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Capítulo 26º. Sobre las fundaciones escolapias de Rzeszów, Horn y Schlan.

Permítasenos decir antes algo sobre una fundación efímera.

Después que el Excelso príncipe Gundákero de Lichtenstien escribió una carta muy amable a José pidiéndole la fundación de las Escuelas Pías en su ciudad de Kromau en Moravia, a la que quiso llamar con el nombre de su antigua familia de Lichstentein, sus deseos fueron escuchados en el año 1637, y en otra carta a nuestro santo fundador le dio las gracias, prometiendo recomendar el instituto al Emperador. El P. Onofre Conti, provincial de Germania, escribía a nuestro Padre José lo siguiente a propósito de la casa de Lichtenstein el 13 de enero de 1641: “Estuve en Lichtenstein, en casa del príncipe Gundákero, y visité la construcción, que será bastante cómoda y limpia, pero no contraria a nuestra pobreza”. Pero hay que escribir, no sin dolor, que apenas construida la casa de Kromau o Lichtenstein fue abandonada por los dos nuestros que vivían allí, uno sacerdote, José de Jesús María, y hermano operario el otro, Lucas de San Luis, en aquel tiempo amargo y luctuoso para las Escuelas Pías, en el cual quienes querían volvían al mundo. Doce años después, por voluntad del citado excelso fundador y con el acuerdo de nuestro P. General Juan García de Jesús María, empezaron a vivir en ella los religiosos de S. Pablo Primer Ermitaño. (P. Nicht).

Por las fechas en que la casa de Lichtenstein era entregada a los eremitas, el conde Estanislao Lubomirski, que había fundado la casa de Podolín en Wisnicz, a principios de 1654 ofreció la fundación de Rzeszów en el palatinado ruso, que fue aceptada en el año 1656 por el P. Alejandro Novari de S. Bernardo. A esta casa de Rzeszów se refiere la constitución del Papa Clemente IX que comienza Iniuncti Nobis del día 20 de marzo del segundo año de su pontificado (1668), al obispo de Przemysl. De ella tomo lo siguiente:

“Habiéndose presentado a Nos recientemente una petición por parte de nuestros queridos hijos el Príncipe Jerónimo Agustín Lubomirski, hijo y heredero del Príncipe Jorge, también Lubomirski, que fue en vida Mariscal y Jefe del Ejército del Reino de Polonia, y de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, que viven actualmente en la ciudad llamada Rzeszów, en la diócesis de Przemysl, según la cual en el año 1664, o en un tiempo anterior, una Sofía Pudenciana, Duquesa de Bobrek, Ostrog y Zassaw, entonces viva, había comenzado a construir y edificar en dicha ciudad de Rzeszów un edificio para monasterio de monjas llamadas de la regla de San Francisco de la Penitencia, y para el cómodo sustento de las monjas que iban a venir había preparado con los bienes que Dios le había dado con largueza como dote un censo perpetuo de sesenta mil florines, que rentarían cuatro mil florines al año destinados para ellas, y después de tomar estas decisiones falleció, dejando escrito en su testamento que los ejecutores del mismo debían terminar de construir el monasterio, y otras cosas que aparecen indicadas en el testamento.
Pero cuando los suecos quemaron la iglesia y la casa que los clérigos citados poseían en Varsovia, el citado Príncipe Jorge, actuando de manera muy generosa, considerando que los citados clérigos estaban privados de todo tipo de ayuda, y viendo que habían producido ricos frutos no sólo en la instrucción de la juventud, sino en otras muchas funciones eclesiales, y que intentaban e intentan, con la bendición del Señor seguir produciéndolos en el futuro, movido también por el celo de la caridad, con el acuerdo del entonces Nuncio de la Sede Apostólica que residía en dicho Reino, y con el beneplácito del ordinario del lugar, introdujo a los citados clérigos como huéspedes en el edificio que nunca fue ocupado por las monjas, sin que tampoco se hiciera ninguna fundación o erección canónica de las mismas en el monasterio, para que vivieran allí, y destinó a dichos clérigos el censo de sesenta mil florines con cuatro mil de renta-
Por otra parte en la petición se nos indicaba que según los decretos de la Congregación de los Venerables Hermanos Cardenales de la S.I.R. encargados de las cuestiones de Obispos y Regulares publicados en otros tiempos, no se pueden erigir e instituir monasterios de monjas de clausura con rentas anuales, y además que dicha ciudad está expuesta a las incursiones de los escitas y otros enemigos del Reino, y además por otras razones el obispo de Przemysl no estaba de acuerdo con la fundación e institución del monasterio, y recomendó que se hiciera un cambio del testamento de la citada Sofía Pudenciana, y se introdujera en aquel edificio a los citados clérigos, declarando que el cambio e introducción serían y son para mayor utilidad de la Iglesia de Dios.
Se nos ha suplicado humildemente por parte del Príncipe Jerónimo Agustín y de los citados clérigos que tomemos una decisión en el asunto con benignidad apostólica. Nos, por tanto, al Príncipe Jerónimo Agustín y a los citados clérigos, a todos y a cada uno, los absolvemos de toda excomunión etc., etc., y de cualquier sentencia etc. etc., a efecto de que se consideren absueltos con respecto a los efectos de la presente, e inclinados a las súplicas, mandamos con este Breve apostólico que a discreción tuya y según lo narrado y llamando a quienes tengas que llamar, sustituyas y cambies lo referente a aquel monasterio que iba a erigirse para las monjas según la disposición de la citada Sofía Pudenciana, y entregues graciosamente con nuestra autoridad el monasterio con el censo y las rentas, y todos y cada uno de los derechos relacionados a los clérigos, y no a las monjas citadas para quienes estaba destinado por la citada Duquesa Sofía Pudenciana.
Queremos también que los mismos clérigos se hagan cargo de las obligaciones que fueron impuestas por dicha Sofía Pudenciana, y que las cumplan por completo, pues si no la presente gracia no tendrá vigor.”[Notas 1]

La fundación de la casa de Horn fue pedida en los años 1642 y 1644, como ya se ha dicho antes, y fue relegada a causa de las calamidades de los tiempos. En el año 1657 fueron los primeros de los nuestros a Horn, concretamente el P. Miguel Gaiselbrunner de Santa María, superior, el clérigo José de S. Francisco y el hermano Miguel de S. Cristóbal. Siguió con ardor la fundación el P. Onofre Conti del Stmo. Sacramento, a quien el Señor le concedió llevarla a cabo de manera admirable con el fundador, un hombre piadosísimo.

Cuando el venerable padre fue a Viena para tratar de la nueva fundación de Horn en Austria con el Ilmo. Fernando Segismundo Kurz, barón libre de Senftenau, lo encontró en la cama enfermo de podagra y de otros males, pero le aplicó un trozo del hábito del Venerable Patriarca Calasanz y con ello recobró la salud, con lo cual no sólo la gente de la corte, sino también el famosísimo médico Marco Marci se llenaron de admiración y veneración.

“El Conde, a causa de su singular devoción a la Virgen, quería construir desde los cimientos en Horn un santuario de la misma forma y aspecto que el famoso que tiene dedicado en Oetingen en Baviera, conocido por sus milagros, y confiarlo a los nuestros. El P. Onofre trasladó la devotísima estatua de la Virgen de Oetingen desde la iglesia parroquial de S. Esteban al santuario citado, en una procesión con muchísima gente, y ahora es venerada religiosamente, como testimonian muchos exvotos de plata y cuadros en agradecimiento a la Madre”.[Notas 2]

En relación con la fundación de Schlan, tomo la siguiente información del P. Nicht en Domesticae Ephemerides Calasanctianae, año IV, bim. I.

José ya había escrito el 29 de abril de 1633 al P. Melchor Alacchi de Todos los Santos: “Nuestra Orden es muy solicitada por muchos cardenales, obispos, prelados y gente principal, además de por ciudades, como puedo probar con muchas cartas”. Luego añade: “Me escriben de Nikolsburg que nos han ofrecido una iglesia y un colegio en Praga si tenemos personal disponible para atenderlo”.

Y, porque así lo dispuso Dios, como siempre surgía una dificultad tras otra, sólo en el año 1753 pudieron ir las Escuelas Pías a Praga en la provincia de Bohemia, siendo provincial el P. Pablo Wildholz de S. Luis, y la primera comunidad la formaron el P. Gabriel de la Virgen Fiel, el P. Simón Kalaus de S. Bartolomé, el P. Gelasio Dobner de Sta. Catalina, procurador provincial, el P. Medardo de S. Luis y el P. Ansberto de la Madre de las Gracias, y el P. Gregorio Beitl de los Ángeles, presidente y luego superior. Pero no voy a hablar de ellos ahora.

Acerca de la fundación en Praga nuestro José escribió el 16 de mayo de 1648 al P. Pedro Pablo de la Madre de Dios a Nikolsburg:

“Me ha llegado la carta de V.R. del 20 de abril. En cuanto a las diligencias necesarias que deben hacerse con el Dr. Doctor Holler, se ha encargado del asunto el P. Onofre, y ya le avisaré del resultado. En cuanto al noviciado a conseguirse en Praga, escribo al P. Alejandro advirtiéndole cómo debe actuar. Espero que si está vivo el Ilmo. Prepósito de S. Pedro de Praga, que es una dignidad sometida al Sumo Pontífice deRoma, cuyo padre ha sido muchos años gobernador o virrey de Praga, y que en Roma fue muy amigo mío, quizás podamos entrar en aquella ciudad, o en algún otro lugar a propósito.”

Aquel reverendo Prepósito, cuyo nombre José no menciona, es Fernando Leopoldo Bennon, conde de Martinitz, del cual ya hablamos en el capítulo 16. Entre las cartas de del Santo Padre José afirma el P. Nicht haber encontrado en el archivo de Litomysl una enviada al citado Prepósito D. Bennon a Praga, con fecha 22 de septiembre de 1646, que dice:

“Si bien es cierto que no he mostrado mucha reverencia a V.S. Ilma. con cartas, le aseguro que no he dejado de rezar a Dios bendito para que le haga más ilustre en la verdadera nobleza de la virtud, que no en la nobleza terrena. Esto significará asegurar el mayor beneficio que resultará para el prójimo por el ejemplo que recibirán de V. S. Ilma.”

Conviene citar otro lugar en el cual se introduciría nuestro instituto por obra del ilustrísimo Conde Bennon de Martinitz a quien había escrito José. Se trata de la ciudad de Schlan, en la que a finales de 1658 se fundaron la Escuelas Pías por obra de Excmo. D. Bernardo Conde de Martinitz, Burgrave mayor del reino de Bohemia, hermano del citado Conde Bennon quien, como se lee en la carta de fundación, había contribuido con largueza a dicha fundación. Los primeros miembros de aquella comunidad fueron el P. Alejo de S. Onofre, superior; el P. Bernardo de la Natividad de la V.M., el clérigo Casimiro de la Ascensión del Señor y el hermano operario Luis de S. Lucas.

Vale la pena contar lo que tuvo que ver el P. Onofre Conti en relación con la fundación de Schlan.

Cuando el Siervo de Dios más se esforzaba por la dilatación de su instituto, obtuvo permiso del augusto emperador Fernando III para establecerse en el reino de Bohemia y en otras provincias vecinas. Así, pues, fue a Praga para obtener este documento. Nada más llegar a esta ciudad que es la capital de todo el reino, tan pronto como el Excelentísimo señor Bernardo de Ignacio de Martinitz, Burgrave mayor de Bohemia (así llaman al virrey), se enteró de la llegada del P. Provincial Onofre a Praga, enseguida le invitó y lo acogió con mucha amabilidad, y le prometió que obtendría el favor de la Imperial Majestad hacia el pío instituto, y le pediría un lugar en Praga para las Escuelas Pías, y al mismo tiempo le recomendó que fuera a visitar a su hermano el ilustrísimo Fernando Leopoldo Bennon, conde de Martinitz, y le pidiera que ayudara también a las Escuelas Pías.

Onofre siguió el consejo, y se puso en camino, cosa que le facilito el Burgrave Mayor poniendo a su servicio su carroza con seis caballos. El Ilustrísimo acogió benignamente a su visitante, y se alegró mucho de la visita del Siervo de Dios. Tan pronto como Onofre le explicó con qué motivo había ido, le ofreció un documento firmado y sellado por valor de trece mil florines renanos para hacer una fundación no en Praga, sino en Schlan, en el señorío del mismo Burgrave Mayor. El venerable varón regresó muy contento a Praga, y le mostró el documento al Burgrave Mayor, quien se alegró mucho al leerlo, y pronto se decidió a llevar adelante la fundación, y en el plazo de pocos días redactó el contrato de fundación, con el derecho imperial para establecerse y otros documentos de la cancillería imperial.

Arregladas las cosas de la fundación de Schlan, obtenido también el permiso del arzobispo de Praga Cardenal de Harrach por medio del Burgrave Mayor, Onofre fue a Schlan, vio el lugar y lo aceptó. El edificio comenzó a edificarse, y en el plazo de cinco años fue terminado.

No puedo dejar de ponderar el amor que sentía el Ilmo. Bennon de Martinitz hacia las Escuelas Pías, y para ello copiaré un fragmento de una carta del Archivo General (Plut. I, fasc. 4º, nº 19, por detrás). El Señor Bennon tenía una gran amistad con el hermano Agapito Sciviglietti de la Anunciación de la B.V.M., que de Roma se trasladó a Germania. Este hermano había sido destinado al servicio de nuestro Santo Padre José hasta su muerte, y el mismo Padre rogó en 1648 insistentemente al Cardenal Marzio Ginetti, Vicario de Su Santidad en la ciudad, que no fuera trasladado de Roma a otro lugar. Esto se hizo en secreto por medio del P. Vicente Berro de la Inmaculada Concepción de la B.V.M., firmando ambos peticionarios con mano propia, temblorosa… ¡estaba ya cerca del final de su vida! He aquí el fragmento de la carta anterior citada: “Espero un fruto abundante de ese árbol que es la Orden de la Madre de Dios de las Escuelas Pías plantada por la divina Majestad en medio de la Iglesia Católica, para bien de las almas cristianas, y espero que tenga un rápido crecimiento en esas partes. 16 de octubre de 1641”. (Plut. I, fasc. 3, nº 139 y 140). El deseo de la fundación de Schlan del Ilmo. prelado quedó satisfecho.

Por otra parte las Escuelas Pías mostraron su agradecimiento a la familia Martinitz cuando se presentó la ocasión. Encuentro lo siguiente en las Memorias de la casa de San Pantaleo de la ciudad, en el archivo general: “El 19 de agosto de 1696 se celebró una fiesta con mucha pompa por parte de los juniores en el oratorio. Durante el día se desarrolló una Academia muy lograda, preparada por el P. Domingo de Ferraris de S. Felipe Neri, maestro de teología, dedicada al Ilmo. y Excmo. Sr. Príncipe Jorge Adán, Conde de Martinitz, gobernador de la casa de Smetscha, Señor de Smetcha, Schlan, Planitz, Budenitz, Prunesdorff y Prisen, consejero íntimo de la Sacra Majestad Imperial, camarlengo y embajador ante la Santa Sede”.

Y ya que hablamos de Schlan, creo que vale la pena anotar una noticia que encuentro en el Archivo General.

El P. Thomas Kosteleczky de S. Wenceslao (que había nacido en Regino-Hradez el 16 de octubre de 1634 y había entrado en la Orden el 21 de diciembre de 1656, y falleció en Nikolsburg el 29 de abril de 1681) era un hombre serio, de gran virtud y mucha erudición, contó a sus alumnos de teología lo siguiente en 1675: “Contó (el P. Tomás) que en una ocasión, el rector de Schlan había pillado in fraganti a un cierto hermano operario de la Orden, llamado Pablo de la Anunciación, que usaba demasiada calefacción. El hermano no sólo respondió de mala manera, sino que además vertió su bilis contra el superior. Ocurrió que murió poco después (5 de enero de 1669), y porque era mayor, o porque estaba enfermo, no se le ocurrió pedir perdón. Quizás porque consideraba que era cosa de poca importancia hablar mal al superior, quizás porque pensaba que era poco el daño hecho, teniendo en cuenta que era mayor y estaba enfermo. Ocurrió no mucho después de la muerte del hermano citado que el superior citado estaba despierto alrededor de media noche cuando oyó llamar a la puerta, y dando permiso para entrar, notó que se dirigía hacia él un fuerte viento. Tenía entonces la mano derecha fuera de la manta, y de repente sintió en ella un beso helado. Como era prudente y sagaz, se olió la causa de aquello, y era que el hermano citado había venido a pedirle perdón, cosa que estando vivo dejó de hacer, a pesar de que se lo habían dicho. Luego notó que el espíritu con un silbido se iba por el mismo camino que había venido.

Aprendan por este ejemplo los súbditos de ánimo exaltado a reverenciar a sus superiores; aprendan a ser humildes; aprendan que en la vida futura nada queda sin castigo. Pecó Pablo con la calefacción, debió expiar la culpa de su pecado con el frío”.

Notas

  1. Domesticae Ephemerides Calasanctianae, año III, bim. V.
  2. Domesticae Ephemerides Calasanctianae, año IV, bim. I.