GinerMaestro/Cap16/11
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16.11. Otras fundaciones de la Congregación Paulina
Con la fundación de Narni quedaba roto, pero no abolido, el cerco de las veinte millas. Y empezaron a pedir Escuelas Pías otras poblaciones. La primera fue Mentana, un pueblecito que dio nombre a la famosa Via Nomentana, muy cerca de Monte Rotondo, a quince millas de Roma (veintinueve kilómetros). No hubo que pedir, por tanto, dispensa de las veinte millas. La fundación se hizo a ruegos del príncipe Peretti, nepote del papa Sixto V y pariente del cardenal Alejandro Peretti de Montalto (t t623), gran amigo y bienhechor de las Escuelas Pías, que probablemente avaló la petición de su pariente. De esta fundación habla Calasanz en carta del26 de diciembre de 1618 como inminente, y piensa mandar de superior al P. Francisco Castelli en compañía de otros cinco.<ref group='Notas'>Cf. c.30. Berro, -sin embargo, dice que el superior fue el español P. Tomás Victoria (cf. BERRO I, p.94).</ref> Pero la fundación fue muy efímera, pues duró apenas un año.<ref group='Notas'>Cf. L. PICANYOL, ‘Brevis conspectus…’, p.90; EGC II, p.79. No se cita en la ‘Narratione del principio delle Scuole Pie et suo progresso’, de J. B. Morandi (cf. Archivum 15 [1984] 8-9). El cardenal Montalto volvió a pedir otra fundación para su Abadía de Farfa en 1621, pero no se llevó a cabo (cf. c.90).</ref>
Efímera también fue la presencia de los escolapios en el seminario diocesano de Magliano, cuya dirección aceptó Calasanz a ruegos de Giustiniani, a quien como obispo de Sabina pertenecía. Fue sólo una deferencia por los muchos méritos del purpurado respecto a las Escuelas Pías, pero no encajaba esta tarea en el ministerio propio del instituto. Por ello, Calasanz lo admitió a condición de que sólo se encargaría del seminario mientras fuera su obispo el cardenal.<ref group='Notas'>Pasaba también las 20 millas. Mucho más tarde se acusó al Santo de haber desobedecido lo dispuesto en el breve fundacional de Pablo V respecto a las 20 millas, y Calasanz tuvo que defenderse con este escrito: 'Si risponde che i Padri delle Scuole Pie non hanno contravenuto al breve della Santità di Paolo V di non pigliar case oltre vinti miglia da Roma, percioché se vivente il detto Papa andorno a far scola a Narni fu cum ‘beneplacito summi Pontificis ottenuto vivae vocis oraculo’ dal cardinal Giustiniano di bona memoria, Protettore di detti Padri, come costa per scritto di mano sua; et con ordine del stesso Sig. Cardinale si ando a Magliano nella Sabina a tener cura del seminario con conditione di lasciar la detta casa sempre che detto Sig. Cardinale lasciasse il detto vescovato, che duró per poco più di un anno et in tempo di detto Pontificato di Paolo V non si pigliò altra.casa oltre li vinti miglia’' (RegCal 13, n.40. En el título lleva el año 1637). Justificaron también tales fundaciones allende las 20 millas el P. Castelli hablando de las de Narni y Cárcare (EC, p.655) y el P. Casani, quien dice que Pablo V limitó las fundaciones 'dentro lo spazio di venti miglia lungi da Roma, restrizione che tolse in breve con vivae vocis oraculo fatto al cardinal Giustiniano all'ora Protettore della nuova Congregatione in vigore del quale si prese il luogo di Narni e poi quello di Norcia' (EC, p.615-616). El atestado de Calasanz supone que la prohibición persistió, a pesar de las dispensas caso por caso. Y esto se confirma, pues al editar los cinco primeros breves papales en 1623 (cf. n.57 anterior) puso una nota marginal en este de Pablo V, comentando lo de las 20 millas y escribió: '… et non ultra 20 milliaria ab Urbe voluit extendi. Hoc ultimum corrigitur infra, ut in 2 Bulla Gregorii XV' (RegGen 1). En dicha Bula se eleva a Orden la Congregación Paulina.</ref> De hecho, lo dejaron a fines de enero de 1621, al ser nombrado obispo local el cardenal Pedro Aldobrandini,<ref group='Notas'>En carta del 7 de febrero de 1621 escribe Calasanz desde Narni: 'sono qui quei quattro che erano a Magliano (c.62)'. Giustiniani fue obispo de Sabina desde el l6 de septiembre de 1615 hasta el 31 de agosto de 1620 (cf. ‘Hier. Cath.’,IV, p.38).</ref> habiendo permanecido allí 'algo más de un año'.<ref group='Notas'>Cf. n.149 anterior. Según este texto de Calasanz, llegarían a Magliano a fines de 1619. En otro texto, sin embargo, dice que llegaron el 21 de junio de 1620 (cf. ‘Liber. Congr. Paul.’, p.46). En una relación de fundaciones se lee que la de Magliano fue en 1618 (cf. RegCal 13, n.54).</ref> Refiere Berro que el superior fue el P. Francisco Fabio Lamberti, “religioso adornado de toda suerte de virtudes y verdadero compañero del Abate Landriani”.<ref group='Notas'>Ct. BERRO I, p.95-96.</ref> Le acompañaron otros tres, entre los cuales el ex jesuita P. Olderico Valmerana, que apenas duró un año entre los escolapios,<ref group='Notas'>Vistió el 2 de febrero de 1620 y fue despedido 'justis ex causis' el 17 de marzo de 1621 (cf. ‘Liber Congr. Paul.’, p.23, n.117). Lo recibió por orden de Giustiniani (cf. c.392).</ref> y debía de ser óptimo latinista, pues dice Berro que “a ruegos del V. P. José (Calasanz) empezó a componer en verso todo el Antiguo Testamento, pensando que pudiera usarse en las escuelas en lugar de Virgilio, y de esa obra se editaron dos tomos”.<ref group='Notas'>BERRO I p.96; SÁNTHA, SJC, p.450</ref>
Mientras surgían nuevas fundaciones más o menos alejadas de Roma, las Escuelas Pías de San Pantaleón continuaban aceptando más y más niños pobres, de modo que en torno a 1619, según testimonio del P. Casani, habían llegado al increíble número de 1.500.<ref group='Notas'>Casani pide ayuda al cardenal Gaspar Borja para pagar las deudas de la casa 'nella quale s'insegria a 1500 scolari in circa' (cf. EC 11, p.497). No consta la fecha exacta. Aquí se supone 1617/21; en otro lugar Sántha propone 'anno 1619 circiter' (cf. EphCal 9-10 [1962] 291, n.57)</ref> No cabían más. Preocupado por la situación, Calasanz eleva una súplica a la ‘Congregación del Buen Gobierno’ de la ciudad, haciendo hincapié en que se trata de atender las necesidades de los niños pobres, y dice: 'los Padres de las Escuelas Pías… humildemente hacen notar las estrecheces de las Escuelas Pías, que apenas si pueden acoger la cuarta parte de los alumnos pobres, y les suplican que por innata piedad para con los pobres, se dignen (Vdes.) encontrar algún modo para ampliar nuestras escuelas, para que los muchachos, que ahora son excluidos por la falta de sitio, no queden defraudados, ni nosotros nos veamos privados del mérito de enseñarles'.<ref group='Notas'>Cf. B. BARTLIK, ‘Annales’: EphCal 3 (1937) 77.</ref> Quizá esta petición llegó a oídos del canónigo de San Pedro y obispo de Alessano, Mons. Sestilio Mazzucca, quien conocía perfectamente la labor de los escolapios. Viendo diariamente en todo el barrio, llamado “il Borgo”, que va desde Santangelo al Vaticano, numerosos muchachos vagando ociosos por las calles por no tener maestros, se ofreció al P. Prefecto para alquilar a sus expensas una casa para Escuelas Pías. La primera sede estuvo en el “palacio” o inmueble de ‘Sant'Angelo alle Scale’, junto a la actual iglesita de San Miguel, en ‘Borgo Santispirito’, y de allí pasó sucesivamente a otros edificios del mismo barrio. Había nacido el segundo colegio romano de Escuelas Pías, que se llamaron desde entonces “del Borgo”.<ref group='Notas'>Ib., 4 (1937) 103; L. PICANYOL, ‘Brevis conspectus…’, p.86.</ref> Fue nombrado superior el P. Francisco Castelli y las escuelas se abrieron el día 2 de enero de 1619.<ref group='Notas'>Cf. G. B. MORANDI, ‘Narratione…, p.9.</ref>
El 18 de junio del mismo año el príncipe Marco Antonio Borghese, nepote de Pablo V, compró el feudo de Moricone, un pueblecito situado en los Montes Sabinos a cuarenta y cinco kilómetros de Roma, y por tanto algo más allá de las veinte millas consentidas para fundar Escuelas Pías. Pero era diócesis de Sabina, en manos del cardenal Giustiniani, que fácilmente pudo sugerir la fundación a la 'Magnífica Comunidad de Moricone' e intervenir él mismo para obtener el beneplácito del papa, como había hecho en las otras dos localidades de su misma diócesis, Mentana y Magliaro, y en su propio señorío de Narni. Pablo V vio complacido, sin duda, que su Congregación Paulina fundara escuelas en el feudo de su nepote Marco Antonio, príncipe de Sulmona,<ref group='Notas'>Pablo V compró a Felipe IV de España el principado de Sulmona para su nepote Marco Antonio.</ref> quien dio su beneplácito e intervino también ante su augusto tío para conseguir su consentimiento.
Calasanz nombró ministro o superior local al P. Tomás Victoria y lo mandó con dos compañeros a abrir las escuelas el 15 de octubre de 1619. Tenía entonces, en 1615 concretamente, unos 300 habitantes.<ref group='Notas'>En el ‘Liber Congr. Paul’. (p.47) anotó Calasanz: 'Die vero 15 octobris eiusdem anni (1619) rogati a Comunitate Moriconi, cum beneplacito et benedictione Smi. Dni. Ntri. Papae et consensu benigno Excmi. Principis Sulmonae, profectus fuit P. Thomas a Purificatione cum duobus sociis ad incipiendum et introducendum in dicto oppido nostrum institutum'. Más noticias sobre este pueblo y sus Escuelas Pías véanse en C. VILÁ-L. CAPOZZI, ‘Moricone. Fabbrica del Convento e della Chiesa degli Scolopi’: Archivum 18 (1985) 177-274; C. VilÁ, ‘Un altro santuario calasanziano: Moricone: EphCal 3 (1985) 180-186; C. VILÁ, ‘Escuelas Pías de Moricone: su vida en los días de Calasanz’ (1619-1648): AnCal 54 (1985) 483-590.</ref> Los alumnos, por tanto, eran pocos también. En una carta de Calasanz del 23 de diciembre de 1620 al P. Juan Pedro Cananea, vicerrector de la casa, dice que se ha enterado que hay cuarenta alumnos, para los cuales bastan los dos Hermanos Domingo y Ángel para darles clase. Y el P. Tomás Victoria 'se ocupará de estudiar casos de conciencia y administrar los sacramentos, procurando introducir su frecuencia, y en algunas fiestas, con buen tiempo, si le pareciera conveniente a V. R., podría ir a enseñar la doctrina cristiana a los pueblos vecinos, para que también ellos reciban ayuda de nuestro Instituto'.<ref group='Notas'>C.58.</ref> Y que así lo hacía el venerable P. Victoria lo prueba la fama que adquirió por aquellos pueblos, pues le llamaban “el Apóstol de la $abina”.<ref group='Notas'>Cf. BERRO I, p.95 y 114; J. JERICÓ, ‘Varones insignes’, p.100. De este venerable sevillano tejió un conciso elogio Calasanz en 1644 (cf. c.4242), más de veinte años después de su muerte. Pero aun en vida escribió de él al P. Cananea, que era su Rector en Moricone: 'Il detto Prelato [Mons. Ginetti, futuro Cardenal, defensor acérrimo de las Escuelas Pías] ha havuto una relatione da dui Padri Giesuiti che andarono in missione il maggio passato per alcuni castelli (pueblecitos) della Sabina, del nostro P. Thomaso che con lacrime la raccontarono a detto Mons. stupiti della charitá grande che trovarono in detto P. Thomaso et desiderando che in ogni castello vi fussi un huomo tale che con tanto fervore et senza interesse alcuno procurasse la salute delle anime del prossimo…' (c.99)</ref>
Esta dedicación a tareas pastorales, recomendadas expresamente por Calasanz, puede parecer contradictoria en quien exigía a los luqueses dedicación plena a las escuelas. Sin embargo, no lo es tanto si se advierte que la instrucción de los cuarenta alumnos estaba debidamente atendida por dos Hermanos y por consiguiente los dos Padres podían dedicarse a tareas pastorales fuera del colegio y aun del pueblo. Por otra parte, podrá llamar la atención el hecho de que se admitan fundaciones en pueblos tan pequeños como estos de la Sabina y otros más que vendrán luego. No obstante, ellos constituyen una manifestación palmaria del auténtico espíritu de Calasanz, tan deseoso y solícito de la instrucción y educación de los niños pobres, tanto de las ciudades como de los pueblos. En síntesis, puede decirse que su idea fue: todos los niños deben ser instruidos y educados, pues de ahí depende la reforma de la sociedad; pero los ricos y los de ciudad tenían más posibilidades que los pobres y los de los pueblos pequeños. Por consiguiente, estos últimos deben ser atendidos con preferencia. Es exactamente la idea que el P. Casani expuso en un memorial presentado a la visita apostólica de 1625, como expresión genuina de la mentalidad del Fundador, pues para ellos se había instituido esta obra:
- Para que veamos -dice- lo que se precisa para perfeccionar y estabilizar esta piísima obra de las Escuelas Pías, creo que debemos fijar la atención en la finalidad y objeto de este Instituto, que no parece ser otro sino la perfecta y absoluta reforma de la sociedad cristiana, pues es voz común de todos los filósofos, Santos Padres, Teólogos y Concilios ecuménicos, que la buena constitución de la sociedad depende de la sana erudición y pía educación de los niños. Y ambas cosas, aunque fácilmente se consigan y abunden en los ricos y en las grandes ciudades, sin embargo, son de desear generalmente en los pobres, que son la mayoría, y en los pueblos pequeños. En pro de los cuales, por consiguiente, se emprendió esta obra desde el principio y se prosiguió luego hasta nuestros días'.<ref group='Notas'>PosCas. p.514.</ref>
¡Espléndido! No cabe mayor claridad.
Pablo V murió el 28 de enero de 1621 y el 9 de febrero fue elegido papa el cardenal Alejandro Ludovisi, que se llamó Gregorio XV. El año 1621 fue muy pródigo en acontecimientos, entre los cuales la elevación de las Escuelas Pías a Orden de votos solemnes el 18 de noviembre. Pero antes de esa fecha, siendo todavía Congregación Paulina, llevó a cabo en ese mismo año otras tres fundaciones, con las que salió de los Estados Pontificios y puso un pie en el ducado de Módena y otro en el Genovesado. De nuevo se trataba de tres pueblos pequeños, con algunos centenares de habitantes cada uno.
El primero fue Cárcare, en el marquesado de Finale, cerca de Savona, que pertenecía a la corona española. Los fundadores y generosos bienhechores fueron los hermanos Castellani, nacidos en aquel pueblo y ambos residentes en Roma al servicio del nuevo papa Gregorio XV: Bernardino como médico y Juan Andrés como secretario particular. Bernardino -hasta que murió, en 1624- fue también el médico de la casa de San Pantaleón, y le sucedió en tal servicio su hermano Juan María, que asistirá a Calasanz hasta su muerte y le hará luego la autopsia.
El 6 de junio de 1621 salió de Roma para Cárcare el P. Juan Pedro Cananea junto con dos compañeros, y el 18 de octubre les siguió el P. Pedro Andrés Taccioni, nombrado Ministro local<ref group='Notas'>Cf. EHI, p.2129, n.1. En el ‘Liber Congr. Paul.’, escrito casi totalmente por Calasanz, en su segunda parte se anotan datos de las fundaciones, pero en los relativos a Moricone, Cárcare, Fanano y Nursia, de que tratamos ahora, se dá la fecha de la salida de los fundadores a sus respectivos pueblos (‘profectus est’ o ‘profecti sunt’), mientras en la ‘Narratione …’, basada en parte en la obra anterior, el Hº. Morandi repite las mismas fechas, diciendo que en tales días 'furono aperte le Scuole Pie'. La verdad, lógicamente, está en el primer libro (cf. ‘Liber Congr. Paul …’ p.47, y ‘Narratione …’, p.9). Más datos sobre Cárcare en ‘La Provincia Ligure dei Padri Scolopi. Notizie storiche’, Génova 1984, p.15-17.</ref> .
La segunda fundación de 1621 fue la de Fanano, en el ducado de Módena. De allí era el conde Ottonello Ottonelli, quien habiendo enviudado se ordenó de sacerdote y recibió luego la sotana escolapia el 4 de mayo de 1617 , cambiando su nombre por el de Pablo. Desde ese momento empezó a preparar las bases de la fundación de una casa escolapia en su pueblo, asegurándola económicamente con sus propios bienes patrimoniales. Y el 10 de junio de 1621 salieron para Fanano el P. Santiago Graziani con cinco compañeros, habiendo sido nombrado rector de la casa el mismo fundador, P. Pablo.<ref group='Notas'>Cf. ‘Liber Congr. Paul.’, p.47; ‘Narratione …’, p.9. Sobre Graziani cf. EHI, p.1280-1281, n.1; sobre Ottonelli cf. EC, p.1961, n.5; L. PICANYOL, ‘Le scuole pie di Fanano’: Rass 8 (1940) 3-18; 9 (1941) 11-49.</ref>
La tercera fundación fue en Nursia (Norcia), la patria de San Benito, en Umbría. El 29 de julio de aquel año 1621 salieron de Roma el P. Peregrino Tencani como Rector de la nueva casa, acompañado del P. Juan Bta. Costantini y otros cinco religiosos, además del P. Sebastián Montagnani, que les esperaba en Nursia. En carta del 9 de octubre siguiente al P. Tencani, manifiesta Calas anz quién había preparado esta fundación: 'escribo -decía- al Sr. Vicario Julio Geggi, quien, después del Señor, ha sido la ocasión principal de ir a Nursia nuestro instituto, por la antigua amistad que tenía yo con dicho Sr. Julio'.<ref group='Notas'>c.90; ‘Liber Congr. Paul.’, p.47; ‘Narratione …’, p.9. Sobre Tencani cf. EEC, p.1162-1163, n.1; sobre Costantini cf. EEC, p.340-341, n.1; sobre Montagnani cf. EHI, p.870, n.4.</ref>
Así pues, a mediados de noviembre de 1621, a los cuatro años y medio de su creación como Congregación Paulina, al dar el paso a Orden de votos solemnes, contaban las Escuelas Pías con once casas fundadas, habían vestido la sotana escolapia 153 novicios y formaban entonces la corporación unos 77 religiosos. Había vitalidad, entusiasmo y muchas esperanzas en el porvenir.