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Última revisión de 12:34 14 mar 2019
El ministerio escolapio
El ministerio escolapio, empezado en Germania y Polonia en vida del Fundador, no podía ser diferente del de las provincias italianas: las Escuelas Pías. Sin embargo, dado el peculiar contexto de estas provincias centroeuropeas, pronto hubo necesidad de hacer algunas adaptaciones. Esta dinámica de adaptación a los lugares y a los tiempos, conservando la esencia del carisma propio, que sigue viva hasta nuestros días, en realidad comenzó ya al inicio mismo de la vida de la Orden, cuando Calasanz aceptó la gestión del colegio Nazareno, con su internado y educación exclusiva, que poco tenía en común con el carácter tremendamente popular y abierto de las escuelas de San Pantaleo.
En la bula de aprobación de la Congregación de las Escuelas Pías por Paulo V aparecía muy claro: “no tendrá fundación sin escuelas, excepto las casas de noviciado”, y esta norma el fundador la respetó absolutamente. En las demarcaciones centroeuropeas incluso los noviciados tenían escuelas: puesto que las casas debían contar con 12 religiosos al menos, no se veía cómo podrían dejar de tener escuelas también allí. Además, las prácticas educativas formaban parte de la formación de los novicios de 2º año, como dejó claro el P. Foci en sus Ordenanzas: “Los clérigos novicios, durante el tiempo de la probación, por turnos, al arbitrio del Maestro de Novicios, practiquen a menudo el ministerio de las Escuelas Pías, siendo enviados a ayudar en alguna escuela de las nuestras en grupos de dos o tres durante aproximadamente una hora. Luego sean a menudo preguntados por el Maestro de Novicios sobre ello, y sean instruidos sólidamente sobre la manera de promover la Piedad con las Letras según métodos y ocasiones entre los adolescentes”. Era necesario que en la casa noviciado hubiera una escuela.
Pero además aparecen otros ministerios que no eran comunes en el resto de la obra: la actividad misionera (o de conversión de “herejes”) y la atención parroquial. Con un caso especial de lo que hoy llamaríamos “templo con culto público”, el santuario de Santa Ana de Altwasser, que, siguiendo la actual metodología del Secretariado de Ministerio, lo incluiremos en la categoría de servicio parroquial. También aparecen los internados (siguiendo el ejemplo del Nazareno de Roma). Hubo incluso un intento de hacerse cargo de un proyecto de formación profesional (como manera de entrar en Viena, según el modelo de San Miguel en Roma), que no cuajó, pero que era una opción clara en 1696. Estudiaremos por separado estos diferentes de ministerio escolapio.