HB23/STRAZNICE
STRAZNICE
Es una ciudad del marquesado de Moravia, situada junto al río Morava, en la parte norte. Por la parte sur, después de campos y viñas, tiene la frontera del reino de Hungría a media milla germánica de distancia. En otro tiempo tenía una numerosa población, que contaba 700 casas; hoy día, a causa de incendios frecuentes e incursiones de los enemigos no llegan ni a la mitad. Como no está rodeada de ninguna muralla, sino que sólo tiene una empalizada para impedir el paso a los caballos, pero que deja pasar por muchas partes a los que van a pie, y los fosos que la rodean dejan entrar fácilmente tanto a los buenos como a los malos.
Esta ciudad a lo largo de los tiempos soportó varios señores y muchos herejes, con el permiso de los cuales la basura de los herejes invadió Moravia y las provincias vecinas, llegando también a Straznice algunos hermanos herejes. Los llamados picarditas fijaron su sede en un lugar que ocuparon de manera furtiva, llevando allí a cabo sus enseñanzas, predicaciones y otras actividades de su secta. Limpiada al fin después de mucho tiempo la provincia manchada, también los hermanos citados que habían venido aquí fueron obligados a marcharse. Después de los señores heréticos, el primer señor católico fue el Ilmo. Sr. Conde Francisco de Magnis , italiano, originario de Milán. Movido por el ejemplo del eminentísimo Cardenal Francisco Dietrichstein , Obispo de Olomuc, que había llamado antes de Roma a nuestros padres para que fueran a fundar a su ciudad hereditaria de Nikolsburg (estaba unido a él por relación familiar), también él introdujo una comunidad de nuestros padres en Straznice, en el mismo edificio que habían ocupado los picarditas expulsados, arreglado en la medida de lo posible, el 6 de febrero de 1633. Los primeros habitantes fueron siete: el P. Juan Bautista de Santa Tecla [Constantini], con dos profesos y cuatro novicios.
El 5 de noviembre de 1634 los novicios se trasladaron a Lipnik, y el primer superior fue el P. Juan Tomás de Sta. Mª. Magdalena, y nueve súbditos.
El 25 de enero de 1636 fue nombrado superior el P. Lucas de la Purificación de la B.V.M. Le sucedió como superior en 1641, habiendo ido a Roma el P. Lucas al Capítulo General, el P. Juan Jacobo de S. Francisco. El mismo año fue nombrado superior el P. Glicerio de S. Carlos. El año 1646 le sucedió el P. Jacobo de S. Francisco, vicerrector. El año 1648 vino de Litomysl a Straznice como superior el P. Nicolás de la Sta. Cruz. El 16 de octubre de 1650 fue nombrado superior el P. Miguel de Sta. María. El 16 de octubre de ese año, para mayor tranquilidad de los padres al servicio de Dios, el Ilmo. Sr. Fundador, de acuerdo con el P. Alejandro de S. Bernardo, Viceprovincial, y tres sacerdotes de nuestro instituto, cambió la primera fundación hecha, parte en dinero y parte en alimentos y utensilios (la cual a causa de los oficiales, siempre resultaba molesta) en una fundación de tipo pecuniario, según el contrato hecho con el citado P. Viceprovincial y los otros tres padres, y asignó 750 florines y leña suficiente para ocho padres, durante algún tiempo, hasta que Dios devolviera el dominio destruido a su estado original, o mejor, y entonces se obligó por contrato a darles 1150 florines y leña para el mismo número de padres.
El 6 de agosto de 1651, fiesta de la Transfiguración del Señor, se celebró la primera misa en el nuevo altar, erigido por el Ilmo. Sr. Conde, en parte con 100 imperiales que nos dejó en su testamento la Sra. Pesstin, y en parte con dinero suyo.
El 6 de diciembre del año 1652 falleció en Praga el Ilmo. Sr. Conde de Magnis nuestro fundador. El cual antes, viéndose sin esperanza de tener un descendiente, para que el dominio no pasara a manos ajenas, instituyó un Mayorazgo. El citado fundador tenía dos hermanos, de los cuales uno era religioso de las Orden de los PP. Capuchinos, llamado Valeriano, y el otro era seglar, el conde Felipe, el cual a su muerte dejó cuatro hijos: Francisco, Rodolfo, Maximiliano y Fernando. Francisco, el primogénito, según la institución del mayorazgo fue declarado heredero del señorío de Straznice, pero como no tenía la edad prescrita por el derecho, hasta que la alcanzase, el P. Valeriano lo gobernó de manera interina, como tutor del señorío. Al cumplir los años, Francisco entró en posesión de hecho legítima del señorío, entregando a cada hermano la cantidad de 10.000 florines.
El año 1654 sucedió como superior el P. Juan de S. José. El 30 de mayo de 1655 falleció la Ilma. Sra. Condesa Juan Francisca Prisca de Bergn, esposa del difunto fundador, quien dejó 500 florines a la casa de Straznice, los cuales tomó en censo el conde Francisco, sucesor en el señorío. El año 1657 fue nombrado Rector de esta casa el P. Jorge de la Natividad de la B.V.M. El año 1659 fue nombrado Rector el P. Miguel de Sta. María.
El año 1661, después que el P. Miguel salió hacia Roma, le sucedió el P. Domingo de la Concepción de la B.V.M. El año 1663 fue nombrado Rector el P. Martín de S. Leopoldo, el cual siendo Rector apostató, y se llevó de la caja común 300 florines, y llegando a Bohemia, en Sobieslavia tomó esposa y ejerció de maestro de escuela. Pasado algún tiempo, fue reconocido, apresado y conducido a Straznice de madrugada. Allí fue entregado a la custodia de las autoridades hasta la llegada del P. Provincial, el cual después de algún tiempo vino con el P. Miguel y el P. Pablo, y formó un proceso al citado P. Martín. Una vez terminado, y dictada la penitencia contra él, fue llevado a la cárcel. No copio aquí el proceso porque fue enviado a Roma.
Ese año fue en verdad calamitoso, pues los turcos, rompiendo la paz, invadieron con un ejército enorme el reino de Hungría, tomando dos de sus ciudades más importantes, Varadín y Vivarino. Los turcos traían consigo una gran multitud de tártaros, que pasando de Hungría a Moravia, incendiaron muchas aldeas y pueblos, mataron a muchas personas y llevaron muchas cautivas, de las cuales sólo unas pocas regresaron. No se atrevieron a entrar en Straznice y lugares vecinos, al parecer porque temían los disparos de los cañones de la fortaleza.
El año 1665 sucedió en el rectorado el P. Cristóbal de la Madre de Dios. El año 1675 fue nombrado Rector el P. Bernardo de la Natividad de la B.V.M. El 5 de mayo de 1679 falleció el conde Francisco Magni, dejando como primer heredero de su señorío a su hijo pequeño el conde José, de su esposa Ana Catalina condesa de Sora, quien después de la muerte de su marido asumió el título de tutora del gobierno del señorío, de acuerdo con el Magistrado Supremo, y mantiene ese título hasta el presente año 1696.
El año 1672 fue destinado aquí como Rector el P. José de S. Francisco. El mismo año en que fue hecho Rector comenzó a reclamar contra la validez de su profesión, por lo cual el visitador P. Ambrosio de Sta. Ludmilla lo envió al P. Carlos de Sta. María, fue depuesto de su cargo y reducido al orden. El 12 de junio del año siguiente por la noche huyó hacia Roma (a donde quería llegar) para probar allí la invalidez de su profesión.
El año 1673 fue nombrado Rector el P. Jerónimo de la Natividad del Señor. El año 1676 fue nombrado Rector el P. Andrés de S. Cristóbal. El año 1681 fue nombrado Rector el P. Tomás de S. Wenceslao, bajo cuyo rectorado oí que fueron robados doscientos o trescientos florines y un cáliz de la caja común.
El año 1681 la peste que había aparecido en Austria se extendió a Bohemia y Moravia. La ciudad de Straznice también fue contagiada, y el P. Antoni de S. Francisco, movido por el celo de la caridad se expuso a ella administrando los sacramentos a los enfermos, y perseveró en esta piadosa obra hasta el final de la peste, llevando los cadáveres de los muertos con sus propias fuerzas en un vehículo (imitando a Tobías) al sepulcro. Escapó salvo a la peste, y después de pasar la cuarentena (como la llaman), regresó a casa el 2 de marzo.
El año 1681 fue nombrado Rector el citado P. Antonio de S. Francisco. El año 1682, cuando los pobres habitantes de Straznice apenas respiraban después de la plaga de la peste anterior, fueron envueltos de nuevo en la calamidad de la guerra, o más bien del latrocinio. Pues los rebeldes húngaros, conducidos por el Conde Tököly, entraron en el territorio de Straznice, en el cual llevaron a cabo robos, asesinatos e incendios. Irrumpiendo en la ciudad no dejaron de llevarse todo lo que pudieron. No encontrando ninguna presa en nuestra casa ni en la iglesia, rompieron las puertas y los hornos. Nuestros padres, viendo el peligro, huyeron a la fortaleza, y allí se llevaron el ajuar doméstico, con mucha otra gente. No se ocultaba a los rebeldes que una gran cantidad de gente había ido a la fortaleza con sus muebles, por lo que esperaban obtener un gran botín si podían entrar en ella de algún modo. Y hubieran llevado a cabo su intento sin peligro, si no hubiera sido porque poco antes de la invasión llegaron unos 300 tiradores expertos del señorío a la fortaleza, quienes saludaron a los malos huéspedes malamente con balas de plomo, los cuales no queriendo ser golpeados, huyeron incendiando la ciudad. De este modo la afligida ciudad ardió en su mayor parte de nuevo. Nuestra casa, con gran asombro de todos, no fue tocada por las llamas.
El año 1684 fue nombrado Rector el P. Daniel de Sta. Bárbara. El año 1686 fue nombrado Rector el P. Alberto de S. Miguel. El año 1689, el P. Juan Crisóstomo de la Concepción de la B.V.M. El año 1690, de nuevo fue nombrado el P. Daniel de Sta. Bárbara. El año 1692 le sucedió el P. Wenceslao de Sta. Ludmilla, que sigue en el cargo hasta hoy.
El año 1695 dos acreedores, el príncipe de Dietrichstein y el de Liechtenstein, que pretendían que el señorío les debía dinero, como no podían obtener la solución de otra manera, por orden del Magistrado Supremo debían entrar en posesión de una parte del señoría proporcional a la deuda. Así el primero de ellos aceptó dos pueblos. El otro una ciudad y cuatro aldeas. Según la Constitución de la Provincia, si el deudor en el plazo de dos meses no puede pagar al acreedor que ya ha entrado en posesión, debe renunciar a su derecho de redimir la deuda, y el poseedor se hace dueño de pleno derecho de la parte poseída. Estos dos príncipes están ya en posesión desde hace más de un año, pues el emperador por ciertas razones suspendió el asunto, y la suspensión durará mientras él quiera. Mientras tanto la condesa y el heredero conservan el derecho de redención, pero les faltan los recursos. El heredero debe hacer aún 7 pagos por hacer, pero según los dos acreedores citados quedan aún algunas deudas menores más, que sin duda no dejan de reclamar, y como el heredero no tiene posibilidad de pagar las deudas, para que el señorío no se divida en varias partes, quizás lo venderá al mejor postor. Y estando así las cosas, el fondo de nuestra fundación se derrumba, pues todos buscan sus propios intereses, y se olvidan de los pobres. La piadosa causa, a la que debieran dar prioridad, la dejan atrás, para que se pudra en el sepulcro del olvido. Si se recurre en busca de consejo y ayuda, los patrones y abogados no hacen nada sino a los que tienen dinero; donde no hay esperanza de oro, no hay ayuda.
El 3 y 4 de junio del mismo año (cosa que no ha ocurrido en el recuerdo de nadie de este tiempo) cayó una gran y universal calamidad sobre los viñedos, en forma de una intensa helada, y lo poco que quedó después de la helada, el calor que siguió lo echó a perder, por lo que los pobres viñadores, que esperaban al principio una abundante vendimia, con gran dolor anunciaron el daño, con todo el trabajo y gastos hechos en vano. Lo mismo ocurrió a los segadores en muchos lugares, por lo que el precio del trigo se multiplicó por tres o por cuatro.
Los latrocinios, robos y hurtos que tienen lugar cada año no pueden ser descritos. Ya en el año 1658, que fue el primero en que yo que esto escribo fui enviado a esta casa, existían desde mucho antes, y hasta ahora no han cesado. Ni los colonos, ni los párrocos, ni la misma iglesia están inmunes y seguros. Donde huelen que hay algo de valor, durante la noche vienen 20 ó 30 hombres armados e invaden la casa. Torturan cruelmente al padre de familia para que entregue el dinero, y se llevan todo lo que encuentran en casa, y se van cargados con la presa. Invaden también los caminos y los bosques, y azotan y despojan a los que pasan por allí.
En diversos tiempos y por diversas personas fueron legadas a la casa de Straznice 4 viñas, y una quinta fue donada por nuestro cofrade el Sr. Imbrzichowski en el año 1693. Estas viñas no nos son de mucha utilidad: rara vez el fruto producido compensa los gastos. Además nos legaron dos campos de manzanos, uno cercano y otro bastante lejano. Del cercano obtenemos algunos frutos, según la calidad del año. Del remoto prácticamente nada, pues los pastores se llevan los frutos si los hay antes de que maduren, pues no podemos vallarlo ni custodiarlo.