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4. El ministerio escolapio.

4.1 La escuela.

La institución escolar, entre otras actividades, permitirá a los Clérigos Regulares "tener una base de inserción social muy conveniente, tanto para la formación de los religiosos, como para su mismo trabajo de expansión del Reino de Dios. La Vida Religiosa asume así un profetismo de servicio social como suplencia de unos servicios que la sociedad tendría que prestar por sí misma, pero no presta"[Notas 1]. La Escuela Pía no fue una excepción a esta constatación general. La escuela es el eje de la misión calasancia: "Sobre todo y principalmente encarezco la debida aplicación en el ejercicio de la escuela, como principal ministerio por el cual se distingue nuestro instituto de los demás"[Notas 2].

La escuela, en los comienzos de la Orden, partió de la práctica. No había apenas apoyatura ideológica sobre la educación, ya que se consideraba de poco importancia si se aplicaba a los pobres. Únicamente algún humanista, como Luis Vives[Notas 3] había destacado su importancia y necesidad.

Desde la praxis se hizo muy pronto la reflexión. Así surgió un escrito como la "Breve relatione" (1602-1605)[Notas 4]. Esta actitud de partir de la práctica fue normal[Notas 5].

El tópico del escolapio como un improvisador nato y desordenado no tiene ningún fundamento en la época de Calasanz y tampoco, por ejemplo, en el siglo XVIII. Calasanz[Notas 6] pretendía algo muy serio con la educación, como para dejarla en manos de la improvisación y el puro practicismo.

A finales del XVII (1692) el P. General G.F. Foci hizo imprimir una hoja de propaganda de las Escuelas Pías, algo así como un moderno "ideario", en la que aparece una síntesis de la misión calasancia[Notas 7]. En menos de un siglo la Escuela Pía había perfilado su método, su estilo educativo. Ese sello inconfundible pervivirá hasta el XIX aproximadamente, e incluso en el XX en algunos lugares. Con todo hay que decir que ya desde el siglo XVIII iban apareciendo planes estatales, incluso inspirados por eminentes escolapios, que fueron modificando esa primera libertad educativa calasancia.

¿Qué era lo que distinguía a la escuela calasancia? La educación parte de una actitud positiva ante el ser humano y su liberta. El hombre puede cambiar en sentido positivo. Para favorecer este cambio hace falta una educación sistemática, exigente, con un seguimiento del alumno, una orientación vocacional y profesional de acuerdo con sus aptitudes. Se trata de una pedagogía realista: no se hace ilusiones sobre el niño abandonado a sus propias tendencias y apetitos.

Calasanz lo plasmó así: "Si enim diligenter a teneris annis Pueri pietate, et litteris imbuantur, felix totius vitae cursus proculdubio sperandus est"[Notas 8].

La inmediata tradición escolapia lo entendió así:

"...exhortamos a todos a este ministerio de la escuela que deben procurar ejercitar con caridad, esfuerzo y deseo de aprovechar a la juventud, como conviene al voto expreso que tenemos, y considerando la responsabilidad que tendremos en el éxito o el fracaso de los muchachos, que dependen notablemente de la primera educación, la cual es apta para corregir incluso la misma naturaleza. Exige por lo tanto particular atención por encima de todos los otros ejercicios de la religión"[Notas 9].

El texto ofrece una visión optimista de las posibilidades de la educación ("corregir incluso la misma naturaleza"), pero también una buena dosis de realismo y de llamada a la responsabilidad (ya que cabe el "éxito o fracaso de los muchachos", según se proceda bien o mal). No se trata, por lo tanto, de aplicar una fórmula. Es algo mucho más complejo y que pone en juego un gran número de elementos: educando, educador, familia, ambiente social, método...

Es, pues, necesaria una organización instrumental para conseguir los altísimos fines de la educación.

4.1.1 Algunas características de la escuela.

Son[Notas 10]:

a. Uniformidad en la organización y método.

El Capítulo General de 1665, en el fue elegido el P. Cosme Chiara para General, aprobó las Reglas y Ritos Comunes. En los Ritos[Notas 11] se dedica un apartado a la organización escolar:

Primaria:
Clase de lectura
Clase de escritura
Clase de ábaco
A veces aparece una de Nominativos o Rudimentos)
Secundaria:
Clase de Gramática inferior
Clase de Gramática media
Clase de Gramática superior
Clase de Humanidades
Clase de Retórica

El Capítulo General de 1692 manifestó el deseo de tener una "Ratio Studiarum pro exteris"[Notas 12], tal como ya se tenía la "Ratio studiorum pro nostris", de 1683. Se dio a conocer en 1694. En esta "Ratio" se presenta el siguiente plan:

Primaria o Aritmética:
1. Lectura
2. Escritura (y Aritmética)
3. Aritmética
Secundaria:
4. Gramática inferior
5. Gramática media
6. Gramática superior
7. Humanidades
8. Retórica y Poética
9. Teología moral (casos de moral).

Se tenían exámenes semestrales. La importancia del Latín era considerable. A los alumnos se les proporcionaba una lista de textos para el estudio de la lengua latina.

Cada Provincia elaboraba sus propios planes de estudio basándose en la "Ratio Studiorum pro exteris".

Un punto delicado de este plan de estudios era el paso de una clase a otra y, sobre todo, en el tránsito a las clases de Secundaria (Gramática). Es de gran interés la ya conocida circular del 16 de julio de 1678 del P. Pirroni, escrita tras ser recibido por el papa Inocencio XI: "Me hizo otra advertencia sobre las escuelas: que no nos preocupásemos en sacar a todos adelante para las letras, sino que eligiésemos a los mejor dotados de inteligencia y de fortuna, a fin de que aquellos que no pueden mantenerse en otras ciencias, habituados a la finura y nobleza de los estudios de letras, no menosprecien el dedicarse a la mecánica para procurarse honestamente el sustento con lo que crecerían ociosos e inútiles, e incluso dañosos para los estados. En este punto no dejé de tranquilizar a Su Santidad, haciéndole saber con cuánta atención procedemos en el paso de clase de los escolares, ya que después de haberles amaestrado en la lectura y medianamente en la escritura, se admite en la gramática solamente a aquellos que se prevee pueden proseguir los estudios. Los otros se aplican al ábaco y a escribir bien, para manejar con estas habilidades más perfectamente las mecánicas y ocupar en estas profesiones, útiles para toda su vida, aquellos tiernos años no aptos todavía a ejercicios fatigosos e inclinados al ocio y a la ligereza. No dejo por tanto de encargar a VV.RR. la particular atención de este punto, no sólo por ser de Constituciones sino vivo sentimiento de Nuestro Señor; el cual demostró también oír con gusto la oración continua de los chiquillos. Procuren por tanto de todas las formas que, si no todo, al menos una gran parte del tiempo se empleen en ello por turno según la forma de las Constituciones, confirmada en el capítulo general de 1641."[Notas 13].

Esta "orientación profesional" buscaba evitar el desclasamiento social y, sobre todo, la inadaptación social. El alumno que no tenía aptitudes para el estudio y pertenecía a los estamentos humildes tenía otras salidas (la "mecánica", es decir, los diversos oficios), para lo cual se insistía en adquirir conocimientos y destrezas de orientación práctica: aritmética, caligrafía, música,etc.

Los contenidos del plan de estudios no fueron estables. Si en la Primaria se centraban en leer, escribir y aritmética, en la Secundaria tuvo la primacía el Latín (con poca entrada para las lenguas vulgares, en un principio), la Retórica y Poética y la Moral. Poco a poco se introdujeron nuevas asignaturas: Griego, Historia, Geografía, lenguas vulgares,etc.

En relación con los contenidos estaban los libros de texto. Los más importantes eran los de Aritmética y Latín. Alguna gramática latina, como la del P. Apa estaba redactada en italiano y tuvo varias ediciones desde 1643; igualmente la del P. A. Berretta[Notas 14]. Los textos latinos estaban obligatoriamente dispuestos según la lista de los Ritos Comunes[Notas 15].

b. Los Reglamentos: una educación firme y normativa.

La pedagogía calasancia es directiva. Pretende intervenir activamente en la educación del niño. Desde sus comienzos las Escuelas Pías tuvieron gran cuidado por elaborar reglamentos de alumnos y maestros. Había razones objetivas para proceder así:

La situación familiar: muchas veces era contraria a la recta educación y favorecía actitudes negativas (violencia, discordias,etc.).
La sociedad: sumida en la pobreza, sin apenas estímulos espirituales y culturales, salvo en la Religión y sus manifestaciones externas (música, procesiones, edificios,etc.).

Ante estas situaciones negativas Calasanz defendió siempre el carácter preventivo de la educación. Es una de sus convicciones más importantes en el campo educativo.

Los Reglamentos pretenden ir más allá de lo puramente escolar. Entra en un colegio escolapio es algo que exige un cambio personal (se pedía una confesión general de la vida pasada). También la expulsión era una medida gravísima, casi traumática. La Escuela aparece como el espacio en el cual es posible una vida distinta, incluso donde triunfan el saber y la virtud, no la procedencia social o la cuna. En los Reglamentos se pedía que el ser alumno de las Escuelas Pías implicaba una actitud general en la conducta, incluso fuera del ámbito escolar: familia (respeto a los padres), amigos, juegos, vestido,etc. Eran también normas de urbanidad.

Los Reglamentos se adaptaban a cada lugar y circunstancia.

Se publicaban, incluso impresos, y se ponían a la entrada del Colegio. Se leían y comentaban en público, se les entregaba también a los padres de los alumnos.

Un ejemplo muy conocido es el del Colegio Nazareno (Roma), preparado por el mismo Calasanz, aunque retocado y acomodado en 1693, con la aprobación del P. General Foci[Notas 16].

c. Los educadores: cohesión y jerarquía.

La escuela calasancia aparece como un todo (Piedad y Letras) que exige una estructura interna y un perfecto ajuste de las funciones de cada uno de los agentes educadores. Había varias funciones y cargos:

Rector: responsable máximo (elegir maestros, dar orientaciones disciplinares y didácticas, velar por la marcha de las escuelas, visitarlas para comprobar el progreso de maestros y alumnos,etc.).
Prefecto: encargado de la dirección de los alumnos (disciplina, orden, castigos, relaciones con los padres,etc.).
Maestro: agente principal y directo de la educación e instrucción. Se insiste en que educa más por el ejemplo que por las palabras.

En la "Ratio Studiorum pro exteris" y en los Ritos Comunes hay abundantes normas y recomendaciones para todos estos cargos.

La insistencia en la adecuada formación de los maestros fue una constante preocupación de la Orden[Notas 17]. El cuarto voto será invocado continuamente, tanto como compromiso de enseñar como de aprender.

¿Cuál fue el papel de los educadores seglares en este contexto escolar? El Capítulo General de 1637 decretó que la enseñanza estuviera sólo en manos de los sacerdotes y clérigos. Hay, sin embargo, una etapa anterior a la fundación de la Congregación Paulina (1617) y que cubre especialmente los años 1599-1614 (ver diversos documentos en [Notas 18], en la que las Escuelas Pías fueron una "asociación secular o seglar de hombres libres, esto es, sin votos"[Notas 19]. Se conocen bastantes nombres de estos colaboradores seglares y también de los sacerdotes seculares. El comienzo de la vida religiosa marcó un profundo corte con esta etapa. Bien es verdad que en la Escuela Pía siempre hubo algún que otro colaborador seglar y que hasta se instituyó la llamada Carta de Hermandad escolapia para unir espiritualmente también a seglares, aunque no sólo seglares. Las Constituciones[Notas 20] hablan claramente del apartamiento de los seglares. Es algo debido a la teología de la época, que ve en el religioso el modelo perfecto de cristiano[Notas 21]. Como veremos más adelante, la introducción del educador seglar fue muy tardía y, en principio, sólo para determinadas materias.

d. Eficacia educativa.

La escuela calasancia, formada casi siempre por alumnos muy pobres, no tenía el actual concepto de "aparcamiento" o depósito de niños y adolescentes, libres así, durante unas horas, de un contexto social adverso. La escuela pretendía ser eficaz y cambiar a las personas. De ahí la insistencia en los métodos; horarios (estables y bien delimitados: dos horas y media por la mañana y lo mismo por la tarde); calendario (preciso; vacaciones en otoño, entre finales de septiembre y comienzos de octubre); exámenes y academias.

Mayor flexibilidad y adaptación a las circunstancias había en el número de alumnos: en bastantes colegios las clases eran numerosas (hasta 200 alumnos), pero en colegios pequeños se llegó a adoptar el sistema de escuela unitaria.

La eficacia educativa implicaba contar con instalaciones adecuadas. Edificios bien construidos, con condiciones higiénicas, abundancia de agua potable, pupitres,etc.

Todo esto implicaba una base económica. La tradición primigenia escolapia tenía en la limosna espontánea y en las aportaciones fijas de algunos nobles y eclesiásticos su sustento económico. Las deficiencias, como ya se ha visto, eran numerosas.

Las líneas de financiación se fueron modificando: subvenciones estables de nobles y municipios; creación de centros de pago (internados, por ejemplo), que permitieran crear un patrimonio para asegurar plazas gratuitas y sostener a la Comunidad religiosa.

Aunque en el plano jurídico se resolvió el problema[Notas 22], las dificultades económicas continuaron por diversos motivos, ya que ni los subvencionadores cumplieron siempre sus compromisos, ni los escolapios se sintieron con la solución dada. Con frecuencia hay lamentaciones y correcciones, por ejemplo en el precio de los libros de texto, excesivamente caros para la mayoría de los alumnos. A menudo, para que la gratuidad fuera real, se debía proporcionar a los alumnos hasta los instrumentos necesarios para el aprendizaje (papel, pluma, tinta,etc.) y, en algunos casos, hasta la ropa y la comida.

Detrás de este carácter benéfico había una visión del hombre: primero, como cristiano, llamado a la salvación y a la felicidad eterna; segundo, como ciudadano responsable y trabajador. La praxis escolapia abrió los estudios de latín (algo así como los estudios medios en nuestra época) también para los pobres, posibilitando así el acceso a los estudios superiores, como efectivamente sucedió, y abriendo una importante brecha en las barreras sociales, en una sociedad rígidamente estamental. Nacía, pues, un nuevo camino para superar la pobreza y la estratificación social.

4.2 La formación religiosa.

a. Un método o camino peculiar.

"La meta que pretende nuestra Congregación con la práctica de las Escuelas Pías es la educación del niño en la piedad cristiana y en la ciencia humana para, con esta formación, alcanzar la vida eterna"[Notas 23].

Esta síntesis de la misión escolapia presenta el conocido binomio piedad y letras orientado a un único fin: "alcanzar la vida eterna". La escuela calasancia no es una amalgama de fe y cultura, sino una visión unitaria del hombre, entendido desde su finalidad última, trascendente. Esto es un elemento muy peculiar de la pedagogía calasancia: "...nihil sale Pietatis incoditum doceant auditores"; "ut Pietatis vehiculum litteraria sit Institutio"[Notas 24].

Todo lo que se enseña debe ser ocasión o motivo para sugerir el amor a la virtud, al bien, y la aversión al vicio, al mal. El maestro utilizará todo lo que esté a su alcance: lectura, escritura, gramática. A partir de una lectura, o de una palabra o frase repetida por escrito, se pueden sacar ejemplos y comparaciones que sean aptas para estimar la virtud.

Las lecturas, incluso de los clásicos, deben contribuir a favorecer lo bueno (en los autores clásicos hay ideas, frases, de alto sentido moral y humano[Notas 25].

b. La base de la formación religiosa: "El Santo temor de Dios".

En San José de Calasanz aparece con frecuencia esta expresión. Uno de los textos más significativos es el siguiente:

"El temor de Dios, que es el principio de la Sabiduría, consiste en estar siempre muy vigilante para no hacer cosa alguna que sea ofensa a Dios; y dado que somos de naturaleza tan frágil es bienaventurado aquel que permanece siempre en el temor. Todos lo debemos tener y enseñarlo siempre a los alumnos"[Notas 26].

Para R. Haro[Notas 27] el santo temor "es una actitud totalizante del hombre ante Dios". Esta actitud comprende: principio de sabiduría; vigilancia; relación de amor; conocer las raíces de este "santo temor", que no son otras que nuestra naturaleza caída); conocimiento de Dios, en el que destacan su paternidad y también su majestad.

Según hace notar G. Sántha[Notas 28] la frase "insegnare il timor di Dio ai fanciulli", tantas veces emergente en las cartas de Calasanz, conforme al uso común de aquella época, tiene una significación más amplia que la puramente literal, y quiere decir, sencillamente, enseñar la religión a los niños y educarlos en un espíritu religioso".

Esta acepción más amplia aparece en la tradición escolapia posterior al Fundador:

"Y hablando en concreto, el discurso se centró en dos puntos principales: en lo que concierne a la escuela y en lo que se refiere a la disciplina regular. En cuanto a lo primero se complació el Papa en mostrarse satisfecho con la Orden. Yo le informé de que se ejercita el ministerio para instruir a los jovencitos en las letras y sobre todo en los principios de la fe con la doctrina cristiana y los catecismos, y en el santo temor de Dios con los oratorios, la frecuencia de sacramentos, las exhortaciones espirituales, la oración continua y otras cosas. Para entender mejor la Doctrina Cristiana me encargó que no nos contentásemos solamente con hacérsela aprender a los niños, sino que se les explicase parte por parte, a fin de que quedaran bien instruidos en aquello que aprenden y supieran dar cuenta de la santa fe que profesamos"[Notas 29].

También en la "Breve notizia", ya citada, aparece la expresión "Santo Amore e Timore di Dio", expresión más explícita, pero que oscurece el rico sentido de "temor" en el pensamiento de Calasanz, al situarlo como algo distinto del amor a Dios.

c. La piedad en la escuela: liturgia y oración.

Para una descripción de este apartado seguiremos, generalmente, la "Breve notizia" y la "Ratio Studiorum pro exteris", junto con los Ritos Comunes.

En coherencia con el concepto de educación firme y normativa se expone con claridad y precisión[Notas 30] el ritmo diario, semanal y mensual de las prácticas de piedad y de los tiempos destinados a la formación religiosa y moral de los alumnos.

Diario[Notas 31]:

Oración larga al comenzar las clases.
Oración breve entre las diferentes lecciones o materias.
Angelus (si al dar la hora se estaba en clase).
Misa (al terminar las clases de la mañana).
Letanías y otras oraciones (por ejemplo, la Corona de las Doce Estrellas) (al terminar las clases de la tarde).
El último cuarto de hora de clase se reservaba para que el maestro tratara algún tema religioso.
La "oración continua" (práctica muy apreciada por el Fundador) se abandonó. El P. General Foci, en 1694, instó su resturación[Notas 32]. El P. Foci une el comienzo de la ruina de la Orden con el abandono de esta práctica:"quando cominciò nelle nostre Case aver fine l'esercizio SS.mo. della Oratione continua". Recuerda que este ejercicio es profundamente escolapio, ya que al mismo tiempo une la enseñanza con la piedad. Para llevarlo a cabo había un Prefecto de la Oración Continua[Notas 33].

Semanal

El llamado "Oratorio"[Notas 34] es una institución importante de carácter religioso y formativo. Constaba de estos momentos:
1. Lectura espiritual
2. Oficio Parvo de la Virgen (para alumnos mayores)
3. Rosario (para los pequeños)
4. Breve plática del Prefecto
5. Misa. Tras la cual, el Prefecto los enviaba a casa.
Se tenían los domingos, solemnidades de 1ª y 2ª clase (excepto en Navidad, Pascua, Pentecostés, Corpus y Domingo de Quincuagésima).

Mensual

Confesión y comunión en un día señalado para todos. Estaba precedida por una breve plática del maestro, en cada clase[Notas 35]. Los agentes de esta actividad litúrgica y pastoral eran:
Prefecto (como coordinador de Pastoral)
Confesor (a veces sin clase, con el fin de confesar todos los días. A los alumnos díscolos se les enviaba al Confesor)[Notas 36].
Prefecto o responsable de la Oración Continua[Notas 37]. Su cometido era amplio: enseñar a prepararse para la confesión y comunión e iniciar en el método de la oración mental.
Maestros. Su labor, tal como se ha dicho, se desarrollaba en sus respectivas clases.

d. La Catequesis.

En la ya citada circular del P. Pirroni[Notas 38] recuerda que el Papa le encargó "que no nos contentásemos solamente con hacerla aprender (la doctrina cristiana) a los niños, sino que se les explicase parte por parte, a fin de que quedaran bien instruidos en aquello que aprenden y supieran dar cuenta de la santa fe que profesamos".

Sin una explicación catequética, las prácticas de piedad podían caer en la rutina o en la obligación impuesta, tal como sucedió en varias ocasiones. El plan catequético y formativo era amplio y estaba perfectamente delimitado: un cuarto de hora cada día; plática antes de la confesión y comunión mensual; plática semanal (sábados); explicación semanal de una parte de la Doctrina Cristiana, a cargo del maestro en su clase.

El método usual era el memorístico. Se utilizaban varios catecismos de modo gradual (de pequeños a mayores). Ya desde la época del propio Fundador hubo escolapios autores de Catecismos, aunque sin dejar de utilizar los más conocidos y recomendados, por ejemplo el de Belarmino.

La Catequesis dominical[Notas 39] era una de las instituciones más apreciadas por Calasanz. La tradición escolapia la continuó y llegó a tener carácter de certamen catequístico.

Se tenía los domingos por la tarde. Se solía tener en la iglesia propia o en una de la población, con el fin de que pudieran acudir los padres, familiares y fieles que quisieran aprender o recordar las verdades de la fe. El acto se solía desarrollar de la siguiente manera:

1. Reunión por grupos o clases en la iglesia. Ensayo de cantos.
2. Oraciones iniciales dirigidas por los mismos alumnos.
3. Cada grupo, con su maestro, dedicaba una media hora para recitar la Doctrina o ser expuesta por el propio maestro.
4. Certamen catequístico.
Los pequeños aprendían las primeras oraciones, el credo y los mandamientos (media hora).
5. Letanías a la Virgen. Oraciones finales.

La formación catequética, tras un trabajo de años, alcanzaba una amplitud grande. Sus núcleos esenciales versaban sobre Jesucristo, la Eucaristía, el Año Litúrgico, la Virgen María, la Iglesia, el ejemplo de los Santos,etc.[Notas 40].

4.3 Apostolado extraescolar.

El Fundador tuvo especial cuidado en mantener a los religiosos al servicio casi exclusivo de su ministerio escolar, con todo lo que implicaba, tal como ya hemos. No tuvo, sin embargo, una actitud totalmente cerrada en la colaboración sacerdotal de los escolapios en otros ámbitos eclesiales. De hecho el ministerio de la predicación se ejerció tanto en las iglesias propias como en otras ajenas a la Orden. Igualmente la confesión y dirección espiritual.

La aceptación de parroquias fue un problema, en aquellos momentos, de escasa relevancia. En el Capítulo General de 1665[Notas 41] se aprobó lo siguiente: "Provinciae Germaniae ac Poloniae quoad Parochias, si casus contigerit, referent ad Patrem Generalem, et Assistentes". En 1667 se aceptó la primera[Notas 42].

Las cofradías o asociaciones de fieles fueron un importante instrumento de evangelización y de vivencia de la fe, muy en consonancia con el estilo de la época. Recuérdese que Calasanz, en sus primeros años en Roma, formó parte de varias cofradías[Notas 43]. Las publicaciones sobre este tema son de gran interés, sobre todo en Italia, porque descubren un ancho campo pastoral, actualmente casi preterido, pero que gozó de una gran vitalidad[Notas 44].

La pastoral misionera tuvo gran importancia en los países con herejes (Bohemia, Moravia, Eslovaquia,etc.). Esta pastoral incrementó los contactos con la Congregación de Propaganda Fide y constituyeron un favorable argumento para la reintegración de la Orden. La escuela y la predicación atrajeron a numerosos herejes o reformados. Algunos escolapios, como el P. Tomás Sperat fue mártir de su dedicación apostólica). Otros, como los PP. F. Hanak, A. Novari y N. Hausenka, consiguieron copiosos frutos en esta difícil misión evangelizadora.

En la devoción a la Virgen María los escolapios destacaron, tanto por su fidelidad como por su inventiva al proponer nuevas prácticas. En Florencia, y no fue el único lugar, se intituyó una "pia pratica" en 1692, que consistía en "raccontare un esempio della Beatissima Vergine per ciascun sabato alle 23 ore, dopo cantate le Litanie terminando con le cinque salutazioni angeliche ad onore del Nome di Maria"[Notas 45].

Notas

  1. .J. Alvarez Gómez, art. cit. p. 597-598
  2. .S 10, p. 79
  3. ."De subventione pauperum", capítulo "De cura puerorum"
  4. .LO 2, p.125-135
  5. .Ver el repertorio bibliográfico de S 1, 2ª ed. p.XXVIII-XXXI.
  6. .ver el "Memorial" al Cardenal Tonti
  7. .G.Sántha: "P. Joannes Franciscus Foci a S.Petro, octavus Scholarum Piarum Praepositus Generalis (1650-1699), en Eph. Cal. 1963, p. 359
  8. .CO 1, proemio
  9. .S 10, p. 80
  10. .cf AU 2, p.35-37 et passim
  11. .CO 2, p. 332-337
  12. .Co 2, p. 164-170
  13. .S 10, p. 87
  14. .cf Bibliothecarius: "Il P. Ambrogio Berretta e le sue "Grammaticae Institutiones", RI n. 13, 1985, p. 68
  15. .CO 2, p. 335-337
  16. .G. Sántha:"P. Ioannes Franciscus Foci a S.Petro, octavus Scholarum Piarum Praepositus Generalis (1650-1699), Eph. Cal. (1963), p. 209-230, con el texto italiano del citado Reglamento del Nazareno
  17. .S 10, p. 78-86
  18. .LO 2, p.95-153
  19. .C.Vilá Palá:"El sacerdote escolapio que deseó Calasanz para su tiempo", ASP n.14, p. 342; y también del mismo autor y en la citada revista: "Las Escuelas Pías seglares" p. 203-262; "Galería de escolapios "seculares", p. 263-340
  20. .CO 1 nn.33-43
  21. .Jesús Lecea: "Presencia de seglares en las Escuelas Pías", AC n. 59 (1988), p.215-230, especialmente 218-221
  22. .capacidad de poseer bienes raíces, según el breve de Inocencio XI "Exponi nobis", de 1686. Cf DF p. 233-235
  23. .CO 1, n. 203
  24. .Ratio Studiorum pro exteris,apart. E,G; cf CO 2 p. 165
  25. .CO 2, p. 165
  26. .texto italiano en P 4, vol. V, p. 144; texto cast. en HA 2, p.86-87
  27. .HA 2 p. 111
  28. .S 1, 2ª ed., p. 475, nota 9,NB
  29. .S 10, p. 87
  30. .ver, por ejemplo, CO 2 p. 164 ss. y 329 ss.
  31. .CO 2, p. 332-333
  32. .ver el texto de su Circular en Eph. Cal. ,1963, p. 265-266
  33. .CO 1, n. 194
  34. .CO 2, p.329-330
  35. .CO 2, p. 332-334
  36. .CO 1 nn. 316ss. y n. 193
  37. .CO 1, n. 194
  38. .S 10 p. 87
  39. .CO 1 n.200; CO 2 p.330-331
  40. .Cf STOP: "L'insegamento del catechismo nelle Scuole Pie tra regole, testi e edizioni", RI n. 10 (1984), p.3-46
  41. .MHSP, 1937, Acta Capitulorum Generalium annis 1665 et 1671 celebratorum, p. 12
  42. .cf DD, p. 195, texto cast.
  43. .GI 4, p.88-90
  44. .Cf AU 3; C.V.P. :"Epistolario de la Congregación de la Asunta o de los Artistas de la Duchesca (Nápoles)", ASP n. 17 (1985), p. 71-77; Gian Luigi Bruzzone: "La Compagnia di S. Giuseppe degli agonizzanti nella Chiesa Scolopica di Savona", RI n. 30, p. 352-372; STOP: "Le Congregazioni giovanili della Visitazione e della Madonna della Neve nel'6 e '700" RI, n. 15 (1985), p.347-368
  45. .cf "Cronache d'altre tempi: vicende storiche di una pia pratica", RI n.18 (1986), p.437-440