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Ver original en ItalianoCap. 14. Se levantan contra el padre, compañeros y escuelas algunos perseguidores
Al crecer las escuelas el P. Prefecto necesitó buscar una casa más capaz, y la tomó enfrente de San Pantaleo, yendo al Pasquino. Por entonces, no pudiendo el Demonio soportar los progresos de las escuelas, buscó cómo crear problemas, haciendo ver a algunos compañeros que aquella vida y el trabajo que se hacía en las escuelas eran muy duros. Muchos de estos abandonaban acobardados, o estando para abandonar, se mantenían con el ejemplo y las exhortaciones del Padre, al que Dios daba constancia.
Es cierto que algunos, no siendo aptos para el trabajo de las escuelas, fueron despedidos por él; algunos, acudiendo a los que miraban mal al Padre, se pusieron de acuerdo para molestarlo y perseguirlo. Así que (como está escrito en el proceso) conjurando contra el Instituto y contra el Padre, dieron una pésima información de uno y otro por medio de memoriales a su Santidad Clemente VIII, el cual, procurando el honor de Dios y el provecho del prójimo, no anduvo lejos de dar crédito a dichas informaciones, por lo que cautamente ordenó a los mencionados cardenales Baronio y Antoniano que visitaran de improviso las escuelas, al Prefecto y a sus compañeros con detalle, observando sus andanzas, y con diligencia reconocieran y le informaran de todo lo que hiciera falta.
Los señores cardenales cumplieron la orden, y entraron inesperadamente en las escuelas, y lo examinaron todo minuciosamente, y con la ayuda divina vieron que todas las cosas estaban de manera opuesta a como las habían denunciado al Pontífice.
Volvieron los Cardenales y aseguraron a Su Santidad que las escuelas funcionaban con buen provecho, que las gobernaba prudentemente el Prefecto, quien daba signos manifiestos de extraordinaria bondad, y que no era cierto ninguno de los males imputados por los malévolos, y con tal relación hicieron vanas las maquinaciones de los perseguidores.
Con increíble contento recibió el Pontífices el positivo y feliz informe de los dos cardenales, por el cual se aficionó mucho más a la bondad del Padre y del instituto, y quizás por esta conocida verdad se movió a favorecerlo con demostraciones de grandísima confianza, como fue lo que depuso el señor Lorenzo Tritonio, arcipreste de Novara en su declaración, en la que dijo que el Papa Clemente tenía tan buena opinión del P. José que solía entregarle buenas cantidades de dinero para que lo distribuyera entre los pobres, confiando mucho en la experimentada virtud del Padre, quien había sacrificado a la pobreza de Cristo por puro amor suyo no sólo los bienes materiales, con todo lo que podía esperar mediante sus talentos, sino también su misma persona, entregándola a la educación de los pobres ignorantes[Notas 1].
Notas
- ↑ Además de las visitas de los cardenales mencionados, visitaron también muchas veces la obra de las Escuelas Pías los cardenales Mellini, Borghese, Lanti, Tonti, Torres, Lancellotti y otros, que recomendaban mucho su obra, y esta era muy solicitada por diversos príncipes.