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Germania
La Provincia de Germania constaba en 1696 de 11 casas, de las cuales 6 en el Ducado de Moravia (Nikolsburg, Straznice, Lipnik, Kremsier, Altwasser y Freiberg), que formaba la diócesis de Olomuc; 4 en el Reino de Bohemia (Litomysl, Schlan, Schlackenwerth y Cosmonos), bajo el Arzobispado de Praga, y una en el Gran Ducado de Austria (Horn, diócesis de Passau), todas ellas bajo la Corona del Emperador de Austria.
La primera fundación en la Provincia fue la de Nikolsburg, obra del Cardenal Príncipe Francisco de Dietrichstein (1570-1636), que había vivido en Roma de 1588 a 1600, y había sido nombrado Camarero Secreto de Clemente VIII (1592-1605), y luego Cardenal y Obispo de Olomuc (1599). Es muy posible que conociera entonces a Calasanz en Roma, siendo ambos miembros de la Cofradía de la Doctrina Cristiana[Notas 1]. En 1630 pasó por Génova y conoció la obra de las Escuelas Pías, y entonces deseó que fueran los escolapios los que dirigieran una obra educativa que él había creado en 1625 en su señorío hereditario de Nikolsburg, y que había confiado en 1629 a un eclesiástico, Mons. Juan Bautista Grammay. Este personaje ya en 1625 había llegado a Roma, y en nombre del Conde Miguel Adolfo Althan, fundador de una institución llamada Milicia Cristiana de la Inmaculada Concepción de la Virgen María y de la Comunión Germana, había propuesto a Calasanz crear una “Confederación” con las Escuelas Pías, en la que ellos ofrecían “promover y propagar dicha Orden por el Imperio, y especialmente intentar que primero tengan casa tanto en Viena como en Praga”[Notas 2]. Calasanz aceptó, y el mismo Mons. Grammay trabajó activamente por la apertura de la casa en Viena, que no pudo lograrse de momento a causa de la oposición de los jesuitas.
Cuando el Cardenal Dietrichstein regresó a Olomuc en 1630 y expuso su deseo a Mons. Gramay, éste se alegró mucho, pues apreciaba a Calasanz, había querido en vano colaborar con él años antes y, posiblemente, deseaba verse libre de la carga de dirigir un colegio. Así que fue este quien escribió ese mismo año a Calasanz presentándole el proyecto del Cardenal. Calasanz, que ya años antes había pedido al P. Casani que se preparara para ir a fundar a Viena, aceptó inmediatamente la propuesta. A principios de 1631 se pusieron de acuerdo ambas partes, y Calasanz comenzó a seleccionar el personal que iba a enviar. Preparó un equipo “mixto” de ocho religiosos: algunos Padres prudentes (Peregrino Tencani y Antonio Rodríguez), algunos hermanos brillantes (José Apa, Ambrosio Ambrosi), tres de habla alemana (P. Ambrosio Leailth, H. Juan Verdún, novicio Fracisco Sassel) y un novicio francés (Alejandro Riccardi). Un equipo de lo más internacional: cada uno de ellos pertenecía a una “nacionalidad” diferente en aquella época.
Este primer equipo llegó a Nikolsburg a principios de junio de 1631, tras un agotador viaje de dos meses. Fueron paternalmente recibidos por el Cardenal Dietrichstein y por Monseñor Grammay, y pocos días después asumieron sus tareas educativas, con gran éxito de alumnado.
Para comprender el sentido de la acción de los escolapios en Germania tenemos que situarnos en el contexto histórico y religioso de la época. Juan Huss (1374-1415) había sido un destacado líder religioso bohemo, condenado a muerte en la hoguera por el Concilio de Constanza. Sus seguidores iniciaron una revuelta militar y social, que se conoce como las “guerras husitas” (1420-1434). Los husitas se dividieron en dos grupos: los radicales o taboritas y los moderados o utraquistas. Roma concedió a los segundos una de las peticiones que reivindicaban con más fuerza: la comunión bajo las dos especies. El movimiento husita siguió vivo, y muchos de sus miembros se convirtieron en el siglo siguiente a las doctrinas de Lutero y Calvino.
Llegamos así a la Guerra de los 30 años (1618-1648), un periodo de inestabilidad para todo el centro de Europa a causa de los enfrentamientos entre católicos y protestantes, y en el que nuestros religiosos se vieron envueltos. Un momento importante de esta guerra fue la batalla de la Montaña Blanca (1620), a las afueras de Praga, en la que los católicos derrotaron a los protestantes, y que dejó Bohemia y Moravia sólidamente bajo el poder de los Habsburgo hasta el final de la I Guerra Mundial. Las consecuencias de esta victoria se hicieron sentir en todo el territorio de Germania: las autoridades expulsaron a muchos líderes protestantes, con lo que quedaron gran cantidad de lugares físicos (monasterios, iglesias) vacíos, y muchas poblaciones donde la mayoría de la población era protestante necesitadas de pastores católicos. En este contexto son llamados los escolapios a Germania: para ayudar a las autoridades religiosas (que a veces eran también políticas: el Cardenal Dietrichstein era Gobernador de Moravia) a consolidar el control católico del territorio (los Habsburgo eran católicos), al mismo tiempo que recuperaban las “ovejas perdidas” llevándolas de nuevo al rebaño de la Iglesia Católica, del que habían sido apartadas un siglo o dos antes. El Cardenal Dietrichstein, y otros líderes religiosos y católicos con él, estaban convencidos de que sería muy difícil convertir a los adultos, pero sería más fácil si se comenzaba educando a los niños en la fe católica. Para lo cual había que ofrecer a las familias un bien: una buena educación gratuita.
Calasanz era muy consciente de este matiz nuevo en la acción de las Escuelas Pías: la conversión de los “herejes”, algo muy propio de la Iglesia de la Contrarreforma y con lo cual estaba totalmente de acuerdo. La Congregación de Propaganda Fide, creada pocos años antes (1622) con la misma finalidad (además de extender a fe católica en nuevos territorios, conocidos como misiones) estaba también muy al corriente de la actividad “misionera” de los escolapios que cada año conseguían numerosas conversiones en Germania, e informaban puntualmente a la Congregación, como se les había mandado, de sus logros.
Viendo el buen quehacer de los escolapios, el Cardenal Dietrichstein pedía insistentemente más religiosos a Calasanz, tanto para reemplazar a algunos de los primeros que no aguantaron mucho tiempo en Nikolsburg, como para atender a nuevas fundaciones que otros nobles de la zona querían hacer en su diócesis. En especial el Conde Francisco de Magnis, pariente político suyo, que quería establecer una fundación en su señorío de Straznice. Calasanz le respondía excusándose por falta de personal, pero al mismo tiempo le hacía notar que sería más fácil poder atender esas peticiones y lograr una expansión más sólida en Germania si en lugar de enviar religiosos de Italia le permitía abrir un noviciado allí mismo, con lo cual se evitarían los viajes largos y costosos, y además contarían con gente que hablaría ya la lengua del lugar.
Dietrichstein comprendió perfectamente la cuestión; dio permiso para que se abriera un noviciado, precisamente en Straznice, la fundación del Conde de Magnis en 1633, a la que Calasanz envió siete religiosos. Y luego fundó otra casa escolapia en su ciudad hereditaria Lipnik, con la finalidad expresa de que fuera casa noviciado. Y a ella se trasladaron maestro y novicios desde Straznice a finales de 1634.
El 25 de agosto de 1634 Calasanz, viendo que ya había dos casas en Germania y pronto habría una tercera, para facilitar el gobierno de las mismas decidió crear una provincia nueva, Germania, y nombró a su frente al P. Peregrino Tencani, que había ido como superior de la primera expedición a Nikolsburg. No estuvo mucho tiempo en el cargo, pues en 1635 fue sustituido por el P. Juan Esteban Spínola. En 1636 regresó a Roma y fue nombrado Asistente General. Tampoco el P. Spínola fue Provincial mucho tiempo: en 1637 acudió a Roma al Capítulo General, y ya se quedó allí como Maestro de Novicios. Para sustituirle fue nombrado Provincial el P. Onofre Conti, que dejó sentir su acción en Centro Europa (Germania y Polonia) durante varios años, en dos momentos: 1638-1644 (fecha en que fue llamado a Roma y “exiliado” por Pietrasanta y Cherubini), y 1656-1659. Durante el intervalo entre esos dos periodos fue el P. Alejandro Novari quien ejerció el cargo, de una manera poco clara, especialmente a partir de 1646, fecha en la que Inocencio X redujo la Orden a Congregación sin votos y sin Superiores Mayores.
Antes de la reducción inocenciana, las Escuelas Pías habían logrado abrir otra casa más en Germania, esta vez en Litomysl (1641), en territorio bohemo, obra de la Baronesa Hérula Febronia de Pernstein. Llegó entonces la invasión sueca de Moravia y Bohemia por parte de los suecos (a partir de 1642), poniendo en grave peligro la continuación de la presencia escolapia en aquellos países. Sin embargo fue la ocasión de la que se sirvió la Providencia para sentar a los escolapios, que huían de la guerra, en territorio polaco (Varsovia y Podolín, 1642), a donde el Rey Ladislao IV les había invitado años antes.
A partir de la fundación de estas dos casas la Provincia se llamó “Germania y Polonia”, hasta que se separaron en 1662. Cuando las cosas se tranquilizaron en Germania, los escolapios volvieron a ocupar las casas que habían abandonado total o parcialmente, sin por ello reducir su presencia en Polonia. Las dificultades se encontraban en aquellos momentos en Roma, donde Inocencio X había prohibido que los escolapios aceptaran novicios, y puso las casas escolapias bajo la autoridad de los obispos respectivos. Esto no fue una gran dificultad en Germania y Polonia, donde las autoridades tanto religiosas (y aquí tenemos que señalar el nombre de un gran protector de la Orden: el Cardenal Ernesto Harrach de Praga, primado del territorio de Germania) como civiles se mostraron a favor de los escolapios e hicieron lo posible por que la Orden fuera restaurada, cosa que se logró parcialmente en 1656, con Alejandro VI, y luego completamente en 1669, con Clemente IX.
Creo que es importante señalar la importancia de la visión “universal” de Calasanz, enviando un grupo de religiosos a fundar una comunidad a un país tan lejano (dos meses de camino) y diferente, en todos los aspectos, de la Roma original, tan sólo diez años después de la aprobación de la Orden por Gregorio XV. La ida a Polonia, aún más lejana y diversa, otros diez años después, fue otro paso de gran importancia para la supervivencia de la Orden, pues fue en estos dos países, Germania y Polonia, y principalmente en el segundo, donde los escolapios encontraron los mejores defensores a la hora de restaurar la Orden a su estado primigenio después de la reducción de Inocencio X.
La situación de la Orden en Roma, más que las guerras en Europa Central, frenó durante unos años la expansión de la Orden en Europa Central. A pesar de la protección de que gozaban los escolapios, seguía en pie la prohibición de admitir novicios a la profesión, y existía la posibilidad de abandonar la Orden para quienes ya habían hecho la profesión. Y, de hecho fueron bastantes los que, viendo ante sí un futuro incierto, la abandonaron. La principal víctima de estos años fue la fundación de Kromau (Moravsky Krumlov) en Moravia, un pueblo cercano a Nikolsburg, que había ofrecido y obtenido el Príncipe Gundákero de Liechtenstein, pero que fue suspendida a causa de la reducción de la Orden, y definitivamente se renunció a ella en 1658.
A partir de la primera restauración en 1656, siguió un rápido desarrollo de la Orden en esta provincia. Vino primero la fundación de Horn en Austria, que el Conde Segismundo Kurz había intentado años antes, pero dejó en suspenso hasta que se clarificara la situación, cosa que ocurrió en 1657. En Polonia ese mismo año se ofrecía a la Orden una fundación nueva en Rzeszów; siguieron en Germania la de Schlan, obra de los hermanos Condes Bernardo y Benón de Martinitz, en el año 1658, y la Schlackenwerth en 1660, obra de Ana Magdalena Popplin, Duquesa de Sajonia-Lauenberg.
En 1662 se decidió la separación de las dos provincias de Germania y Polonia, puesto que la segunda tenía ya tres casas que funcionaban perfectamente, y había mucha distancia entre los dos territorios. El P. Provincial, Juan Domingo Franchi (1596-1662) decidió quedarse en Polonia, pero por poco tiempo, pues ese mismo año falleció en Podolín. Germania tuvo el primer Provincial nativo, el P. Carlos Pessau, austriaco, “hombre de gran ingenio, juicio y erudición”, que la dirigió en dos momentos, de 1662 a 1668, y luego de 1671 a 1674.
Unos años más tarde aparece en Moravia otro gran protector de los escolapios, el obispo Carlos de Liechtenstein (1623-1695; obispo de Olomuc en 1664). A su interés y generosidad se deben tres fundaciones en su diócesis morava en este tiempo: Kremsier (1687), Altwasser (1690) y Freiberg (1694). También en estas fechas, concretamente en 1688, otro noble, el Conde Germán Jacobo Czernin fundó la casa de Cosmonos, que décadas más tarde se trasladaría a la vecina ciudad de Mlada Boleslav, en Bohemia. Llegamos de este modo a las once casas que tiene la Provincia de Germania en 1696.
Hay que señalar que todas estas fundaciones se encontraban en pequeñas poblaciones, en fundaciones establecidas por un Señor religioso o seglar, que creaba un capital a nombre de los escolapios para que ellos y su obra pudieran vivir de las rentas anuales, sin tener que pedir limosna, y ofreciendo a cambio su servicio gratuitamente. Fundar en las grandes ciudades era mucho más difícil, pues en general había ya en ellas otras órdenes religiosas que se oponían a la llegada de órdenes nuevas, para no perder sus ventajas y privilegios. Calasanz ya desde 1625 tenía la intención de fundar en Viena, capital del imperio, y Praga, capital de Bohemia, y lo mismo intentaron los escolapios germanos durante muchos años. La fundación en Viena era considerada estratégica, para tener un pie en la capital, a la que a menudo tenían que dirigirse los escolapios para gestiones administrativas. Esa fue una de las razones principales para el viaje del P. Foci a estas partes en 1695, como veremos luego. El sueño se hizo realidad (como consecuencia precisamente de esa visita) en 1697 con la casa de María Treu, fuera ya de nuestro margen de estudio. Los escolapios gozarían más tarde del imperial favor de María Teresa (emperatriz de 1740 a 1780); gracias a ella en 1766 tenían seis casas, y de mucho prestigio, en la capital Viena. La fundación de Praga se retrasó bastantes más años, hasta 1752.
Presentamos a continuación una estadística de las casas y las personas que formaban la Provincia Escolapia de Germania en 1696:
Nikolsburg
Straznice
Lipnik
Litomysl
Horn
Schlan
Schlackenwerth
Kremsier
Cosmonos
Altwasser
Freiberg
La sede provincial se encontraba en Nikolsburg, que era la comunidad más importante. En Lipnik se encontraba el noviciado, y en Horn el juniorato. Las casas de Altwasser y Freiberg, más recientes, todavía estaban poco desarrolladas. Veamos a continuación la historia resumida y la situación de cada una de estas casas en 1696.