BerroAnotaciones/Tomo2/Libro2/Cap18

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CAPÍTULO 18 De la malicia del P. Esteban [Cherubini] Contra N. V. P. Fundador General [1644]

El P. Esteban de los Ángeles, para burlarse de N. V. P. Fundador, o para ostentar que se comportaba con él amablemente, así tranquilizar el cuerpo de la Orden, y captarse los ánimos de todos nosotros, a fin de que enviaran otro Memorial firmado como el anterior, de más de 300 de nosotros; o sea, para alargar, hasta ver mejor el giro que tomaba en este Pontificado, difundió por la Orden que él estaba dispuestísimo a ayudar en todo, y a reponer en su puesto a N. V. P. Fundador y General; y para ello, se remitía a un Señor Doctor amigo de ambos y de toda Orden, llamado el Sr. Lucio.

Este amable Señor fue informado a su modo por el P. Esteban y Pietrasanta, y le dieron la lección de lo que debía tratar y determinar con N. V. P. Fundador; pero, con tal politiqueo y malicia, que quien no tuviera una vista mejor que Argos<ref group='Notas'>Argos, era un gigante con mil ojos. Ver mitología griega.</ref>, en las cosas espirituales, no habría reconocido en ellas la total ruina de la Orden, como la vio muy bien N. V. P. Fundador General; y por eso no quiso adherirse a ello, pues no tenía deseo de dominar, sino sólo de la mayor gloria de Dios. Y como este negocio llegó también a mis oídos, estando en Nápoles, escribí a N. V. P. para saber la verdad del hecho, y él me respondió así:

Carta

Fuera: “Al P. Vicente [Berro] de la Concepción, de los Clérigos Regulares de las Escuelas Pías. Nápoles.

Dentro:

Pax Christi

Respondo a la carta de V. R. del 28 del pasado, que me ha entregado el P. Carlos [Beli]. Acerca de nuestras cosas, se hubieran arreglado si yo hubiera querido aceptar las condiciones que proponía el Señor D. Lucio, de parte del P. Esteban; eran tales, como hacer nuevas Constituciones y Reglas, lo que no le corresponde a él, sino al Sumo Pontífice, o a quien él se lo ordene. No le escribo detalles, porque los observantes de de nuestra Orden se escandalizarían mucho. Por eso, será mejor que arreglen este asunto los delegados de Nuestro Señor, el Sumo Pontífice, como espero informarle dentro de pocos días. El Señor nos bendiga a todos.

Roma, a 5 de noviembre de 1644.

Servidor en el Señor,

José de la Madre de Dios

Y para que se vea algo de lo que pretendía el P. Esteban, pondré aquí debajo lo que en otra carta me escribe el mismo V. P. Fundador nuestro, con ocasión de otra mía, en que le hablaba de esta materia. Dice así:

“V. R. no dé crédito a las mentiras que escriben desde aquí; porque no lo he consentido nunca. Hará lo que pueda para que el Instituto no se reduzca a leer, escribir y ábaco, ni tampoco a Congregación de votos simples. He informado en alguna parte, acerca de este particular, a los Sres. Cardenales delegados para nuestras cosas, los cuales, hasta ahora, no han tenido Congregación, ni se sabe cuándo la tendrán; yo no la he impedido hasta ahora, y tampoco la impediré en el futuro. Espero que no se resuelva nada contra nuestro Instituto; y en el caso de que tengan tal intención, he suplicado que acepten escuchar mis razones. Mientras tanto, yo aquí haré oración. Ordene V. R. que la hagan ahí, para que estos Señores decidan lo que sea a mayor gloria de Dios. Acerca del Capítulo General, por ahora no se puede; ya se ha suplicado y remitido todo a estos Señores delegados. Esperamos de la misericordia del Señor, que no nos abandone, y nos bendiga siempre.

Roma, a 12 de diciembre de 1644.

De V. R.,

Servidor en el Señor,

José de la Madre de Dios

En confirmación de lo dicho arriba, quiero añadir este otro fragmento de una carta escrita a mí también desde Nápoles.

“He hablado con Su Santidad con tanta comodidad como cualquier otro, y espero buen resultado sobre nuestras cosas; aunque no faltan personas que pueden mucho ante Su Santidad, que querrían perturbar la Orden en estos tres puntos:

1º Que en nuestra Orden no se pueda enseñar más que a leer, escribir y ábaco.

2º Que vistamos como lo los demás Sacerdotes Regulares, y nos procuremos ingresos.

3º Que en el futuro no se hagan más votos solemnes, sino que sea Congregación de votos simples. Aunque los adversarios son muy poderosos, esperamos, sin embargo, que el Señor nos ayude a superar todas las oposiciones. El Rey de Polonia ha escrito de propia mano a Nuestro Señor, recomendándole a nuestra Orden; y también a algunos Cardenales. Pidamos también todos a Dios bendito que decidan lo que sea para mayor gloria de S. D. M. En cuanto a que han escrito ahí que Su Santidad me ha negado una gracia que le he pedido para la Orden, es falso. La cosa ha sido así: Yo dije a Su Santidad que tenía dos medallas, con la intención de que recibieran la bendición; una, de San Carlos, y la otra, de los Cinco Santos; y deseaba la aprobación de Su Santidad, para aplicarlas a las almas del Purgatorio. Él me respondió: ´Si sus medallas tienen la bendición, yo no se la quito, pero si no la tienen, no se la concedo, pues sería como concederle un altar privilegiado. En cuanto a otras cosas, quedé muy contento.

La 2ª, en cuanto a los novicios, no se ha hecho tal petición, que yo sepa.

La 3ª presupone una gran mentira, porque yo no he escrito nunca a los de Pisa cosa semejante; al contrario, les he exhortado siempre a la obediencia al P. Pietrasanta y al P. Esteban [Cherubini]. Y en cuanto a la Congregación, creo que se tendrá cuando sea el tiempo oportuno. Es cuanto con la presente se me ocurre.

Roma, a 18 de febrero de 1645.

Servidor en el Señor,

José de la Madre de Dios.”

Considera, Lector, los disgustos y las calumnias que hacía y esparcían contra N. V. P. Fundador General los adversarios de nuestra pobre Orden.

Notas