Borja (ES) Intento de fundación
Contenido
Datos
Demarcación Aragón
(1760-1791)
Historia
El intento de fundación en Borja es la historia de un pleito prolongado y enojoso. En esos largos años cambian alcaldes en la villa, obispos en Tarazona y Provinciales en Aragón. El 18-6-1760, don Juan Miguel Amad, racionero de la colegiata de Borja, dejaba en testamento sus bienes para fundar «un colegio de clérigos regulares de las Escuelas Pías, en el cual se deban enseñar las letras menores de leer, escribir, contar y la gramática». En marzo de 1761 quedaban enumerados y declarados dichos bienes ante el P. Provincial Pedro Celma y su secretario Basilio Sancho. Se movió todo con rapidez. El 3-7-1761 el ayuntamiento admitió la fundación, añadiendo las dotaciones de los maestros de la ciudad, una de cuyas partes pagaba el cabildo. El 23 de julio se firmaron las capitulaciones entre la villa y Celma. La Orden se compromete, incluso, a poner en el colegio lector de filosofía y aún de moral, cuando la ciudad lo crea oportuno. El 31 del mismo mes la ciudad otorgó poderes al P. Juan Miguel Casajús, Procurador de la Provincia en Madrid, para solicitar el permiso real. Al pedir la previa licencia del obispo, apareció un expediente de oposición del cabildo de Borja y de los religiosos franciscanos, agustinos y capuchinos. Al comprobar que los escolapios no interferían en sus intereses y limosnas, cejaron en su oposición las tres comunidades. Pero el cabildo siguió en sus trece y «se suspendió el asunto». Había apoyado la fundación el señor obispo don Esteban Vilanova y muy especialmente el señor marqués de Castelar. En 1776 pidió el Real Consejo que los bienes destinados al colegio escolapio se aplicasen a maestros, nombrados por la ciudad. Intervino a favor de la Orden el corregidor don Hipólito Joven. Pero el nuevo obispo, don José Laplana era un regalista exagerado y juega a la vez con dos barajas: intenta halagar al P. Provincial, pero no denuncia las fechorías que se hacen con el testamento original y anima en Madrid los intentos del Consejo. La negativa del Consejo le llegó al obispo, siendo Provincial Ignacio Romance. Todavía en 1790 y 1791, el Provincial, Cayetano Ramo, removió la causa, viajando personalmente a Tarazona y Borja. Resultó todo inútil. No quedaron mal las Escuelas Pías con Borja. Prueba de ello que el 24-7-1793 el alcalde don Francisco de la Justicia pide al P. Provincial mande un religioso del colegio de Zaragoza que inspeccione las escuelas de Borja y a sus maestros y traiga escrito el método escolapio, «para instrucción y gobierno de los maestros y ayuntamiento». Y así se hizo.
Bibliografía
- R 2, II, pp. 26-27
- LEC pp. 105-106.
Redactor(es)
- Dionisio Cueva, en 1990, artículo original del DENES I