Última revisión de 18:28 21 may 2022

1769

Nuestro colegio fue afectado este año por muchas molestias causadas por los ejércitos rusos, que compuesto por 10.000 soldados guiados por cinco jefes, transitaba por aquí sin interrupción. Pudimos tratar con los líderes y oficiales para captar su benevolencia, de modo que no nos trataran mal. Incluso el jefe Drevicz, cruel perseguidor infatigable de los confederados, más duro que los demás, se portó bastante bien con nosotros. Sin embargo hizo registrar el colegio, el internado, las escuelas y locales, y luego pidió, o sea tomó, algunos caballos. Mientras este se encontraba con su ejército en Pniowno, en nuestra finca, distante tres millas de Lubieszow, mientras se celebraban las solemnidades de la canonización de S. José de Calasanz, a las 8 de la mañana hubo un gran estrépito y clamor, cuando atacó con sus cosacos el pueblo desprevenido, para capturar a los notables que esperaba que se habrían reunido con motivo de la solemnidad. Como no encontró ninguno, después de comer rápidamente, se dirigió hacia Pinsk, esperando encontrar allí a los nobles, que a menudo se reunían allí en gran número con motivo de establecer la confederación. Y hubiera tenido éxito a no ser porque Laskovski, un alumno nuestro, fue a escondidas a Pinsk a avisarles, y todos se dispersaron rápidamente a otros lugares. Frustrado en su esperanza, Drevicz obligó a prometer al jefe Larzak y a los jefes militares de Pinsk que nunca se unirían a los confederados, y nunca lucharían contra los rusos. Sin embargo no mantuvieron sus promesas. La nobleza de Pinsk, oyendo a Pulawski de Prencysl, el jefe confederado citado, hombre muy experto en asuntos militares, y jefe de la milicia lituana de Brest con Borejoza, que había llegado con cien jinetes, formaron la milicia de Pinsk, que se unió a ellos y eligieron como Mariscal a Antonio Orzesko, oficial real, hijo de Pinsk. Esta milicia atrajo a su lado al gobierno de Pinsk, como hemos dichos, usando a veces la astucia y a veces las amenazas. A continuación Rodzuewicz fue designado para recoger contribuciones en todas partes: a nosotros nos pidió 24 táleros; al castellano Czarnecki se le llevó 25 caballos. No mucho después llegó Labielski, centurión de esta milicia, y abrió el tesoro del palacio, estando ausente Czarnecki, y registró cada habitación y sala, y tomó muchas cosas para el servicio de la guerra. Sin embargo esta milicia no duró mucho tiempo. Al cabo de algunas semanas en parte fue muerta, en parte capturada y en parte dispersada por los rusos, al mando de los jefes Rheno y Szwarowo en una batalla en Ratne y Wlodarsa. El Mariscal de la Confederación, con los nobles y la legión polaca, que no acudieron al combate, se encontraban cerca de Kamieniec, y estudiaban atraer esa milicia a la suya, a escondidas pasaron a Hungría.

En Cuaresma el castellano Czarnecki, huyendo de las turbaciones y tumultos, salió hacia Gdansk con sus hijos Francisco y Gaspar y el P. Andrés Puczynski, escolapio, que era su maestro privado. Al mayor, Antonio, que era nuestro alumno interno, lo dejaron a nuestro cuidado.

El 5 de octubre, con permiso del Ilmo. Wollowikz, Obispo de Lutsk, el Rector de este colegio P. Witkowski, en presencia de los hijos del fundador, Antonio, canónigo de Kiev y entonces alumno nuestro, y Florián, clérigo de nuestra Orden, con gran número de miembros de la familia Czarnecki y de gente, se puso solemnemente la primera piedra de los PP. Capuchinos de Lubieszow.

El Prefecto Czarnecki de Dimitrov añadió a las muchas injurias causadas a nuestros súbditos la de enviar cosacos súbditos suyos a Pniovno y robarles el trigo, y luego quemó los prados y los bosques.

El P. Provincial Wykovski, después de visitar Dabrowica se desvió hacia Pinsk para visitar a su gran amigo desde antiguo Gedeón Horbach, Obispo (uniata) de Pinsk-Turau, recientemente consagrado Obispo de Lvov, para suceder al Obispo Bulhaki, y le honró inmediatamente con sus obsequios.

Notas