Diferencia entre revisiones de «GinerMaestro/Cap01/03»

De WikiPía
Saltar a: navegación, buscar
(Página creada con «{{Navegar índice|libro=GinerMaestro|anterior=Cap01/02|siguiente=Cap01/04}} {{OCR}} '''''01.03. Mirando hacia atrás Desde cualquier paraje del término de Peralta se di...»)
(Sin diferencias)

Revisión de 14:03 23 oct 2014

Cap01/02
Tema anterior

GinerMaestro/Cap01/03
Índice

Cap01/04
Siguiente tema


Aviso OCR

Este texto ha sido obtenido por un proceso automático mediante un software OCR. Puede contener errores.

01.03. Mirando hacia atrás

Desde cualquier paraje del término de Peralta se divisa la silueta señera de la torre de Momagastre —quizá del latín ‘Magnum Castrum’—, recortada en el horizonte. Es una de las imágenes que quedó impresa en las pupilas de José de Calasanz desde niño. Un buen día debió de preguntar a alguien, su padre tal vez, qué era aquello. Y lo más probable es que le respondieran que había sido un castillo moro, porque en España, casi de norte a sur y de este a oeste, todos los castillos en ruinas se dice haber sido moros, mientras no se pruebe lo contrario. En este caso era cierto. Pero seguramente no sabrían decirle mucho más: hubo un tiempo en que estas tierras habían sido conquistadas por los moros y luego, pasados algunos siglos, fueron reconquistadas por los cristianos. La historia de siempre.

No tendría sentido alguno remontarse tan atrás, hasta los siglos XI y XII para narrar la historia de un hombre que murió a mediados del XVII, si no fuera necesario para explicar una situación problemática, incluso polémica y conflictiva hasta nuestros días. El P. Cavada hacía notar en su citado informe que Peralta 'dista dos leguas de los confines de Cataluña' y, no obstante, en ella “se habla más en catalán que en español”; “está situada dentro del reyno de Aragón”, pero “es de la diócesis de Urgel, ciudad de Cataluña”. Y hasta hace pocos años se podía añadir que Peralta y algunos pueblos de su alrededor pertenecían todavía al obispado de Urgel, mientras en torno a ellos todos pertenecían al de Lérida. ¿Por qué tantas anomalías?

Es asunto de la historia civil y eclesiástica particularizada seguir paso a paso el complicado proceso de reconquista de este territorio incluido entre los ríos Cinca y Noguera Ribagorzana, así como la variable anexión de sus parroquias a las distintas diócesis, abadías y colegiatas. Pero no podemos menos de evocar en breves líneas el panorama histórico que nos aclare la situación especial de la villa de Peralta, que condiciona indudablemente la biografía de José de Calasanz, sobre todo en los treinta y cuatro primeros años de su larga vida, transcurridos en España.

En la crónica del moro Rasis se cuenta que por el año 922 Muhamad ibn Lubb hizo reforzar, entre otros, los castillos de ‘Mamagasra’ y ‘Calazany’ (Momagastre y Calasanz)<ref group='Notas'>Cf. J. POCH, Castell i Vila de Calassanç: Cat. 168 (1975) 3.</ref>. Eran las dos fortalezas que defendían todo el territorio que constituye hoy el municipio de Peralta de Calasanz.

A mediados del siglo siguiente, el que fue primer rey de Aragón, Ramiro I(1035-1063), al morir inesperadamente su hermano Gonzalo, anexionó sus estados de Sobrarbe y Ribagorza a su reino, y con sus nuevas conquistas llevó sus fronteras meridionales hasta los castillos de Laguarres, Lascuarre, Luzás y Viacamp, reconquistando luego Benabarre. Intentó apoderarse de Graus, pero murió en el cerco (1063). En defensa de los sitiados habían acudido el rey moro de Zaragoza y el infante castellano, luego Sancho II, en cuya hueste iba el Cid, mozo entonces de veinte años.

El hijo y sucesor de Ramiro I, Sancho Ramírez (1063-1094), continuó la reconquista, tomando definitivamente Graus (1083), y luego Monzón (1089). Para la conquista de Barbastro acudieron incluso huestes internacionales, alentadas por el papa Alejandro II en una especie de cruzada prematura. La ciudad fue ganada (1064), pero al año siguiente volvió a manos del rey moro de Zaragoza, y no fue definitivamente reconquistada hasta 1101. Por estas fechas, pues, el Reino de Aragón llegaba por el este hasta el Noguera Ribagorzana, y por el sur tenía su frontera en una línea marcada por Viacamp, Benabarre, Estada, Estadilla y Monzón. De hecho, en 1085, Sancho Ramírez confirmaba a Raimundo Dalmacio, obispo de Roda desde 1087, todas las donaciones hechas a su predecesor Salomón, añadiéndole las décimas de Estada, Estadilla y de todo el territorio entre el Cinca y el Noguera Ribagorzana y desde Benasque hasta Monzón<ref group='Notas'>E. GROS BITRIA, Los límites diocesanos en el Aragón oriental, Guara edit. (Zaragoza 1980) p. 77-78; J. M. LACARRA, La reconquista y repoblación del Valle del Ebro, en La reconquista española y la repoblación del país (Zaragoza 1951) p.43-44; J. POCH, La 'Señora' de la Villa de Calasanz, el año 1381: Argensola 61-64 (1966-67) 61-62.</ref>.

Mientras esto ocurría en el Reino de Aragón, los condes de Urgel y Barcelona pasaban el río Noguera Ribagorzana y extendían sus conquistas en la Baja Ribagorza y la comarca de La Litera hasta la línea fronteriza de Benabarre, Graus, Estada, Estadilla, Barbastro y Monzón, a la que iba llegando a su vez el rey de Aragón. En estas empresas guerreras de los aliados condes catalanes, descuella particularmente el caballero urgelitano Arnaldo Mir de Tost, quien en 1048 promete ya dar a la abadía de San Pedro de su villa y señorío de Ager las décimas de todas las tierras y castillos que vaya ganando a los moros desde el Noguera Ribagorzana hasta el Cinca<ref group='Notas'>'... Et in omnibus terris et kastris quas et que adquisituri sumus, Deo dante, ex partibus Hispanie, videlicet de ilumine Nogere usque ad alveum Cinche decimam partem et promittimus et damus' (cf. J. POCH, Lugares calasancios en el Condado de Urgel: Archivum 2 [1977] 229-230, 247-248).</ref>. En años sucesivos, los condes aliados rescatan castillos y lugares, como Miravet, Estopiñán, Camporrells, Casserres, Falç, Purroy, Pilzán, Cañelles... En 1077 la donación al monasterio de Alaón de la iglesia del Vilet o Siurana, entre Gavasa y Peralta, nos asegura que dos años antes se había consagrado la iglesia de San Miguel de Gavasa<ref group='Notas'>'... dono et concedo ecciesia Sancte Marie de Siurana (o del Vilet) tibi Bernardo Abbati Alaonensi... Que ecclesia... inter terminos Gayas (sic) vel Peralte, que modo possidere videtur... hec descriptio facta est in secundo anno post consecrationem Sancti Michaelis de Gavassa et Sancti Martini de Nercha sub era MCXV' (cf. F. CASTILLÓN CORTADA, o.c., p.121).</ref>. Y esto sugiere que la vecina Peralta de la Sal estaba ya conquistada también por esos mismos años, junto con el estratégico castillo moro de Momagastre.

Desde estas posiciones del sur que le aseguraban las espaldas partió la ofensiva del conde de Urgel Ermengol IV en 1083 para rendir la encastillada fortaleza mora de Calasanz. En ese año hace donación a Santa María de Solsona de ciertos bienes, décimas y primicias del castro de Gavasa, 'que nos dio Dios omnipotente', para que —entre otras cosas— “nos dé, él que es la salud de los cristianos y redimidos, esta villa llamada Calasanz, que tenemos sitiada”<ref group='Notas'>'Et in illo castro que nuncupant Gavasa, quod dedit nobis omnipotens Deus, damus... Domino Deo et Genitrici sue alme Marie Celsone... ut et Ipse qui est salus christianorum atque redemptorum donet nobis hanc villam Calasancio nomine advocatam, quam tenemus obsessam ut in nostra potestate sit captam' (P. PUJOL I TUBAU, Sant Josep de Calassanç Oficial del Capitol d’Urgell, [Barcelona 1921] p8-9, n. 1).</ref>. Este difícil y largo asedio se vio reforzado por tropas de Pallars y del rey Pedro I de Aragón, que aliándose con Ermengol IV planearon la conquista simultánea de Calasanz al norte y de San Esteban y Tamarite de Litera al sur, en 1089. La fortaleza de Calasanz cayó en 1090 y tiempo le faltó al conde urgelitano para hacer donación de la nueva parroquia, allí establecida bajo la advocación de San Cipriano, a su predilecta abadía de Santa María de Solsona<ref group='Notas'>Cf. J. POCH, Lugares calasancios..., p.232-233, 250-251.</ref>. A esa misma canónica del condado de Urgel siguió haciendo donación el año siguiente de 1091 de las iglesias de San Miguel de Momagastre y de San Bartolomé de la villa de Albelda de Litera, arrebatadas a la morisma, como dice el conde en el pergamino de donación<ref group='Notas'>Ib., p.233-234.</ref>.

Notas