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Capítulo 61º. Sobre varios religiosos de las Escuelas Pías de Germania famosos por su cultivo de las artes y las ciencias.

En este capítulo quiero mencionar a los religiosos que brillaron de manera notable en las artes y en las ciencias; entre ellos quiero citar primero a algunos que merecen el laurel de la gloria por sus esfuerzos ya desde la época de estudiantes, y por haber llevado a término sus objetivos con éxito, y no quiero olvidar a los que practicaron de manera singular obras piadosas. Son muchas las cosas, como he dicho más arriba, cuyo uso introdujeron los nuestros en Germania durante los siglos XVII y XVIII; algunas descubiertas por ellos mismos, y otras traídas de otros lugares a su querida patria para educar a los jóvenes y para el progreso de los ciudadanos. Contemplemos las hermosas piedras preciosas que hay en la ilustre corona que ciñe las sienes de las Escuelas Pías de Germania, para que nos mueva más allá de la admiración, a la emulación perpetua para llevar a cabo gestas gloriosas por nuestro instituto.

El P. Alejandro José Copio de la Asunción de la B.V.M., a quien dedicaron grandes elogios los eruditos de su tiempo por las obras que compuso, Sermones y Epístolas, perfectos por su estilo grave y erudito, fue el primero en introducir el uso de partituras de música en los colegios de Germania. Nació en Krumlow el año 1628, ingresó el 2 de junio de 1647; murió en Slane el 22 de marzo de 1666.

El P. Agustín Tomás Sakl de S. José se dedicó principalmente a las matemáticas. Consultó fuentes antiguas, rodeadas de densas dificultades, como Euclides, Arquímedes, Apolonio, Papp, y otros escritores, de los que extrajo un gran conocimiento matemático. Consiguió fama cuando acudió a resolver los problemas que en aquellos tiempos los expertos en matemáticas proponían anualmente para ser resueltos por los amigos de la ciencia y los estudiosos. Agustín demostró un ingenio especial para resolverlos, por lo cual no sólo ganó pronto el aplauso, sino la amistad y el favor de hombre muy notables. En aquellos tiempos brillaba en Bohemia por sus conocimientos científicos y matemáticos el Conde Ernesto de Heberstein, famoso por haber editado algunas obras con temas de geometría. Cuando este vio algunos ejemplos de geometría analítica que Agustín le presentaba a Segismundo Hartmann, profesor de geometría euclidea en la universidad de Praga, admirando la sutileza y la evidencia de las demostraciones, inmediatamente trabó amistad con él, lo que dio lugar a un largo intercambio de cartas durante muchos años. Atrajo también la benevolencia de magnates de primer orden, entre ellos Julio Francisco, Duque de Saxo-Lavenburg, y Carlos Litchtenstein, obispo de Olomuc. Cuando ya avanzado en edad vivía en Horn de Austria, el emperador Carlos IV, habiendo oír de su gran pericia matemática, le invitó a ir a Viena, donde residió varios años, y mostró su ingenio y destreza al emperador. La prueba de que tenía un gran talento matemático fue la gran opinión y estima que de él tenía Leibniz, hombre más que ilustre. Frecuentemente enviaba cartas a Agustín en las que le proponía dificilísimas cuestiones matemáticas. Algunas de las soluciones que le enviaba nuestro Sakl las hizo publicar Leibniz en las Actas de los Eruditos de Leipzig; algunas fueron publicadas por separado. Nació en Auspiz el 20 de diciembre de 1642; ingresó el 1 de noviembre de 1661; murió en Horn el 8 de septiembre de 1717[Notas 1].

El P. Paulino Wiezkiewicz de S. Andrés fue incansable escuchando confesiones en casa, y solícito en procurar el decoro en la iglesia. Introdujo la Cofradía del Santísimo Corazón de Jesús en la iglesia de Varsovia, y decoró con gran habilidad aquel templo. Nació en Glogovia el 18 de noviembre de 1667; ingresó el 25 de julio de 1686; murió en Varsovia el 27 de septiembre de 1729.

El P. Osvaldo Richter de Sta. Cecilia fue muy perito en cuestiones musicales y compuso gran cantidad de himnos religiosos elegantemente armonizados y de gran variedad, y divulgó no poca música haciéndola publicar. Nació en Carolus Thermen el 21 de julio de 1687; ingresó el 29 de septiembre de 1703; murió en Slacoverd el 25 de febrero de 1737.

El P. Remigio Maschat de S. Erasmo suscitó grandes expectativas por parte de todos a causa de las grandes dotes para las ciencias con que había nacido. No sólo conocía profundamente las disciplinas teológicas, la Sagrada Escritura y ambos derechos, sino también el griego y el hebreo, y era experto en el arte de la música, tanto en teoría como en la práctica, de modo que divulgó numerosas publicaciones, altamente estimadas, con temas filosóficos, teológicos, jurídicos e históricos, con un estilo breve y claro, y además enriqueció los templos con coros que cantaban con suma suavidad las obras que él había compuesto. Sus escritos sobre derecho son tenidos en gran aprecio, y tratan sobre cuestiones de gran importancia. Nació en Paczow el 18 de noviembre de 1692; ingresó el 6 de octubre de 1710; falleció en Lipnik el 1 de febrero de 1747[Notas 2].

El P. Jacobo Fiala de S. Félix fue un hombre de grandes cualidades, principalmente la memoria, pues sabía al pie de la letra lo que Bonfinio, conocido escritor húngaro, había escrito sobre Quinto Curcio, y lo narraba con tanta exactitud como si leyera lo escrito. Fue también experto en historia poética, y nadie podía ponerse a su lado. Mientras vivió no tuvo nadie que estuviera a su altura, principalmente en dramas y en versos senarios yámbicos, en los cuales se podía comparar a Séneca. Nació en Rakosi el 2 de febrero de 1697; ingresó el 21 de octubre de 1714; murió en Breznobany el 1 de octubre de 1733.

El P. Inocencio Dezeryczki de Sto. Tomás de Aquino fue el primer asistente general de la provincia de Hungría, y pasó muchas horas en las bibliotecas más célebres de la ciudad, y especialmente en la del Vaticano, donde trabó amistad con el prefecto, José Simón Asseman, con ocasión de lo cual recogió muchas informaciones. Nuestro Dezeryczki siempre tuvo un gran amor a su patria, y después de unos años en Roma publicó Reivindicación de las letras de Hungría, escritas con gran ingenio y muy alabada. Luego continuó escribiendo comentarios sobre temas de su patria, pues se dio cuenta de que algunos habían escrito erróneamente sobre el origen del pueblo húngaro, sin ningún parecido con la realidad, e incluso los había que defendían sin pudor esos errores. Escribió con tal acierto que defendió el esplendor y la dignidad de la patria, y refutó los estudios equivocados. Aunque su enfoque parecía intrincado y muy ambiguo, recibió ayuda de escritores célebres de las bibliotecas de Roma y Florencia, y con la ayuda de los consejos de hombres muy serios hizo de tal modo que hoy podamos conocer de manera cierta y definitiva lo referente a los orígenes de los húngaros. Cuando vio su obra elegantemente editada, el Sumo Pontífice Benedicto XIV lo envió como legado suyo al Príncipe de Valaquia. En Bucarest trató con más empeño que éxito diversos asuntos en la corte del príncipe. A causa de una molesta enfermedad que contrajo durante el viaje volvió enfermo a Hungría. Con las fuerzas apenas recuperadas volvió a trabajar, al servicio de Martín Biro, obispo de Weszprem, y le dio algunos consejos con respecto al estudio y la observancia, que el docto obispo hizo publicar dedicados al augusto príncipe de la Corona José, de ocho años. Recuperadas poco a poco sus fuerzas, nuestro Dezeryczki continuó con sus estudios interrumpidos, dedicando muchos años aún a esa agradable actividad, y publicó sus hallazgos que fueron muy apreciados. Nació en Nitra el 25 de marzo de 1702: ingresó el 19 de octubre de 1717; murió en Vac el 6 de noviembre de 1763[Notas 3].

El P. Constantino Halapy de la Pasión del Señor procuró, a ejemplo del Pontífice Máximo Urbano VIII, cada vez que tenía tiempo en medio de sus importantes obligaciones, dedicarlo a la poesía, que componía admirablemente, para poder transmitir a los doctos y a los amigos a través del tiempo los versos que creaba. Nació con esta cualidad, de modo que los versos le nacían sin pensar. Lo que recuerdan los eruditos de Leipzig a propósito de Renato Rapino, tres horas antes de su muerte, lo mismo se puede decir de nuestro Constantino, e incluso le superó, pues lo mismo hizo media hora antes de morir. A quienes le preguntaban sobre su enfermedad y sus dolores, les respondió fijando los ojos en la cruz de Cristo, con unos versos graves que reproduzco:

“Constantino, yaces prostrado; abandona el mundo.
Y como el mundo no es nada, deja pues esa nada.
¡Jesús vivo! Eras mi puerto; ahora que estoy muriendo
Sé mi refugio dulce, mi honor”.

Nació en Ungvar el 15 de agosto de 1698; ingresó el 21 de octubre de 1718; murió en Prievidza el 8 de enero de 1752.

El P. Samuel Wisocki de S. Florián, que se esforzó mucho por llevar una vida de perfección, trabajando siempre por el bien de los demás, y en medio de las actividades comunes de la vida religiosa que cumplía exactamente, se dedicó a escribir tanto sobre temas civiles y políticos como obras de elocuencia eclesiástica de las cuales dejó muchas impresas tanto en la lengua nativa como en latín, principalmente sermones, de gran utilidad como ayuda para la cura de almas. Nació en Wyszoc el 20 de enero de 1706; ingresó el 6 de julio de 1724; murió en Varsovia el 1 de marzo de 1771[Notas 4].

El P. Matías Dogiel de Sto. Domingo al volver del extranjero a Polonia, después de consultar las obras de hombres ilustres en Francia, Alemania, Holanda y Polonia en archivos y bibliotecas de los próceres, pudo traer mucha información y digerirla. Dedicó su ánimo a editar un Código Diplomático, en el cual figuran referencias a archivos públicos, tanto antiguos como modernos con contenidos referentes al Reino de Polonia. Más tarde colmó los deseos de muchos cuando, con el permiso del Rey, y la aprobación de los senadores del reino, publicó dos tomos, y dejó el material dispuesto para seis más.

El P. Alejo Cörver de Sta. María Magdalena mereció aplauso, entre otras cosas, porque fue el primero que, rechazando las espinas de los peripatéticos, enseñó la filosofía nueva, que había enseñado antes en el colegio de nobles de Nápoles con gran aplauso y experiencias, y las matemáticas con demostraciones, y luego en 1744 la enseñó en Pest. Logró mucho éxito, porque a su mucho conocimiento añadía la cortesía, afabilidad, candor de costumbres, gentileza y esfuerzo por el bien ajeno. Con ello logró que a su clase, como a otro Ateneo, acudieran muchos hijos de próceres del reino y tuviera la flor de la nobleza. Sin embargo algunos envidiosos de esta nueva manera de enseñar escribieron cartas a hombres de gran autoridad cargadas de violencia y subidas de color, en las cuales trataban a la Orden de peligrosa. Sin embargo la cosa fue bien, porque con la ayuda de hombres de gran poder y principalmente con la indulgencia de la augusta reina de los húngaros María Teresa, de memoria inmortal, a la que le agradó la filosofía ecléctica, difundió y confirmó su modelo filosófico por todas las provincias del reino. Después de tres años defendió su filosofía en una reunión de magnates y nobles, así como eclesiásticos y órdenes regulares, con muchos discípulos, con gran aplauso para sí y enorme prestigio par al Orden. Entre otros un sobrino suyo, hijo de su hermano, el Conde José Klegevich, bajo los auspicios de la serenísima Majestad Imperial; y con el Barón Juan Andreadicz, bajo los auspicios del Príncipe de la Corona. Al primero de los cuales la Majestad imperial le premió con una cadena de oro por la gloriosa defensa de la famosa doctrina filosófica de su profesor y por sus brillantes cualidades; al segundo el Príncipe le regaló una cadena de plata.

El P. Ignacio Norberto Conrad de la Pasión del Señor se dedicó con tanto aplauso al cultivo de las letras humanas que obtuvo prestigio para su instituto, no sólo de los de casa, sino también de los de fuera, celebrado como fino poeta y gran orador. Esta buena opinión quedó confirmada cuando residió algún tiempo primero en Florencia y luego en Roma, y entonces por deseo y con autoridad de Benedicto XIV partió en 1746 hacia Dacia como compañero del P. Inocente Dezeryczki, asistente general, en la delegación enviada al príncipe Maurocordato de Valaquia. Nació en Pest el 12 de junio de 1718; ingresó el 11 de octubre de 1733; murió en Pest el 25 de agosto de 1785.

El P. Simón Kalaus de S. Bartolomé organizó muchos espectáculos musicales en la iglesia, en los cuales conjugaba el arte con la seriedad eclesiástica, a los cuales asistían gustosos no sólo los nuestros, sino también los de fuera, incluso los príncipes. Nació en Solniczy el 10 de enero de 1715; ingresó el 17 de octubre de 1736; murió en Richnov el 22 de julio de 1786.

El P. Justo Casper de la Dispensa de la B.V.M. fue muy hábil músico, de modo que parecía que había nacido para la música, y tanto avanzó en ella que se le puede considerar entre los grandes maestros. Su fama se propagó a lo largo y a lo ancho, de modo que fue hecho director del coro de la capilla de la corte en Varsovia, con un generoso estipendio del augusto rey de Polonia. Ganó gran prestigio para la iglesia y para sí mismo, y además ayudó mucho a los músicos a ganarse la vida, por lo que se ganó el aprecio de los de fuera y la honra para nuestro instituto. Sus finas composiciones son muy apreciadas por los expertos en música. Nació en Krabor el 28 de enero de 1717; ingresó el 12 de mayo de 1737; murió en Varsovia el 26 de febrero de 1760.

El P. Quirino Kralowetzky de S. Agustín destacó en el conocimiento de las antigüedades, la historia, la lengua griega y otras materias científicas relacionadas con la filología. Tenía un conocimiento tan profundo de la lengua latina que en opinión de muchos podía competir con los mejores de su tiempo, y con este motivo fue miembro de derecho de la Sociedad Latina de Jena. Por lo cual sus cartas, que escribió en gran número, merecieron una gran estima y se guardaron cuidadosamente por parte de los interesados en la elocuencia romana y en la historia antigua del Lacio. La provincia de Bohemia le debe mucho, pues hubo muchos que le conocieron como profesor, como autor o como predicador, o que recibieron cartas suyas, y propagaron la fama y la gloria de la provincia. Entre estos el famoso José Wratislao Monte, Consejero de su Real Majestad, y profesor de sagrados cánones en la universidad de Brno, el cual dijo: “No puedo recordar a este hombre sin gran gozo, al cual y a sus hermanos debo el gusto por las letras, de las que aprovecho porque él me animó dulcemente”. Nació en Litomysl el 20 de agosto de 1721; ingresó el 23 de octubre de 1737; falleció en Cremsier el 18 de agosto de 1781.

El P. Matías Zukallo de S. Miguel era admirablemente culto en los más avanzados conocimientos. En sus discursos, que publicó, toma su elocuencia latina de las más puras fuentes romanas; aparece su ingenio; no hay nada disonante o vulgar en el uso de las palabras. Digamos, simplemente, que nuestro Zukallo se puede comparar con un orador tan grande como Paulino Chelucci de San José.

El P. Feliciano José Wyzkowski de S. Esteban, que enseñó filosofía y matemáticas en el colegio de Dambrovica, avanzó tanto en el estudio de la astronomía que le llamaban popularmente “Copérnico redivivo”. Fue dignísimo, y el sapientísimo rey de Polonia Estanislao Augusto le condecoró con una medalla de oro. Nació en el palacio de Cracovia el 9 de junio de 1728; ingresó el 3 de septiembre de 1943; murió el 17 de octubre de 1784.

El P. Samuel Chroscikowski de S. Juan Nepomuceno fue el primero que editó en la lengua patria una Física Experimental dedicada a la Excelsa Princesa Bárbara, de los Condes Dunin Sanguszko, viuda del Gran Mariscal del Gran Ducado de Lituania, con dibujos hechos por el P. Roque Markowski Sch.P. Nació en Piesk el 10 de enero de 1730; ingresó el 15 de agosto de 1745; falleció en Hetma el 16 de octubre de 1799.

El P. Fulgencio Bauer de S. Antonio ardía en un gran deseo de conocer las ciencias; después de conocer perfectamente la lengua griega, que enseñó a numerosos nobles, aprendió otras lenguas europeas como el italiano, el francés y el inglés. Fue profesor de física, con experimentos y demostraciones. Fue incansable en el estudio de la naturaleza en todas las partes de la física, principalmente mineralogía, botánica y otra relacionadas con ellas, y para este fin hizo varios viajes fuera de su patria. Fue hecho miembro de la Real Academia Roboretana. Editó en Viene en 1762 el discurso epistolar Sobre la teoría y el uso de la electricidad, que defendió en la Academia de Saboya de nobles el Ilmo. Barón Antonio Pongracz de Szent-Miklós y Ovar. Después que hombres entendidos conocieron dicha disertación, le escribieron cartas desde el extranjero esperando su respuesta. Fue traducida al alemán y publicada en Chur y Zindavia en 1770. También publicó tesis sobre los principales conocimientos de ciencias naturales y geometría, de las que fueron examinados públicamente en la Academia del duque Saboya los Sres. Juan y Tadeo, condes de Thurn, Valsassina y Zaxis. Y unas proposiciones metafísicas y matemáticas, de las que fue examinado en la misma academia el Ilmo. Conde Vicente de Sauer. Recensionó con gran perspicacia en Efemérides literarias, principalmente de Manheim, libros de matemáticas y física que sometía a crítica. Nació en Enzersdorf el 6 de enero de 1731; ingresó el 16 de octubre de 1747; murió en Viena el 3 de marzo de 1765.

El P. Antonio de Wasserthal de S. Adolfo enseñó durante veinte años seguidos en la Academia de Saboya y en la Teresiana a los nobles caligrafía y aritmética de cámara, con gran provecho. Cuando enseñó las mismas materias en el colegio de Löwenburg, lo hizo con tal destreza que no había nadie mejor que él escribiendo los caracteres. Publicó para uso de los niños del orfanato griego (Viena, 1765) una instrucción para el arte de escribir en trece láminas según el método de la caligrafía y la ortografía. Nació en Guntramsdorf el 17 de junio de 1733; ingresó el 20 de octubre de 1748; murió en Viena el 13 de diciembre de 1790.

El P. José Calasanz Königsacker de Jesús María, de la noble familia de los Tavornath, fue enviado a Viena para hacer estudios de cámara, que enseñó después durante muchos años. A él se deben, entre otros títulos de tema aritmético, una obra titulada Contabilidad a partida doble, o ciencia de llevar las cuentas, en la cual se explica detalladamente cómo anotar los ingresos y los gastos en cualquier negocio, de modo que pueda calcularse lo que corresponde al total o a cada parte con precisión. Pest, 1789. Nació en Viena el 17 de diciembre de 1733; ingresó el 10 de agosto de 1749; murió en Pest el 5 de abril de 1797.

El P. Lucas Abeska de S. Marcos fue un apreciado maestro en el arte de pintar. Se veían muchos cuadros suyos en palacios y templos. Nació en Libav el 30 de julio de 1729; ingresó el 7 de octubre de 1749; murió en Boleslav el 24 de noviembre de 1793.

El P. Gaspar Oswald de S. José fue un hombre egregio que dedicó todo su ingenio principalmente al arte de la construcción y a la ciencia de construir edificios, en las que superaba a muchos maestros, como lo prueban muchas ciudades de Italia y de Germania donde demostró su conocimiento y destreza, de modo que se le puede contar entre los más célebres arquitectos de su tiempo. La iglesia del venerable colegio de Nikolsburg, que era escuálida y oscura, la transformó en un templo nítido y luminoso. Construyó el magnífico edificio de la parroquia de Chotivie. Construyó la magnífica basílica de Vac, según el modelo del Vaticano, y un palacio episcopal adjunto según el gusto romano, para satisfacer el deseo del Cardenal Cristóbal Migazzi. Construyó desde los cimientos veinte iglesias, primero en Bohemia y luego en Hungría. Nació en Iglov el 24 de febrero de 1729; ingresó el 11 de noviembre de 1749; murió en Vac el 23 de octubre de 1781.

El P. Pablo Fischer de Sta. Susana fue muy apreciado por tres Nuncios Apostólicos a causa de su gran conocimiento del derecho canónico. Por ello fue nombrado teólogo de la nunciatura, y a él le consultaban los temas difíciles del derecho canónico, proponiéndole que resolviera casos difíciles, cosa que él hacía con gran admiración de todos. Fue nombrado protonotario apostólico y censor de libros por el ordinario del lugar. Nació en Przysucha el 24 de mayo de 1735; ingresó el 29 de septiembre de 1750; murió en Varsovia el 7 de junio de 1779.

El P. Teodosio Pavek de S. Juan Bautista mientras dedicaba gran energía como profesor a enseñar física experimental y contabilidad a doble entrada, viendo los fallos que tenían los alumnos, preparó y editó un libro de aritmética para que los niños desde la tierna edad aprendieran bien las matemáticas. Editado en Praga en 1748; reimpreso muchas veces, y muy alabado. Nació en Tovaczovia el 13 de diciembre de 1733; ingresó el 21 de octubre de 1751; murió en Lipnik el 8 de diciembre de 1792.


Notas

  1. Puede verse su obra en el Vol. II del Índice bio-bibliográfico de los CC.RR.PP. de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, página 19.
  2. Se pueden ver sus obras en el Volumen I del Índice bio-bibliográfico de los CC.RR.PP. de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, página 343.
  3. Se pueden ver sus obras en el Volumen I del Índice bio-bibliográfico de los CC.RR.PP. de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, página 216.
  4. Se pueden ver sus obras en el Volumen I del Índice bio-bibliográfico de los CC.RR.PP. de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, página 381.