Oneglia (IT) Real colegio
Datos
Demarcación Liguria
(1713-1798; 1829-1856)
Historia
Si los padres escolapios pudieron ejercitar casi por un siglo y medio el ministerio calasancio en Oneglia (hoy Imperia), ciudad de la rivera del Ponente de Liguria, se debe a don Ulises Cal vi, doctor en Leyes y protonotario apostólico, hombre de gran cultura y de distinguida piedad, muerto en Roma, en 1693. En su testamento había dejado como heredero universal a «un colegio de padres escolapios que debía erigirse en Oneglia su patria, para la instrucción pública de la juventud». El año siguiente a su muerte, en 1694, el P. Alejo Armini, en nombre del P. General, aceptó la donación. Muy pronto se dio comienzo a la construcción de un magnífico edificio para las escuelas y para el seminario con la correspondiente iglesia aneja. Los trabajos se llevaron a cabo bajo la dirección del Procurador general de la Orden, el P. Marcantonio Divizia. El instituto propiamente dicho empezó a funcionar sólo desde el 1713. Al iniciar sus tareas los escolapios realizaron una intensa y fructuosa actividad educativa, bien en el colegio, bien en la ciudad. Los religiosos fueron a lo sumo ocho. Estos aumentaron a partir del 1749, fecha en la que Carlos Manuel III, rey del Piamonte y de Cerdeña, a la que pertenecía el principado de Oneglia, confió a las Escuelas Pías la enseñanza pública de la ciudad, en reconocimiento de sus méritos en la educación. El número de religiosos alcanzó los 14 ó 17 en la segunda mitad del siglo XVIII. En 1787, esta casa juntamente con las de Voghera y de Zavattarello, fue separada de la Provincia de Liguria y formó parte del Comisariato piamontés, bajo la directa dependencia del P. General. En 1798, corrió la suerte de las otras casas-comunidades religiosas, quedando, por lo tanto, suprimida.
Después de la tormenta napoleónica, el antiguo colegio fue objeto de una amplia reforma por la munificencia real; los habitantes de Oneglia habían solicitado al rey Carlos Félix que se reintegrasen los escolapios. El período que siguió a la restauración fue sin duda el más glorioso, como claramente lo demuestran numerosas publicaciones de academias y ensayos literarios, distribuciones de premios y ejercicios de piedad, que se practicaban en el colegio, al que se le concedió el título de Real. En 1844, vivían en Oneglia 13 religiosos, 259 alumnos, 18 de ellos internos, distribuidos en 9 clases. Al año siguiente, los discípulos llegaron al número de 352. Es posible formarse una idea de cómo funcionaba el colegio a través del reglamento publicado en 1852, con la aprobación del ministro de Instrucción Pública de Turín. Mas esta nueva vitalidad no se prolongó por largo tiempo. En 1856, el rey Víctor Manuel II, por decreto real, quitó a los escolapios la concesión de administrar y de usufructuar las rentas del Real Colegio, por lo que aquéllos se vieron precisados a abandonarlo. Hay que recordar que en los locales del colegio de Oneglia, en 1849, se da comienzo a la obra de la educación de los sordomudos, en la que se distinguió el P. Juan Bautista De Negri, que se dedicó a esta labor hasta 1859.
Hoy se puede aún admirar el antiguo colegio, sede de los institutos escolares estatales, que extiende su resplandeciente fachada sobre la plaza Calvi. La iglesia está asistida por los religiosos de San Francisco de Paula, llamados mínimos.
Superiores
Bibliografía
- P 1. 110-111
- IeO (1929) 466-467.
Redactor(es)
- Severino Giner, en 1990, artículo original del DENES I