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Capítulo 42º. Sobre la fundación de las casas de S. Jorge, Kremsier, Altwasser y Freiberg, y sobre el Rvmo. P. Alejo Armini de la Inm. Concepción, Prepósito General.

Después que el 11 de enero de 1685 el Excelso príncipe Jorge Szelepcheny, arzobispo de Esztergom, de quien ya he hablado en otras ocasiones, falleció, y nos dejó en el testamento sus bienes en San Jorge para fundar una casa, el P. Andrés Baiar de la Conversión de S. Pablo (no nos duela volver a alabar a este hermano), hombre de insigne erudición, hábil en el trato, especialmente con personas importantes, y aceptado por ellas, que entre otras cosas había enseñado teología moral y controversias en Rzeszów y en Varsovia, y en Gora filosofía a los nuestros, y había ejercido el cargo de Comisario del P. Provincial en Prievidza, y por medio de sus esfuerzos y de su habilidad había pedido a Leopoldo I, recuperado y aceptado las residencias de S. Jorge y de Brezno, y firmado y establecido con el príncipe Jorge Szecheny, arzobispo de Esztergom, los diplomas, donaciones, privilegios e investidura, con gran ventaja para la provincia de Hungría, presentó el asunto de San Jorge ante la corte imperial y la Cámara de Bratislava, y con mucha ayuda del Excmo. Cardenal Leopoldo Kollonicz, Canciller imperial del Reino, y del Magnífico D. Juan Maholay secretario de Hungría, señores de gran mérito para las Escuelas Pías de Hungría, después de superar laboriosísimas dificultades, por fin el 7 de julio de 1685 fue instalado en aquella residencia y bienes, en nombre y representación de las Escuelas Pías para la ocasión, por el Comisario de la ínclita Cámara de Bratislava, con autoridad real.

Sin embargo el vino que había allí, y que pertenecía a las Escuelas Pías después de la muerte del príncipe citado, valorado en varios miles de imperiales, se lo llevaron todo los comisarios de guerra de nuestra bodega en vigor del Breve de Inocencio XI, y fue atribuido a la milicia cristiana que luchaba contra los turcos.

El año 1686, en el domingo infraoctava de la Asunción de la B.V.M., por un diploma real del emperador Leopoldo I, y por medio de comisarios del Excelso Príncipe Jorge Szecheny, arzobispo de Esztergom, y del Ilmo. Conde Cristóbal Ördövi, presidente de la Cámara de Bratislava, fue entregada, con derecho perpetuo a las Escuelas Pías la iglesia de San Jorge situada en el mercado, que había sido levantada por los luteranos en el año 1654, con las escuelas y lugares correspondientes, por obra del P. Andrés de la Conversión de S. Pablo.

En este colegio se comenzó humildemente a enseñar aritmética y gramática el año 1687. Con el paso del tiempo aumentó el alumnado, por lo que se deseaban nuevos obreros para la viña. Por lo que el 5 de noviembre de 1692 llegaron para ayudar de Germania a Hungría, a la casa de San Jorge, por orden del Rvmo. P. General Juan Francisco Foci de S. Pedro, los PP. Lucas de Jesús María y Lorenzo de S. Juan Bautista, buenos religiosos.

El 28 de septiembre de 1692, el Muy Rvdo. D. José Andrés Knabe, profesor de letras superiores y de filosofía, además de teólogo, vicario de Leibice en Szepes, cofrade nuestro y eximio bienhechor, invitado por el P. Comisario Lucas Mösch de S. Edmundo, y viniendo junto con el P. Andrés Baiar de la Conversión de S. Pablo, depositó 1760 imperiales y más tarde otros 240, lo que hacía un total de 2000 imperiales, y creó una fundación perpetua en S. Jorge, de tal modo que produciría cada año 120 imperiales, para mantener allí dos músicos, y para que se dijeran dos misas cada mes a su intención. Más tarde él mismo entró en las Escuelas Pías en Prievidza, el 10 de mayo de 1693, y tomó el nombre de P. Agustín de Sta. María Magdalena.

El 20 de diciembre de 1693, con la ayuda y el patrocinio del Excmo. Sr. Cardenal Leopoldo Kollonicz, y la habilidad y empeño del P. Andrés de la Conversión de S. Pablo, superior de San Jorge y comisario general, por comisión real y por medio de los comisarios el Ilmo. D. Cristóbal Ördödi, presidente de la Cámara de Bratislava, el Magnífico D. Juan Maholany, representante real, y del también Magnífico D. Valentín Szenty, vice palatino del Reino, se entregaron a nuestros hermanos de las Escuelas Pías de San Jorge dos casas situadas en la plaza, junto a la iglesia que había sido entregada en vigor del mandato real de fecha 14 de agosto de 1685. Pertenecían a la ciudad; una, richteriana, había sido residencia del predicador luterano; la otra, amereriana, había servido para los barrenderos de la corte balasiana, y todo se hizo pacíficamente en presencia de los señores comisarios y los señores ciudadanos.

Como se ha dicho en su lugar, el capítulo provincial de Germania celebrado en el mes de diciembre del año 1635, bajo la presidencia del Excmo. Cardenal Dietrichstein, se tuvo en su residencia de Kremsier, donde más tarde se establecieron las Escuelas Pías. Cosa que ocurrió en 1687, cuando el Rvmo. y excelso príncipe Carlos, conde de Liechtenstein y obispo de Olomuc, con el consenso del Rvmo. y fiel Cabildo de la iglesia catedral de Olomuc fundó el colegio de Kremsier, y al año siguiente el seminario para alimentar e instruir en las letras y en la música a doce niños. Tomo posesión de esta fundación el P. Alejo de S. Onofre, provincial, con su secretario el P. Felipe de la Concepción de la B.V.M. (P. Nicht).

Sobre este colegio de Kremsier se encuentra una curiosa noticia en el Archivo General de Roma: “Durante unas ocho semanas en septiembre, octubre y noviembre de 1692 se pintaron en la bóveda del comedor al fresco cinco imágenes, obra de un pintor augustano no católico, llamado Jonás, cuyo apodo aparece en una de las pinturas. Ocurrió de la siguiente manera. El excelso príncipe Conde de Liechtenstein (que no quiso ocuparse del asunto, sino sólo pagar) encargó a D. Juan Jorge Textor, ciudadano y entonces juez de la ciudad, que buscara un pintor en su nombre para hacer el trabajo, como si dependiera de él, cosa que llevó a cabo. El pintor suponía que la cosa era así, pero el astuto intentó averiguar por varios modos si era cierto que aquel Sr. Textor iba a pagarle con su propio dinero. En su locura fue a preguntar al Excelso si quería que hiciera la pintura de otra manera. El Excelso lo despidió con pocas palabras, diciéndole que no era cosa suya, que siguiera pintando como quisiera. Cuando el pintor no tuvo ninguna duda de que era el Excelso quien iba a pagar, pidió el doble por su trabajo. Hay que decir que las pinturas, que eran hermosas, habrían sido más hermosas si las hubiera pintado un católico, porque les habría dado un núcleo que este omitió.

En el año 1690, por la generosidad del mismo Excelso Príncipe Obispo de Olomuc se comenzó la fundación de Santa Ana de Altwasser, y para tomar posesión provisional de la misma fueron enviados los PP. José de S. Juan y Leopoldo de Todos los Santos, hasta que más adelante fueron doce religiosos a establecerse en el edificio nuevo. El mismo Excelso Príncipe y gran benefactor de las Escuelas Pías en el año 1694 fundó el colegio de Freiberg, cuya primera comunidad estuvo formada por los PP. Bernardo de S. Felipe Neri, superior; Valeriano de Sta. Cecilia, Tomás de S. Miguel y el clérigo Melchor de S. Francisco.

Mientras tanto, habiendo fallecido el Rvmo. P. Carlos Juan Pirroni de Jesús, fue elegido sexto Superior General después del Fundador el P. Alejo Armini de la Concepción de la B.V.M. en el año 1686.

Patricio de Ancona, de familia noble, nació el 30 de octubre de 1624. Ingresó en la Orden el 8 de diciembre de 1639, y emitió la profesión solemne en el año 1641. Después de los estudios de filosofía y teología, enseñó con gran solicitud en las clases de gramática, poesía y retórica durante muchos años. Era insigne por su modestia, cortesía y mansedumbre; tenía un candor níveo de espíritu, una virtud arraigada y una elocuencia admirable. Enseñó ciencias superiores a nuestros juniores con óptimos resultados, y ejerció la oratoria sagrada con máxima alabanza. Fue rector de varias casas, que dirigió con virtud paternal. Más tarde fue hecho Provincial de la Romana; fue tres veces asistente general, dos veces procurador general y al final fue designado Prepósito de toda la Orden, y dedicó muchos esfuerzos a dirigirla y aumentarla. Partió de los vivos en Roma el 27 de febrero de 1695. Escribió las Vidas de nuestro Fundador José de Calasanz, del P. Pedro Casani y de Glicerio Landriani; se conservan muchos manuscritos suyos en el Archivo General.

Un incremento obvio tuvo lugar cuando el Rvmo. P. Armini concedió permiso el 13 de diciembre de 1687 para la fundación del primer noviciado para Hungría en Prievidza, que comenzó el 16 de octubre de 1689 con cuatro novicios, siendo el Maestro de Novicios el P. Simón de Sta. Catalina de Siena, muy entregado a nuestro instituto, quien, después de dejar la enseñanza en las escuelas, durante mucho tiempo preparó egregios religiosos para la provincia siendo Maestro de Novicios en Podolín. Fue un piadoso predicador, ardiente en su humildad y en su servicio a todos. Fue luego nombrado rector de Lowicz, y en 1694, asistente provincial de Polonia. Era tenaz en la observancia regular, y al mismo tiempo afable y buen religioso. Le sucedió el P. Valeriano Berzewicz de la Inmaculada Concepción de la B.V.M.

Bajo el gobierno del P. Alejo Armini apareció la Constitución Quum sicut accepimus el 22 de febrero de 1690, acerca del uso de zapatos y calcetines. “La experiencia ha mostrado que la costumbre de andar con los pies descalzos en muchos de sus clérigos (de las Escuelas Pías) tiene consecuencias negativas para su salud, y otras incomodidades que resultan perniciosas para los loables maestros de la citada congregación. Por ello los superiores de dicha congregación piden permiso para usar con mayor frecuencia zapatos a los clérigos de la misma, por razones de salud, y por otras causas razonables, y que se introduzca este cambio en la Congregación citada, en conformidad con el uso de los vestidos, de modo que se adapten a él las diversas comunidades. Por lo cual Nos, después de haber escuchado la opinión sobre lo anterior de nuestro querido hijo Gaspar Carpinei, Cardenal Presbítero de la S.I.R., Vicario General de la ciudad para cuestiones espirituales, y Protector ante Nos y la Santa Sede de dicha Congregación, queriendo proveer oportunamente en relación con lo anterior, motu proprio, con ciencia cierta y después de madura deliberación, con plena autoridad nuestra y potestad apostólica, decretamos y ordenamos que todos y cada uno de los clérigos de la Congregación citada en todos los lugares vayan calzados; asimismo que los zapatos serán negros, hechos con humildad y simplicidad, sin agujeros y cerrados, sin otra cosa para atarlos que lazos de cuero negro, y sin tacón elevado. Los calcetines serán también de lana negra, y no se permitirán de otro tipo”.

En vigor de este breve apostólico, el 14 de abril de 1690 se empezaron a llevar zapatos en las Escuelas Pías de Prievidza, y luego en las demás casas de Hungría.

Notas