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Última revisión de 14:51 5 dic 2014
Aviso de contenido
Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual |
Contenido
Datos
Demarcación Toscana
(1710-1934)
Historia
El año 1710 llegaron los escolapios a Volterra, ciudad a 68 kms. de Pisa, bajo los auspicios del granduque de Toscana, Cosme III de Médicis, llamados por la población que asumió los gastos de la fundación y dotación del futuro colegio. En los pactos fundacionales se exigían al menos cuatro religiosos, que tenían que enseñar humanidades, retórica, gramática y los rudimentos de leer, escribir y contar. Los religiosos por su parte pedían que el edificio se hiciera a su gusto y deseo; mientras tanto se les dejará provisionalmente un local para residir y tener escuela. Al año siguiente el obispo les dio la parroquia de San Miguel y el terreno contiguo en donde se puso la primera piedra en 1714. Los escolapios superaron siempre las exigencias fundacionales, pues en 1715 tenía diez religiosos y cincuenta internos y en 1778 los internos eran dieciocho y los religiosos ocho. A finales del siglo XVIII y principios del XIX la fama de este colegio había llegado muy lejos; y no sólo de todas las regiones de Italia, sino incluso del extranjero acudían muchachos al internado de Volterra. En este período de su máximo esplendor fue interno durante seis años (1803-1809) el conde Juan M.ª Mastai Ferretti, de Senigallia, futuro Pío IX, que es, sin duda, la mayor gloria del colegio. Entre sus condiscípulos se encuentran algunos provenientes de Livorno, Florencia, Pisa, Montecatini, Madrid, Córcega, Génova, Elba, Milán, Ascoli, Arezzo, Perugia, Codogno Véneto, Burdeos, Nápoles, etc.
Y entre las egregias figuras de los escolapios que daban prestigio por entonces al colegio, baste mencionar al P. Juan Inghirami, matemático y astrónomo de primer orden. Desde 1715, apenas estrenado el colegio, se instituyó una Academia interna, llamada de las «Constantes», en las que se veneraba como patrona a la Inmaculada Concepción y cuya fiesta se celebraba con particular solemnidad. El futuro Pío IX, que definió este dogma mañano, fue cónsul de dicha academia, y siendo todavía interno en el colegio recibió la primera tonsura de manos del obispo diocesano. Más tarde, en uno de sus recorridos por los Estados Pontificios, fue invitado por el granduque para visitar Toscana y los representantes de Volterra, entre los cuales estaba el rector de los escolapios, le suplicaron que visitara la ciudad en donde había vivido de estudiante. Pío IX accedió. El 27-8-1857, festividad de San José de Calasanz, celebró la misa en el colegio y recorrió el internado, parándose emotivamente en la que había sido su habitación de colegial. Por ley de 7-5-1866 se secularizaron los bienes de religiosos, y el colegio de Volterra fue devuelto al municipio, pero los escolapios continuaron dirigiendo el colegio como antes, sujetos, no obstante, a una comisión laica de vigilancia. La vitalidad del colegio continuó, como lo prueban el número de religiosos y de alumnos. Así en 1850 había 158 alumnos con nueve religiosos y dos profesores seglares; en 1860 el número de alumnos subió a 228, los escolapios a diez y había un profesor seglar y las clases eran nueve; en 1885 eran once los religiosos, 308 los alumnos y 29 los internos; en 1900 eran 460 los alumnos, cifra máxima en toda la historia del colegio. El número mayor de internos fue de 103 en 1922. Pero desde entonces empezó a decaer. En el último curso de su existencia, que fue el de 1933-1934, había sólo cinco religiosos, sesenta alumnos y dieciséis internos. En 1934 se abandonó el colegio.
Bibliografía
- Regestum Provincia 16, 19, 23
- Pontrandolfi, G., Pío IX e Volterra. Volterra, 1928
- Archivum Scholarum Piarum. (1978) 179-188, 189-236
- Ephemerides Calasanctianae. (1978) 295-333. Ausenda, G. -Vilá, C, Pío IX y las Escuelas Pías. Roma 1979.
Redactor(es)
- Severino Giner, en 1990, artículo original del DENES I