Diferencia entre revisiones de «Pinar del Río (CU) Colegio e iglesia»
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Última revisión de 14:46 5 dic 2014
Aviso de contenido
Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual |
Datos
Demarcación Cuba
(1909-1961)
Historia
El obispo de Pinar del Río, don Manuel Ruiz, gran amigo de los escolapios, obtuvo en diciembre de 1909 del P. Luis Fábregas, Vicario provincial de Cuba, la aceptación de una fundación en Pinar. El prelado pagaría una clase gratuita mensualmente y el mobiliario escolar del colegio. El P. José Dalmau, como presidente del nuevo colegio, se persona en Pinar. Fallando las previsiones, don Ricardo Cuevas, presidente de la colonia española, le ofrece los bajos del edificio social de la misma. Se inauguran el 1-3-1910. Le ayudan otros dos escolapios; viven juntos en casa del obispo hasta hallar vivienda en la Alameda del Hospital, a la que luego trasladan las escuelas. El colegio se trasladó de nuevo; esta vez a la calle Recreo. El número de niños crecía con educación óptima e instrucción envidiable. Sin pretenderlo el colegio escolapio obligó cerrar un colegio deísta del lugar creado allí por norteamericanos; el último grito en la pedagogía. Por fin Mons. Ruiz, para acabar con tantos traslados, obtuvo de la Delegación apostólica cubana un préstamo de 20.000 pesos oro americano sin interés. En 1911 se adquiere un solar por 3.000 pesos. En abril de 1912 ya se ocupan los locales del nuevo edificio de planta, obra de los contratistas Cardo y Grau, que cometieron evidente estafa en sus materiales, lo que se vio al llegar la estación de las lluvias: la terraza se volvió una gran gotera, calando el agua hasta la planta baja. La construcción, no obstante, era sólida en muros. El P. Francisco Javier Rovira, nombrado rector en 1919, fue el alma del florecimiento del colegio y de su período más fecundo. Hasta 1919 va aumentando el alumnado, el internado y el adorno del edificio con vallas y jardines; el ayo Manuel Torras hace gran propaganda de las calidades del colegio. Exuberante es la vida extraescolar con fiestas, deportes, veladas, instrucción premilitar, etc. Con ello se hizo frente al colegio masónico que abrió en Pinar don Ricardo Mestre, y que sucumbió también, vendiendo su material escolar al P. Rovira. Hubo un bienhechor llamado Sr. García que donó una finca «La Calasancia» para esparcimiento de los niños. El obispo Mons. Ruiz, complacido, obtuvo de la Delegación apostólica la condonación —condicionada a la permanencia de los escolapios en Pinar—, de los 20.000 pesos que les había prestado, y aún en 1920 agenció el obispo nuevo empréstito de varios miles para ampliación del local; así aumentó el número de internos, encomendados y externos. Nuevos realces logró el colegio entre 1928 y 1934 con sus informes y con sus reformas, con sus contactos comunitarios con Guanabacoa y su schola cantorum dirigida por el P. Pedro Rifer, lográndose en los días del P. Noguer el máximo de alumnado e internos. En 1961, adelantados los exámenes de enseñanza primaria por orden superior, el 2 de mayo se incautó el Gobierno revolucionario del colegio, custodiándolo milicianos y milicianas. La capilla siguió abierta al culto, servida por el P. Jaime Manich hasta 1979. El edificio sigue destinado a la docencia.
Superiores
Bibliografía
- Memorias Escolares (de 1940 en adelante)
- Memoria de la Asociación de Antiguos Alumnos de las Escuelas Pías de Cuba. La Habana, 1929.
Redactor(es)
- Jaime Manich, en 1990, artículo original del DENES I