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Reunificacion1868-1906/Introducción
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Introducción

En primer lugar, quiero responder a quien, viendo el título, se pregunte: ¿Por qué estas dos fechas?

1868: nombramiento por el Papa del P. José Calasanz Casanovas, un escolapio español, como Prepósito General.

1906: Elección de un Superior General, el P. Manuel Sánchez, también español, en un Capítulo General en el que todas las Provincias escolapias están presentes (después de más de un siglo de separación)

Las Escuelas Pías son, desde el principio, el fruto de una tensión. Entre una fuerza centrífuga, que tiende a empujarlas hacia afuera, y una fuerza centrípeta, que las atrae hacia dentro. Y esta tensión comienza con el mismo Calasanz, que por una parte siente una fuerte llamada a interiorizarse, a encontrarse con Dios dentro de sí mismo (y Miguel Ángel Asiain ha escrito muchas páginas sobre este proceso) y por otra parte ve fuera los niños de la calle, y se dirige hacia ellos. Y en Calasanz no podemos prescindir de esta tensión, que él transmitió, como carisma fundacional, a su obra, las Escuelas Pías: avanzar dentro de nosotros mismos hacia Cristo, y Cristo crucificado, como centro; salir al encuentro de los demás, como misión. No podemos imaginar a un Calasanz que se dedicara simplemente a una labor social, sin perseguir la santidad en su propia vida, como tampoco a otro que pensando solo en sí mismo, se olvidara de los niños sin escuela.

Y esta tensión se siente con fuerza desde el primer momento de la historia de la Orden: por un lado, hace falta que todos los religiosos, todas las comunidades, comulguen en lo esencial, y para eso el Fundador escribe las Constituciones, y miles de cartas recordando a todos los religiosos que tienen que hacer lo correcto, sin separarse de lo que es común; por otro lado, envía religiosos a Génova, a Nápoles, a Sicilia, a Toscana, a Germania… sabiendo que cada país es distinto, y que los escolapios tienen que adaptarse a las circunstancias físicas, culturales y religiosas de cada uno de ellos. Y el desafío era (y sigue siendo) temible: ¿cómo llevar a todos las mismas Escuelas Pías, y al mismo tiempo responder a las necesidades de los diferentes contextos de tiempo y lugar?

Durante nuestra historia ha habido momentos en que este equilibrio de fuerzas se ha mantenido, y así se ha vivido lo que nuestros historiadores llaman “la edad de oro de las Escuelas Pías”, en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando la situación política de los países donde la Orden estaba presente era relativamente estable, y el trabajo de nuestros hermanos, altamente valorado. Vinieron luego décadas de dispersión y dificultad: la unidad de la Orden se rompió, quedando tres bloques prácticamente aislados unos de otros: el de las provincias italianas, el de las centroeuropeas, y el de las españolas, cada uno funcionando como mejor podía. Las fuerzas centrífugas se impusieron sobre las centrípetas, y de ello derivaron consecuencias en general (no siempre) negativas para la Orden.

Llegamos luego al generalato del P. Calasanz Casanovas, que comienza en 1868, y se abre una nueva etapa de nuestra historia en la cual predominan (animadas especialmente por la Santa Sede) las fuerzas centrípetas, y comienzan a darse pasos hasta que, en 1906, con el primer Capítulo General, después de más de un siglo, en el que participan todas las provincias escolapias, se logra de nuevo la unión de todas las provincias, al menos a nivel jurídico. Este es el periodo que queremos estudiar en nuestra obra, un periodo que nos parece especialmente significativo porque muestra lo difícil que es volver a reunirse cuando se ha producido una separación demasiado larga, y al mismo tiempo, que nada hay imposible cuando existe la firme decisión de conseguir un objetivo.

Nos quedaría decir, saltando a nuestros tiempos, que esa unión jurídica lograda hace más de un siglo hoy es indiscutible, aunque ello no signifique que se haya logrado en toda la Orden una unión perfecta de mente y de corazón. Como hace 400 años, nos esforzamos al mismo tiempo por guardar lo esencial, y abrirnos a lo diferente; la realidad de la Orden es más global que nunca, y seguirá aumentando. La fidelidad carismática es nuestra fuerza, y la inculturación nuestra estrategia. Es bueno, es inevitable que siga existiendo en nosotros esa tensión, creadora de vida. La confrontación de nuestras diferencias es lo que nos hace avanzar, y la fidelidad a Calasanz, lo que nos mantiene vivos.

En las páginas que siguen quiero poner de relieve la importancia de algunos escolapios concretos, porque la historia la hacen las personas, y a menudo la presencia de una persona concreta en un lugar preciso en el momento adecuado hace que la historia gire en una determinada dirección o en otra. Tomo la mayor parte de los datos referentes a los escolapios biografiados del DENES II. Cuando se trata de religiosos que no aparecen en el DENES, me sirvo de las consuetas o de otras fuentes.

Quiero indicar que buena parte del material utilizado proviene de las Biografías de los PP. Generales Calasanz Casanovas, Mauro Ricci, Alfonso Mistrangelo y Adolfo Brattina, que he escrito yo mismo y que serán publicadas más adelante en Archivum Scholarum Piarum, siguiendo la serie comenzada por el P. Gyorgy Santha y continuada por el P. Adolfo García Durán. Como estas biografías están construidas a base, esencialmente, de documentos existentes en nuestro Archivo General de San Pantaleo, la visión de la Orden es muy “romana”, y en consecuencia lo es también la presente obra. No pretendo escribir una “Historia de las Escuelas Pías”, ni siquiera de estos 38 años; solo quiero ofrecer un relato del proceso de reunificación de la Orden. Y para hacerlo me sitúo desde el punto de vista que me parece más central: el de la casa de San Pantaleo, en Roma. Y si concedo más atención a las provincias italianas, es porque Italia, en aquellos momentos (como también hoy) era el centro de nuestra Orden.

SIGLAS (Todas referentes al Archivo General de San Pantaleo, Roma)

DG: Domus Generalitiae
RG: Regesta Generalitatis
RLS: Regestum Litterario-Scientificum
RP: Regesta Provinciarum
RR: Regesta Religiosorum

Notas