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Proyectos de expansión
Al P. Del Buono le tocó vivir una época difícil: la visita apostólica (en la que no tenía la iniciativa), la república y guerra civil en España, la II Guerra Mundial y sus consecuencias inmediatas. No eran tiempos de expansión, y él estaba centrado en sus asuntos romanos. Las provincias tomaron sus iniciativas, a veces expansivas, a veces reductivas. Durante su largo generalato el número de fundaciones y de cierres de casa es aproximadamente el mismo: unas 25, a cierre y apertura por año. Vamos a decir unas palabras, asociándolas, como hemos hecho hasta ahora, por regiones geográficas.
Italia
Italia se está aún recuperando tras la primera guerra mundial, e intentando recuperar las casas que había perdido tras la supresión de las Órdenes Religiosas en 1866. La fundación más importante, y la que absorbió buena parte de las energías del P. Del Buono durante varios años, fue la del juniorato interprovincial de Monte Mario, de la que ya hemos hablado más arriba. La provincia de Liguria estableció en Roma una fundación, la parroquia de San Francisco, de la que también hemos hablado. Nápoles tenía muy poco personal, y no pudo aceptar algunas fundaciones que se le ofrecieron, como hemos vista también más arriba.
Del Gobierno Italiano llega una curiosa propuesta el 20 de agosto de 1934, como anota el P. Frl Buono en su Diario. El Ministerio (Com. Pietro Parini) desearía que los Escolapios (en número de al menos 3) asumieran la dirección de un colegio italiano en Alejandría de Egipto. Salario mensual para cada religioso, 2000 liras. El P. General está obligado a declinar la invitación por falta de personas idóneas para la dirección. Por las mismas fechas llega otra propuesta desde Honduras, por medio del P. Otto Schürmann. El P. Schürmann pide al P. General que envíe nuestros Padres al Seminario Arzobispal de Tegucigalpa en la República de Honduras. El P. General sugiere que haga la petición directamente al P. Provincial de Cataluña. La petición del P. Schürmann viene apoyada por el Delegado Apostólico de Honduras y Salvador, Mons. Alberto Levamé, Arz. titular de Chersoneso[Notas 1]. Tampoco esta oferta es aceptada.
Toscana se vio obligada a cerrar dos casas en 1934, la de Volterra y la de Santa Isabel de Florencia, en 1934. Ninguna de las dos eran propiedad de los escolapios, y tras muchos años de buen servicio se vieron obligados a abandonarlas en parte por falta de personal y en parte por falta de entendimiento con los patronos de aquellos centros.
La provincia romana acepta la fundación de un asilo para aprendices en la zona de Erzegovina en Frascati. El P. Provincial V. Pusino informa sobre la oferta al P. Del Buono el 25 de octubre de 1923. La Congregación General responde negativamente a la propuesta, como escribe el P. Del Buono en su Diario el 9 de noviembre de ese año:
“La Congregación General, con voto unánime, responde negativamente a la aceptación de la obra deseada por la Sra. Giuseppina Giusti, Guido Barbati y Augusto Marinucci en la localidad Erzegovina en Monteporcio, aprobada por la Cong. Provincial Romana con deliberación del 25 de octubre pasado. Carta al P. Vicario del P. Pusino con fecha 6 de noviembre. La villa y el terreno tienen un valor de unas 200.000 liras, gravadas con unas 50.000 liras, que tendrían que pagar los escolapios.
Terreno vecino del Sr. Loquenzi, que estaría bien comprar. 16.000 m2. Precio: 5 L el m2.
Motivos por los cuales la Con. Gen. ha dado voto negativo:
- a.Pequeño número de religiosos en la Provincia Romana
- b.Escasos recursos de la Provincia Romana, insuficiente para mantener juniores, novicios y postulantes de la Provincia”.
El P. Provincial sigue adelante, a pesar de ello, y funda la casa sin permiso de la Congregación de Religiosos. Y contra la voluntad del Visitador Pasetto. Hay problemas con la donación y las cargas anejas. Los donantes quieren que el Vicario General se involucre en la aceptación de la obra, pero él no quiere saber nada: es cosa de la provincia romana. El P. Del Buono anota en su Diario el 15 de junio de 1926: “La eterna cuestión de la Erzegovina (Frascati). El Sr. Guido Narbati ha propuesto al Señor Visitador que compre el terreno adyacente (que pertenecía antes al Sr. Loquenzi). El Sr. Visitador ha respondido definitivamente que no, pues tal es el deseo de la Sagrada Congregación de Religiosos".
Los escolapios construyen un ala nueva en el edificio, por valor de 100.000 liras, y han instalado, con la ayuda de una benefactora, una imprenta para los aprendices (que son apenas una docena). Pronto surgen dificultades de todo tipo: de personal, como había pronosticado el P. Del Buono, y económicas: los donantes no apoyaban debidamente el proyecto, los muchachos debían ser mantenidos a costa de las Escuelas Pías. En 1927 surge la idea de abandonar la obra. Escribe el P. Del Buono en su Diario el 18 de agosto de 1927: “El P. Procurador de los Josefinos de Asti viene a S. Pantaleo para pedir noticias de la Erzegovina de Frascati, sobre los motivos que nos llevaron a abandonar aquel Instituto… que se les ha ofrecido a ellos por 150 mil liras con la obligación de tener los artesanos”. Pero el P. Del Buono escribe en su Diario el 9 de mayo de 1928 que los Josefinos ya no están dispuestos a comprar el instituto. Entran en juego el Cardenal Lega, Arzobispo de Frascati, el Cardenal Laurenti… Este desea que los escolapios se retiren de la Erzegovina, pues aquel Instituto está mal dirigido. El P. Pusino ha querido hacer a su capricho, y ha hecho mal[Notas 2]. Mons. Visitador recibe del cardenal la orden de retirada, y la transmite al provincial romano. Este recurre ante el Cardenal Laurenti, para conservar la obra. Tanto el Visitador como el Vicario están mortificados con este asunto.
Los escolapios se ponen en contacto con los Misioneros del Inmaculado Corazón de María (Claretianos), que tienen intención de adquirir la obra. Están dispuestos a ofrecer 80.000 liras, pero los escolapios de Frascati quieren 150.000. El Vicario ruega al P. Provincial que se contenten con 80 mil, e incluso menos, con tal de terminar esta fastidiosa cuestión[Notas 3]. Y, efectivamente, el traspaso se hace el 17 de noviembre de 1928, por la cantidad ofrecida por los Misioneros.
La provincia romana, como dijimos más arriba, debió ceder la casa de San Lorenzino por necesidades urbanísticas. En 1940 la pequeña comunidad se trasladó a la Residencia de Santa María del Pianto, hasta 1947. Pasaron luego hasta 1952 al Calasanctianum de Monte Mario, y en 1952 al Instituto Calasanzio, situado también en Monte Mario, vía Cortina d’Ampezzo.
La provincia de Nápoles se esforzaba por mantener las tres casas que tenía, con el escaso personal de que disponía. Pero estuvo cerca de establecer, con ayuda de dos religiosos de Toscana, una nueva fundación. Los Escolapios italianos tenían una amplia experiencia en la formación de sordomudos (Génova, Siena, Chiavari), y gozaban de una merecida fama en este campo. En 1929 se les presentó la oportunidad de trabajar en un campo nuevo y semejante: la educación de ciegos. Y la oportunidad surgió en Nápoles, cuando les ofrecieron la dirección del Instituto “Paolo Colosimo” para ciegos. Escribe el P. Giuseppe Del Buono (todavía Vicario General) en su Diario, el 24 de julio de 1929: “El Com. Roseo Pericle, Director Hon. de la Real Escuela Industrial para ciegos “Paolo Colosimo” (Nápoles, calle S. Pietro a Macello, 4, tel. 33312), visita al P. Vicario para pedirle que envíe escolapios a aquel instituto”. El 14 de agosto añade: “Llega a mediodía el P. Cibarelli, rector de Nápoles Donnaregina, que viene a Roma para informar al P. Vicario sobre el Instituto “Paolo Colosimo” para los ciegos de Nápoles. El Padre aconseja, dada la importancia moral, espiritual y material del Instituto, aceptarlo”. El P. Del Buono busca dos religiosos para el Instituto, y los encuentra en las personas de los PP. Alessandro Turchi y Aladino Moriconi, ambos de genio un tanto especial, y un tanto problemáticos en su provincia toscana, a pesar de sus muchas cualidades, y el 18 de septiembre escribe: “Carta de agradecimiento a los PP. Turchi y Moriconi por la presteza en ponerse a disposición del Superior para el nuevo Instituto “Pietro Colosimo” para ciegos que quieren confiar a los PP. escolapios de Nápoles”. El 26 de septiembre anota el P. Del Buono: “El Vicario pide el consentimiento del Cardenal Arzobispo de Nápoles para que los Escolapios puedan aceptar la dirección del nuevo Instituto para los Ciegos “Pietro [sic] Colosimo”. No se trata de una nueva fundación, pues los religiosos estarían religiosa y espiritualmente unidos a la Casa de Donnaregina”. El 19 de octubre escribe: “El Card. Arz. de Nápoles, por medio de una carta de su Secretario, de fecha 10 de los corrientes, expresa su agradecimiento porque los religiosos de las Escuelas Pías van a asumir, aunque sea de manera experimental, la dirección del Instituto “Paolo Colosimo””. Escribe el 9 de diciembre: “Ayer, 8 de diciembre, en Nápoles, en presencia de S.A.R. la duquesa de Aosta, de S.E. el Subsecretario de Estado de Educación Nacional Hon. Di Marzo y de otras autoridades ciudadanas, tuvo lugar la inauguración de la nueva sede de la Real Escuela Industrial “Paolo Colosimo”, Patronato Reina Margherita, para ciegos. La Presidenta Dña. Tommassina Colosimo expuso la obra del Instituto, que luego fue muy elogiada por el Comisario de Nápoles y por el Subsecretario. En octubre de este año la dirección del Instituto “Colosimo” fue confiada a los Escolapios”. Pero el 31 de diciembre escribe: “El Com. Prof. Pericle Roseo visita al P. General para pedir que retire al P. Turchi del Instituto “Paolo Colosimo”. El P. Turchi, porque quiere hacer en todo lo que le parece bien, no corresponde a las expectativas puestas en él. Sin embargo, parecen contentos con el P. Moriconi, que es una pobre víctima del P. Turchi”. El 2 de julio de 1930 escribe: “Al P. Turchi y al P. Moriconi pide el P. General un informe sobre el Instituto Colosimo para Ciegos”. Y el 30 de julio: “Es oportuno que los PP. se retiren del Inst. Colosimo”. El 25 de septiembre: “Al Com. prof. Pericle Roseo: por escrito, en conformidad con las declaraciones hechas oralmente, se renueva la declaración de que los Escolapios se retiran, por falta de personal adecuado, del Instituto “Paolo Colosimo” para Ciegos, que había sido aceptado a prueba por un año. Se agradece a la Hon. Administración, y particularmente a la Presidente Doña Tommasina Colosimo, y al Com. Roseo”.
La decisión había sido tomada tras recibir el P. General los informes de los dos padres. Era evidente que había un conflicto entre las buenas intenciones de los escolapios, dispuestos a dirigir el instituto, y el Sr. Roseo, que quería manipularlos a su gusto. Decía el informe del P. Moriconi[Notas 4]:
“Informe de cuanto se refiere al Instituto Paolo Colosimo de Nápoles, a S. Paternidad Revma. el P. General.
Enviado a Nápoles al Instituto Paulo Colosimo para ejercer el cargo de subdirector, he hecho de vigilante de un centenar de ciegos de todas las edades y de todas las índoles. Y así tenía que ser. Ya estaba el Director Com. Roseo con un cajero, un contable y un secretario. Había una superiora de más de una veintena de religiosas e internas que lo controlaba todo, y había también un capellán para la misa festiva y para vigilar a los ciegos cuando estaba en casa.
Pero la vastedad del nuevo instituto y el elevado número de internos hicieron pronto comprender que no podían seguir funcionando así a la buena de Dios. “Hace falta un hombre”, decía la Superiora, y así surgió la idea de buscar una congregación religiosa.
Y los Escolapios vinieron para la “alta dirección”. Pero, como lo prueban los hechos, cayeron los adornos decorativos y apareció desnuda la simple e ingrata finalidad de nuestra llamada; vigilar a los ciegos, ocuparnos solo de su conducta.
Yo había ya comprendido desde el principio la jugada, pero, oculto en el secreto del ánimo el amargo resentimiento por un golpe tan feo, y tomando el coraje a dos manos, me puse a trabajar para llevar a cabo hasta el final el compromiso asumido por los Superiores, con el mayor decoro posible para la Orden. Y así, en medio de tantas espinas, he pasado estos meses estando siempre alerta, vigilando las escuelas y laboratorios, haciendo el Oratorio festivo con el Evangelio. Y, eliminados los dos sacerdotes que venían de manera irregular a dar clase de religión a los ciegos, he asumido también la enseñanza religiosa para todos. Y, gracias a Dios, hemos llegado felizmente, sin inconvenientes, al final del curso escolar.
Cuando el P. Turchi partió de aquí, el Consejo Administrativo me hizo comprender que, si queríamos, nos darían la dirección de las escuelas profesionales y tal vez también la del internado. Es un hecho que en las circunstancias actuales aquí de momento se trabaja mal, mientras se presenta la oportunidad de hacer tanto bien a los ciegos, que tienen una necesidad extrema de ello.
Desconfiados como son por naturaleza, en gran parte más bien viciados y tendentes al ateísmo, tendríamos en este momento la oportunidad de ejercer una obra expresamente calasancia, apoyando con toda fuerza este Instituto, modelo en tantas cosas, para una educación fuertemente religiosa, desmontando y barriendo el residuo de mentalidad liberal que, haciéndolo a posta, ha quedado solamente entre los ciegos, justamente en un momento en que la ley tiene para ellos excepcionales preferencias para elevar sus condiciones económicas y morales.
Para obtener una posición más ventajosa, los PP. Escolapios pueden esperar aún mucho del Consejo Administrativo, porque oficialmente aquí no existe más que el nombramiento del Com. Roseo como Director Administrativo y Técnico “honorífico”, y porque, tal como están las cosas ahora, aquí no pueden prescindir de algunos religiosos de muy buena voluntad si quieren que el Instituto vaya adelante.
Creo, pues, que las Escuelas Pías podrían obtener, además de la dirección de las escuelas profesionales, también buena parte de la enseñanza, y quizás también la gestión de la economía, que no puede estar en manos extrañas a los que se ocupan del internado sin grandes inconvenientes.
Esto es cuanto modestamente he creído exponer a V. Paternidad Rvma., siempre dispuesto a cualquier pregunta para cualquier aclaración.
Besándole devotamente la mano, me crea de la V. Paternidad Rvma. humildísimo en Cristo
El P. Del Buono, como era natural, tras leer los informes de los PP. Turchi y Moriconi retiró a los escolapios de aquella obra. El experimento de un año fue un fracaso, aunque menos doloroso que el que los escolapios habían sufrido años antes no lejos de allí, en Pompeya, en el Instituto para hijos de encarcelados creado por Bartolo Longo. Es peligroso fiarse de las promesas cuando no existen contratos claros escritos y firmados…
Europa Central
Las provincias de Europa Central estaban aún recuperándose de las consecuencias negativas de la primera Guerra Mundial (tan solo Polonia salió favorecida por ella) cuando son sorprendidas por la segunda. La provincia que más había perdido fue Hungría: de 24 casas se había visto reducida a solo 10; con 4 se formó la provincia de Rumania, con 9 la de Eslovaquia (quedarían reducidas a otras 4), y una casa se perdió en Yugoslavia. El empeño de estas provincias era mantener lo que les quedaba, y lo mismo se esforzaban por hacer las provincias de Austria y Bohemia. Y no siempre lo lograron.
En Eslovaquia los escolapios solo pudieron mantener, y con apuros, cuatro casas; las otras cinco las vendieron o cedieron por fuerza. Imposible pensar en nuevas fundaciones, que nadie les ofreció, por otra parte. Y lo mismo ocurrió en Rumania. La provincia paso de cuatro casas a una sola, Timisoara, cuando en 1940 Hungría recupero parte de Transilvania, pero al terminar la guerra el territorio y las casas escolapias volvieron a Rumania.
Hungría por un momento vio recuperar sus fuerzas con el terreno de Transilvania devuelto, e incluso se animaron a fundar una casa en 1942, en Szabadka, en el terreno recuperado a costa de Yugoslavia. Pero el desarrollo de la guerra hizo que aquel territorio volviera a Yugoslavia en 1944, y los escolapios tuvieron que abandonar aquella fundación.
Las cosas iban también mal en Bohemia, porque el estado checo les había arrebatado a los escolapios los pocos colegios que aún funcionaban, y porque quedaban muy pocos religiosos activos, ocupándose solamente de algunas iglesias. La guerra acabó con cualquier esperanza de recuperación.
En Polonia las cosas andaban bien: el aumento de personal iba permitiendo la recuperación de algunas casas perdidas, y la expansión a otras nuevas. Ya desde 1922 el P. Borrell soñaba con recuperar la casa de Lida, nuevamente en territorio polaco tras la guerra. Escribe al P. General Viñas: “En Lida, ciudad de 18.000 habitantes, bastarán por ahora un Padre y un Hermano. Clases este año no puede haber, pero se preparará todo para que el año siguiente se pueda abrir una o dos clases, aunque sea con ayuda de profesores seglares bien escogidos como en Rakowice”[Notas 5]. Él pensaba también en Vilna y en otras poblaciones, donde los escolapios eran deseados. La recuperación de Lida debió esperar hasta 1926. Se abrió un internado, una escuela primaria y una media comercial (ya vimos más arriba el incidente provocado en 1935 por la admisión de niñas en el centro). El colegio prosperó hasta el final de la guerra: con el paso del territorio a Rusia, los escolapios se vieron obligados a abandonarlo, lo misma que la parroquia. Pero no abandonaron Lida, y allí siguen atendiendo en un nuevo templo a la comunidad católica.
También Szczuczyn era un suelo del P. Borrell en 1922. En 1927 el P. Provincial T. Olszowka, tras mencionar la necesidad de encontrar una casa nueva para noviciado, decide aceptar la de Szczuczyn, y decide enviar allí a los novicios con el P. Borrell como maestro y el P. Maximiliano Adrych como rector. Lo de casa nueva es un decir: de hecho, la recibieron del párroco en ruinas y sin techo, y durante dos años trabajaron el P. Borrell y los novicios en su reconstrucción. La iglesia, en cambio, se encontraba en mejor estado.
En 1934 llega otra buena noticia a la Provincia de Polonia: la devolución del colegio de Lubieszow, con sus posesiones. Así informa el P. Provincial al P. General[Notas 6]: “Tengo el gusto de comunicarle por la presente a Vuestra Paternidad que el Obispo de Pinsk nos devuelve nuestro colegio de Lubieszow con sus fincas, unas 450 yugadas, que con la ayuda de Dios nos servirán para aligerar los gastos comunes de esta Provincia. Ya he enviado allí a dos de nuestros Padres, Ceslao Naumowicz y el H. Fabián Pawlukiewicz”.
El P. Provincial informa al P. General sobre la marcha de la Provincia a comienzos del nuevo curso 36-37: se ha vuelto a abrir el gimnasio de Cracovia como filial del de Rakowice. Hay dos clases llenas de niños. En Rakowice hay 215 alumnos; 150 de ellos internos. Ocupan todo el piso 2º, y más habría si hubiera sitio. En Lida hay 275 alumnos. En Lubieszow hay 84 niños en gimnasio e internos, que mantienen el noviciado. En cuanto a la formación de los juniores, escribe: "Nuestros juniores teólogos de Cracovia además de la teología con los Misioneros, reciben formación con un profesor en temas de pedagogía, historia de la educación y psicología. Nos falta la materia pedagogía calasancia, espero tener libros que traten de esa materia traducidos al polaco. Y tenemos abierto el tesoro del P. Konarski; de esta fuente podemos sacar mucho”.[Notas 7]
Después de la guerra los escolapios se quedan sin los tres colegios que tenían, así que, para sobrevivir y seguir practicando de algún modo el servicio pastoral, buscan alternativas, normalmente dirigidas hacia actividades parroquiales. Ya en 1925 habían recibido la parroquia de Maciejowa, con dos iglesias filiales, de la que se ocuparon hasta 1976. En el mismo sector, en 1945 reciben en Cieplice un antiguo convento cisterciense, con la parroquia, perteneciente al arciprestazgo de Jelenia Gora. Tenía una iglesia filial, con parroquia, en Wojcieszyce. También en 1945 los escolapios abrieron una residencia en Chwaszcyno, para administrar un aparroquia y custodiar una finca agrícola alquilada en Wysoka. La abandonaron en 1950. En Jelenia Gora hubo una residencia de 1945 a 1950. Los escolapios se ocupaban de una parroquia y de la catequesis de los niños en las escuelas. En 1946 los escolapios recibieron la parroquia de Bolszewo. La mantienen hasta hoy, con un centro cultural añadido. Los escolapios se ocuparon también de la vecina parroquia de Gor Pomorska de 1946 a 1958, cuando volvió a la administración diocesana. A la muerte del P. Provincial Jerónimo Stusinski en 1946, se hace cargo del gobierno de la provincia el primer asistente, P. Buenaventura Kadeja. Envía a menudo noticias (simples postales) desde diversos puntos de Polonia al P. General. Es invitado a dar ejercicios, predicar, confesar… Muestra la actitud abierta de los escolapios de Polonia para trabajar allí donde son llamados, ya que no pueden desarrollar el apostolado escolar en centros propios hasta después de terminado el régimen comunista en el país.
La provincia de Austria tiene dificultades con la anexión del país a Alemania en 1938. El nuevo gobierno prohíbe que los religiosos tengan escuelas. De manera que los religiosos trabajan en parroquias o dando clases en escuelas públicas. Se les agrega el colegio de Nikolsburg, pero a partir de 1945 todo vuelve a ser como antes. Los pocos escolapios que quedan en la provincia se esfuerzan por recuperar lo perdido y mantener lo que tienen. No pueden pensar en expansiones.
Pero sí hay un escolapio austriaco, el P. Otto Schürmann, que se encontraba en situación especial después de la primera guerra mundial, quien escribe desde Schwaigern (Alemania) el 14 de febrero de 1924 una carta al P. Del Buono, Vicario General, en la que se percibe su instinto de fundador[Notas 8]. Dice lo siguiente:
“Rvmo. P. General
Mil gracias por su carta tan amable que me ha causado mucho gozo. ¡Oh, si todos los superiores fueran así! Ahora paso a una cosa que me importa mucho. Se trata de tener una casa en Alemania. Como no es fácil para nosotros establecer una fundación en Alemania, debemos ir por un camino un poco más largo. En nuestro distrito hay una pequeña ciudad, Neckarsulm, con unos 5000 habitantes, casi todos católicos. Los sacerdotes del decanato desean ardientemente que haya una casa para hacer ejercicios espirituales. Hay una bella iglesita y detrás también un gran parque que es propiedad del Estado. He hablado ya con el Ministro de Justicia, que es un buen católico y me dice que no habría dificultad para venderlo.
Yo lo pienso de esta manera: el Padre General debería procurar unas 120.000 liras. Con esta cantidad se podría hacer la compra del parque y construir una casa para algunos religiosos y también para alojar 25 ejercitantes seglares. Como a mí me conocen en todas partes por las nueve tandas que he dado, podríamos continuar allí estas tandas de Ejercicios Espirituales, y también ayudar al clero del decanato cuando haga falta. En toda esta región no hay ninguna casa de religiosos.
Todos los ejercitantes forman una sociedad con la finalidad de construir una casa donde se puedan dar las tandas. Cada uno paga al año al menos un marco de oro. Hay ya más de 500 miembros, y fácilmente se pueden reunir al año 2.000 marcos. Esta cantidad ayudaría a darnos el mantenimiento, y con el tiempo podríamos incluso pagar el préstamo del P. General.
Mientras tanto, uno o dos padres se prepararían para los exámenes y entonces podríamos abrir una escuela. En aquella ciudad hay una escuela con cuatro clases, pero el Ministro me dijo que el Estado ya no puede pagar los gastos, y la escuela se va a cerrar dentro de poco tiempo. El Alcalde de la ciudad, con el que hablé del proyecto, me prometió ayudarnos si queremos abrir de nuevo la escuela media. De este modo, dentro de unos años podríamos tener de nuevo un colegio. Respecto a los religiosos, pienso en el P. Nakath, el cual estuvo durante mucho tiempo en Cornigliano y ha dejado la Orden, pero me ha prometido volver de buena gana si los escolapios comienzan a vivir una vida verdaderamente religiosa. Después en España hay un padre Edelmann, que creo que ha sido ordenado el año pasado. En lugar de volver a Austria, podría venir a Würtemberg y estudiar en la universidad de Tübingen para después examinarse en Stokkarda. Mientras tanto, el P. Nakath y yo comenzaríamos a trabajar en Neckarsulm y abriríamos un noviciado, candidatos no faltan. El obispo me quiere bien y los padres del decanato también. Me parece que V. Paternidad haría una gran cosa tomando en seria consideración este proyecto.
Espero una palabra de V. P. Rvdma. sobre si podemos tener alguna esperanza.
Siempre su obedientísimo hijo
El P. Del Buono le responde dándole pocas esperanzas. Pero el P. Otto insiste. El 17 de marzo le escribe de nuevo y le dice[Notas 9]:
“Todos los domingos salgo a predicar. Así ayudo a los párrocos en su trabajo y preparo el terreno de nuestra fundación. No entiendo por qué los padres de España quieren ir a los Estados Unidos, donde hay ya tantos colegios. Sería mucho mejor venir a Alemania, donde hay poquísimos institutos y donde ahora el Gobierno no puede impedir una nueva fundación, pues desde el 1 de abril la Iglesia está libre de cualquier intervención del Gobierno”.
Los tiempos no estaban aún maduros para ir a Alemania, y tampoco para los Estados Unidos.
España
Las provincias españolas son las que, excepto en el paréntesis de la guerra civil, muestran un mayor dinamismo. En todas ellas se llevan a cabo algunas fundaciones y cierres, y lo mismo ocurre en las vicarías americanas dependientes de ellas.
En Aragón antes de la guerra se cerró el colegio de Molina de Aragón, en 1935. Se había aceptado la fundación en 1867. El colegio llevó una vida normal hasta la llegada de la República en 1931. La permanencia se fue haciendo cada vez más difícil, hasta que los escolapios se retiraron de la ciudad en octubre de 1935[Notas 10].
Con ayuda de unos benefactores y subvención del Ayuntamiento se abrió el colegio de Logroño en 1927. En 1929 ya estaban terminados el colegio nuevo y la iglesia. Con la llegada de la República surgieron los problemas, como en todos los colegios escolapios de España. Pero el de Logroño fue más castigado: el 14 de marzo de 1936, antes de comenzar la guerra, fue incendiado y vandalizado. Pero pronto se hicieron las reparaciones más urgentes, y el colegio siguió funcionando durante la guerra, con la ayuda de algunos escolapios que habían huido de Cataluña y Valencia.
El colegio de Zaragoza se quedaba pequeño para la cantidad de demandas de admisiones. En 1934 se aceptó un local parroquial en el barrio de las Delicias, y se abrió una escuela en él. Pero se trataba de un servicio provisional, que terminó en 1939. Una solución estable para desahogar el colegio de Santo Tomás (que tenía 2046 alumnos en 1941) fue la creación de un nuevo colegio en el barrio de Torrero. En 1941 compraron unas casas y abrieron el colegio Calasancio, que comenzó a funcionar como sucursal del de Santo Tomás. En 1945 se comienza la construcción del edificio actual. La comunidad se convierte en casa independiente, y el colegio se inaugura en 1948, aprovechando la venida del P. General Tomek a España.
En la Vicaría de Argentina, dependiente de Aragón, se hicieron también fundaciones en este periodo. La primera fue la de Río Cuarto, en 1927. La ciudad y el obispo deseaban una fundación educativa llevada por religiosos, y contactaron a los escolapios. Se llegó a un acuerdo, y el 15 de marzo comenzaron las clases en un hotel alquilado. En 1929 comenzó la construcción del nuevo colegio, que se inauguró el 1 de marzo de 1930.
Los escolapios de Argentina estaban interesados en establecerse en Rosario, tercera ciudad del país y situada entre Buenos Aires y Córdoba, donde existía ya presencia escolapia. En 1931 se ofreció la posibilidad de alquilar un edificio que podría servir como colegio. Y el 24 de marzo comenzaron allí las clases, con un reducido número de alumnos. Se fueron comprando casas hasta completar el colegio, que en 1959 fue derribado para construir el actual.
La provincia de Cataluña tuvo varias fundaciones y cierres. La primera fundación fue la de la casa de Eucaria, que funcionó como postulantado y casa de encuentros de la provincia de 1925 a 1928. Se trataba de una finca rústica a 15 km. de Igualada, con campos, viñedos y bosque, cedida por la familia Vilá, benefactora de los escolapios. En 1926 quedó habilitada como postulantado, pero su existencia fue efímera, ya que al construirse el juniorato de Albelda los juniores de Cataluña, que residían en Alella, acudieron a él, y la casa de Alella quedó disponible, y a ella se trasladó el postulantado de Eucaria en 1928.
Fundación más estable fue la de Granollers. La ciudad contaba unos 10.000 habitantes a principios de los años 30. Granollers quería tener un colegio religioso; en 1902 habían fundado un colegio los Hermanos de la Salle, pero en julio de 1933 lo abandonaron. Contactaron entonces las autoridades al P. Provincial de Cataluña, Juan M. Vives, que aceptó la fundación, a pesar de la incertidumbre y los temores. Eran momentos muy delicados: el Congreso acababa de aprobar la Ley de Asociaciones Religiosas, por la que se prohibía a estas practicar la enseñanza. Los escolapios, como los demás religiosos de la enseñanza, buscaban soluciones para salir adelante, normalmente apoyándose en los padres de familia, la citada más arriba SADEL. Y envió allí un pequeño grupo de religiosos, bajo la dirección del P. Julián Centelles. Copiamos dos cartas suyas al P. Del Buono, para ver mejor el ambiente que reinaba en España en aquellos años. La primera es del 27 de diciembre de 1933[Notas 11]:
“Reverendísimo Padre: Con gran satisfacción hemos recibido el Oficio en el cual nuestro carísimo P. Provincial nos comunicó haberse declarado canónica esta nueva Casa. En las actuales circunstancias es eso una gloria de la Escuela Pía, que sale fortalecida de la persecución. Todos cuantos han tenido noticia de ello han admirado a nuestros Superiores, singularmente al P. Provincial, al ver que con gran confianza en la Providencia divina y con apostólico celo por la cristiana educación de la juventud, bordeando la inicua ley de Congregaciones, han abierto un nuevo Colegio en la floreciente ciudad de Granollers, centro de grande, rica y hermosa comarca. Colegio que, con la ayuda de Dios, ha de ser muy próspero y ha de dar a centenares de alumnos toda clase de enseñanza.
Aunque toda la población sabe que somos Escolapios, estando en vigor la Ley de Congregaciones, no nos presentamos en público como tales, así tenemos más seguridad para los contratiempos que pudieran venir. Aparecemos como sacerdotes seculares.
La población nos acogió con verdadera alegría. Como los demás colegios habían empezado ya las clases cuando nosotros llegamos aquí, empezamos con 150 alumnos. Ha llamado la atención nuestra manera de educar, y en estos tres meses han ascendido a 184. Esperamos que el próximo enero llegarán a 200.
Inauguraremos inmediatamente un curso de religión para jóvenes; escuelas nocturnas para obreros, y trabajamos para recoger limosnas con las cuales poder atender a buen número de niños pobres.
Todo eso y otras cosas que en cursos sucesivos se irán implantando requieren un edificio más capaz del que tenemos ahora, y he aquí nuestra principal preocupación. Para ello hay una junta de señores muy católicos que se preocupan y trabajan mucho. Esperamos firmemente que San José nos ayudará en la magna empresa[Notas 12].
Los religiosos estamos todos muy contentos; trabajan todos con gran entusiasmo. El Padre Provincial trajo personal escogido para que nuestra presentación fuese espléndida, y así ha sido, gracias a Dios. Que el Santo Patriarca interceda delante del Señor para que ese espíritu no decaiga nunca en esta casa.
En nombre de todos los Religiosos de esta nueva Comunidad y mío, como primer Rector puesto a V.P. Rvdma. religiosa obediencia y filial adhesión, dígnese mirar a esta casa con la paternal predilección con que se mira los hijitos más tiernos, envíenos a nosotros, a nuestras obras, a nuestros proyectos su bendición, que sea garantía de la que el Señor nos dé todos los días y produzca el incremento que esperamos de la divina clemencia.
Dígnese también ordenar que en adelante se nos envíen las Ephemerides Calasanctianae y todos los documentos que se envían a las demás Casas de la Orden. La dirección provisional: Rdo. Sr. Director. Colegio San José. Granollers (Barcelona).
Todos besamos su mano paternal y nos encomendamos a las piadosas oraciones de V.P. Rvdma. El último de sus hijos en Jesús y María,
Durante la guerra civil española, el colegio fue destruido. Y de nuevo fue enviado allí el P. Julián para reconstruirlo. El 25 de junio de 1940 escribe al P. General[Notas 13]:
“Mi venerado P. General: nos encontramos de lleno en el periodo de reconstrucción nacional, después de la terrible guerra y cruel persecución que hemos sufrido en España.
El edificio de nuestro colegio fue incendiado y totalmente destruido. Procedente de Valencia, donde pasé todo el tiempo de la guerra, llegué aquí el 10 de abril del año pasado. El 1 de mayo abrimos las clases en el nuevo edificio. A los 5 días nos instalamos en él los tres Padres y el 7 de agosto compramos la casa y su gran patio.
Los alumnos han ido incesante aumento y necesitamos iglesia y más clases. El día 9 de este mes pusimos la primera piedra para levantar el nuevo edificio, que con el favor de Dios esperamos levantar muy pronto.
Todo esto ha sido posible porque estos Padres han trabajado y trabajan mucho y muy bien. El P. Calasanz Girbau, a los 68 años, después de casi 50 de trabajo incesante, recoge los niños más atrasados de las clases inferiores. El P. José Sires, a sus 63 años, trabaja con el interés y entusiasmo de un joven. Los otros dos padres jóvenes, P. Ramón Mestre y P. Valentín Barbat, llevan un gran peso de todo el día en clases de compromiso numerosas. Para todos pido a V. P. Rvdma. su paternal bendición.
Fruto de ese trabajo ha sido la cooperación de las autoridades y de toda la población. He formado un patronato o junta de personas escogidas y esa junta es la que ha comprado la casa y ha de levantar el nuevo edificio, con la obligación de entregarlo a la Escuela Pía cuando lo tengan terminado y pagado. Es natural que lleve yo gran parte del trabajo, pero esos buenos señores son los primeros contribuyentes; me orientan y buscan donativos.
La fiesta de la bendición de la primera piedra resultó magnífica. Asistieron todas las autoridades locales sin excepción, y en toda la población no se hablaba durante varios días más que de nuestra fiesta.
Todo eso nos da la esperanza de que el día que tengamos un edificio capaz, el colegio de Granollers será de los primeros de la Provincia, y los 400 alumnos que ahora tenemos aumentarán mucho más.
Creo que con estas líneas proporcionaré una alegría al corazón de V.P., aunque nuestro carísimo P. Manuel Pazos y ya nos prometió decirle algo de Granollers. Ante las reliquias del Santo Padre ruegue por nosotros, en especial por el último de sus hijos en el Señor
También en Sitges, en 1933, se llevó a cabo una fundación escolapia[Notas 14]. Los Hermanos Maristas habían abandonado el colegio que tenían en la localidad. Las familias intentaron continuar la formación cristiana de sus hijos, y en 1932 fundaron una “Asociación Cultural de Sitges”, que contactan a los escolapios para que abran un centro en la localidad. En 1933 se firmó el contrato, y los escolapios acudieron a la localidad. Durante la guerra el centro se cerró. Al termina esta, los escolapios volvieron, pero de nuevo lo abandonaron en 1941, por falta de personal. En 1947 volvieron los escolapios, y el colegio sigue funcionando hasta hoy.
La provincia de Cataluña había fundado una residencia para estudiantes en 1908 en Lovaina (Bélgica). Fue destruida en 1914, por las bombas alemanas. Alemania indemnizó a los escolapios por la destrucción. Los escolapios desearon regresar a la ciudad famosa por su universidad en 1933, y alquilaron una casa, pensando en que sirviera de residencia a estudiantes españoles e hispanoamericanos. Sin embargo, el intento no funcionó: un año después solo tenían dos estudiantes americano y dos exalumnos de Sarriá, así que el P. Provincial Prudencio Soler dio la orden de abandonarla en 1935[Notas 15].
Otra casa abandonada fue la de Castellar del Vallés. La fundación se debió a Doña Emilia Cases, marquesa de Castellar. En 1896 entregó a los escolapios un colegio de primera enseñanza, dotado con un capital para mantenerlo. El colegio funcionó normalmente hasta el comienzo de la guerra civil, en que tuvo que abandonarse. En abril de 1939 volvió a abrirse, pero por dificultades económicas y de personal se abandonó definitivamente el 23 de septiembre de ese año.
El Vicariato de Cuba dependía de Cataluña. En La Habana existía el colegio San Rafael desde 1905. Pero como la demanda del alumnado era abundante, se construyeron dos sucursales. La primera, el Colegio de El Vedado, duró solamente de 1930 a 1932. En cambio, la sucursal de La Víbora, abierta también en 1930, fue más duradera. Se estableció primero en un hotel alquilado, hasta que en 1949 se construyó un magnífico colegio, reconocido como fundación independiente en 1952. Y funcionó muy bien hasta que el gobierno de Fidel Castro se apoderó de él en 1961, expulsando a los escolapios.
En el colegio de Guanabacoa se abrió en 1941 el primer noviciado escolapio de la isla. En 1957 se estrenó el edificio nuevo, junto al colegio, pero separado de él. Se celebraba así un siglo de presencia escolapia en la isla. Cuando el gobierno de Castro se incautó de todos los edificios escolares de la isla, lo respetó, pues no era un centro educativo. Y sigue en posesión de las Escuelas País hasta hoy.
Por otros motivos se abandonó el colegio de Cárdenas, aceptado por los escolapios en 1910. El edificio utilizado no era de gran calidad. En 1934 un ciclón lo destrozó, y, al no haber acuerdos para reconstruirlo, los escolapios lo abandonaron.
Otra casa que pertenecía al vicariato de Cuba era la de Puebla de los Ángeles en México. Había sido fundada en 1913. Desde el principio encontró dificultades a causa de la persecución religiosa por el gobierno mexicano. En 1935 las dificultades se hicieron insuperables y el P. Provincial Vives dio orden a los escolapios de abandonar México. Volvieron los escolapios a Puebla en 1950, y allí siguen.
Ideas de expansión por parte de escolapios catalanes no faltaron. Incluso fuera de España. Vamos a citar algunas.
Era cosa normal que escolapios españoles profesores de idiomas pasaran el verano fuera de España, estudiando idiomas sobre el terreno. Uno de ellos fue el P. Joaquín Tous (1891-1968). El 8 de agosto de 1928, mientras estudiaba inglés en Oxford, escribió una carta a Mons. Pasetto, el Visitador Apostólico y cabeza de la Orden, en la que le decía[Notas 16]:
“Rmo. e Ilmo. Sr.: Deseo poner en su conocimiento una noticia interesante.
A mí paso por París estuve en la Casa Madre de los Misioneros del Espíritu Santo (r/ Lhomond, 30, París V), conocidos míos hace años por haber pasado un tiempo de verano en dicha casa.
Hablando, pues, con el P. Joseph Byrne, que es del Consejo de la Congregación, sobre Irlanda su patria, dijo que ellos tenían dos colegios en Dublín, y que, por falta de personal docente, pues su objeto propio son las misiones, no podían sostenerlos; que habían intentado cerrar ya uno de ellos, pero que el Cardenal de Dublín les había obligado a abrirlo de nuevo, aunque muy a disgusto suyo; y, en fin, que estarían muy contentos si otra Corporación, que fuese a gusto del Cardenal, se hacía cargo de su trabajo.
Naturalmente que esto último fue dicho a propósito de lamentar yo no tener las Escuelas Pías ningún colegio en Irlanda.
Perdone Ilmo. Sr. que nuevamente le haya insistido sobre esta idea, por la novedad de la circunstancia que parece providencial.
Irlanda es una fuente de vocaciones que, cultivada con fervor y desinterés, seguramente añadiría nuevos días de gloria a la Escuela Pía.
¿Por qué no destinar uno o dos Padres, de una Provincia u otra, para que vivieran con dichos PP. del Espíritu Santo en su colegio de Dublín el tiempo necesario para connaturalizarse en lo posible, estudiar a fondo el caso, y hacerse luego cargo de la dirección del colegio, si parecía conveniente? Lo demás vendría poco a poco, con la ayuda de Dios.
¡Qué lástima que los PP. Provinciales sean tan difíciles de convencer, para que se desprendan de algún elemento útil, en provecho de mayores ganancias para la Corporación!
Pienso escribir a mi P. Provincial pidiéndole me prolongue los días de salida, que terminan este mes, para poder ir a Dublín cuando se abra el colegio el 4 de septiembre y verlo con los propios ojos.
Entre tanto estoy estudiando en Salesian Missionary House, Cowley (Oxford).
Respetuosamente,
Desgraciadamente, no se aprovechó la oportunidad. Como tampoco se aprovechó otra propuesta presentada por el P. Marcos Lliró (1873-1961). También él estudiaba en Londres, desde donde escribe a Mons Pasetto el 10 de septiembre de 1929 la carta que transcribimos:[Notas 17]
“Al Rmo. P. Visitador Apostólico, Monseñor Lucas H. Pasetto, Obispo.
Venerado Prelado en el Señor: Por fin pude ver al Obispo de esta diócesis, Southwark, al sur de Londres[Notas 18]. Al llegar yo a Inglaterra el 30 de junio último, estaba ausente dicho Obispo. Estuve en Londres, después en el condado de York y ahora otra vez en Londres. El viernes, día 6 del corriente, era el destinado a la audiencia que tenía concedida desde días antes, según carta oficial de su secretario.
El Obispo acepta la fundación en esta diócesis. “Diga Vd. al Visitador que me escriba”, fueron las últimas palabras de la entrevista. Yo le había dicho antes que el Visitador me había dicho: “El Obispo que desee la fundación, que me escribe a mí o al cardenal Laurenti” (ahora sería Delpissier (¿?)).[Notas 19] Claro que esto es material, pero debe tenerse presente, no sea que esperando el uno carta del otro se retardara lo que conviene activar. Así es que V.S. Ilma. me mandará que le visite de nuevo al Obispo, si no cree conveniente escribirle directamente a él; y si V.S. Ilma. no me manda nada más, doy por terminada mi comisión con la presente carta.
También esta carta podría terminar aquí, porque es de suponer que los dos prelados, él y V.S. Ilma. se entenderán en la sustancia y en los pormenores. Pero es natural que V.S. Ilma. deseará que le anticipe yo cuanto pueda serle útil. Pues bien, dice el obispo y digo yo lo que sigue.
Dice el Obispo:
Que acepta la Escuela Pía, con tal que no lo envíen sacerdotes que no sirvan en su provincia (lo peor). Que le envíen sacerdotes que sean “lo mejor, en todos sentidos”; son sus palabras (habla en perfecto español, como hijo de Gibraltar) y al especificar insiste, una y otra vez, en que sean buenos ejemplares. Procuré disipar sus dudas y temores, “porque si bien es verdad que los Provinciales se quitan de sus provincias lo peor, si pueden, ahora no es el Provincial quien me ha encargado el asunto, sino el mismo Visitador, según los deseos del cardenal Laurenti y del Papa, que quieren la Escuela Pía en países británicos”. Al oír el nombre del cardenal Laurenti me hizo un elogio grandísimo del mismo: “es un santo”, dijo. Le costaba dar su asentimiento, pero al convencerle de que sus deseos eran los del Visitador, dio su asentimiento definitivo. Me preguntó: “¿Qué piensan ustedes hacer aquí?” (Esta pregunta me la había hecho antes). “Poner el pie en Inglaterra - le dije - y después extendernos en ella para cumplir con nuestra misión”. “Bien; - contestó - por ahora, no pueden ustedes enseñar; que vengan tres sacerdotes y formarán una parroquia”.
Y ahora digo yo:
1. Conviene activar el asunto, según indicó V.S. Ilma., seleccionando los tres individuos, si es que V.S. Ilma. accede a la proposición del Obispo. Si se tarda en ello, los Provinciales y Rectores interesados sufren daño en los cambios que tienen que hacer de todo el plan de la casa donde cesa un individuo. Conviene esto a la obra misma de la fundación, no sea que el Obispo hiciera como la otra vez en que abandonó la idea.
2. La posesión de la lengua es al presente una necesidad absoluta, al menos para el que ejerza la función de párroco. El P. Murt sabe bien la lengua inglesa. J.M. Jaume y Modesto Roca también. M. Soy, Arana y S. Pascual, regular. Los otros Padres que han estado aquí (Profitós, Bargalló, Camps, Tous) saben muy poco, casi nada, la práctica de la lengua. De las otras provincias solo conozco al P. Bruno Rodríguez que, años atrás, lo sabía muy imperfectamente, pero que volvió y creo que ahora debe de saberlo regular.
Hay una multitud de jóvenes sacerdotes, enseñados por el P. Salvador Pascual; este podrá informarle de los mejores. Conozco dos o tres, listos, buenos y con ansias de ir a Inglaterra a practicar lo que saben. Se ve y se dice que el P. Pascual es un excelente profesor, si bien he oído que ahora cesa de enseñar a los jóvenes de Alella y lo destinan a otro colegio. El Obispo había sugerido, ya años atrás, la idea de mandar aquí sacerdotes jóvenes para estudiar la carrera de maestro.
El P. Tous está deseando estar en Inglaterra y, en nuestra conversación amistosa, le dije que yo había declarado a V.S. Ilma. que no sabía inglés, pero que lo estudiaba. Ahora lo estudia; dice que no ha podido estudiarlo; reconoce que no está dispuesto, pero se ofrece para lo que sea útil y me pidió que así se lo dijera a V.S. Ilma.
No quisiera yo que V.S. Ilma. se contentara con mis datos. Aquí el Obispo, o mejor, su secretario, tiene informes directos y también indirectos de las parroquias sobre los individuos que han estado aquí.
3. Y ahora viene lo más áspero: hablar de sí mismo. Creo que debo hacerlo. Aquí le informarán bien, creo yo; pero aquí no saben más que lo bueno. Creo que la primera causa del fracaso de una empresa es el mismo empresario: el “yo”. Al contrario, si este sabe y puede desaparecer del frente, trabajando en el silencio, el éxito de la Obra es bendecido por Dios. Si dijera que “no me siento con fuerzas”, que “cualquiera lo hará mejor que yo”, etc., no sería sincero. Pero sí que soy sincero si digo que estoy dispuesto a todo sacrificio, empezando por el de ahogar el orgullo del “yo hago”, “yo pienso hacer”, y ocupar, en realidad, un lugar tan secundario como se quiera.
Además, hay dos graves inconvenientes en que sea yo el que oficialmente conduzca la obra:
A. La mala fama entre nosotros. Pregunte, Infórmese; ya sé que hay prejuicios y que no es verdad todo lo que se dice, pero el escándalo no dejaría de existir. No me refiero a la moralidad, sino al fracaso.
B. En mi desesperación por una tremenda injusticia, dije al Provincial Castellví que no pensara en darme nueva obediencia, porque quería irme de los “podridos” (…) y hacerme monje de Montserrat. Claro es que no tenía vocación de monje, ni creo haber perdido nunca mi vocación; pero la ley es ley, y esta prohíbe, en las Constituciones, que pueda yo ejercer el cargo de Superior.
Creo que debo ser sincero, ante todo. La falta de sinceridad echa por tierra nuestras cosas; todo el mundo quiere mandar y disimula. Yo mismo tal vez no soy tan sincero como debería, porque el “yo” irresistible me hace creerme, después de todo, no tan malo como otros que gobiernan.
Estás declaraciones quiero que sirvan, delante de Dios, que ve mi buena intención lo mismo que mi orgullo, para que V.S. Ilma., disponga mejor lo más conveniente para la gloria de Dios y el éxito de nuestras empresas, que no deben tener otro fin.
Salgo de Londres el 23 del corriente. Siempre afmo. en Xto. q.b.s.m.
La propuesta de fundar en Inglaterra se repite en 1938, por obra del P. Mariano Prat (1893-1965), que se encontraba estudiando en Londres cuando en 1936 le sorprendió la guerra civil, y no pudo regresar a España hasta 1939. El 15 de agosto de 1938 escribe al P. Del Buono una carta que transcribimos[Notas 20]:
“Reverendísimo Padre,
No ceso en mis oraciones y en mis entusiasmos por conseguir que nuestras Escuelas Pías se propaguen más allá de los límites en que están estancadas desde más de un siglo acá.
Una inyección de sangre nueva nos es necesaria, y creo que la Divina Providencia, al permitir la terrible devastación en el suelo hispano, nos ha sido muy propicia, dándonos un refugio en Inglaterra.
Estamos aquí todavía seis escolapios catalanes deseosos de ver pronto el triunfo de la religión sobre el ateísmo. ¿Será que Dios se sirve de este medio, humanamente tan cruel, para facilitar sus designios de dar días de grandeza a la Escuela Pía enviando vocaciones anglosajonas o gaélicas a nuestra Orden? No hay duda que nuestra estancia en Inglaterra nos ha dado un casi perfecto conocimiento de la lengua de Shakespeare, al mismo tiempo que oportunidad de estudiar las posibilidades de arraigar en este país.
Hasta ahora nuestro ministerio sacerdotal se ha concretado en servir en parroquias y conventos, infiltrándonos cuanto hemos podido en sus escuelas. Hemos propagado la devoción a San José de Calasanz de una manera que nos satisface. Hay dos templos en Londres donde el Santo recibe ya pública devoción. Su imagen ocupa lugar de honor en siete escuelas católicas, y para su mayor satisfacción le anuncio que el día 27 de noviembre se abre una nueva escuela que llevará por nombre “St. Joseph Calasanctius Hall” en Haywards Heath, escuela dirigida por las “Sisters of Mercy”, que lo tienen como patrón especial de su Congregación.
El año pasado se vislumbraba una esperanza de fundación en Nottingham, pero no pudimos seguir adelante en la empresa porque desde Irache unas letras del P. Provincial M. Bordás nos cortaron las alas de la ilusión, diciéndonos que no pensáramos en fundaciones en Inglaterra, porque después de la guerra se necesitará mucho personal en España. Sumisos a la Obediencia, nos pusimos en manos de Dios.
En conversaciones particulares, no hemos de dejado de manifestar nuestros anhelos. Días atrás he estado hablando con el P. Provincial de los Servitas y me dio muchas esperanzas. Lea, Reverendísimo Padre, la carta que acabo de recibir de él.
Sé que, si acudo a mi Provincial, me desilusionar a otra vez, por eso me decido a apuntar más arriba para pedir permiso y oraciones. Estoy dispuesto a ir a hablar con el Sr. Obispo John Francis McNulty, pero para eso necesito una carta de presentación de la Superioridad.
No me imagino tener pronto las Escuelas Pías en Inglaterra, pero mi deseo es solo poner una semilla que germine cuanto antes, que se convierta un día en un árbol y dé sus frutos calasancios.
Por la carta adjunta puede ver que ya nos dan una casa, con la condición de celebrar misa diariamente y evangelizar la comarca. Confío en la providencia de Dios y en nuestro trabajo para buscar medios de vida.
Si el Provincial de Cataluña se resiste a dar individuos para la fundación, que sea otro provincial, español, italiano, austríaco, húngaro, etc., sea quien sea, pero que se abran las Escuelas Pías en Inglaterra.
Siempre pensé que el Ave María que rezamos al bendecir la mesa fue impuesta por el Santo Padre para la conversión de los infieles de Inglaterra.
Espero de su Paternidad Reverendísima una respuesta a la mía, y con su respuesta confío en sus oraciones y en las de los nuestros.
Creo que es más fácil dar vida a un nuevo ser que resucitar un muerto, y no es más que un cadáver, por desgracia, lo que fue nuestra provincia amada.
Bendígame, Padre, y bendiga a los que suspiramos por las grandezas Calasancias.
El P. Del Buono le respondió el 1 de marzo de 1939, sin darle ninguna esperanza[Notas 21]. Le dice:
“No he podido responder antes a sus cartas, que he recibido con mucho gusto porque están llenas de obsequio filial a mi persona y porque me traían noticias muy deseadas de un hermano al que los acontecimientos de nuestra querida España lo tienen alejado forzadamente de la Patria y de la convivencia fraterna. Que se cumpla en todo la voluntad de Dios, que dispone de todas las cosas para lo mejor para nuestras almas, y también damos gracias al Señor porque ha hecho ofrecer a nuestros queridos hermanos tanta hospitalidad generosa en esa nobilísima nación.
Me agrada asegurarle que su manera de pensar con respecto a la expansión de nuestra Orden en esos países tiene toda mi adhesión, y los últimos dolorosos acontecimientos de su querida Patria nos han mostrado el bien y, diré, incluso la necesidad. Su propuesta viene también al encuentro de una proposición presentada y discutida en el último Capítulo General del año 1919 con mucho calor por el Padre Mirats, entonces Provincial de nuestra Provincia de Cataluña. Y yo veo, leyendo su carta que está llena de tanto amor por nuestra Orden, que la Providencia ha permitido tantos dolores a nuestras Escuelas Pías de España para que se sientan espoleadas a la expansión en tantos otros países, que como Inglaterra y los Estados Unidos desean tanto la institución de nuestro Santo Patriarca.
Me alegro mucho con Vd. de que se haya introducido la devoción de N.S. Padre en esos países. Esta Prepositura le está muy agradecido a usted por cuanto ha intentado hacer y ha obtenido para que el nombre de las Escuelas Pías se difunda benévolamente en esos países. Si tiene la oportunidad, salude con afecto los hermanos españoles que están ahí.
Le saludo y le bendigo. Suyo en Cristo
Otro P. Tous, Jose María (1889-1955), hermano del anterior Joaquín, también escribe al P. General con una propuesta interesante y, por desgracia, tampoco llevada a la práctica. Él está pensando en Francia, un país que centrará todo el interés del próximo General, el P. Tomek. Durante la guerra civil se refugió en Francia, y desde allí escribe al P. General el 19 de septiembre de 1938[Notas 22]. Su propuesta tenía una cierta motivación (y acertaba bien en sus predicciones). Decía así:
“Después de muchas vacilaciones, pues cada día tengo menos ganas de ocuparme en lo que no sea de mi estricta obligación, me decido a escribir estas líneas a V.P. Rvdma.
De lo que quiero hablarle es de la conveniencia de abrir casas en Francia y en Inglaterra aprovechando la ocasión de tener varios religiosos en estas dos naciones.
La situación de España no es clara. Si ganan la guerra los gubernamentales, no hay que decir cómo quedarán las órdenes religiosas. ¿Qué haremos de nuestros religiosos? ¿Emigraran todos a Italia? Si ganan los nacionalistas, como en esta lucha el 95% no es religión sino política, tampoco hay que decir cuán inaguantable se hará la vida a muchos religiosos catalanes y vascos.
Si no fuesen suficientes los motivos que siempre he tenido para desear fundaciones en Francia (es un hecho que las órdenes que sean propagando en Francia son las que más se han extendido por el mundo), sería ahora un motivo suficiente la necesidad de una casa por lo menos para los catalanes y otra para los vascos (en las regiones catalanas y vascas de Francia podrían continuar ejerciendo su ministerio, sobre todo con los emigrantes, y también con los naturales) en las cuales puedan vivir tranquilamente como sacerdotes y maestros apolíticos los escolapios que sean perseguidos o que no puedan aguantar la atmósfera interna de colegios españoles, en los que, olvidados los preceptos de la regla, se haga más política que religión.
En España nuestros Superiores no ven nada de esto; están completamente cegados por el partidismo político. Se han pasado el tiempo lamentándose como mujeres y esperando que la victoria nacionalista se lo devuelva todo, en vez de afrontar virilmente las dificultades y prepararse previsoramente para las contingencias futuras.
Cuando acabe la guerra y según como queden las cosas, habrá religiosos que se negarán a permanecer en España, quiero decir en Vasconia y en Cataluña. No se invoque el voto de obediencia. El voto que se hizo a Dios por motivos religiosos, ¿qué valor puede tener para dejarse amargar la vida y martirizar por verdugos políticos?
No se crea que los colegios de América puedan albergar a esos religiosos. Los vascos saben que hay colegio de estos de Sudamérica que parece la sucursal de un centro político, y los catalanes no querrán ir a Cuba a ganar dinero para enviar a la Provincia y hacer la vida fácil a sus enemigos.
Yo no veo otra solución que la de abrir esos dos colegios o residencias independientes de las provincias y dependientes directamente del P. General. Serán de momento albergue para los religiosos que no puedan vivir en campo nacionalista, y serán principio de nuevas provincias si ganan los gubernamentales y son muchos los religiosos que tienen que emigrar.
No me escriba sobre eso, pues dado el furor actual podría comprometerme.
Tampoco se lo diga al P. Pazos. Le aprecio mucho y tengo de él un óptimo recuerdo como rector mío en Irache y como compañero de comunidad, pero en el asunto de la guerra participa de la ceguera colectiva de la masa. Una indiscreción podría hacerme daño, a pesar de que yo no me ocupo de la guerra y solo de soluciones a cosas internas de nuestra Orden.
Perdone la molestia que le he dado.
De V. Rvdma. humilde hijo en Cristo q.b.s.m.
P.S. Si alguna frase encuentra oscura en mi carta, prefiero que se la haga traducir por el P. Picanyol o el P. Balagué”.
Y aún queda otro escolapio catalán con ilusiones fundadoras: se trata del P. Miguel Altisent (1898-1975), espléndido músico, gran gregorianista, que durante la guerra española se refugió en Italia. Ahora bien, como su talento era ya conocido, el arzobispo de Milán, Cardenal Schuster, le llamó para dirigir la Escuela Superior de Música Ambrosiana. Estaba enterado de la intención de los escolapios de Liguria de fundar una casa en Milán. Y sobre el terreno ve algunas posibilidades que pueden interesar a los hermanos ligures. Pero es al P. Del Buono a quien escribe el 21 de enero de 1937, informándole[Notas 23]. Le dice:
“Querido Padre: hace ya algunos días que hablamos sotto voce de la futura fundación de los Escolapios en Milán. Creo que ahora se presenta una buena ocasión. El Arzobispado vende una magnífica casa y una hermosa capillita. Creo que el precio es módico, y me dicen que la Caja de Ahorros posiblemente daría muchas facilidades.
La casa ciertamente no se encuentra en el centro de la ciudad, pero hay buenas comunicaciones con el centro y es un lugar en el que se construyen continuamente grandes edificios, que lo convertirán dentro de poco en un gran centro urbano.
Esta mañana he ido con un sacerdote amigo y muy entusiasta de nuestra obra a ver dicho edificio. La casa es nueva, tiene cuatro pisos superiores, planta baja y sótano. Está unida a un magnífico salón de teatro con capacidad para 500 personas, y luego la capilla con capacidad para 300 alumnos sentados. Detrás del salón hay una galería o pórtico y además una sacristía. Hay también un magnífico patio vallado completamente. Le envío un esbozo de la planta que ha hecho mi amigo y un mal dibujo que he hecho yo, y que podrá darle una idea del conjunto.
La Fábrica de la Catedral nos confía la educación de los muchachos de la Capilla de la Catedral (un centenar), pagando por su educación. Se pueden admitir a voluntad todos cuantos alumnos se quiera.
La mayor dificultad es el permiso del Cardenal, pero en esta ocasión hay esperanza y probabilidad de que dé su permiso.
Es necesario no perder tiempo, porque existe el peligro de que otra Orden religiosa pretenda la citada casa. En ese momento somos nosotros los que tenemos la preferencia. Por eso quería escribirle rápidamente al R. P. Provincial de Liguria, pero creo que será mejor que sea S.P. Rvma, quien lo haga, o que me diga si debo hacerlo yo.
Hoy he visto al maestro Perosi, entusiasmado porque ya ve a los Escolapios en Milán.
Si el P. Provincial pudiera venir a Milán, se haría una idea exacta de la cuestión y podría tomar sus decisiones.
Me alegro mucho de poder hacer algo útil por nuestra querida Escuela Pía, y particularmente por la Escuela Pía italiana, que me ha recibido con tanta bondad en la desgracia de España.
Le saluda con todo el corazón su afectísimo hijo que besa su mano
La propuesta no interesó a los escolapios de Liguria, o el arzobispo no dio su permiso para que fueran. Y la fundación de Milán debió esperar hasta 1962.
También la provincia de Castilla llevó a cabo varias fundaciones y abandonos durante este periodo. La primera casa abandonada fue la de Celanova en Orense. El ayuntamiento de la localidad había pedido a los escolapios que abrieran una escuela en el antiguo monasterio de San Rosendo en 1868, y entre los fundadores se encontraba San Faustino Míguez, nacido no lejos de allí. El colegio llevo una vida feliz hasta que en 1929 el ayuntamiento mostró una actitud hostil ante los escolapios, y el P. Provincial decidió abandonarlo en 1930, con pena por parte de los religiosos y de los habitantes de la villa.
Otra casa abandonada fue la de Yecla, en Murcia. La fundación tuvo lugar en 1858, propuesta por el ayuntamiento de la ciudad y apoyada por el obispo. Los escolapios castellanos llevaron el colegio a un alto nivel, pero cuando llegó la República en 1931, el ayuntamiento expulsó a los escolapios. En 1950 volvieron los escolapios, esta vez de la provincia de Valencia, pero ante las dificultades económicas para mantener el colegio, se retiraron definitivamente en 1959. Yecla está asociada a la memoria del P. Carlos Lasalde, famoso escolapio, y del escritor Azorín, su exalumno más ilustre.
La provincia de Castilla abandonó también el colegio de Sanlúcar de Barrameda, desde el cual el P. Faustino Míguez había fundado la congregación de las religiosas Pastoras. La fundación había tenido lugar en 1868, y había funcionado bien hasta que llegó la República en 1931, y ante las dificultades presentadas, el número de alumnos comenzó a disminuir. El estallido de la guerra civil no arregló las cosas, y en 1938 la Congregación Provincial decidió su cierre.
Para compensar estos cierres, la provincia abrió otros colegios. El primero, el de Buen Suceso en Granada, en 1924. El colegio Genil de la misma ciudad no podía atender las numerosas peticiones de ingreso, así que abrió una sucursal en 1924. Se convirtió en casa independiente en 1934, pero al final del curso 1943-44 se cerró. La razón alegada por el P. Provincial Juan Pérez para decidir su cierre fue que, después de las bajas sufridas durante la guerra, no tenía personal suficiente para atender a todas las casas.
Con mejor éxito se abrió el colegio de Santander en 1926. Los escolapios habían llegado a Cantabria en 1746, abriendo el colegio de Villacarriedo. Desde allí intentaron pasar a la capital, Santander. Fue el P. Provincial Clemente Martínez quien encargó en 1919 al rector de Villacarriedo, P. Bernabé Peña, de llevar a cabo la fundación. Tras superar ciertas dificultades, se logró comprar una finca con un chalet, y en él empezaron las clases en 1926. Se establece una comunidad de la que el P. Bernabé es nombrado primer rector, y se hacen obras para completar el colegio. En 1931 se inaugura la iglesia. El P. Clemente pide al P. General que obtenga permiso de la Sagrada Congregación de Religiosos para terminar la construcción. Copiamos esa carta, que muestra las complicadas maniobras económicas que estaban detrás de cada fundación. Se puede decir que la mayoría de las fundaciones escolapias de esos tiempos se apoyaban en complicadas maniobras bancarias, al no disponer, en general, de importantes capitales ahorrados[Notas 24].
“Amadísimo Padre en el Señor: tengo el gusto de remitir a V.P. el adjunto oficio para que nos lo despachen pronto y bien, pues urge a fin de aprovechar el tiempo de verano para la construcción.
Como el oficio resultaría demasiado largo me permito dar aparte los siguientes datos y noticias que aclaren y justifiquen nuestra petición.
- 1.Al comprar la finca de Santander donde se construye el colegio, de su valor total 700.000 pesetas, se dieron a los dueños 300.000 pesetas al contado con una anualidad de unas 50.000 mil pesetas y quedando en hipoteca la finca.
- 2.Se necesitan unas 300.000 pesetas para concluir el edificio, y el Monte de Piedad nos presta 800.000 pesetas con hipoteca del edificio y en buenas condiciones, pero tenemos que levantar la primera hipoteca pagando a los dueños primitivos, de modo que con esa cantidad se pagan las 300.000 pesetas de los dueños y 200.000 pesetas que se deben al Banco Mercantil de Santander, y las 300.000 restantes para la terminación del edificio.
- 3.Para las anteriores deudas ya teníamos permiso también de Roma, y propiamente la autorización que se pide es solo para 300.000 pesetas, puesto que el resto no es más que para transformación de deuda, siendo las condiciones del Monte de Piedad mejores. Pero para poder hacer la escritura con este banco necesitaríamos recibir de él las 800.000 pesetas con el destino que hemos indicado.
- 4.El colegio viene funcionando tres años y cuenta ya con 500 alumnos que actualmente tiene en primaria y los dos primeros cursos del bachillerato, y el próximo curso tienen que poner nuevas clases y necesitan locales que es para lo que se pide el dinero.
- 5.El colegio, como es y será muy concurrido de niños, puede ir amortizando el capital y, en caso de que no pueda con todo, le ayudarán los colegios de la Provincia. Dicho colegio ha venido sacando el curso pasado unas 10.000 pesetas mensuales de las pensiones de los alumnos, y estás aumentarán en los años sucesivos, Dios mediante. Es casi el único centro docente de Santander y la población nos quiere mucho, porque mucha de la aristocracia se ha educado en nuestro colegio de Villacarriedo, popularísimo en toda esa región. Tenemos también unos 200 niños pobres, pues por aquí no se abre ningún colegio escolapio sin niños pobres.
Creo que con estas breves consideraciones pueden formarse juicio de lo razonable y beneficioso de nuestra petición, de la que de nuevo suplicamos la prontísima concesión.
De V.P. Rma. hijo en Cristo,
Otro colegio abierto por la provincia de Castilla es el de Santa Cruz de Tenerife. La presencia escolapia en Santa Cruz de Tenerife data de 1937, cuando dos escolapios catalanes prestaron servicio en ella a petición del obispo Abilio González. El P. Honorato Aumallé se hizo cargo de una parroquia, mientras el P. Juan Vilá creó la “Academia Calasancia”. Pero al terminar la guerra, en 1939 ambos fueron llamados a su provincia, y recomendaron al P. Vicario General José Olea que se siguiera atendiendo la obra.
Unos y otros interesaron al P. Provincial de Castilla, Eusebio Gómez, quien, de acuerdo con el obispo, decidió llevar a cabo la fundación. El 23 de septiembre de 1940 salió hacia Tenerife la primera comunidad escolapia, formada por cinco sacerdotes y un hermano. El gobierno insular les había reservado una antigua clínica, sucursal de la italiana “Quisisana” (aquí se cura), pero al estar ocupada por causa de la guerra, de momento se instalaron en un hotel, en el que comenzaron a funcionar como colegio, abriendo las puertas el 17 de octubre de 1940 con cuatro cursos de bachillerato, tres clases de primaria y 256 alumnos matriculados (DENES).
Copiamos la carta en la que informa al P. Asistente General Manuel Pazos de la fundación de Tenerife[Notas 25].
“En esta fundación están interesados el obispo P. Albino, las fuerzas vivas de Tenerife y hasta el Romano Pontífice, que ha prometido una bendición especial para la comunidad. Una religiosa superiora de uno de los colegios de aquí trataba íntimamente en Roma durante la guerra con el actual Pontífice cuando era Secretario de Estado. Le habló repetidas veces de la necesidad de un colegio religioso en la ciudad (85.000 almas), donde no existía ninguno. Acabada la guerra, el actual Pontífice regalo a dicha religiosa el primer solideo que usó. Esta le ha dado cuenta de nuestra llegada y él le ha escrito que, una vez establecido el colegio canónicamente, mandará una bendición especial.
Bases aceptadas:
- 1.Cesión gratuita del hotel Quisisana hasta que tengamos el nuevo colegio definitivo.
- 2.Coste de menaje escolar ajuar de habitaciones de religiosos y capilla. Todo ya está cumplido y en marcha.
- 3.Ofrecimiento del Sr. Gobernador, discípulo nuestro de Tolosa, de un millón de pesetas para el colegio definitivo.
- 4.Nosotros no nos comprometemos a gasto alguno, únicamente a establecer el bachillerato completo y clases de gratuitos. Hasta ahora no hemos gastado un céntimo, pues los viajes de todos los han costeado. Hay cinco religiosos, rector P. Andrés Moreno Gilabert, y un hermano. Tienen cuatro clases de primaria, una de gratuitos. Cuatro profesores seglares, uno de segunda enseñanza y tres de primaria.
- 5.Cargas por parte nuestra: admitir un número de becarios a determinar por el Gobernador y el Rector, sin ninguna otra.
Ya están en tratos de una finca que vale 700.000 pesetas, magníficamente emplazada para el colegio definitivo. El bien moral que hará el colegio será incalculable, dado el estado de la isla respecto a religión. Por eso el Sr. Obispo nos llamó por telegrama urgente, y nosotros fuimos dos en avión los demás en barco.
Espero la confirmación de todo por esa Congregación, con el fin de que sea canónica la fundación y pueda funcionar como tal lo que ya funciona de hecho. Todo se ha hecho así por la premura del tiempo y el curso que se echaba encima. Porvenir del colegio: todos nos aseguran que rebasarán los 800 niños en plazo breve. Ya está enterado de todo con fidelidad, dejando muchos detalles. (…)
Mis afectos al Rmo. P. General y al P. Maja, y mande como guste a su afectísimo hijo en J. C. que se encomienda a sus oraciones.
La fundación salió adelante, y fue el mismo P. Pazos a inaugurarla en 1941, como hemos escrito más arriba.
Los escolapios de Castilla habían puesto sus ojos en Oviedo, para fundar un colegio. Era una ciudad universitaria, y podrían estudiar en ella los sacerdotes jóvenes. Se presentó la oportunidad de comprar un pequeño colegio, propiedad de un sacerdote. Se hizo la compra por 800.000 pesetas, y en 1946 se hizo la fundación. Más adelante se amplió, y sigue funcionando hasta hoy.
Una curiosa propuesta de fundación es la que hizo un escolapio gallego de Castilla, Antonio Fernández (1895-1982), al P. General en 1933. Se trataba de la creación de la Provincia de Galicia. ¿Cuál era el motivo?
En el año 1925 la provincia de Aragón tenía colegios en Chile y Argentina; la de Cataluña en Cuba y en México. Castilla y Valencia no tenían fundaciones fuera de España. El 28 de enero de ese año el P. Clemente Martínez, Provincial de Castilla, escribe al P. Del Buono, Vicario General: “A esta nuestra Provincia le conviene sobremanera tener algunos colegios fuera de España, para poder librar del servicio militar y para, en ocasiones, el traslado de ciertos individuos”.[Notas 26] El P. Clemente pensaba en México y en Brasil. En 1930 informa que no va a Brasil porque los asuntos políticos están complicados en aquel país (no lo estaban menos en México)[Notas 27]. Por fin el 31 de enero sale para Brasil acompañado de otros tres religiosos que dejará allí para establecer una fundación. Y, de vuelta, escribe al P. Del Buono el 10 de junio de 1631. Le dice que ha dejado tres religiosos en la diócesis de San Carlos, cerca de Sao Paulo, para que aprendan bien el portugués[Notas 28]. Por diversas causas, la presencia de los escolapios en San Carlos no duró mucho (cf. DENES). Pero la idea estaba en el aire, y así en 1933 el P. Antonio Fernández escribe el 25 de julio al P. Tomás Garrido, Asistente General por España, la carta que reproducimos a continuación, exponiéndole su sueño. Hay que tener en cuenta que en aquellos años de la II República el futuro de los colegios escolapios en España era muy incierto[Notas 29].
“Muy grato es para mí dirigirme para saludarle en primer lugar ex corde, pues tengo obligación de estarle agradecido por haber sido discípulo de V. P. desde el año 13 al 15, con los PP. Julián Centelles, Ullastres, etc. etc. En segundo lugar, para encomendarle el siguiente asunto. En vista de cómo va a quedar la Escuela Pía de España, se ha despertado gran entusiasmo por extender nuestra amada Corporación en algunas Provincias. Yo, que soy de la provincia de Castilla, he acudido al P. Provincial ofreciéndome para ir al extranjero con el fin de extender la Escuela Pía. Otros individuos de la misma Provincia abundan también en la misma idea. Siento tal entusiasmo que, habiendo recibido pocos alientos de mi P. Provincial, me he decidido a acudir a V. P. para que tenga la bondad de arreglarlo todo con el P. General para que pueda ir al extranjero. Por el P. Provincial no hay inconveniente, pero no nos quiere dar dinero para el pasaporte porque dice que no tiene.
Nosotros quisiéramos ir al Brasil porque soy gallego y conozco el idioma, y por lo tanto ¿quién sabe si con el tiempo podríamos fundar una provincia escolapia que comprendiera Galicia, Brasil y Portugal? Los gallegos somos los llamados a llevar a cabo esta magna empresa, ya que conocemos el idioma.
Así, pues, amantísimo Padre, dé los pasos con el P. General para que nos envíe dinero para el pasaje, que no pedimos más, para ir a Brasil o a Portugal, y después Dios dirá. Mejor sería al Brasil, porque allí ya hay obispos que nos reciben, y con la ayuda del cielo y nuestro buen espíritu, pronto le devolveremos el dinero al P. General. Precio del billete en 3ª clase desde Vigo, menos de 1000 pesetas, de modo que con unas 2.000 pesetas que nos mandaran, nos arreglaríamos, Dios mediante. Ahora podríamos ir el P. Bruno Rodríguez y yo. El P. Bruno está también decidido y me animó mucho a esto.[Notas 30]
Consulté el caso con el P. Vicario[Notas 31] y le ha parecido muy bien, todo lo cual me dice que es de Dios nuestro cometido.
Aquí le copio las palabras del P. Provincial cuando le pedía permiso para acudir a Roma: “yo no estoy ahora para pensar en esas cosas. Si vosotros os creéis con medios (pesetas) y con aliento y abnegación para extender la Escuela Pía por ignotas regiones y hasta llegar a formar nuevas provincias escolapias, pues ¡a Roma por todo!” No somos ya unos niños, P Garrido. Yo tengo 38 años y el P. Bruno tendrá más de 50, y por lo tanto no es una ligereza, sino que lo hemos pensado muy bien, y no nos mueve otro fin que extender nuestra Orden como lo están las demás Órdenes.
En fin, si el P. General tiene alguna fundación en algún país de habla española, portuguesa o inglesa, algo sabemos para poder arrimar el hombro.
Pidan información sobre nosotros. Yo resido en Irache y el P. Bruno en Madrid. Dispense las molestias que le ocasione. Hágalo por la Escuela Pía, amado Padre. Podríamos empezar a tener escuelas parroquiales o entrar como ayudantes de párrocos, y después poco a poco iríamos haciendo colegio y llamando más personal de España.
Tenga la bondad de contestarme.
Pero la fundación en Brasil estaba reservada a otra Provincia española que nacía aquel mismo año: Vasconia.
La Provincia de Valencia había aceptado en 1924 la propuesta de fundar un colegio en Albacete. Comenzó la fundación en un local alquilado, y en 1927 comenzó la construcción del colegio definitivo, que comenzó a funcionar en 1931, con grandes incógnitas sobre su futuro, pues la República prohibía la enseñanza a las asociaciones religiosas. Pudo funcionar bajo la cobertura de la SADEL, pero durante la guerra civil fue incautado por el gobierno republicano. Los escolapios lo recuperaron en 1939, y a partir de entonces siguió funcionando con normalidad.
La llegada de la República forzó el cierre del colegio de Utiel, en la provincia de Valencia. que los escolapios regentaban desde 1868. En abril de 1931 los escolapios fueron expulsados del colegio. En 1939 los utielanos pidieron a los escolapios que volvieran, pero no lo hicieron. Entre otras cosas, porque el número de religiosos de la provincia había disminuido considerablemente a causa de la guerra.
Otro colegio que se abandonó fue el de El Grao, barrio marino de Valencia. Se había fundado en 1911, era un colegio pequeño. Al comenzar la guerra fue abandonado, y al final de la misma fue destruido por los bombardeos. En mayo de 1939 el P. Provincial J.M. Soto informa al P. General que quieren reconstruirlo, pero no se hizo. La escasez de religiosos pudo ser una de las causas para no volver a aquello barrio.
Al paso de los años las condiciones de la provincia van mejorando, y se sienten animados a abrir otro colegio en la capital, pues el antiguo colegio de San Joaquín no podía acoger todas las peticiones de ingreso que se le hacían. Enclavado en el centro histórico de la ciudad, no era fácil ampliarlo, así que en el año 1947 el P. Provincial Jesús Gómez con sus Asistentes decidieron hacer un colegio nuevo. El 1 de abril de 1947 elevaron una súplica al P. General Del Buono para que les permitiera vender unos terrenos con el fin de construir ese colegio nuevo. Es la carta que reproducimos a continuación[Notas 32].
“Reverendísimo Padre:
El Prepósito Provincial de Valencia junto con su Congregación Provincial, en sesión tenida el 1 de febrero de 1947, con asistencia de los Padres José María Soto, Luis Ripoll, Juan Cervantes y Manuel Mayor decidió un anímame unánimemente solicitar a V.P. lo que hoy, en sesión del 1 de abril del año corriente, se pide, a saber, el permiso para comprar cuanto antes un terreno o solar en la zona de una nueva urbanización de Valencia, para construir en ella un colegio nuevo según las leyes modernas y las exigencias de la pedagogía y la sanidad. En este colegio se establecería principalmente un internado para alumnos internos, aunque también se admitirían alumnos externos y gratuitos. Se hace esta petición porque:
a) El colegio actual que tenemos en Valencia (Carniceros, 6) es bicentenario y ciertamente resplandece con no poca gloria, pero no sirve para responder a las exigencias modernas y de ningún modo injustas de la pedagogía. Y no servirá aunque se lleve a cabo una nueva ampliación, pues siempre tendrá poco espacio en la zona de la ciudad en que se encuentra. Con la mayor ampliación que se podría contar no tendría mucho más de 6000 metros cuadrados, uniendo la parte antigua con la moderna, si realmente esto ocurriera. Pues esta ampliación sería dificilísima y muy lenta: se puede suponer que harían falta de 10 a 15 o incluso 20 años para poder comprar todos los terrenos contiguos que son necesarios para llevar a cabo la ampliación que se desea. Y esto se debe a la penuria de casas en la ciudad de Valencia.
Y no solo esto. El precio de compra de tales casas no sería pequeño; hoy deberían ofrecerse unas 2.600.000 pesetas. Y, una vez compradas, ¿cuándo y con qué oportunidad se podría edificar lo que ya ahora es necesario para la dignidad de nuestro instituto, que debería tener más parte, creemos, en la gloria que corresponde al ministerio docente? Hay que apresurarse en esta ciudad de 500.000 habitantes a la que otras Órdenes han llegado más tarde (Jesuitas, Dominicos, Salesianos Maristas etc.) y pueden mostrar colegios grandiosos.
Declaramos ciertamente que conviene continuar la ampliación del colegio actual que se pretende, pero para que sirva mejor como colegio sin internado; para que se distribuyan mejor las aulas y los servicios, sin las estrecheces en las que se trabaja ahora. Principalmente para procurar lugares de recreo para los alumnos externos, que se admitirán en mayor número en el futuro colegio cuando se quite el internado. En el plano que se adjunta se ve el espacio para recreo (patio) de 373 m2 para el recreo de más de 1000 alumnos, entre los cuales no se cuentan los gratuitos, que no usan ese patio ni pueden ir a otro.
El colegio actual, como se puede ver en el plano, está apretado en la parte antigua, qué es la más poblada y la más pobre, y debe permanecer ahí, pero para educar alumnos externos y gratuitos, y vivirá no sin gloria. Pero no conviene que el internado continúe ahí durante más tiempo.
b) Un internado nuevo en un colegio más grande y en un lugar de esta ciudad es un deseo tanto de los de fuera como de nuestros religiosos, y si hay alguna excepción, serán poquísimas.
c) En la demora hay peligro, pues si hoy es difícil la adquisición de un terreno conveniente para construir un colegio, más tarde será casi imposible. La novísima regulación urbanística por el Gobierno Central prevé la expansión de la ciudad, que crece por días y horas. Y el inconveniente mayor es la ambición de las sociedades inmobiliarias o algún trust que luchan por ser los únicos en la construcción y hacen difícil el permiso para la iniciativa privada.
Para resolver la compra del terreno para el nuevo colegio, esta Congregación Provincial propone las soluciones que siguen:
a) Imponer al colegio de Valencia una cantidad para la fundación del nuevo colegio, como un impuesto o suma a percibir cuando se venda su fondo, para cuya venta ya pidió permiso el Rector de Valencia, aunque el rescrito no ha llegado aún; este permiso no se pidió para esta finalidad; no se puede pedir a los demás colegios, que no tienen medios para contribuir para ello.
b) Además aplica a este fin 1.000.000 pts., y quizás más, que se podrían recibir de la venta del terreno construible del colegio del Grao, que fue destruido por los marxistas durante la guerra española. El permiso para vender el terreno ya fue concedido por un rescripto dado por Roma el 5 de agosto de 1933 para pagar las deudas del colegio, y un duplicado del rescripto lleva fecha 9 de diciembre de 1941, nº 5792/41.
Si el permiso para usar y consumir la suma proveniente de la venta del huerto de este colegio de Valencia (de la que se habla en la letra a) sobre el motivo para fundar un colegio nuevo) no bastara, esta Caja Provincial ofrece como compensación a este colegio las casas aptas para ampliar el colegio antiguo, a saber:
Calle de la Bisbesa, casas con los números 2, 4 y 6.
Calle Colomer, casas con los números 10, 8, 6 y 4.
Son propiedad de la Caja Provincial, que pagó por su adquisición 460.000 pts. después del año 1939.
Se pide permiso para comprar un terreno para fundar un colegio nuevo en la ciudad o en el campo universitario de la nueva urbanización, que se vende a 1960 pts. el metro cuadrado. Además del internado podría haber otras secciones de externos o vigilados, y gratuitos.
Así, pues, Padre: la Congregación Provincial de Valencia pide a V.P., de acuerdo con el Derecho Canónico, con las Reglas y las Constituciones, que se concedan las siguientes peticiones, a saber:
- 1.Comprar un terreno para la fundación de un colegio nuevo en la ciudad de Valencia, con un internado como actividad principal. Este terreno medirá 15.000 m2.
- 2.Aplicar para esta compra la suma que se percibirá por la venta de un campo o terreno que pertenece al actual colegio de Valencia. Se espera obtener 1.000.000 pts. de la venta.
- 3.Hacer lo mismo con 1.000.000 de pts. que se podrían obtener de la venta del terreno perteneciente al colegio del Grao, que no se sabe cuándo podría resurgir.
Todo esto se propone al estudio benevolente de V.P. y de su Congregación. Creemos que de su concesión vendrá un gran beneficio a la Provincia de Valencia, y no poco honor y decoro a nuestro instituto en esta ciudad, para gloria de Dios y mejor educación de la juventud.
En Valencia, a 1 de abril de 1947.
El colegio, naturalmente, se construyó y se inauguró durante el generalato siguiente. Pero para entonces ya se había fundado una residencia universitaria en Valencia. Las residencias universitarias estaban muy de moda en aquellos años entre los escolapios de España. La idea era que los exalumnos pudieran hospedarse en ellas mientras seguían estudios universitarios, y de este modo eran acompañados y formados durante unos años más. Y no solo los exalumnos, por supuesto. La Residencia Universitaria de Valencia se había abierto en un local alquilado en 1946, y cuando estuvo construido el colegio Calasanz se trasladó a él, a unos locales pensados específicamente para ese uso.
La Provincia de Vasconia, fundada en 1933, tuvo también sus fundaciones y sus cierres. Al ser creada la provincia, se estableció la casa de Estella como noviciado y la de Tolosa para postulantado. Pero hacía falta una casa de formación propia para estas importantes tareas. Y la Providencia vino en ayuda de las Escuelas Pías por medio de D. Francisco Ayestarán, párroco de Rentería. Así describe el P. Provincial Pantaleón Galdeano los hechos al P. General Del Buono, en carta del 26 de marzo de 1935:[Notas 33]
“Rvdmo. y veneradísimo Padre: Con la mayor complacencia paso a comunicar a V. P. Rvdma. lo siguiente:
Dos Rvdos. Sacerdotes hermanos entre sí y ancianos los dos, poseen en Orendain, pueblecito que se halla a 7 km de Tolosa, dos caseríos y extensas fincas y bosques. Su ilusión y deseo es encontrar una Orden religiosa que se comprometa a levantar una casa y asegurar su estabilidad en ella indefinidamente. Ofrecen en cambio todas las fincas y bosques, la fundación de dos o tres misas diarias de a cinco pesetas de estipendio cada una y toda la piedra y madera que se necesite para la edificación de la casa. Por informes particulares y confidenciales, parece ser que esos dos Rvdos. Sacerdotes poseen bastante dinero, y hay esperanzas fundadas de que, cuando vean consolidada la fundación, han de ser generosos con la Orden fundadora. He visitado los terrenos y caseríos y he quedado maravillado. Aquello es hermoso, ideal para postulantado y noviciado, en un paisaje arrobador, sano a unos 350 m de altitud. La gente del pueblecillo y de las inmediaciones, de una pureza de fe y de costumbres dignas de los primeros cristianos. Indudablemente, un centro de vocaciones fecundísimo.
Por otra parte, nuestra Provincia se halla falta de un centro de esa clase parar postulantado y noviciado. El colegio de Tolosa, por encontrarse en el centro de la ciudad, no es muy indicado para postulantado, y corre el peligro de que tenga que echar mano del actual postulantado para habitaciones de padres si el Ayuntamiento le reclama la casa que hoy ocupa la comunidad y no es nuestra. Y, si desfavorables son las condiciones de Tolosa para postulantado, peores son las de Estella para noviciado.
Por eso, creo que es la Providencia, que es nuestro Señor quien nos depara la fundación de Orendain. Así opinan igualmente los cuatro Asistentes de nuestra Congregación. En consecuencia, ruego a V. P. Rvdma. se digne manifestarnos su voluntad y, si lo juzga conveniente, autorizarnos para iniciar las gestiones. Cuanto hagamos se lo comunicaremos y someteremos a la decisión de V.P. Rvdma.
Besa su mano y es adictísimo de V.P. Rvdma
La cosa salió bien, y en octubre de 1937 llegaron los primeros postulantes y en 1938 fue erigida canónicamente. Y el primer rector fue el P. Feliciano Pérez Altuna, luego fundador en Japón.
Por otra parte, la provincia decidió abandonar la fundación de Vera de Bidasoa, que había comenzado en 1891. Era un colegio pequeño, y siempre en difícil situación económica. Dependía de un patronato que no facilitaba las cosas. Así que en 1943 el P. Provincial Gonzalo Etayo comunicó a la junta del patronato el abandono del colegio.
El Vicariato de Chile dependía de la Provincia de Vasconia desde que esta se fundó. Y también allí surgieron dificultades que obligaron a abandonar dos casas, quedando solo, en un estado próspero, el colegio Hispano Americano de Santiago de Chile.
La primera fundación que se abandonó fue la de Talleres Providencia, la más antigua en la capital chilena. Los escolapios la habían aceptado en 1896. Se trataba de una institución-orfanato, en la que se daba formación profesional a muchachos y muchachas (estas bajo la dirección de religiosas). Dependía de un patronato, y según fuera el administrador, así iban las cosas. Dependía también de la orientación política del gobierno nacional del momento. En 1934 la situación se hizo insoportable, de modo que religiosos y religiosas abandonaron el centro.
Una situación más compleja era la que vivía el Colegio de Concepción, población más al sur de Santiago. En ella los escolapios habían construido un gran colegio en 1890, con ayuda de benefactores. Desde el principio el edificio resultó demasiado grande: nunca se llenó de alumnos. En 1935 los escolapios de Chile piden permiso para vender el colegio de Concepción. Quieren comprar un terreno para hacer un edificio más adecuado. Desfavorable emplazamiento, mala condición del edificio. La Congregación Provincial apoya la petición[Notas 34]. Pero la cosa no es tan sencilla. La solución viene por parte de la naturaleza: el 24 de enero de 1939 un terremoto sacude la ciudad de Concepción, y el colegio escolapio se viene abajo, sin daños personales. Los escolapios aprovechan la ocasión y se retiran a Santiago. Venden luego el solar y se olvidan de Concepción, aunque los obispos de Concepción no se olvidan de los escolapios, y les han pedido varias veces que vuelvan a su ciudad.
El momento de expansión de Vasconia llegará unos años más tarde, ya en tiempos del P. General Tomek.
Notas
- ↑ Diario, 26.10.34.
- ↑ Diario, 21.5.28.
- ↑ Diario, 22.10.28.
- ↑ RG 260 h, 62.
- ↑ RP 64, 36. 18 agosto 1922.
- ↑ RG 268 Polonia, 24. 21 abril 1934.
- ↑ RG 268 Polonia, 58. 18.10.36.
- ↑ RG 264 e, 15.
- ↑ AG 264 f, 67.
- ↑ De este colegio, y d ellos demás, pueden encontrarse referencias más amplias en el DENES I.
- ↑ RG 269 c, 15.
- ↑ San José es el titular del colegio y de la iglesia.
- ↑ AGSP Reg. Gen. 269 c, 77.
- ↑ Cf. DENES I.
- ↑ Ibidem.
- ↑ AGSP Reg. Gen. 313, 85.
- ↑ RG 314, 115.
- ↑ Se trata de Mons. Peter Amigo (1864-1949), obispo de Southwark desde 1904 hasta su muerte.
- ↑ Se refiere a Alexis Lépicier, Prefecto de la Congregación de Religiosos en 1928, sucediendo en el cargo a Camillo Laurenti.
- ↑ RG 263 i, 18.
- ↑ RG 284, 128.
- ↑ RG 262 i, 30.
- ↑ RG 263 h, 5.
- ↑ RG 262 i, 9.
- ↑ AGSP Reg. Gen. 262 L,49.
- ↑ AGSP Reg. Gen. 262 h, 7.
- ↑ AGSP Reg. Gen. 262 J, 22.
- ↑ AGSP Reg. Gen. 262 j, 29.
- ↑ RG 262 j, 48.
- ↑ El P. Bruno Rodríguez ya había formado del equipo fundador de San Carlos en 1931.
- ↑ P. Valentín Caballero.
- ↑ AGSP Reg. Gen. 265 d, 80.
- ↑ AGSP Reg. Gen. 269 f, 53.
- ↑ RG 269 f, 57. 13.12.35.