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Austria
También la situación de Austria era complicada. Más que la de Polonia, porque allí no había un soñador como el P. Borrell. El P. Tomás Garí-Montllor había llegado en 1909 con la intención de echar una mano, pero no era mucho lo que podía hacer. En 1910 fue nombrado rector de Krems[Notas 1]. Informa a la Congregación General sobre la difícil situación en que se encuentra la Provincia[Notas 2]:
Excelencia[Notas 3]: recibí la nota de V.E. con ocasión de las Navidades, se lo agradezco de corazón. Leo las palabras “consuelo, ánimo” que me hicieron tanto bien. En verdad lo necesito. Además de las dificultades habituales, ahora tengo otra que me hace dudar mucho. Según la ley austriaca, he de renunciar a la nacionalidad española y hacerme austriaco. Estaría dispuesto a hacer ese sacrifico si hubiera alguna probabilidad de que nuestras cosas aquí fueran adelante. Pero debo confesar francamente que hasta ahora no lo veo claro. Aquí nos enredamos, en mi opinión, al aceptar a todos los pocos que vienen, de donde vengan y como sean, y por desgracia sólo nos vienen los desechos de los seminarios o de otras congregaciones. Vienen atraídos por la buena vida de los nuestros en Viena, más que por el deseo de la vida religiosa. Y luego la educación que les damos no nos permite esperar gran cosa de ellos. Desde que he venido aquí han hecho la profesión simple tres individuos que me parece que no sirven para nada, sino que son y serán un estorbo más el día que verdaderamente se quiera establecer la observancia regular. Por eso el Arzobispo de Viena nos aconsejó que no permitiéramos a ninguno de ellos hacer la profesión solemne.
¿Quiere decir este resultado que el P. Mestan no es bueno? No, todo lo contrario: el P. Provincial es bravísimo, pero no tiene carácter; a este respecto es como un niño. nada más, y además parte, a mi entender, de un principio erróneo. Él ha resultado bueno porque sí, sin que nadie se haya ocupado de formarlo, y cree que se puede hacer lo mismo con los demás, y el resultado de esta práctica hasta ahora es negativo. Además, en Viena aumentan los desórdenes, los escándalos, y las autoridades eclesiásticas están ya hartas. En los tres o cuatro últimos años se ha perdido el poco orden y respeto al Superior que todavía se conservaba entre los nuestros. En resumen, Excelencia: en lugar de andar adelante, vamos hacia atrás. Por ello me siento muy desanimado.
Con esto no intento decir que se deba dejar de lado el P. Mestan. No, todo lo contrario. Ni se deben ni se puede. el P. Mestan merece todas las consideraciones y todas las atenciones, y yo siento por él mucha estima, todo mi afecto. Quizás necesitaría un poco de ayuda, una persona que estando sobre él le diera le diera un poco de impulso y de fuerza. Esto es lo que yo pienso.
Aquí ante todo es necesario, ante todo, desprenderse de todos los que no han hecho la profesión solemne, cuatro en total, y suplirlos con dos o tres escolapios ya sacerdotes del extranjero. El P. Garbero, de Liguria, hace ya más de un año que anhela venir; un padre de Cataluña también desea hacer un sacrificio semejante. Es cierto que esto no es Italia ni España, pero también es cierto que aquí hay congregaciones muy observantes, no en el sentido de la austeridad, sino en el de la observancia de la pobreza religiosa, de la obediencia y la sumisión a los superiores. Lo que quiero decir es que nosotros debemos basarnos en la observancia religiosa a la manera de las congregaciones religiosas citadas. Y, para terminar, se debe evitar cualquier tipo de mezcla entre escolapios antiguos y nuevos, aunque poniendo un poco de orden entre los antiguos, según los deseos de los Obispos.
Pero para conseguir todo eso hace falta, ante todo, que venga un visitador, y que venga pronto, para impedir la profesión solemne que dentro de unas pocas semanas debe hacer un junior que no nos conviene en absoluto. El Visitador debe detenerse aquí durante un tiempo, para que lo vea todo, se informe detalladamente de todos los escándalos, oiga un poco la opinión de los obispos, etc. Pero luego, después del Visitador, debería venir, a mi entender, un Comisario, un Delegado, del P. General o de la Congregación de los Regulares, con todas las facultades posibles, quien debería residir por un largo periodo de tiempo en Austria para conocer a fondo las necesidades y el modo de poder actuar según el carácter y las costumbres de esta tierra. Es cierto que estos son medios bastante insólitos y extraordinarios, pero no se olvide que la enfermedad es gravísima y que por los medios ordinarios no se puede conseguir nada.
Vea, pues, Excelencia, mi angustia. Si aquí no se puede tirar adelante, no sé si podría en conciencia continuar viviendo una vida tan diferente de la que profesé; y si me hago ciudadano austriaco, ¿podré volver a España, después que se han aprobado leyes contra las Congregaciones religiosas?
Perdone, Excelencia, el fastidio que le produzco con esta carta mía larguísima e impertinente, pero la tarjeta que me envió V.E. me ha dado el atrevimiento para desahogarme contándole mis penas y misa dudas, y para exponerle las cosas tal como yo las veo. Créame siempre, Excelencia, su afecto y devoto en el Señor…
Poco después escribe al P. Vicario General, pidiendo ayuda para la provincia[Notas 4]:
La semana pasada tuve ocasión de hablar de nuevo con el Sr. Arzobispo de Viena, quien anhela que se ponga un poco de orden en esta provincia escolapia, y que se haga una auténtica reforma. Si la hacemos, él nos ayudará, nos apoyará; de otro modo, corremos el riesgo de tener continuos disgustos y quién sabe si además perderemos la parroquia que tenemos en Viena.
Insiste Monseñor en su ardiente consejo de que ninguno sea admitido a la profesión mientras no se establezca la reforma, y cree que conviene licenciar a todos los que tienen ya la profesión simple. A este respecto, debo advertir a vuestra Paternidad Rma. que dentro de 15 o 20 días debe profesar de solemnes un junior del que no se puede esperar nada de bueno.
Ahora, en nombre del P. Provincial Mestan y como secretario suyo, debo rogar a V.P. Rma. que se interese en enviar un poco de ayuda en personal, es decir, un padre o dos.
Considere V.P. Rma. que los escolapios austriacos se extinguen, y que, si se quisiera poner un poco de orden entre ellos, algunos se irían; si no viene un poco de ayuda, el P. provincial está obligado a admitir al personal que se le ofrece aquí, los cuales, causa de la malísima fama que tienen aquí los escolapios, no son sino desechos, y gente que no vienen atraídos por la salvación eterna adquirida en el claustro, sino más bien deseosos de gozar de la buena vida que llevan los escolapios entre escándalos de todo tipo y muchas riquezas.
Piense V.P. Rma. que el resurgimiento de esta Provincia es más difícil que hacer una nueva fundación, y por tanto sería deseable que, si viene alguno, no sea un desecho también él, sino una persona verdaderamente religiosa, piadosa, observante y sacrificada. Si V.P. lo cree conveniente, yo podría indicarle el nombre de algunos religiosos que estaría dispuestos a hacer un sacrificio semejante por la gloria de Dios y por el bien de las Escuelas Pías.
No debe olvidarse la dificultad de la lengua. Aquí uno sólo puede ser útil después de dos años de estancia en Austria, así que hay que pensar un poco en el futuro.
Ruego a V.P. Rma. que no nos deje en las condiciones miserables en que nos encontramos. ¡Rmo. P. General, si supiese, si viese todo lo que hay aquí, las vergüenzas que hay…!
Más adelante, insiste con el P. Tarín, Asistente General por España, para que le envíen ayuda cualificada para salvar Austria[Notas 5]:
El mismo P. Tenti me comunicó que V.P. junto con el Rmo. P. General y Mgr. Mistrangelo van a España, y que tienen decidió recabar de los PP. Provinciales el que puedan venir a Austria alguno individuos. Por mi parte anticipo las gracias, y esté además seguros de que la urgencia es muy grande. Sólo me permitiré hacer una pequeña observación, y ruego a V.P. que no me lo tome a mal. A fin de no perder tiempo, dinero y reputación, como ocurrió con Cracovia, ruego de corazón a V.P. que haga todo lo posible para que los PP. Provinciales no manden personal inútil o el desecho de las Provincias. El Arzobispo de Viena; el P. Schwarz, fundador de los Calasantinos, y otras personas nos han icho repetidas veces que no nos queda otro camino de salvación que el emprender con seriedad la observancia: sin esto, las vocaciones, poquísimas, que vinieren, en vez de servir de ayuda, servirán de obstáculo, puesto que serán o abiertamente malas, o al menos muy dudosas. Por lo tanto, juzgo ser de capital importancia el que los dos o tres individuos que vengan sean serios, observantes y de sacrificio. El P. Andrés Clemente de Valencia, por ejemplo, sería un buen Maestro de Novicios; el P. Jaime Torres de Cataluña creo que estaría dispuesto a venir.
Pero tampoco él, como el P. Borrell, recibió la ayuda que tanto anhelaba. La Congregación General lamenta no tener gente disponible, y espera que el Capítulo General estudie el asunto[Notas 6].
Como el P. Sánchez no había hecho la visita a las Provincias de Europa Central, y el P. Bertolotti no se sentía muy animado a hacerla, el P. Bertolotti delegó en el P. Asistente General Vary para visitar Hungría, y en el P. Provincial F. Mestan, Provincial de Austria, para que visitara su propia provincia antes del Capítulo General. El P. Mestan realizo la visita de las cinco casas de su provincia entre el 15 de mayo y el 17 de junio de 1911. envió luego a Roma todos los documentos de la visita. Siendo él el Superior, y un hombre bonachón, justifica la situación que encuentra, y no ve muchas posibilidades de salir adelante, como no sea enviando gente para comenzar de nuevo la historia de la provincia, una idea que ya defendía décadas antes, cuando era maestro de novicios. Este es el diagnóstico que envía a Roma[Notas 7]:
La Provincia de las Escuelas Pías de Austria nació de la Provincia de Germania el año 1751, y desde los primeros años era tan floreciente que parecía una piedra preciosa inserta en la corona que nuestro Santo Padre José de Calasanz de la Madre de Dios fundó para mayor Gloria de Dios, honor de la Santísima Virgen María y utilidad del prójimo. Los religiosos de esta Provincia, adictos a la observancia regular, dedicados a las ciencias y las letras, ejerciendo fielmente el ministerio escolar tanto en nuestros colegios como también en gimnasios públicos y en universidades imperiales y reales, merecieron para sí y para nuestra Orden gran estima de los príncipes, los nobles y el pueblo, y sirvieron para la edificación de los fieles cristianos. Con el transcurso del tiempo, nuestra Provincia debió sufrir mucho, a causa de las circunstancias de las cosas o de las leyes civiles, y como consecuencia poco a poco fue perdiendo aquella prístina observancia.
Hay que hacer notar en primer lugar el estado financiero de casi todos los Colegios, que era tan miserable que en aquel tiempo a los Superiores les pareció conveniente permitir a los religiosos que proveyeran por sí mismos a muchas de sus necesidades, ya que los Colegios no podían proveer; de lo que fácilmente puede deducirse que poco después los colegios eran pobres y los religiosos, ricos. No hay que olvidar que en el año 1782 se cortó la unión de esta Provincia con su cabeza y centro de Roma, y luego se suprimió también toda conexión entre cada uno de los colegios y el Provincial. No es de extrañar, pues, si la disciplina se fue relajando poco a poco, si aumentaron los abusos, si los miembros se debilitaron, si todo el cuerpo languideció, tal como aparece en la relación de la Visita Apostólica por orden y con la autoridad del Papa Pío IX, de feliz memoria, que llevó a cabo en el año 1854 con mucho celo y gran prudencia el Rmo. y Emmo. Sr. Cardenal Federico Schwarzenberg, Arzobispo de Praga. De esta visita, sin embargo, a pesar de la buena voluntad del M. R. P. Jacobo Seidl, en aquel tiempo y durante 18 años Provincial, los frutos no fueron tan abundantes como eran de esperar, sino que se vieron pocos o ninguno. Añádase finalmente a esto el decreto dado por el Gobierno cesáreo y real en 1871, por el cual se prohibía enseñar en las escuelas públicas (como eran todas las nuestras) a todos y cada uno de los profesores que no tuvieran el diploma adecuado, entre los cuales (y esto era verdaderamente una pena) se contaban todos los religiosos de esta Provincia de las Escuelas Pías. Se debieron cerrar todas nuestras escuelas y abandonar algunos colegios; los religiosos se dedicaron a enseñar la doctrina cristiana; algunos obtuvieron luego la licencia, y se dedicaron a enseñar en diversas escuelas, recibiendo los ingresos no los Colegios o la Provincia, sino los mismos individuos, y así siguen las cosas hasta hoy. Estos son los orígenes y las causas del estado que hoy todos deploramos.
Tras considerar todas estas cosas, parece sumamente difícil que pueda imponerse la observancia regular a gente que ha crecido en medio de unas costumbres totalmente ajenas a ella. Con ello se crearía una gran perturbación de las conciencias, y una gran pérdida de gente, más que obtener algún beneficio. Sería mejor si se comenzara poco a poco, casi sin darse cuenta, a aplicar con las nuevas generaciones los decretos del citado Emmo. Visitador el Arzobispo de Praga, como comenzó a hacer de manera incansable desde el comienzo de su mandato el P. Provincial. Para que todo vaya mejor, sería muy de desear y rogamos de corazón al Rmo. P. Vicario General con su Congregación que se digne enviarnos alguna ayuda, especialmente de personas. Pues si en la casa de Horn, destinada para noviciado, viven tres Padres, será fácil introducir allá la observancia regular, erigir un Noviciado según los Sagrados Cánones y los Decretos Apostólicos y formar a los novicios en la vida espiritual y en la práctica de todas las virtudes religiosas necesarias, y luego desde este lugar transformar los demás colegios.
Pero a la Congregación General no le satisface un diagnóstico tan “plano”, y deciden enviar otro Visitador a Austria, un hombre experto, el P. Antonio Gandolfi, para que estudie la situación y proponga algún remedio. Ya hemos visto antes su opinión sobre Cracovia. Veamos ahora lo que dice con respecto a Austria[Notas 8]:
Acta de la visita canónica a Austria.
VIENA. COLEGIO JOSEFINO. En esta bellísima casa viven ( ) Padres de los cuales tres se dedican a la iglesia, que es parroquia con unas 20.000 almas (cuya cura corresponde, por antiguo derecho, a nuestros Padres). Los demás, excepto el R.P. Hersan, anciano párroco pensionado, enseñan catecismo en las escuelas del Gobierno, y reciben cada uno un estipendio de dos a cuatro mil liras anuales, que cada cual guarda para sí, además de las limosnas de la misa y el vestuario. Los padres vienen al colegio sólo para comer, dormir y decir misa. Casi siempre cenen fuera de casa, y se retiran por lo general hacia media noche o incluso más tarde. Nunca dicen las oraciones en común ni el oficio divino; tienen habitaciones amuebladas lujosamente; les sirven varias camareras y, fuera de casa, visten completamente de paisano, con corbata y trajes de colores diversos.
Mons. Nagl, Arzobispo de Viena, que me hizo el honor de recibirme dos veces, está al corriente de todos estos abusos, conoce de nombre y personalmente a los Padres, y lamenta su estado de relajación. Espera decisiones adecuadas, porque, según me dijo, no podría en conciencia dejar durante más tiempo la parroquia en manos de religiosos que no gozan de la estima de los Superiores ni del Clero, y mucho menos de la de la gente. Por lo demás se ha complacido mucho al oír que la Congregación General está especialmente interesada en esta Provincia, y que al enviar un Delegado suyo a visitarla ha demostrado querer remediar eficazmente y sin más retraso los males que la afligen. Así, pues, esperará confiado que se tomen decisiones antes de actuar por su cuenta contra nosotros. Pero ¿qué remedios podrán aplicarse sin tardar? Cualquier freno que se impusiera a la relajación de aquellos Padres tendría como resultado su éxodo inmediato de la Orden, lo cual sería peligrosísimo, porque el gobierno se apoderaría inmediatamente de nuestros colegios, y el Arzobispo de las parroquias. Por tanto, es necesario tolerar aún este estado de cosas hasta que no estemos en condiciones de sustituir poco a poco los Padres actuales con otros Padres de nacionalidad austriaca que habremos formado en un noviciado serio y regular, como hasta ahora no han tenido las Provincias austriacas. En 1856 el Cardenal de Praga las visitó por Delegación Pontificia. Por las medidas tomadas entonces por Su Eminencia se pueden deducir dos cosas: 1ª, que los males que se deploran hoy son los mismos que los de entonces. 2ª, que las prescripciones del Cardenal a nuestro Padres resultaron ineficaces, como letra muerta.
Por tanto, no hay que pensar en estos; hay que reformar el noviciado, y fundarlo en toda regla, y lo más pronto posible, como diré luego.
VIENA. COLEGIO LOWEMBOURG. Está al lado de la iglesia y en frente del Colegio Josefino, en la misma plaza. Está alquilado en su mayor parte; en un ala del gran edificio hay una trentena de internos, no ya nobles, sino burgueses, y de ellos quince son los cantores de la Capilla Imperial, y como tales son mantenidos por el Estado. Van a escuelas públicas y están confiados al cuidado de dos Padres, el Rector y el Ministro, lo cuales, si bien de una manera más digna, llevan el mismo estilo de vida que los Padres del Josefino.
COLEGIO DE VIDEN. Hay cuatro Padres para el servicio de la iglesia, y el joven P. Rector, aunque educado en la vieja escuela austriaca, demuestra, sin embargo, querer dar a la Casa una nueva dirección escolapia, y a este fin ha comenzado ya un seminternado que promete. Ha construido un ala nueva en el colegio y quisiera, de acuerdo con el P. provincial Mestan, fabricar otra para ampliar el seminternado y para instalar allí el juniorato. A este fin pedirá o quizás ha pedido ya a la congregación General, al Arzobispo y al Gobierno la autorización para pedir un préstamo o para convertir en dinero parte de las cartillas de rédito que forman el patrimonio del colegio. Y aquí hay que señalar que S.E. el Arzobispo Nagl no es favorable al proyecto, pues nuestros Padres en lugar de hacer nuevas construcciones podrían usufrutuar grandes espacios que han alquilado a los Lazaristas, que tienen allí unas escuelas muy florecientes. A mí el proyecto del P. Rector Till me parece bueno, al menos como posibilidad, y no vería ningún riesgo en alienar las cartillas de rédito desde el momento en que también estas están en manos del Estado.
COLEGIO DE KREMS. Está a unas dos horas de tren de Viena. su alma es el Rmo. P. Provincial Mestan, que además ejerce la función de Rector, de Ecónomo, de Maestro, etc. Hay unos 30 internos, porque casi todo el colegio y las escuelas están dados en alquiler. Dentro de dos años terminará el contrato de alquiler, y entonces el P. Mestan reservará para uso del Noviciado o del Juniorato un ala del colegio, y la otra ala la dedicará a aumentar el internado, y seguirá alquilando a la ciudad el cuerpo mayor de las escuelas, donde se encuentra actualmente el Gimnasio Real, al que podrán ser enviados los internos y nuestros juniores, ya que está pegado al colegio.
COLEGIO DE HORN. Esta casa dista cinco horas de Viena y dos de Krems tiene solamente dos capellanías, apenas suficientes para el mantenimiento de dos Padres. todo nuestro antiguo colegio, excepto algunas habitaciones, pasó a ser propiedad del municipio cuando los Padres abandonaron el Gimnasio. Quedó entonces el P. Bachinger a cargo de la iglesia, y desde hace algunos años, a causa de su vejez, o de su enfermedad de los ojos, se ha retirado a la vida privada y vive como buen seglar en una casita de Horn. Ahora ha quedado allí solo el P. Montllor, separado, quizás no sin alguna malicia, del consorcio con los Padres de Viena. él espera que se ponga en Horn el noviciado; si no ocurre esto, estaría mejor en Viena, como párroco del Josefino, y así, además de ser como un centinela de vanguardia, sería también un ejemplo y escuela de vida regular para nuestros hermanos.
COLEGIO DE CRACOVIA.(Visto antes)
Y ahora, antes de exponer mi modesta opinión con respecto a los remedios a adoptar, me parece conveniente referir mis impresiones al tratar con el Rmo. P. Provincial Mestan en Austria y con el Rmo. P. Provincial Borrell en Polonia.
RMO. P. PROV. MESTAN. Es un hombre de óptimo espíritu religioso, único eslabón que une Austria y Roma. Pero también él es fruto de la educación escolapia de los otros Padres austriacos, y como tal no sabe doblegarse a dar a los novicios una educación según nuestras Reglas. Erróneamente cree que los austriacos a causa de su índole no pueden adaptarse a nuestras exigencias, y en consecuencia llega incluso a permitir a los novicios salir solos, tener dinero y escribir y recibir cartas in el control del P. Maestro. Para asegurarme más de que él está equivocado, fui a Edemberg a visitar el noviciado de los PP. Redentoristas. Y me enteré y vi que estos Padres, juniores y novicios, más de setenta, todos austriacos, llevan una vida completamente regular, llena de mortificaciones y de penitencia, y Dios les bendice, pues en ocho años han abierto en Austria ocho casas florecientes, mientras el Rmo. P. Mestan, a causa de su excesiva indulgencia ha cerrado el noviciado, infecundo hasta ahora.
RMO. P. PROVINCIAL BORRELL. De ideas opuestas, el Rmo. P. Provincial de Polonia ha obtenido los mismos resultados que el P. Mestan por su excesiva rigidez. Sin embargo, en Cracovia tenemos actualmente tres juniores y un novicio hermano, y quiera Dios que lleguen todos a puerto.
CONCLUSIÓN.
Según mi humilde parecer, el único remedio para los problemas de la Provincia de Austria y para las dudas no infundadas sobre la consistencia del estado financiero de Cracovia, es enviar para las tres Provincias de Austria, Polonia y Bohemia un Vicario o Delegado General, el cual
- 1.Establezca un noviciado central para las tres Provincias en Horn, en Krems o, mejor, en Rakowice, bajo su dependencia inmediata.
- 2.Impida cualquier contacto de los novicios, juniores y Padres nuevos con los Padres antiguos.
- 3.Llame en su momento de España a los cuatro juniores alemanes y comience con ellos y luego con los nuevos Padres que vengan la reforma, primero en Krems, luego en Viden y finalmente en el Josefino y el Lowembourg de Viena.
- 4.Se asegure de la consistencia y legalidad de los contratos hechos por los Padres de Cracovia.
- 5.En cuanto a los Padres de Viena, imponga al Rector de cada Colegio bajo grave pena 1º el cierre del Colegio a una hora razonable de la noche, por ejemplo, a las 10, mandando al portero que le entregue las llaves de casa. 2º, que niegue a partir de ahora a los Padres la compensación económica que suele darse cuando cenan fuera del colegio. 3º, que contribuya a los gastos del noviciado central con el exceso de tantas comidas que se conceden diariamente aquellos Padres, no Pobres, sino Señores de la Madre de Dios.
añado finalmente que el Padre en mi opinión más indicado para el puesto de Vicario o Delegado General para las tres Provincias Austriacas sería el P. Miraz[Notas 9], ex Provincial de España.
No les falta, con todo, ánimo a los escolapios austriacos. Piden permiso a la Congregación General para construir una nueva casa en Viena, con la intención de alquilarla luego. Como se trata de una cantidad importante, la Congregación General responde que esperen hasta el Capítulo General[Notas 10].
Notas
- ↑ RG 22 163. 29 diciembre 1910.
- ↑ RP 53 9, 9. 13 enero 1911.
- ↑ Supongo que escribe a A. Mistrangelo.
- ↑ RP 53 9, 10. 22 febrero 1911.
- ↑ RG 251 s, 35. 10 agosto 1911.
- ↑ RG 22, 178. 12 noviembre 1911.
- ↑ RP 53 9, 25. 31 julio 1911.
- ↑ RP 53 9, 24. Septiembre 1911.
- ↑ Se refiere al P. Antonio Mirats (1848-1928), Provincial de Cataluña en 1899-1909.
- ↑ RG 22, 187. 7 marzo 1912.