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02.02. Raíces, tronco y ramas
Los que se afanaron en probar su parentesco con el P. José Calasanz tuvieron que acudir a los papeles y documentos de la propia familia o de otros fondos públicos para remontar el pasado y encontrar el entronque con los Calasanz de Peralta. Para algunos fue suficiente llegar a ese entronque. Otros, sin embargo, se esmeraron más reconstruyendo el tronco hasta llegar a raíces tan profundas como inverosímiles. Estos genealogistas no sólo se interesaron, por tanto, en patentizar su parentesco con el Fundador, sino que ennobleciendo su tronco ancestral y sus raíces comunes, se ennoblecían a sí mismos.
Los panegiristas y biógrafos italianos, a la hora de construir el árbol genealógico de su Padre Fundador, tuvieron que manejar las cartas, memoriales y declaraciones juradas, provenientes de España, sin muchas posibilidades de comprobar la veracidad de las noticias y con la normal predisposición de dignificar su estirpe. De todos estos biógrafos hay dos particularmente importantes, que influyen poderosamente en toda la hagiografía calasancia, y son el P. Alejo Armini y el P. Vicente Talenti<ref group='Notas'>Cf. Fuentes y bibliografía, III. Bibliografía calasancia selecta.</ref>. El primero escribió: 'entre las más nobles y antiguas familias del Reino de Aragón, se cuenta la de los Calasanz, que después de 560 años se conserva gloriosamente. Esta nobilísima prosapia reconoce sus orígenes de Benabarre, cabeza del condado de Ribagorza, de un tal Ximeno Fortuñón, que vivió en torno al año 1126 y del que se hace mención en las Crónicas de Aragón'<ref group='Notas'>ARMINI, o.c. n.4.</ref>. Talenti es más explícito: “Los primeros escritores de la Vida del Beato José y las memorias de la estirpe calasancia, comienzan la genealogía de esta familia con Ximeno, primero de tres hermanos Fortuñones... El origen de la estirpe Fortuñona... es de los Reyes de Sobrarbe: Ximeno, Iñigo, Fortuño y Sancho, llamados también los primeros Reyes de Navarra”<ref group='Notas'>TALENTI, o.c., p.VIII.</ref>.
Se llega así a poner al descubierto las últimas raíces legendarias de este árbol y en ellas corría savia-sangre de reyes. El árbol fue creciendo, no siempre con ininterrumpida descendencia directa. Su fornido tronco medieval recibe el apellido Calasanz del castillo homónimo, conquistado definitivamente por Pedro I de Aragón en 1102 y anexionado al Condado de Urgel hacia mediados del siglo XII.
Algunos de los primeros personajes llamados 'de Calasanz' tenían su propio apellido familiar, pero al recibir el castillo de Calasanz “en señorío” o “carlanía” o “tenencia” se llaman también “de Calasanz”. Tal “señorío” o “carlanía” no es tampoco necesariamente hereditaria, por lo que algunos de esos primeros “Calasanz” que aparecen en el tronco medieval del árbol genealógico de nuestro Santo no sólo no se llaman Calasanz, sino que ni siquiera fueron de la misma familia. Lo cierto es, sin embargo, que en ese tronco calasancio tradicional no hay ningún personaje legendario, sino que todos están documentalmente comprobados, y de muchos de ellos incluso se conocen sus mutuas relaciones familiares<ref group='Notas'>Entre la abundante bibliografía de los últimos años en torno a este tema, véase: BAU, BC p.23-38; ID., Revisión de la Genealogía de San José de Calasanz: RevCal 12 (1957) 39-51; BAU, RV p.15-20; J. POCH, Referencias genealógico-calasancias en la provincia de Huesca: AnCal 5 (1961) 107-126; ID., Manuscrito inédito del s. XVIII..., p.7-74; ID., La infanzonía de los Calasanz, p.27-57; ID., Tres testamentos del padre del fundador de las Escuelas Pías: AnCal 40 (1978) 478-479, n.35; ID., La 'señora' de la villa de Calasanz, en el año 1381: Argensola 61-64 (1966-67) 53-64.</ref>. Pero, indudablemente, no puede aceptarse como tronco ni como árbol del que brote sin solución de continuidad en 1557 y en Peralta de la Sal José Calasanz Gastón.
Si del tronco pasamos a las ramas, la confusión y desorientación es mucho mayor. Los genealogistas, pretendidos parientes del Santo, fueron los primeros en provocar tales confusiones. El P. José Jericó, uno de los más beneméritos investigadores en temas calasancios, por cuyas manos pasó toda la documentación española conocida hasta entonces y aun por él descubierta, confesaba sinceramente en 1746: 'La mayor dificultad que yo encuentro consiste en entroncar a Pedro, padre de N.V.P., en el Árbol genealógico'<ref group='Notas'>Cf. EcoCen 11-12 (1948) 78</ref>. Y después de dos largos siglos persiste todavía la misma dificultad, a pesar de las investigaciones y nueva documentación de los últimos tiempos.