positivo de 1851 a 1857, en que enfermó y a pesar de eso fue reelegido; la enfermedad degeneró en una especie de locura en 1859 y no quiso renunciar al cargo. Sorteó la situación el Visitador general, José de Laurentis, pero falleció antes de terminar su misión. Desde aquel momento la Provincia corrió peligro: el General Fucile no privó de sus títulos a Vita. Por esto el verdadero Provincial, Celestino Procacci, tuvo que contentarse con el título de Vicario provincial. Lo peor sobrevino en 1864 cuando Venceslao Profilo, afirmando falsamente haber obtenido el «exequátur» del gobierno para su patente de Provincial, recibida el año anterior, lanzó una circular en que se declaraba Provincial. Entonces Procacci reafirmó sus derechos y el General Perrando no quiso o no pudo dirimir la cuestión. Así nació una trágica confusión que duró un año: la indisciplina se añadió entonces a la preocupación por el futuro, que había invadido a la mayor parte de los religiosos. En efecto, cada cual pensaba en su propio porvenir, olvidando los intereses de la comunidad, pues en 1861 el gobierno quitó a los escolapios los cinco colegios que les confiara Fernando II; con ello 90 religiosos tuvieron que retirarse a los nueve que le quedaban a la Provincia con grave malestar para todos. Además era notorio que el gobierno planeaba la supresión de todos los conventos para adueñarse de sus bienes. De hecho, cuando salió en 1866 la ley, numerosos escolapios se pusieron a disposición del Estado y de los municipios, que los aceptaron gustosos como maestros. Al quitar a la Provincia el último colegio (1868), ya casi todos los religiosos se habían colocado fuera de la Orden. Solo dos grupos de las casas de San Carlos all’Arena y de San Carlos alle Mortelle, aunque viviendo separadamente, procuraron trabajar juntos en los centros que abrieron en la subida de la Infrascata y en la calle del Purgatorio ad Arco. Salvador Nisio, nombrado Provincial (1869) por el General Casanovas, intentó en vano la reorganización de la vida de comunidad; esto sólo se logró en 1877 al comprar un edificio en Largo Donnaregina. Unió algo a los religiosos la recogida de limosnas para la causa del venerable Pompilio; su beatificación en 1890 provocó entusiasmo, despertó vocaciones y acrecentó el aprecio de la Orden. Se abre la casa de Pompeya en 1894 y se recupera Campi en 1898. Pero al comenzar el siglo se cierran Donnaregina y se abandona Pompeya, si bien se abre Bellavista; hay un total de 27 religiosos, de ellos 3 eran novicios. Todo se reanimó con la reapertura, en 1926, de Donnaregina, a pesar de la escasez del personal que en 1930 era de once religiosos; les ayudaban escolapios de otras Provincias desde 1894. En 1934 era canonizado San Pompilio, lo que volvió a animar la obra de reconstrucción. En 1948 son 17 los religiosos napolitanos; en 1959 llegan a 34 y a 36 en 1965. Mérito relevante en ello tiene el P. Felipe Ciotta. Hoy no llegan a una treintena de sacerdotes. Atienden a unos 3.000 alumnos en los seis colegios siguientes: Campi, Donnaregina, Bellavista, Fuorigrotta, Chieti, Villafranca Tirrena y la residencia de San Carlos all’Arena.
Superiores
NOTA: El orden de los superiores estaba equivodado en la edición original. Hemos procedido a rectificarlo
Obras
Obra | Años | Años en Demarcación |
---|---|---|
NÁPOLES (Duquesca) | (1626-1822) | (1626-1754) |
BISIGNANO | (1627-1679) | (1627-1679) |
NÁPOLES (Caravaggio) | (1627-1821) | (1627-1754) |
CAMPI SALENTINA | (1628- ) | (1628-1754;1823- ) |
SOMMA VESUBIANA | (1630-1632) | (1630-1632) |
POSILIPO | (1630-1808) | (1630-1754) |
COSENZA | (1631-1640) | (1631-1640) |
CHIETI | (1636-1861) | (1641-1754;1823-1861) |
TURI | (1645-1809) | (1645-1754) |
NOCERA DEI PAGANI | (1653-1818) | (1653-1754) |
BRINDISI | (1664-1818) | (1664-1754) |
GAETA | (1680-1809) | (1680-1754) |
FRANCAVILLA | (1682-1866) | (1682-1754; 1823-1866) |
MANDURIA | (1688-1822) | (1688-1754) |
MELFI | (1700-1820) | (1700-1754) |
BENEVENTO | (1702-1866) | (1702-1754; 1823-1866) |
AMALFI | (1706-1718) | (1706-1718) |
MANFREDONIA | (1712-1722; 1756-1808) | (1712-1722) |
LANZIANO | (1734-1809) | (1734-1754) |
NÁPOLES (Coleg. R.S. Carlos alle Mortelle) | (1737-1867) | (1737-1754; 1823-1867) |
TRICASE | (1752-1820) | (1752-1754) |
FOGGIA | (1804-1866) | (1823-1866) |
ARIANO | (1819-1902) | (1823-1902) |
RUVO | (1819-1866) | (1823-1866) |
NÁPOLES (Coleg. S. Carlos all'arena) | (1846-1868) | (1846-1868) |
CATANZARO | (1849-1861) | (1849-1861) |
VIBO VALENTÍA | (1852-1861) | (1852-1861) |
AVELLINO | (1853-1861) | (1853-1861) |
GALATINA | (1854-1875) | (1854-1875) |
MADDALONI | (1857-1861) | (1857-1861) |
NÁPOLES (Inst. Calasanzio) | (1868- ) | (1868- ) |
POMPEYA | (1894-1907) | (1894-1907) |
BELLAVISTA PORTICI | (1906- ) | (1906- ) |
NÁPOLES (Coleg. Fuorigrotta) | (1953- ) | (1953- ) |
VILLAFRANCA TIRRENA | (1964- ) | (1964- ) |
Bibliografía
- Reg. Gen. 128-255, Terzo centenario dalla fondazione delle S. Pie celebrato dai PP. Scolopi di Napoli nel novembre del 1897. Nápoles, 1897
- II, III centenario delle S. Pie, 1597-1897. Nápoles, 1897
- Perrone, A., Gli scolopi a Napoli. Nápoles, 1961
- PI, 113-125
- Reg. Gen, 8, 22b
- Reg. Prov, 10-17
- GIN 2, 65-68
- B 1, cap. XXXH, XLIV y sig
- LEC, 454-458
- V 2, p. II, cap. 4
- «Bollettino del Santuario di S. Pompilio M.ªPirrotti delle Scuole Pie». S 5
- S 6.
Redactor(es)
- Giovanni Ausenda, en 1990, artículo original del DENES I