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13.08. Los primeros pasos

Una escuela gratuita para los niños pobres. La cosa era noticia. Y como tal corrió pronto por toda Roma. Era, pues, algo totalmente nuevo. Y empiezan a afluir al Trastévere niños de los demás barrios de la ciudad. Jamás el Puente Sixto -el único construido por los papas desde la época imperial<ref group='Notas'>Construido en 1474, bajo Sixto IV, y desfigurado al ensancharlo con las aceras voladizas en 1877-79 (cf. TCI, ‘Guida d'Italia, Roma e dintorni’, p.447)</ref>- había sentido en sus lomos a tantos niños, todos los días.

La primera salita que servía de aula escolar se quedó pequeña y hubo que añadir otra. Casi medio siglo más tarde recordaba Calasanz a Berro: 'el párroco nos prestaba una salita y una habitación en la planta baja'.<ref group='Notas'>'… il Parrochiano, che ci prestava una saletta e una camera bassa' (c.4185).</ref> Y Berro recogerá exactamente el dato: “consiguió de prestado dos estancias para hacer las Escuelas Pías”.<ref group='Notas'>'… ne ottenne [del Párroco] imprestito due stanze per far le Scuole Pie' (BERRO, ‘Vita…’; CAPUTI, ‘Not. Hist’.,IX, f.6v). En sus ‘Annotationi’ dice: '… nelle proprie stanze della Parrocchia di S. Dorotea' (BERRO I, p.73).</ref> También Caputi dirá lo mismo,<ref group='Notas'>'Il Parrocchiano li rispose [a Calasanz] che vi era una stanza che se ve poteva servire come li piaceva e se lon bástava quella ven'erano delle altre…' (CAPUTI, ‘Not. Hist.’, III, n.74).</ref> manteniendo esta versión Armini y Tosetti.<ref group='Notas'>'… dando a Giuseppe il commodo di alcune stanze…' (ARMINI, ‘Vita’, p.74); 'Brendani… esibi I'uso di due stanze') TOSETTI, ‘Compendio’, p.43).</ref>

Sin embargo, curiosamente, se fraguó ya desde el principio otra versión que ha prevalecido hasta nuestros días, según la cual todo empezó ‘en la sacristía’ de Santa Dorotea.<ref group='Notas'>Uno de los primeros fue el P. Pietro Mussesti en su ‘Vita’ ms. (cf. n.33 de este cap.).</ref> Talenti amañó un poco la expresión<ref group='Notas'>'Brendani stimava opportunissime le due stanze contigue alla sua sagrestia le quali, se con questa stessa voleva per opera si fruttuosa, non solo gliele esibiva senza interesse, ma offriva ancora se stesso…' (TALENTI, ‘Vita’, p.59).</ref> y su fórmula hizo fortuna.<ref group='Notas'>Entre otros cf. F. M. BONADA, ‘Vita Divi Josephi Calasanctii’ (Roma 1764) t.I, p.130-131; A. CANATA, ‘L'educatore cattolico’ (Savona 1848) p.31; J. C. LOSADA, ‘Epítome de la vida del héroe español S. José de Calasanz’ (Madrid 1834) p.34: 'el buen sacerdote le ofreció sin interés alguno dos piezas inmediatas a la sacristía y aun ésta en caso necesario'.</ref> Pero hasta nuestra época ha seguido viva la glorificación de aquella sacristía como escenario privilegiado del nacimiento de las Escuelas Pías y de la primera escuela popular gratuita.<ref group='Notas'>El P. Bau escribe: 'Porque en una sacristía y en una estancia junto a una iglesia se ha abierto una escuela que no es de paga, se ha abierto la primera escuela popular del mundo' (BAU, BC, p.275); ID., ‘Historia de las EE. Pías en Cataluña’, p.78; J. COMELLAS, ‘Compendio Histórico de la Vida de S. José de Calasanz’ (Barcelona 1916) p. 57; M. D0MINGUEZ, ‘José de Calasanz’ (Madrid 1949) p.87; F. GIORDANO, ‘Il Calasanzio’, p.63; R. OLLER, ‘Un capdavanter de casa nostra’ (Barcelona 1978) p.54.</ref> Y no es que fuera algo inverosímil o anacrónico, pues en la Roma de aquellos años había párrocos que hacían escuela aun dentro de las iglesias y de las sacristías. Y contra estos 'abusos' se emanaban edictos.<ref group='Notas'>En 1589 ordenaba el cardenal vicario de Roma 'che non si faccia schola in chiesa'. Y en 1591 se vuelve a insistir a los párrocos 'che non tengano schola in chiesa' (cit. en G. PELLICCIA, o.c., p.65). En 1654 el edicto anual para los maestros prohíbe expresamente cualquier clase de enseñanza privada no autorizada 'anche nelle sagrestie' (ib., p.66, n.64).</ref> Pero, en nuestro caso, los testimonios más fidedignos -como son los del mismo Calasanz y los de Berro y Caputi, citados- hablan expresamente de dos salitas o estancias y no aluden para nada a la sacristía. De todo aquello, lamentablemente, no queda ya nada original. En 1729 fue encomendada la iglesia y sus dependencias a los Conventuales y, dado su estado ruinoso, fue totalmente derruida y reconstruida desde sus cimientos en 17 52, como anota Talenti, contemporáneo de estos hechos.<ref group='Notas'>Cf. TALENTl, ‘Vita’, p.60. Esta misma iglesia de Santa Dorotea fue la sede donde surgió y se mantuvo el Oratorio o Compañía del Divino Amor, traída a Roma por Héctor Vernazza entre 1513 y 1515, que tanta importancia tuvo en la Roma pretridentina (cf. R. GARCÍA-VILLOSLADA, ‘Historia de la Iglesia Católica’, vol. III [BAC, Madrid 1960] p.586-587). Y dos destacados miembros de esta Compañía, San Cayetano Thiene y Juan Pedro Carafa (futuro Pablo IV), fundaron también en esta iglesia la primera Orden de Clérigos Regulares, los teatinos, en 1524 (cf. ib., p.814). Actualmente, entrando en la iglesia, a mano derecha, hay un altar con un gran cuadro de Gioachino Martorana (s.XIX), representando a los Santos Fundadores Cayetano y Calasanz; en uno de los lunetos del transepto derecho hay otra imagen de Calasanz, al fresco; en la fachada exterior, a la derecha de la entrada, una lápida, puesta en noviembre de 1947, conmemora el 350 aniversario de la fundación (1597-1947) (cf. C. VILÁ, ‘La iglesia de S. Dorotea’: EphCal 11 [980] 460-471). Texto de la lápida en Q. SANTOLOCI, ‘Giuseppe Calasanzio educatore e santo’ (Roma 1948) p.51.</ref>

La afluencia creciente de muchachos dejó insuficientes las dos aulas y fue necesario alquilar otros locales en una casa contigua.<ref group='Notas'>'… affitando anche una casa vicina a quelle stanze per 30 scudi l'anno' (BERRO, III, p.246). Lo mismo escribió en la ‘Vita’ breve (cf. CAPUTI, ‘Not. Hist.’, IX, f.6v).</ref> Y -sigue escribiendo Berro- 'crecían en tal número los escolares que los maestros no podían atenderlos a todos, pero él (Calasanz) procuró mantener a su costa más operarios, de modo que a medida que se multiplicaban los escolares procuraba él nuevos maestros'.<ref group='Notas'>BERRO III, p.246.</ref>

El 24 de diciembre de 1598 tuvo lugar una de las más catastróficas riadas del Tíber que se recuerdan en Roma. Todavía hoy pueden verse en varias partes de la ciudad las placas de mármol que señalan la línea a la que llegaron las aguas, como en la fachada de la iglesia de los dominicos de Santa María sopra Minerva, o en una columna de Via Ripetta, junto al Puente de Cavour, en que se señalan las líneas de varias inundaciones históricas. Parece increíble: unos diez metros sobre el nivel normal del río. Hubo 1.400 víctimas según unos o 4.000 según otros. Los daños materiales fueron también ingentes, superando los dos millones de escudos de oro, según cálculos aproximados.<ref group='Notas'>P. PECCHIAI, ‘Roma nel Cinquecento’ (Bolonia 1948) p.421; PASTOR, o.c., vol.24, p.264-265.</ref>

Uno de los barrios más castigados fue el Trastévere por su cercanía al Tíber, por su bajo nivel del suelo y por la pobreza e inconsistencia de sus casas. Y las consecuencias tuvieron que notarse también en las escuelas de Santa Dorotea, situadas a unos cien metros de la orilla del río, siendo una de las aulas 'una habitación en la planta baja', como escribió Calasanz.<ref group='Notas'>C.4185 (cf. n.81 anterior).</ref> Los días festivos de Navidad le dejaron más libre para entregarse de lleno al rescate de víctimas y al socorro de todos, pero especialmente de los pobres, siempre los más perjudicados en todas las calamidades públicas. Su condición de cofrade de los Santos Apóstoles le impondría mayores tareas y responsabilidades. Y aunque no haya testimonios primitivos que lo avalen, es muy probable que se encontraran de nuevo prodigando caridades por las calles, convertidas en lagunas y lodazales, Calasanz y Camilo de Lellis, amigos de Dios y de los pobres.

Bajaron las aguas y hubo que reparar daños en las escuelas. La emergencia del momento obligó quizá a atender las necesidades más urgentes de los pobres, y los fondos ordinarios que dedicaba Calasanz al sustento de sus escuelas serían dedicados a otros fines. Hubo probablemente deudas que había que saldar y no se sabía cómo. Además, mirando el futuro con realismo no se podía pensar sólo en el bolsillo de Calasanz para mantener aquellas escuelas que cada día -sin contar con catástrofes ocasionales como aquélla- exigían más dinero, más maestros, más seguridad. Por ello, se pensó en una solución estable.

Uno de los mejores colaboradores de Calasanz era Marco Antonio Arcangeli, miembro muy destacado de la cofradía de la Doctrina Cristiana. El 10 de junio de 1599 -dice el acta oficial de aquel día ' propuso en la junta secreta el Sr. Marcantonio Arcangeli que la cofradía quisiera tomar bajo su protección la ‘escuela cotidiana que hace él en Santa Dorotea’, para favorecerla y ayudarla en cuanto la cofradía pudiera. Estos Señores aceptaron la propuesta, remitiéndola al beneplácito y decisión de la junta de priores y oficiales, ofreciéndose a tenerla bajo su protección y ayuda en todo lo que fuera posible'.<ref group='Notas'>Cf. G. SANTHA, ‘De S. Fund. nostri in confrat. Doct. Christ…’, p.158, n.12.</ref>

Cuando el 1 de agosto del mismo año se reúne la mencionada junta general, 'en la que deben intervenir todos los cofrades' -se dice en el acta-, el presidente Antonio Cisoni da cuenta de lo acordado en la junta secreta del 10 de junio y propone, por tanto, si aceptan “tener bajo su protección y ayudar en todo lo que la Cofradía pueda hacer a beneficio y mantenimiento de dicha obra de tanta caridad. Y dicha junta de Priores lo tuvo a bien y no hubo nadie que contradijera”.<ref group='Notas'>Ib., p.158, n.13. Sántha resume el acta diciendo: 'Congregatio vero Generalis die prima mensis Augusti habita rem sibi propositam ratam habuit scholamque quotidianam apud S. Dorotheam omni meliore modo adiuvandam decrevit; eam tamen ut suam admittere et regere propter numerum exiguum operariorum noluit' (ib., p.152). Pero esta negativa no consta en el acta de este día, sino en la del 27 de marzo de 1601 (ib., p.159, n.18), como veremos luego.</ref>

La respuesta generosa de la Cofradía debió de complacer en extremo no sólo a Arcangeli sino, sobre todo, a Calasanz, que vislumbraba esperanzado la posibilidad de que la Cofradía diera luego un paso más y se responsabilizara plenamente de las escuelas. Y quizá por agradecimiento o con la intención de conseguir esa meta, movido también por requerimiento de Marcantonio Arcangeli y otros cofrades colaboradores, se decidió Calasanz a inscribirse en la Cofradía, probablemente en aquellos últimos meses de 1599, pues su nombre empieza a aparecer a principios de 1600, como miembro de la junta secreta.<ref group='Notas'>Cf. ib., p.152.Ya dijimos que nos parecía inaceptable la tesis de Sántha, según la cual Calasanz debió de inscribirse ya a fines de 1597 o primeros de 1598. Dos años largos de silencio en los libros de la cofradía nos parecen sobradamente elocuentes para excluir su pertenencia a ella.</ref>

Notas