Revisión de 09:56 20 oct 2014

Datos

Demarcación Cataluña

(1690-1844)

Historia

Don Jerónimo Caballol tenía dos hijos en el internado escolapio de Moyá y quiso un colegio, semejante a éste, en que sus hijos eran educados, para su ciudad. Lo tramitó con el P. Agustín Passante, quien se trasladó a Oliana y consiguió firmar las capitulaciones con el ayuntamiento el 6-10-1686. El P. General firmó la autorización el 9-1-1688. Saltó la oposición por parte de un grupo de la población, lo que retardó la llegada de los escolapios. El P. Gaspar de las Peñas y el H. Clemente de Santa María tomaron posesión en 1690, seguramente después de obtener el permiso del ordinario D. Olegario de Montserrat el 24-7-1690; dos años más tarde llegó la licencia del virrey.

La villa daba la capilla o ermita de la Virgen de los Ángeles o del Socorro, patrona de la población y a la que se tiene mucha devoción, incluso en la comarca. Los escolapios edificaron el colegio y ampliaron la primitiva capilla, que en el siglo XIX además del altar de la patrona tenía otros altares laterales dedicados a la Virgen de las Escuelas Pías y a San José de Calasanz. La estructura de estos edificios se ha conservado hasta la actualidad. El colegio estuvo bien dotado, pues además de la aportación del municipio, tenía censos, muchas misas fundadas y pudo comprar o recibir tierras y casas de campo; mas las rentas de estos bienes fluctuaron al vaivén de las guerras de 1695, de 1706-1714 y de otras incidencias o inclemencias que afectaron a la productividad de la tierra. Por eso los historiadores dudan o se contradicen al afirmar que se hallaban los escolapios ya en una situación precaria, ya en prosperidad.

Los alumnos parece que nunca fueron numerosos; difícilmente superaban la treintena por aula; éstas eran dos: primeras letras y latinidad. En algunas épocas estuvo el juniorato y se impartió filosofía y teología. También contó con un pequeño internado. Siendo la población escasa en habitantes y los niños requeridos por sus padres para los trabajos agrícolas, abandonaban el colegio sin haber terminado los estudios e, incluso, el curso. Esta situación no se mejoró con el paso de los años, de tal modo que los escolapios se quejan de ello en 1833. Desde la fundación hasta que se cerró fue enseñada la doctrina cristiana los domingos, según mandaban las Constituciones, a saber: al toque de campana de la escuela, después de comer, se reunían los alumnos en el colegio y en procesión, precedidos de un pendón rojo -en el que años más tarde se pintó la efigie de San José de Calasanz-recorrían las calles del pueblo hasta la iglesia, en la cual se tenía el desarrollo de la doctrina cristiana y la plática de uno de los religiosos.

Debió poseer una considerable biblioteca para que los maestros prepararan sus clases, los predicadores sus sermones y los júniores sus estudios teológicos; se conoce un status domus de 1735 en el que marca 1541 volúmenes; hay que suponer que en los cien años posteriores crecería.

Los escolapios se obligaron ya desde las capitulaciones primeras a servir a la población no sólo en lo referente a la enseñanza, sino también a atender a moribundos, a administrar los últimos sacramentos y a mantener el culto a la Virgen de los Ángeles. Estas dedicaciones y tareas les granjearon el aprecio popular de Oliana y de las poblaciones vecinas.

En 1816 el P. Vicario general facilitó al Provincial de Cataluña, Pelegrí Martí, para recurrir a una nueva orden real que permitiera cerrar la casa de Oliana y poder trasladarse los escolapios a Calella o Sabadell; en aquellos momentos no pareció necesario llevarlo a cabo, quizás porque en el período napoleónico fue la casa de Oliana la que menos sufrió y sus habitantes lo atribuyeron a la intercesión de la Virgen de los Ángeles. En 1835, las cosas cambiaron; con la guerra carlista la villa se vio asediada y hubo de introducir la imagen de la Virgen de los Ángeles en la capilla de los Dolores; la comunidad formada por el rector, Ramón Subirachs, y los PP. Francisco Albareda y, Sebastián Busquets, se hospedó en la casa de los Valls, frente a la iglesia de la patrona a fin de atender el culto y la custodia -prueba de la confianza que los escolapios se habían ganado entre el pueblo-. El P. Subirachs murió al poco tiempo y fue enterrado en la capilla de los Dolores, el P. Albareda marchó a Balaguer, su patria, y el P. Busquets quedó solo al cuidado de la venerada imagen hasta que en 1843, fuera ya de todo peligro, colocó ésta en su iglesia y el escolapio volvió a su colegio. Sin embargo los superiores determinaron que pasara también a Balaguer en 1844, cerrando el colegio.

Se conservan de Oliana dos exámenes públicos (1793 y 1833), una defensa de proposiciones de teología (1790) y una oda latina sobre San José de Calasanz (1769). La villa conservó el recuerdo de los escolapios y el deseo de su vuelta. Uno de los más eximios y distinguidos alumnos de dicho colegio, D. Ignacio Esteve Antigües -que figura en la academia de 1833- como agradecimiento a la educación recibida, legó toda su hacienda y fortuna en 1880 para que los escolapios regresaran a Oliana y, si ello no fuera posible, otra Congregación religiosa.

Superiores

NOTA: El orden de los superiores estaba equivodado en la edición original. Hemos procedido a rectificarlo

Bibliografía

• R 2

• Arch. Cat.

Redactor(es)

• Juan Florensa, en 1990, artículo original del DENES I