Murano (IT) Colegio-seminario

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Datos

Demarcación Romana

(1720-1767)

Historia

En esta isla de la laguna veneciana, el obispo de Torcello, Marcos Giustiniani, edificó un seminario y lo encomendó a los escolapios en 1720. Según el documento de fundación el seminario debería albergar a doce clérigos; debería nombrarse a un rector y a dos sacerdotes más que dieran clase de gramática, humanidades y retórica, todo ellos escolapios; se establecían una serie de principios para respetar la libertad del régimen interior e intervención del P. General, junto con los derechos del obispo; se concedía, además, que los religiosos pudieran admitir por su cuenta a otros internos, tanto clérigos como laicos. En 1721 llegaron a Murano los cinco primeros escolapios y se inauguró solemnemente el seminario con sus doce clérigos. Muy pronto se admitieron también a otros internos y llegaron tres religiosos más. El año 1722 surgió un serio conflicto entre el obispo y el General, pues el primero quiso cambiar al rector y el segundo se opuso. El P. General, Bornó, mandó a Murano al P. Procurador general Joaquín Munitilla, quien en contra de la voluntad del General dio razón al obispado. Tuvo que llegarse a una revisión de los pactos fundacionales en 1723, pero el cambio de rectores se dio por válido. En 1729 había, además de los doce seminaristas, treinta y dos internos y diez religiosos. En 1765, algunos escolapios venecianos, ateniéndose a antiguas leyes de 1493 y 1619, que prohibían a los extranjeros ser nombrados superiores religiosos en todo el territorio de la Serenísima República, presentaron con malevolencia quejas al Consejo porque las dos casas escolapias de Murano y Capodistria, ambas venecianas, estaban regidas por extranjeros. Y el Consejo exigió la renuncia al rectorado y el destierro de ambos rectores.

Tanto el General como el obispo de Torcello intervinieron para derogar la orden de la Serenísima, pero el resultado fue que por decreto de Estado de 1767 fueron expulsados de Murano los escolapios. En el último curso 1766 había en Murano diez religiosos y cuarenta y tres internos.

Tanto el seminario como el internado fueron puestos en manos de sacerdotes seculares. En 1791 se pidió a los escolapios que volvieran a Murano y el Senado asintió en 1794. Pero la caída de la República impidió la vuelta efectiva de aquéllos.

Bibliografía

  • MO, 99-100
  • P. 12, II, 56.

Redactor(es)

  • Severino Giner, en 1990, artículo original del DENES I