Barcelona (ES) Real colegio Escuelas Pías de Sarria

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Datos

Demarcación Cataluña

(1894- )

Antecedentes de la fundación y construcción del edificio.

La ciudad de Barcelona, a finales del siglo XIX, había entrado en una fase de crecimiento extraordinario, singularmente después de la exposición de 1888. El medio millón de habitantes que contaba la ciudad se veía crecer con una actividad prometedora. La necesidad de expansión del colegio antoniano de la ronda, respondía al momento histórico. La restauración borbónica de 1875 había traído un decenio de paz relativa. Barcelona trabajaba y crecía su industria y comercio. Con la mirada hacia el porvenir, se piensan y proyectan las obras del internado de Sarria.

Son promotores de la gran obra, proyecto de colegio, los PP. José Gispert y Jaime Espasell, ambos nacidos en Reus en 1847. Habían dado gran impulso al internado de San Antón con su esfuerzo, dirección y entrega; y no sólo al internado sino a todo el colegio.

Ello hizo que el P. Gispert pensara, entonces, en buscar un local amplio y más apropiado para internado. El rector, José Gispert, consiguió los permisos, venció las dificultades y compró los terrenos de un gran viñedo, que los marqueses de Fontcuberta poseían en las estribaciones del Tibidabo, zona de Sarria, entonces completamente solitaria. Era el año 1883.

Los PP. Gispert y Espasell llevaron al arquitecto Sr. Mariné a ver y estudiar los edificios escolapios de Sabadell y Vilanova. La distribución del local, el sabor arquitectónico, el sentido tradicional de la «obra» inspiró al Sr. Mariné; pero superándolos con mucho en grandiosidad, en belleza de líneas, en finura de detalles y en esbeltez y majestad del conjunto. Todavía hoy es admirado por entendidos y tenido como una de las obras clásicas de la época.

Muy boyante andaba entonces el colegio de San Antón, aunque parecía excesiva la audacia del P. Gispert; el mismo P. Provincial, Francisco Lloch, tenía sus temores respecto al particular, que encomendaba a las oraciones de los novicios.

Nombrado Asistente provincial (9-6-1883), el P. Gispert logró la aprobación del proyecto y puso inmediata y decididamente manos a la obra. Le abrumó la avalancha de gastos que era superior no sólo a sus posibilidades sino a sus previsiones. El problema económico se le convirtió en obsesión, agotando y sacrificando su salud en pocos meses. En octubre de 1883, cuando hacia cinco meses que habían empezado las obras, emergía del suelo el nuevo edificio, sin pasar de la primera planta. La labor de desmonte y de cimentación, con un imponente muro, obligó a pensar en nuevos recursos y fue lo que ocasionó la zozobra del audaz fundador. El colegio de San Antón tenía como base inicial 80.000 duros oro, que depositaron en el banco para atender los gastos de construcción. Se suprimieron, por economía, las torres laterales y se pensó en moderar la altura de la torre central. El P. Pedro Muntadas, rector del colegio de Guanabacoa, dio 7.000 duros oro y se pudo respetar la altura inicial conforme al proyecto. El albaceazgo de Morella prestó 50.000 duros. El Sr. Montal Fita, 6.000. El canónigo Buenaventura Ribas, 18.000 duros, que condonó al morir, según cláusula testamentaria. El médico Dr. Rius legó 4.000 duros. La fundación Font del colegio de Caldas prestó también su colaboración. El P. Llanas consiguió del banco Vitalicio un préstamo de 100.000; de ellos 50.000 en forma de empréstito al 6% y los otros 50.000, en forma de seguro de diez personas a 5.000 con anticipo de efectividad y 6% sobre la prima en concepto de interés del anticipo. El nuevo P. Provincial, Antonio Mirats, se hizo cargo de la administración de la deuda de Sarria. El 1904 se pudo concertar un empréstito con el banco Hipotecario por valor de 108.000 duros, en 50 anualidades de interés y amortización.

Al P. Gispert le sustituyó, en el rectorado de San Antón y por consiguiente en la responsabilidad de Sarria, el P. Antonio Anglada, que día tras día inspeccionaba las obras. Cerca de 200 obreros abrían y cerraban la jornada de trabajo, el 15-9-1894, no estaba terminado el colegio, pero ya se podía habitar, comenzaron las clases y la vida colegial, sin inauguración solemne.

Desarrollo histórico y pedagógico.

En 1940 el anciano P. Lorenzo Molins recordaba a los miembros que formaron aquella comunidad, dependiente de San Antón; cómo algunos de sus miembros diariamente se habían de trasladar a Sarria; la dureza de aquellos primeros momentos por la dificultad del edificio no terminado y el desorden disciplinario, ya que habían sido admitidos muchos internos nuevos sin previa selección. La labor de los religiosos fue tenaz y constante hasta lograr, sin dureza excesiva, encauzar el internado por vías de orden. La primera comunidad propia fue la siguiente: PP. Antonio Anglada, rector, Glicerio Novell, vicerrector, Esteban Calonge, Lorenzo Molins, Calasanz Gil, Rafael Otero, Eusebio Boronat, José Colet y Antonio Vidal; los HH. Valentín Vilá, Jaime Puig, José Baudillou y Antonio Solé. Las secciones de internos continuaron funcionando como en San Antón, con los PP. José Bobé, Jaime Orriols, Luis Vilar, Manuel Cortés y Pedro Vilar. En total 17 religiosos.

El colegio de Sarria, contaba con 31.000 metros cuadrados, con sus campos de juegos, jardines y parque. Tuvo, desde el principio, 180 alumnos internos, que ya se aproximaba a la idea del P. Gispert de los 200 internos. La prensa local en su diario «El Noticiero Universal» decía: «Felicitamos a las Escuelas Pías por la buena idea de situar su internado al pie de las vecinas montañas. Si todos los centros de enseñanza estuvieran sobre iguales bases, otro sería el porvenir de la sociedad y otro serían sus hombres...». No faltaron momentos difíciles, hasta que cobró nuevo empuje con el rectorado del P. Llauradó. El P. Mirats, que asumió la responsabilidad económica del colegio, volcó todo su apoyo y favor hasta hacer progresar el nuevo centro de enseñanza escolapio.

La envidiable posición del colegio, la bondad de sus aires y la excelencia de sus condiciones higiénicas hicieron que el arzobispo de Tarragona, Francisco Costa Fornaguera, pasara en el colegio toda su convalecencia; era visitado frecuentemente por el obispo de Barcelona, Jaime Cátala. También las visitas del Nuncio de su Santidad eran frecuentes, como las del Sr. obispo de Astorga, P. Vicente Alonso. En 1900 el colegio fue visitado por el cardenal Mistrángelo y, en 1903, por el obispo de Urgel. Honraron con su presencia, el capitán general, D. Enrique Bargués, antiguo alumno de San Antón, y otras muchas personalidades.

En 1900 se reunieron en el colegio de Sania los superiores locales de las Provincias de Aragón, Valencia y Cataluña para los ejercicios espirituales que dirigió el P. Llanas. En abril de 1902, tuvo lugar el Capítulo provincial siendo, a partir de entonces, el lugar habitual de los siguientes Capítulos. En 1905 se instaló la nueva enfermería y el noviciado para los hermanos operarios.

En el curso de 1906-1907 se piensa en una organización más concienzuda, que afecta a la meta educativa del internado de Sarria. En el terreno religioso se establece el apostolado de la oración, cuya última manifestación era la solemne procesión con el Santísimo, que se tenía por los patios y jardines del colegio, el último día de curso. También había certámenes de catecismo que dieron estímulo y cultura religiosa a los alumnos. En el campo intelectual, se programan admirablemente las enseñanzas de primaria, comercio y secundaria; clases de declamación, música, dibujo, caligrafía, funciones teatrales y academias. En las clases de educación física se introduce la gimnasia sueca, recreaciones hacia la vida deportiva y se abre la escuela de equitación, complementada más tarde, con otras de instrucción militar. Se inician los grandes festivales de educación física que son verdaderas fiestas de arte, vigor y destreza. En el mismo curso se creó el «Museo comercial», primero y más excelente de España y Europa; fue destrozado en la guerra civil de 1936. Este museo fue iniciado por el P. Garí-Montlló y mejorado por el P. Pantaleón Galdeano. En la organización de los estudios comerciales intervienen, con sus conocimientos y preparación, los PP. Jaime Torres y Luis Falguera; es importante la aportación y consejos de miembros de la Junta de fomento del trabajo nacional, singularmente sus presidentes Rahola y Vehils. Los libros de textos, que sobre asignaturas comerciales, publicaron por aquellos años dichos religiosos y las sorprendentes novedades del «escritorio mercantil» y de la «moneda escolar», establecidas en el colegio, prestigiaron extraordinariamente el crédito de Sarria, justificando sus títulos de centro modélico. A raíz de estas mejoras, y desde el curso 1907-1908, comenzó la publicación anual de una memoria, ricamente editada, que era muestrario de avances, de orientaciones, de incidencias y de experiencias pedagógicas del curso, con detalles de la vida interior y de relación, así como de juicios competentes de la marcha del internado; gradualmente, año tras año, se iban superando en todos sus aspectos. Estas memorias, en la actualidad, se han sustituido con la publicación periódica de la revista ES (desde 1967), que relata las actividades y aconteceres del colegio.

En 1912 el internado se encuentra lleno a rebosar; se ha ampliado en una sección más, en lo que era corredor de clases. Son seis secciones de internos, con sus 250 alumnos. En 1923 se inauguran amplios y bien dotados laboratorios de química, que superan a los de los centros oficiales. Algo parecido puede decirse del gabinete de historia natural, en el que existen colecciones altamente codiciadas. Es fruto de la labor constante de religiosos estudiosos y diligentes, que van mejorando sus métodos didácticos en beneficio de sus alumnos.

También en 1923 se introduce una modificación importante en el colegio; se había construido solamente con miras a 200 internos. Ahora abre sus puertas a los mediopensionistas y ello obliga a hacer modificaciones en las clases, en los comedores y en la cocina; en años posteriores, y especialmente a partir de 1939, adquieren un rápido crecimiento estas secciones de mediopensionistas que, en 1944, eran ya cuatro a las que se ha de añadir las seis del internado. El número de alumnos es ascendente hasta nuestros días; solamente en el curso 1935-1936, las circunstancias políticas, hacen cundir el pánico entre las familias y se reduce considerablemente el número de alumnos; en el internado quedan unos 80 alumnos y los mediopensionistas son igualmente reducidos. Los temores no eran infundados; en el mes de julio (año 1936) los religiosos salen del colegio, el día 20 a las 9 de la mañana y a las 10 aparece un camión con anarquistas que, al ver cerradas las puertas del jardín, se retiraron para aparecer, muy pronto, con más refuerzos. Comienza el asalto al edificio, destruyendo todo cuanto encuentran a su paso: museo comercial, capilla, despachos, queman los ornamentos y roban cuanto se les antoja. Pasados unos días se incauta del edificio la Generalidad e instala en él una residencia para niños. A los tres meses lo transforma en la escuela popular de guerra y pasa, luego, al dominio del Gobierno central. En este período lo visitó Azaña, Miaja, Negrín y repetidas veces Álvarez del Bayo que da conferencias a los cadetes milicianos. De esta manera queda ocupado el colegio hasta finalizar la guerra civil en Barcelona, el 26-1-1939.

El día 27-1-1939 estaban ya en el colegio los PP. Antonio Camp y Valerio Soldevila que por estar ocupado el mismo por los militares, no se les permitió quedarse. En febrero, los PP. Juan Tomás, Boronat y Roca tomaron posesión de aquél por orden del P. Provincial. Mucho había sufrido el edificio en los tres años de guerra; y nuevamente sufre gran deterioro al ser ocupado por una brigada de sanitarios y, más tarde, por tropas marroquíes con motivo del desfile de la Victoria. La magnificencia de la casa y su estado actual asustaba para su reintegración a la labor docente. La carencia de recursos y el temor a más empréstitos hizo pensar en la conveniencia de alquilar el inmueble, por cinco años, al seminario Conciliar. Ya iban muy adelantadas las negociaciones, cuando surgió una dificultad: la oposición de parte del profesorado del seminario que rehuía su traslado diario a Sarria. Así, pues, el P. Antonio Font se aventuró a la apertura de matrícula, a pesar de las dificultades que encontraba; y llegó una gran afluencia de colegiales; el internado de Sarria superó la matrícula de los años de esplendor.

Seis fueron los religiosos del colegio de Sarria que murieron en la guerra civil: PP. Alberto Bartomeu, Ramón Castellví, Juan José Gasulla, José Galiano, José M.ª Portell y el H. Manuel Liado. En memoria suya, por disposición del Capítulo provincial de 1940, se les dedicó una lápida en el salón de entrada, el día 23-11-1941.

El colegio pudo recuperar, después de las devastaciones, parte de sus museos. Los de ciencias naturales y de física estaban depositados en el museo Martorell del parque. Las 83 acuarelas del pintor Segrelles, sobre la vida de San José de Calasanz, en un principio, se perdieron en su mayoría. Posteriormente, se recuperaron 42 y fueron restauradas por el mismo Segrelles, gracias a los pasos dados por el P. Calasanz Ubasart. Más tarde, en el rectorado del P. Adolfo García-Duran, se organizó un «Museo Segrelles» con las obras recuperadas.

Conmemoraciones y actualidad.

Las Crónicas del colegio hacen referencia a las bodas de plata de la fundación, acaecida en 1919. Con motivo de esta celebración se propuso mejorar la iglesia e incluso construir otra, en la parte de los cedros situados a la derecha de la entrada. Nada se hizo, pero la idea estuvo ahí y se restauró admirablemente la ya existente, con la donación que hizo la madre del P. Falguera, en el curso 1930-1931. En el año 1944 se conmemoraron las bodas de oro siendo rector el P. Joaquín Seguí. Se tuvieron actos conmemorativos, en el mes de noviembre, con la misa celebrada, en el patio central, por D. Luis Urpí y con asistencia del obispo de la diócesis, D. Gregorio Modrego; en el salón de actos del colegio se tuvo un acto académico, en el que el P. Antonio Font, ex-rector, dio una conferencia sobre el «cincuentenario».

Para las bodas de diamante, se programaron los siguientes actos: juegos florales estudiantiles en el salón del Tinell, festivales deportivos y de la canción. Se terminó esta conmemoración con una concentración de exalumnos en la que hubo una concelebración, una velada literaria y una cena de amistad. Todos los actos se realizaron con la prestancia que acostumbra el colegio.

Desde los años posteriores a la guerra civil el colegio, día a día, ha ido mejorando sensiblemente en todo, según sus posibilidades y necesidades de cada momento. En el rectorado del P. Ubasart se restauró definitivamente la iglesia, inspirándose y mejorando lo que se hizo en el año 1930. La obra de restauración del salón de actos, dirigida por el Sr. Carlos Sans, es digna de mención; también se puso en el vestíbulo el cuadro-retrato del fundador P. Gisbert, obra ejecutada por el pintor D. Víctor Moyá, que fue descubierto por el ministro de educación D. José Ibáñez Martín.

Cabe destacar, en el ritmo ascendente de superación, la instalación de un circuito de televisión escolar, el primero en España; llegaba a todas las clases, desde la programación y ejecución de los programas hasta la recepción de los mismos. Esto llamó la atención de la TVE que informó sobre su montaje.

El 29-12-1970 se inauguró un complejo deportivo -con piscina cubierta, gimnasio y C.E.S. (Club Escuelas Pías de Sarria)- construido por la Asociación de antiguos alumnos, de padres de familia, la HEPS (Hockey Escuelas Pías de Sarria) y el Club náutico escolapio de Sarria.

En el curso 1972-1973 se fundó el Curso de Orientación Universitaria (C.O.U.) «Jaime Bofill», abierto a alumnos de diversa procedencia, principalmente de los colegios escolapios y de escolapias. Ha logrado un gran crédito y se le considera como modélico en su funcionamiento. En 1982 se trasladó al colegio de la calle Diputación, por estar en mejor situación para los que a él asisten. En este mismo año se prepararon los pisos altos del colegio para instalar en ellos el centro «Calasanz» de formación profesional, siendo una instalación perfecta. En su primer año de funcionamiento, el primer grado tenía las ramas de: informática, administrativo y comercial, electrónica, hogar y los estudios correspondientes a la áreas formativa, ciencias aplicadas y técnico práctica. Posteriormente se amplió con el segundo grado en las tres ramas y áreas correspondientes. En la actualidad suman más de 2.100 alumnos entre todas sus enseñanzas. El internado ha sido suprimido.

Desde la fundación son muchos los alumnos que se han distinguido. Entre los religiosos escolapios hay que mencionar: PP. Adolfo Roger, Darío Romeu, Jaime Ortínez, José Almirall, Joaquín Hereu, Adolfo y Alejandro García-Duran; el benedictino P. Pedro Busquets, el jesuita P. Antonio Sagristá, el sacerdote del Opus Dei D. Joaquín Francés Antonín y otros más. En el campo de la vida civil se puede nombrar al conde de Godo; Antonio Simarro, alcalde de Barcelona; D. Eugenio Vilaclara y D. Agustín Pons, vinculados a los antiguos alumnos; los doctores en medicina Francisco Vilardell y Antonio Doménech Claros; D. Pablo Martínez de Salinas, ex-procurador de las Cortes; D. Francisco Miró Sans; D. Francisco Peris Mencheta; hermanos Torras Trías; Armand de Fluviá y Sito Pons... y muchísimos otros que se han distinguido en los campos económicos, culturales, deportivos y políticos.

Superiores

Persona Año
Antonio Anglada 1883
José Gispert 1885
Antonio Anglada 1894
Juan Miracle 1897
Ramón Comaplá 1900
José Llauradó 1902
Jaime Orriols 1912
Juan Tomás 1939
Antonio Font 1939
Joaquín Seguí 1943
Calasanz Ubasart 1946
Jaime Massaguer 1952
Luis Ferreiro 1958
José Moyá 1960
Luis Vilar 1919
Ramón Pullina 1922
Pantaleón Galdeano 1925
Alberto Bartomeu 1928
Adolfo Roger 1928
Alberto Bartomeu 1934
Modesto Galofré 1961
Jaime Massaguer 1964
Juan Padrós 1967
Juan Feliu 1970
Salvador Dalmau 1973
Adolfo García-Duran 1979

Bibliografía

  • B 2, 429-432, 510, 755
  • VA 1, I, 227, 261, 373, 431, 583, 811
  • Memorias escolares del Colegio de Sarriá, en especial la del cincuentenario (Barcelona, 1946), pp. 168. Revistas «ES» y «NOSOTROS», editadas por el Colegio de Sarria. Monografía Histórica. Escuelas Pías de Sarriá (Barcelona, julio, 1948), (mecanografiado 62 folios).

Redactor(es)

  • Elias Ferreres, en 1990, artículo original del DENES I