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Capítulo 28º. Sobre el P. Cosme Chiara de Jesús María y la fundación de la casa de Prievidza.

De este varón venerable dice el Hemerologio Scholarum Piarum: “Falleció en Palermo de Sicilia el P. Cosme de Jesús María, sacerdote, cuarto Prepósito General, asiduo a la oración, sumamente celante de la disciplina regular de nuestro instituto, al cual, siendo joven y deseando venir a Roma, nuestro Venerable Patriarca predijo que gobernaría toda la Orden; dos años después de su muerte manó sangre de su cadáver”. Y en otro lugar: “Tenaz defensor de todas las normas de la disciplina regular, mientras vivió no transgredió ni una nunca”.

Nuestro Padre Chiara y Falco nació en Bisacquino, diócesis de Monte Reale en Sicilia, en el año 1615. Ingresó en la Orden el 24 de febrero de 1638. Después de que Cosme Chiara se uniera a las Escuelas Pías con muchos otros en Palermo, el Santo Padre José quiso que vinieran a Roma para aprender los preceptos de la vida religiosa. Pero entre los novicios que fueron enviado de Palermo a Roma no se encontraba Cosme, por lo que el 25 de febrero de 1640, con ocasión de su profesión solemne, escribió una carta al P. General expresándole su deseo de ir a Roma, a la cual respondió con estas palabras:

“Había deseado que todos los novicios de esa casa de Palermo fueran enviados aquí, pero el P. Provincial tenía necesidad de ti en esa casa. Llegará un tiempo en el que como Abraham saldrás de tu patria, pues Dios te llama por el bien de la Orden al frente de una gran nación, en el que lograrás tu deseo. Mientras tanto confórmate a la voluntad de Dios, de quien debemos creer que ordena todas las cosas”.

Después de terminar los estudios ordinarios, enseñó a los niños con caridad admirable las letras y el temor de Dios. En esa tarea enseñó con tanta perspicacia las Instituciones Poéticas y Oratoria que muchos años después de muerto, salieron de sus escuelas muchos profesores de artes liberales. Después por orden de los superiores pasó enseñar disciplinas más serias, como filosofía y teología, y en ellas se mostró tan bien preparado que sus disputas literarias fueron celebradas por todos. Como predicador sagrado, explicando la palabra divina inflamaba el ánimo de todos los circunstantes en el amor de Dios. Brilló como rector en varias casas, no tanto por sus palabras cuanto por su ejemplo. Fue dos veces Provincial, y en el Capítulo General de 1665 fue elegido Supremo Moderador de la Orden, el tercero después del Santo Fundador.

Gobernó de manera admirable nuestra Orden durante un sexenio, y logró de Clemente IX, Pontífice Máximo, que nuestra Orden, después de haber sido agitada por diversas perturbaciones, volviera al estado y título de Orden, y recuperara los privilegios concedidos a las Órdenes Mendicantes, por medio de la Constitución concedida el 23 de octubre de 1669, y que empezaba con las palabras Ex iniuncto Nobis. Con ello se cumplió lo que el Santo Padre José había predicho a Cosme. Murió en el Señor el 2 de marzo de 1688. Su cuerpo se mantenía flexible después de su muerte, y es voz común que conservo intacto su candor virginal hasta la muerte.

Ciertamente nuestro Venerable P. Cosme fue llamado por Dios al frente de una gran nación, no sólo por la gran gloria e incremento de fervor que hemos visto logró mediante la recuperación del título de Orden y los privilegios para el instituto de las Escuelas Pías, sino también por la nueva fundación en Germania, que vería los enormes esfuerzos de los héroes, y por ellos brillaría para siempre, a saber, de la casa de Prievidza, de la que vamos a tratar más en detalle.[Notas 1]

La Ilma. Sra. Condesa Francisca Khuen de Belassy, Lichtengerg etc., viuda del Excmo. Conde Pablo Palffi, en otro tiempo Palatino de Hungría, y fuerte amazona de su sexo, estaba encendida en el celo por la propagación de la fe católica, y después de expulsar a los ministros de Lutero de su extenso señorío de Bojnice se llenó de alegría al ver la posibilidad de volverlo a la religión verdadera, y decidió en primer lugar buscar una familia religiosa que cargara sobre sus espaldas con el trabajo, instalándola en su ciudad de Prievidza. Como lo había pensado, lo puso en obra. Conociendo el buen trabajo que hacía el instituto de nuestra Orden en aquellas tierras, salió de Polonia hacia Viena, para tratar el 17 de febrero de 1666 con el P. Wenceslao Optowsky del Stmo. Sacramento, provincial de Polonia sobre la fundación en Prievidza, a realizarse cuanto antes.

Él destinó inmediatamente para esta nueva plantación al hábil obrero P. Pablo Frankovics de la Natividad de la B.V.M., que antes era rector de Rzeszów, al que mandó que fuera a saludar a la fundadora a Viena, después de tener una audiencia y la aprobación con el augusto Leopoldo I, y poco después con la bendición del Ilmo. D. Antonio Pignatelli, arzobispo de Larisa y Nuncio Apostólico ante el Emperador, que después se convirtió en el Sumo Pontífice Inocencio XII. Y luego fue a Hungría, al castillo de Sternpsensen de la Palffi, y luego continuó viaje hacia Bojnice con su compañero el hermano Francisco Hanak de S. Wenceslao, y en Opatowicz, ciudad próxima, donde encontró Excelso cardenal y metropolita de Esztergom, Jorge Szelepezeny, de quien obtuvo el permiso para la fundación y favores espirituales, y con palabras muy amables garantizó su gracia arzobispal. Después de animarlos a trabajar con celo por la gloria de Dios, a educar a la juventud y convertir a los herejes, los despidió con su bendición.

Permítansenos ahora unas pocas palabras para decir quién fue este excelso príncipe, y qué hizo. Jorge Szelepezeny fue el primer canciller de Hungría y obispo de Nitra, dos veces legado imperial a Roma ante la Sede Apostólica, dos veces embajador a Constantinopla, donde sufrió en la cárcel; una vez legado a Transilvania y una vez a Polonia, enviado por Fernando I. Luego fue nombrado arzobispo de Esztergom, y finalmente lugarteniente o virrey de Hungría, aconsejando al Emperador con su sabiduría y óptimos consejos. Celosísimo extirpador de herejes, de los cuales convirtió muchos a la fe católica. Cercado en Viena con sus riquezas en 1683, fue un soldado completo y animado, verdadero padre y asilo de los religiosos pobres y las viudas, que entre los demás ilustres ejemplos de virtudes fue sumamente generoso al apoyar a la milicia cristiana en su lucha contra los turcos; erigió y dotó muchas fundaciones en el Reino. Después que Esztergom fuera recuperado de los turcos, como él deseaba, y como había predicho muchos años antes a los nuestros, predijo el año de su muerte, que tuvo lugar en su fortaleza de Zetovice en Movia, el 11 de enero de 1685, a los 95 años de edad, día en que cerró los ojos descansando en el Señor. En otro tiempo había estado en Roma, y había sido penitente del Siervo de Dios nuestro fundador José, y solía decir de él: “este hombre verdaderamente era un santo y tenía celo apostólico; yo tenía la impresión de que por medio suyo me hablaba el Espíritu Santo”. Y solía exhortar a los nuestros diciéndoles. “Padres, imiten sus virtudes”.

Es indecible el gozo que expresó el 18 de marzo el generoso señor Juan Medianski, entonces provisor de la fortaleza y de los bienes de Bojnice, y luego protonotario del Reino, celoso católico y acérrimo enemigo de los luteranos, cuando recibió en la fortaleza a los religiosos que le había confiado la Ilma. Sra. Condesa. Y ¿qué diréis que pensarían el Señorío de Bojnice y los habitantes de la fortaleza, que seguían clandestina y abiertamente los dogmas heréticos, al recibir a sus huéspedes vestidos de negro? Pues tan pronto como los nuestros respiraron un poco, los esforzados obreros de las escuelas comenzaron a trabajar por mejorar aquella nueva Esparta de Bojnice. Pero como los grandes ríos están hechos de pequeños torrentes, así las Escuelas Pías trabajaban sin apenas ser notadas a causa del escaso número de los nuestros y de niños. Pues hasta el otoño sólo el Hermano Francisco se dedicaba a enseñar los rudimentos de la fe y las letras con gran alegría de los niños. El Padre provincial en el mes de agosto designó el lugar para construir la casa en Prievidza, y siguiendo los ritos sagrados puso los cimientos de la iglesia y del colegio. Además se señalaron los límites de un huerto que iba a comprar la fundadora el 12 de agosto, y el 17 de septiembre, en presencia de los ilustres señores Antonio y Carlos Palffi, hijos de la Ilma. Fundadora, que para ese fin habían venido de Viena, se puso la primera piedra de la iglesia, con esta inscripción: “Para mayor gloria de la Stma. y Una Trinidad, Dios, Padre y Espíritu Santo, y para honor de los santísimos nombres de Jesús, María, José y todas las jerarquías angélicas y de los santos se ha fundado este Templo, y este colegio de Prievidza para los religiosos Padres de las Escuelas Pías, para que por medio de ellos se propague la fe católica. 17 de septiembre del año 1666 del Señor. La fortaleza y las posesiones de Bojnice pertenecían entonces por derecho hereditario a la familia Palffi”. Dicha iglesia, construida en lo alto con tres altares, el 11 de septiembre de 1679 fue consagrada por el conde D. Fernando Palffi, obispo de Agri, y en esa ocasión dio el sacramento de confirmación a los fieles, y ordenó sacerdotes a cinco de los nuestros. Para completar la historia de este templo, copio lo que se dice en la necrología del P. Jacinto Hanghee de la Asunción de la B.V.M., nacido en Kremir de Moravia el 4 de julio de 1701, que ingresó en nuestra Orden el 16 de agosto de 1722 y, trasladado a la provincia de Hungría con permiso del padre General Adolfo Groll de S. Jorge, permaneció siempre en el colegio de Prievidza, en el que dio muestras de ser un esforzado y fiel operario durante más de treinta años y descansó en el Señor el 12 de mayo de 1771. “El templo, dedicado a la Asunción al cielo de la Santa Virgen[Notas 2], construido con grandes gastos desde los fundamentos, en buena parte se hizo con su habilidad y trabajo, y no sólo lo elevó con gran armonía, sino que consiguió un hermoso equilibrio de masas, y le dio una torre con reloj y campanas. Luego hizo los altares con mármoles blanco, rojo, amarillo y oscuro mezclados, y lo decoró con pinturas de un artista muy dotado, Daniel Bujak Dantiscano, y dio todo su esplendor y magnificencia al mármol estucado, de modo que puede compararse con los mejores templos de Hungría”.

Mientras tanto, al terminar el otoño aumentó el número de maestros y de niños, y encontraron pequeña la fortaleza de Bojnice para contener la multitud de alumnos que venían. Por lo que el 9 de octubre los nuestros se trasladaron de Bojnice a unos locales municipales de Prievidza y el 8 de noviembre comenzaron las clases de Gramática, Sintaxis, Aritmética y Escritura con un buen número de alumnos. Para aumento de la piedad se pidió a Clemente IX la bula para crear la cofradía de la Asunción de la Virgen a los cielos para los estudiantes y los seglares de fuera, y creció rápidamente. Al año siguiente, 1667, se abrió la clase de Poesía, y fue nombrado profesor el P. Jorge Gaulitovicky de la Conversión de S. Pablo, recientemente ingresado en nuestra Orden, teólogo, docto y poeta por naturaleza. Había nacido en Pudmerici, de la diócesis de Esztergom. El Hemerologio del P. Rodolfo Brasavola con justicia lo ensalza, pues era humilde, afable y exacto en la obediencia; querido de todos, ejemplar, el cual, después de trabajar ardorosamente unos cuantos años en Prievidza y en Szepesbela en la educación de los jóvenes y la conversión de los herejes, enfermó de tuberculosis, y fue muy paciente durante su enfermedad. Se durmió en el Señor en la casa de Podolín el 20 de noviembre de 1671, a los 40 años de edad y 6 de vida religiosa, dejando egregios discípulos, entre los que destacan el Rvmo. D. Juan Francisco Zylka, cofrade nuestro y prepósito de Bojnice, el cual nombrado obispo escutoriense, dejó mil florines para nuestros archivos y quinientos para estudiantes pobres, y se durmió en el Señor el 28 de julio de 1718.

Apenas podrá creerse la alegría de la fundadora al ver el esfuerzo de los nuestros y el provecho de los jóvenes. Pero ella intentó superar con su generosidad el trabajo de los nuestros. Y así confeccionó con sus propias manos los ornamentos sagrados para nuestro oratorio de comunidad; regaló los vasos sagrados; ofrecía premios para que nuestros maestros estimularan a los jóvenes; y para que las necesidades domésticas no distrajeran a los nuestros de sus tareas, era como una madre que cuida a su bebé en la cuna, y partía el pan para las Escuelas Pías, y les hacía llegar raciones de su latifundio de Bojnice hasta la saciedad. Para terminar, les aconsejaba en cosas complicadas relacionadas con la administración.

En el año 1669 nuestro instituto creció y floreció al mismo tiempo que la construcción con admiración de dos superiores. El Señor Miguel Bory, Asesor jurado del Reino, entregó dos mil florines renanos para llevar adelante la construcción. Al año siguiente, el Rvmo. D. Juan Alejo Turckovis, prepósito de Bojnice, y vice-archidiácono de Nitra, varón singularmente docto, ejemplo de párrocos, que distribuyó muchas limosnas a los pobres en iglesias, además de hacerse recordar por una fundación a favor de dos clérigos en la Academia de Zirnavia, cofrade nuestro, el cual recordando los auxilios espirituales que los nuestros le habían prestado en la cura de almas y sermones durante muchos años, creó una fundación perpetua de 27 florines anuales a favor del colegio de Prievidza. Hombre meritorio de este dominio y clero, se acordó de nosotros en su testamento, hecho por el P. Francisco de S. Wenceslao. Y murió piadosamente, como había vivido, en Bojnice el 4 de junio de 1691.

Los nuestros, viendo el aumento del número de estudiantes, abrieron la clase de Poesía. En el año 1671 se hizo un gran esfuerzo para avanzar en la construcción de la iglesia y del colegio; las Escuelas Pías trabajaban por la buena educación de los noble y la numerosa juventud.

Pero he aquí que llega el miedo a los turcos. En el año 1672, después de someter la Hungría inferior, los turcos amenazan la enorme extensión de la Hungría superior. Nuestros padres buscan refugio. Unos van a la fortaleza de Bojnice con los bienes domésticos; otros se marchan a las montañas confiando en una incierta salvación; otros a causa del miedo no tenían ninguna sede fija a causa principalmente del miedo a los rebeldes heréticos, y a veces estaban en la fortaleza, a veces en Prievidza, a veces en otros lugares. Pero gracias a Dios este año nuestras casas sólo fueron afectadas por el miedo al bárbaro, y no por su mano.

Sin embargo no todo fue bien: si el miedo al furor escita no nos quitó la felicidad, sin embargo la muerte nos quitó la vida de nuestra óptima fundadora. Si los miembros sufrieron poco por los golpes de los enemigos, en cambió sufrimos daño en la cabeza. El 9 de mayo de 1672, afligida más por la enfermedad que por la edad, su alma santísima nos dejó. Habría sido digna de una vida terrena más larga, si no hubiese recibido la eterna de Dios. Sus restos descansan en Viena, en la iglesia de las reales monjas de Santa Clara.

En esta mujer Palffi había tanto espíritu de luchadora como se puede desear en un gran héroe. Cuando toda Hungría estaba dominada por el miedo terrible a los otomanos y los herejes, hábiles en sembrar y cosechar en medio de las aguas revueltas iban a sembrar y cosechar entre los católicos, pues parecía que dada la dificultad de los tiempos, nadie podría resistir y parecía que podrían apoderarse de la libertad de los católicos. Pero esta mujer fuerte hace suya la causa de Dios para devolver los golpes a los no católicos, y en el año 1660 vuela de Viena a Bojnice, declara la guerra a los herejes, y lleva la religión a dominar sobre aquellos que habían esclavizado su libertad y servían al diablo. Sólo quería convertir a los ministros de Lutero, y manda con su autoridad vomitar a Lutero de todo el distrito de Bojnice, y lo ruega con materna benevolencia. Que recuperen la fe de sus mayores, que traicionaron sacrílegamente; que enseñen los sacramentos del Pontífice, y si no nacieron con ella, al menos que actúen de acuerdo con esa fe. La religiosísima viuda no quería tenerlos sometidos, sino que ellos mismos sometieran su dura cerviz al yugo ligero de Cristo, y que en obsequio de la verdadera fe sacudieran el intelecto rebelde. Además de la invitación materna a la fe, los herejes tienen otros estímulos de más peso, nuestra obra, y la fuerte Débora aleja la bestia herética, y al final favorecida con el potente brazo de Dios, y con el freno de las oraciones, reduce a los frenéticos a la razón y a la santidad.

No se puede decir con cuántos peligros suyos y nuestros consumió su vida. Entre otras, citaré una vez en que pasaba con su carroza por Prievidza y animaba a los ciudadanos como a hijos suyos a renunciar totalmente a Lutero, y les increpó por su dureza de corazón y por su vida licenciosa. Los hombres, para que no pareciera que atacaban a una mujer, ejercen violencia contra la Señora por medio de las mujeres, e incitan al sexo débil para que la ataquen con armas ridículas propias de su oficio. Las cuales se movilizan para actuar contra la inocente, y se alborotan por las plazas según el argumento de Manadum[Notas 3]. Viéndose impotente ante la ira y la rabia de las mujeres, y viendo su vida en peligro, lanza los caballos al galope y va a refugiarse a la fortaleza de Bojnice. Una vez desaparecida la madre, las furias infernales se dirigen contra los hijos; se reúnen frente a nuestra casa y nos abuchean y dicen mil maldades contra nosotros, que podemos considerar muy molestas, pues no dejaban de vociferar de manera impudente con todas sus fuerzas.

¿Quién no admirará la paciencia y la humidad de la Señora? Su férreo estómago digirió alegremente todas las injurias de su gente sin deseo de venganza, y sólo les impuso un castigo: que se esforzaran por ser buenos y auténticos católicos, abandonando el dogma libertino. Y Dios ayudó a la buena causa, pues poco después de este hecho, todo el municipio de Bojnice se puso de acuerdo para proclamar casi unánimemente la fe católica. Esto dio tal gozo a la fundadora que decía que de buena gana moriría, después de llevar a Cristo tantos miles de almas.

Esta fundadora apostólica de buena gana venía a conversas con sus hijos como una madre amantísima, y le encantaba comer con nosotros, residir, orar, hablar y ocuparse de todas las cosas de la construcción, y nos trataba con materna solicitud como a hijos que ella había engendrado para Cristo en Hungría, hasta la muerte.

Esta fundadora tan amada que había hecho tanto por nosotros, después de su muerte hizo tanto por medio de sus herederos que no podíamos echarla de menos. En su última voluntad dispuso que se terminaran las obras, y mandó a sus herederos, los señores Condes Antonio y Carlos, y Teresa, hijos e hija de los Condes Palffi de Erdeod, que inmediatamente después de su muerte antes de dividir los bienes maternos apartaran veinticinco mil florines renanos para doce religiosos, y terminaran la construcción de la iglesia, el colegio y el huerto; que procuraran vasos sagrados y vestidos gastando generosamente; crearan una biblioteca, etc. Lo cual lo llevó a cabo prontamente el Conde D. Carlos Palffi; lo confirmó el emperador Leopoldo y lo aprobó el metropolita de Esztergom, y se guardó en el archivo del Reino y en las actas del capítulo de Pressburg, antes de que se inscribira sobre el dominio austriaco de Neulempac.

Todo esto se trató con los condes herederos cuando se reunieron en Viena con ellos los PP. Pablo Frankovics de la Natividad de la B.V.M, Provincial, y Francisco Haligowsky de Jesús María, su asistente. La inscripción de veinticinco mil florines renanos a favor de la fundación de Prievidza sobre los bienes de los Palffi en Neulempac además de los de Bojnice por medio del fundador el Excmo. D. Carlos Palffi, con el acuerdo del P. Provincial Miguel Krausz de la Visitación de la B.V.M. se hizo el año 1688, y fue confirmada por un diploma real el 28 de febrero, y se depositó como hipoteca sobre Prievidza y la aldea Koss, habiendo solicitado el diploma el P. Andrés Baiar de la Conversión de S. Pablo.

Notas

  1. Del Archivo General de Roma, Casa de Prievidza, nº 1 (1666-1741).
  2. Debe decir “co-titular” Asunción etc., pues al principio el templo fue dedicado a la Santísima Trinidad.
  3. “Si todos dicen una cosa, ¿cómo es que tú dices lo contrario?” (N. del T.)