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- CAPÍTULO 7 De cómo fue solicitado como Protector El Eminentísimo Giustiniani [1645]
Como toda la Orden de las Escuelas Pías veía que se alargaba tanto la declaración del Decreto de la Sagrada Congregación de los Emmos. Cardenales delegados para nuestras aflicciones, más aún, que casi estaba encallada en las manos del Sumo Pontífice; y que ni siquiera se podía presionar para tal declaración mediante la gestión del Gran Duque de Toscana, -al ser tan poderosa la parte contraria, por el apoyo que tenía de Monseñor Ilmo. Asesor [Albizzi], y por la finalidad de la destrucción que pretendía el P. Pietrasanta, Visitador jesuita- determinaron todos los Padres buscar un Protector, en lugar del difunto Cardenal Cesarini.
Por eso, pusieron los ojos sobre el Cardenal Giustiniani, acordándose de la piedad y santo celo del Emmo. Benedicto Giustiniani, primer Protector de las Escuelas Pías, como también del parentesco que había ya antes entre las Excmas. Casas Giustiniani y Panfili.
Hicieron gestiones ante Nuestro Señor Inocencio X, con la esperanza cierta –si les era concedida esta gracia- de poderse asegurar la total rehabilitación de nuestra pobre Orden, como en particular me escribía en una carta suya N. V. P. Fundador General.
Carta
Fuera
“Al P. Vicente [Berro] de la Concepción, Sacerdote de las Escuelas Pías. Nápoles.
Dentro
Pax Christi
En cuanto a la 2ª, le digo que, hasta ahora, el Papa no ha tomado ninguna resolución acerca de nuestras cosas; se le acumulan cotidianamente tantos negocios de mayor importancia, que no es de extrañarse que nuestra resolución vaya para largo. Aquí haremos las gestiones más convenientes para obtener alguna resolución; pero las más seguras me parecen las oraciones fervientes a Dios bendito, para que S. D. M. encuentre el remedio y arreglo de nuestro Instituto. Todos en común solicitan para Protector al Sr. Cardenal Giustiniani; y esperamos respuesta, que, si resulta bien, es señal de que el Instituto persevera en su ser. De lo que suceda se informará.
Esta mañana ha salido de Roma el P. Vicente Mª [Gavotti] para Provincial de Nápoles; ahora veremos qué órdenes lleva. Es cuanto por ahora me ocurre.
Roma, a 28 de octubre de 1645
Servidor en el Señor,
José de la Madre de Dio
Carta 2ª al mismo
[“Al P. Vicente [Berro] de la Concepción, Sacerdote de las Escuelas Pías. Nápoles].
“Pax Christi
Hace días escribí al Ilmo. Conde Francisco Ottonelli, para que recomiende en mi nombre nuestra obra al Excmo. Almirante, cuando venga a Roma para Embajador de obediencia, y se la recomiende a Su Santidad. Lo mismo he escrito al Ilmo. Residente del Rey de Polonia. Uno y otro me ha respondido enseguida que, como dicho Virrey para España, sin venir a prestar obediencia a Roma, no le parece conveniente hacer tal gestión. Pero yo tengo casi por seguro que dicho Virrey, antes de partir, o cuando parta, pasará secretamente por Roma, a verse con Su Santidad; y entonces podría hacer el mismo servicio. Sin embargo, no quiero causar molestia a estos dos Ilustrísimos acerca de este particular.
Ya habrá llegado ahí el P. Vicente María [Gavotti], Provincial, que espero se porte bien. V. R. ayúdelo en todo lo que pueda. Nuestras cosas están como de costumbre; no dé crédito a ninguno, porque yo informaré de cuanto resuelva Su Santidad. Es cuanto me ocurre.
Roma, a 128 de octubre de 1645.
Servidor en el señor,
José de la Madre de Dios