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Año 1611 de Cristo. Décimo quinto de las Escuelas Pías. Séptimo de Paulo V.
Para el contexto de nuestra historia<ref group='Notas'>Falta el párrafo inicial: Anno praesentis saeculis undécimo, sub patrocinio S. Ursulae Primiceniae Undecim Millum Virginum et Martyrum Sodalitas iam anno 1572 sub Gregorio XIII pro bona educationis puellarum instituta, et ad instantiam Caroli Borromei (quem lapso anno in nº Sanctorum vidimus) ac Pauli Leonis Espiscopi Ferrarinesis sub Regula S. Augustine approbata, ab Apostolica Sede confirmata est. Fundatrix huius Sodalitatis creditur quipe B. Angela Brixiana. Ita Spondanus. Hoc anno pariter Fratribus Joannis Dei, ut Hispaniis tria vota substantialia cum quarto de juvandis infirmis valeant, facultas conceditur, et sic professos, veros esse religiosos declaratur. Constit. 69. Traducción: En el presente año, undécimo del siglo, fue aprobada y confirmada por la Santa Sede bajo la Regla de San Agustín la Compañía que, bajo el patrocinio de Sta. Úrsula, la primera de las Once Mil Vírgenes, fue ya instituida y aprobada a petición de Carlos Borromeo (que el pasado año vimos en el número de los santos) y de Pablo León, obispo de Ferrara, en el año 1572 en tiempos de Gregorio XIII para la buena educación de las niñas. Su fundadora se cree que ciertamente fue la Beata Ángela de Brescia. Así Spondanus. También este año se les concedió a los Hermanos de Juan de Dios que pudieran emitir en España los tres votos esenciales junto con un cuarto de ayudar a los enfermos, y se declaró que una vez profesos son verdaderos religiosos. Const. 69. </ref>, lo primero es que nuestro P. José este año fue visitado a menudo por los PP. Carmelitas y el particular por el R.P. Domingo de Jesús María, que ayudaba ofreciendo limosnas a las Escuelas Pías y con intención de propagarlas recomendó que se admitiera en la Congregación un hombre de gran espíritu, D. Glicerio Landriani, Abad de S. Antonio de Piacenza. Era este citado Glicerio natural de Milán, de sangre de gran nobleza, de la cual salieron muchos prelados para gran esplendor de la Iglesia, y últimamente se veneraba a un Landriani como obispo de Pavía. Así, pues, este Abad Glicerio ya era conocido desde hacía mucho tiempo en las Escuelas Pías, y a menudo coincidía con ellos en la sagrada doctrina y en otros lugares de devoción. Aunque se apreciaba su ayuda, nunca nadie le había invitado a unirse a un instituto tan humilde. Era conocido de todos que Glicerio había sido puesto por el mismo Sumo Pontífice bajo la dirección del citado P. Domingo, quizás para que, cuando conociera bien la regla carmelitana, recibiera la tonsura como religioso de ella.
Siendo recomendado por un varón tal, no sólo por parte del P. José sino de todos los que vivían en la comunidad, hubo no solamente acuerdo para admitirle, sino que se produjo una aclamación gozosa, y aunque aquel no se unió de manera estable aquel año, visitó a menudo las Escuelas Pías, y entregó a menudo abundantes limosnas.
Arreglado lo anterior, como le parecía que convenía tener una casa estable para vivienda y ejercicio de las escuelas, ya que cada año pagaba trescientos escudos anuales de alquiler, persuadió a nuestro José para que comprara una casa vecina a San Pantaleo para uso común. Y como le parecía que él ponía alguna dificultad para llevar a cabo este odioso negocio, prometió dedicarse él mismo a esta tarea. El consejo agradó, de manera que todos lo de nuestra casa reunidos no sólo lo aprobaron, sino que con toda sumisión rogaron al P. Domingo que, si lo juzgaba más conveniente para el bien de las Escuelas Pías, no tuviera inconveniente en actuar como intermediario; el cual deseo y voto lo satisfizo el P. Domingo como lo probará pronto lo que siguió.
La casa que él recomendaba que compraran pertenecía a la Ilma. Sra. Victoria Cincia, carísima consorte del Marqués de Torres, comprada unos siete años antes por 14.000 escudos como seguro de dote al Ilmo. D. Jacobo Mutis, Duque del Valle de Mutis y a sus hermanos carnales los Sres. Tiberio y Jerónimo, llamados Sres. Mutis.
El motivo que persuadió al P. Domingo para comprar esta casa mejor que seguir en la otra en que se desarrollaban los actos escolares fue que vio que junto a ella se encontraba el edificio de la iglesia de San Pantaleo: como el oratorio doméstico no bastaba para las celebraciones religiosas, una vez establecida la vivienda de manera estable junto a la iglesia, creía que podría pedir fácilmente a Su Santidad el uso de la misma, cosa que sucedió tal y como lo intentaba el dicho Padre, según veremos dentro de poco.