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Balance de su generalato.

No exageraban aquellos Padres Capitulares de 1967 al decir que el generalato del P. Tomek, además de ser uno de los más largos de la historia de las Escuelas Pías, era también uno de los más fructíferos. Cuando comenzó su gobierno, en 1947, encontró un ambiente favorable, expansivo, en toda la Orden, lo que le permitió iniciar ambiciosos proyectos con el apoyo de todas las provincias, y especialmente las españolas, que eran las que, tras la guerra civil, habían recuperado el potencial y optimismo necesario para hacer grandes cosas, especialmente llegar a nuevos países donde la Orden aún no estaba presente. Al comienzo del segundo sexenio, en 1955, contaba aún con el apoyo de toda la Orden. Fue solamente a partir de 1961 cuando las cosas comenzaron a cambiar en el ambiente mundial. Nuevas ideas e modernidad, democracia, libertad… surgían un poco por todas partes. Era el ambiente preconciliar, que el Papa Juan XXIII supo captar tan bien cuando convocó un Concilio para reajustar las relaciones de la Iglesia con el mundo. Y entonces comenzaron a surgir también las dificultades dentro de las Escuelas Pías. Era necesario que también la Orden cambiara, hiciera una serie de ajustes, a veces dolorosos, para afrontar los nuevos desafíos. Y el Padre Tomek, por su edad, por su formación y temperamento, no era ya el hombre para dar la respuesta adecuada. Estaba muy pendiente de las directivas eclesiales, que a veces llegan con retraso con respecto a la urgencia de los tiempos. En una carta escrita al P. Teófilo López, Provincial de Aragón, el 11 de septiembre de 1966, le dice[Notas 1]: “Sé, querido P. Teófilo, qué difícil es gobernar en los tiempos actuales, pero a pesar del mundo perturbado, todos debemos esperar que, con ayuda de Dios, llegue un tiempo de equilibrio”. No se daba cuenta de que los tiempos cambiaban para no volver a ser lo mismo: no era una “tormenta”, o del desbordamiento de un río, que tras un tiempo volvería a su cauce; era un cambio de paradigma.

Tomamos de Ephemerides Calasanctianae 1986 (noviembre) algunas ideas del balance que hace el P. Adolfo García-Durán, que por años fue su Secretario General. Reúne los logros del P. Tomek en cuatro puntos, siguiendo los puntos de su programa de gobierno marcados en su primera circular, de fecha 19 de septiembre de 1947. Nos remitimos a lo dicho en su primer mandato.

El P. Laureano Suárez, que trabajó con él desde 1947 y le sucedió en el cargo de Superior General en 1967, en la misma revista Ephemerides traza algunos rasgos de su personalidad. Dice de él:

“Era el P. Tomek hombre de vasta cultura profana y religiosa, sobre todo religiosa: doctor en Teología, conocedor de la historia civil y eclesiástica, en especial de la de su patria; versado en ciencias religiosas y en derecho; entendido en vida espiritual y religiosa. Poseía excelentes dotes de gobierno, exquisito trato social, memoria prodigiosa, conversación amena, salpicada de numerosas anécdotas; seguridad en sí mismo, claridad de ideas, capacidad tanto de análisis como de síntesis; gran capacidad de trabajo y dotes de orador”.

Notas

  1. AGSP Fondo Tomek, Prot. 1333/1966.