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02.04. Infanzonía de los Calasanz
Cuando José Calasanz Gastón llegaba a Roma a sus treinta y cuatro años, en los primeros meses de 1592, llevaba entre sus pocos objetos personales un sello nobiliario, que por sus semejanzas con otros conocidos del mismo apellido pertenecía a los Calasanz<ref group='Notas'>Cf. BAU, BC, p.2, 32-33; J. POCH, Heráldica y sigilografía calasancia: Argensola 38 (1959) 97-106; ID., Manuscrito inédito..., p.62.</ref>. Y en las primeras cartas que conservamos de su amplísimo epistolario estampó ese sello familiar junto a su firma. Las dos primeras están escritas desde Urgel y Tremp, lo cual indica que debió de usar el sello corrientemente en sus actos públicos o correspondencia particular, ya en España. Las otras cinco las escribió desde Roma al párroco de su pueblo, don José Texidor, añadiendo al sello familiar y a su firma el título de doctor, recién conseguido<ref group='Notas'>EGC, II, c.1-7.</ref>. El sello lo conservó celosamente durante toda su vida, aunque no volviera a usarlo ya nunca desde 1599. Hoy es una preciosa y curiosa reliquia.
Es obvio que él mismo sabía que su familia pertenecía de alguna manera a la nobleza de Aragón. Y lo mismo supieron también sus contemporáneos en aquella Roma barroca de los siglos XVI-XVII, aunque a ciencia cierta no llegaran a distinguir el grado de nobleza. En los primeros funerales solemnes que le hicieron ya salió a relucir públicamente su alcurnia y su escudo familiar. Y varios testigos del primer proceso informativo (165 1-1653) le calificaron también de noble, entre los cuales el ya mencionado don Miguel Jiménez Barber, paisano y confidente del Santo, particularmente en estos asuntos familiares: 'he oído decir —declaraba— que nació de la familia de los Calasanz, la cual en dicho lugar [de Peralta] son ‘Idalgos Infanzones’ (sic, en castellano), que quiere decir Gentiles-hombres y, según las leyes de aquel Reino, gozan de todos los privilegios que gozaban los Infantes hijos de los Reyes de Aragón...'<ref group='Notas'>ProcIn p.211; BAU, BC, p.5-7. La identificación de Hidalgos e Infanzones no es una simple aclaración de Jiménez Barber, sino que consta a veces en las Reales Provisiones Ejecutorias, en que se reconoce la infanzonía de inmemorial, como en el caso de los Zaydín de Peralta: 'Fallamos.., declarando como declaramos que los dichos Don Julián Zaydín... han sido y son Infanzones e Hijos-dalgo de sangre y naturaleza y que como tales han devido, podido, pueden y deven gozar de los Privilegios, Exempciones y demás Prerrogativas que gozan los demás Infanzones de este Reyno' (Arch. privado de Casa Zaydín, de Peralta, ms). Lo mismo puede verse en esta otra ejecutoria de los Bardaxí: '... hagáis observar y guardar todas las Essempciones, Privilegios, Honores, Franquezas y Libertades de que gozan los demás Infanzones e Hijosdalgo de Sangre y Naturaleza de dicho nuestro Reyno de Aragón...' (ib. Doc. impreso en 1762).</ref>.
En el mismo sentido se expresaron los primeros testimonios jurados llegados a Roma desde España. Baste recordar el del Ayuntamiento y Párroco de la villa de Peralta, que en 1673 volvían a insistir:
- En cuanto a la calidad de los ascendientes y calificación de la casa y familia de los Calasanz, es Noble, y si de esto será menester hacer informe auténtico y jurídico, se servirá V. P. mandar aviso a esta Comunidad [de sacerdotes de la parroquia] y a esta villa'<ref group='Notas'>BAU, BC, p.13.</ref>.
A cualquiera que lea los largos memoriales y declaraciones de los procesos de beatificación y los alegatos de sus parientes reales o supuestos, 'esta manera de hablar con tanta prosopopeya de ramas y casamientos, de vástagos y estirpes, de señores de lugares y de casas las mejores de las villas, pudiera remontarle a esferas de idealización en que Casserres y Claravalis, Benabarres y Peraltas, le sonara a algo así como Covarrubias y Medinacelis, Aytonas y Moncadas, Albas y Osunas. Pero una simple ojeada a un vulgarísimo mapa, o un recorrido por aquellos humildísimos lugarejos, obliga a descender inmediatamente de las alturas y pone en contacto con la más ordinaria vulgaridad. Simples hidalgos o infanzones, con un ‘de’ en el apellido y un blasón en el portal; pero nada de palacios...'<ref group='Notas'>Ib., p.35.</ref>.
Y eso es todo: infanzones nada más. Y nada menos. Es un título o estado de nobleza típicamente aragonés. He aquí cómo lo aclaran los especialistas: 'la constitución del reino aragonés propio presenta una particularidad que no se observa en parte alguna: la de haber tres grados de nobleza: la de los barones (o ricos-hombres), la de los caballeros y la de los infanzones... En Cataluña y Valencia los nobles no tienen todos igual poder y riqueza, pero todos son de categoría idéntica. En Aragón formaban los ricos-hombres brazo aparte en las Cortes...'<ref group='Notas'>A. JIMÉNEZ SOLER, La Edad Media en la Corona de Aragón (Barcelona 1944) p.264-266.</ref>. “Los infanzones son los que siguen a los caballeros en orden de categoría, no por inferior a ellos, sino porque no estaban investidos de la caballería. El infanzón es el verdadero noble típico aragonés; equivale al hijodalgo de sangre y solar conocido en Castilla. El verdadero infanzón es el de nobleza de inmemorial. Son los descendientes directos por línea recta de varón de los primeros nobles infanzones que a las órdenes de los ricos-hombres de natura hicieron la Reconquista. También son hijos o descendientes de caballeros, de mesnaderos y hasta de ramas menores de los ricos-hombres. Su nobleza no tiene fecha; es verdaderamente de inmemorial...”<ref group='Notas'>J DE RUJULA Y DE OCHOTORENA, Noblezas regionales españolas (Madrid 1932) p.29-32.</ref>.
Esta era la nobleza de los Calasanz: la infanzonía de inmemorial. El primero en especificar la cualidad o grado de nobleza del Fundador de las Escuelas Pías, ya en 1651, fue 'su paisano', el canónigo de Lérida, don Miguel Jiménez Barber, que como aragonés conocía perfectamente el significado y grado de tal nobleza y que incluso en contexto italiano usó la palabra típica y exacta, aplicada a los Calasanz de Peralta: eran “Infanzones”<ref group='Notas'>Cf. J. POCH, La infanzonía de los Calasanz, p.27-57. En este artículo se aducen las dos citas precedentes, con otras muchas.</ref>.