Última revisión de 18:09 16 feb 2016

Cap. 10. Se dedica a enseñar la Doctrina Cristiana, de la que fe hecho Prefecto

Sintiéndose inspirado por Dios en relación con lo mencionado antes, se dedicó con más celo y fervor que antes a frecuentar la Doctrina Cristiana, no dejando por ningún motivo de ir a donde sabía que la necesidad era mayor y su esfuerzo más provechoso; y para habituarse mejor a la humildad, presagio de lo que iba a necesitar ampliamente a lo largo de su vida, al enseñar la Doctrina de buena gana elegía la clase de los más pobres y despreciados a los ojos del mundo.

Mientras tanto llegó el tiempo de elegir los oficiales de la Doctrina, y decidieron que el P. José fuera su Prefecto, y así lo hicieron, sin que nadie viera mal que un forastero fuera preferido a tantos otros de mérito, porque todos respetaban su bondad. Él humildemente aceptó el cargo, procurando con su ejemplo y con todos los modos posibles que aumentara el número de los obreros de aquella viña. Era sorprendente que muchos, incluso señores nobles, consideraban como una gloria rebajarse a enseñar los primeros rudimentos de la fe cristiana a los niños pobres, como yo lo he oído muchas veces al Sr. Santiago Ávila, que todavía vive, y ya tiene más de ochenta años, quien testifica que nuestro Padre cuando todavía vestía la sotana de sacerdote secular era ya en aquel tiempo estimado como un gran hombre de bien.

Además se inscribió entre los primeros hermanos de la Archicofradía de las Sagradas Llagas, en la cual mostró del mismo modo que Dios lo había inflamado de su fuego y caridad para beneficio de muchos^{[Notas 1]}. También los del Sufragio lo quisieron con ellos, porque un hombre justo es deseado por todos.

Notas