Última revisión de 18:09 16 feb 2016

Cap. 3. Entra al servicio de un obispo, y después de una señora

Habiendo terminado sus estudios, se doctoró en Leyes y en Sagrada Teología. Siendo bastante conocido ya el gran talento de José, un insigne prelado lo quiso junto a sí. Este (si no me equivoco) era D. Gaspar Juan de la Figuera, obispo de Barbastro, de quien fueron alumnos Bañes y Medina, luego ilustres catedráticos de Salamanca. Estuvo durante algún tiempo en su casa, con provecho de sus estudios. Después, a causa de la buena fama que corría de sus cualidades, una gran señora le pidió que entrara a su servicio como secretario. Aquí el casto joven se vio en gran peligro de ver naufragar su pureza. Por ser de hermosos rasgos, angélica modestia y cortés en el trato, hizo el demonio que la señora se aficionase a él con amor desordenado, atreviéndose incluso a invitarlo con lisonjas a cumplir sus deseos, pero con el temor de Dios, que siempre estaba a punto en su corazón, pudo librarse de una situación tan peligrosa con una fuga veloz, abandonándolo todo a imitación del José hebreo, cuyo nombre llevaba. Huyó, pues, no sólo de la casa de la señora mencionada, sino también de la ciudad, y se volvió a Peralta su patria, agradeciendo al Señor que lo hubiera iluminado y fortalecido su debilidad para resistir y vencer los fieros asaltos.

Notas