BerroAnotaciones/Tomo1/Libro3/Cap08
- CAPÍTULO 8 De cómo las Escuelas Pías Fueron a Mesina
Fundadas las Escuelas Pías en Palermo, el mismo Ilmo. y Excmo. Duque de Alcalá, Virrey, superó todas las dificultades que Monseñor Ilmo. y Revmo. Blas, Protoarzobispo de Mesina, ponía a la entrada de las Escuelas Pías en dicha Ciudad. Así, todo tranquilizado, entraron allí los Padres, con satisfacción de la Ciudad y de toda la ciudadanía. Primeramente, adquirieron una casa en Santa Águeda, que era del Sr. Andrés Patti, donde estuvieron en alquiler por un tiempo, y años. Pero como tenía una carga de fideicomiso, aunque en un buen lugar no aconsejaron comprarla, por no poder tener seguro el dinero, fue también voluntad de Dios Nuestro Señor, por lo que siguió después.
El Ilmo. Sr. D. Alonso Cárdenas, fue elegido en aquel tiempo como primer Estratega de la ciudad de Mesina, que es como Virrey de aquélla, y dignidad grande de todo el distrito, tal como en aquel Reino lo nombra el mismo Rey Católico, que era, como hemos dicho, afectosísimo desde que estaba en Nápoles. Procuró hacernos mucho bien, y obtuvo del Rey Católico para nuestra misma fundación muchos miles de escudos, que dicha ciudad debía obtener del Patrimonio Real, y no los podían cobrar.
Pero como estaba en Palermo el Excmo. Virrey Duque de Alcalá, y en Mesisa era Estratega el Ilmo. D. Alonso, arreglaron las cosas de tal manera, que el Patrimonio Real donó a los Padres tanta aguaviva del conducto real, con autorización de poderla vender, como en efecto se hizo, que se sacó de ella gran cantidad de dinero, además de la hermosa muestra que existe en nuestra casa de Palermo, que es la que tiene el uso y el cuidado del conducto, hecho, no obstante, a expensas de la Casa de Mesina, a favor de la cual fue dada dicha agua, como se ha dicho.
Después de tener, pues, esta ayuda de la ciudad, por medio de dichos señores, se encontró un lugar muy a propósito, y en la calle principal de la ciudad, llamada De los Mercaderes, cerca de la iglesia de San Lucas, además, con huerto; era de los Señores Giurba, que por desgracia se había incendiado.
A este lugar llegaron secretamente nuestros Padres, y, lo mejor que pudieron, en una noche arreglaron una capilla, con licencia de Monseñor Arzobispo, a quien se lo pidió dicho Señor Estratega. Y, aunque los Religiosos cercanos, Carmelitas y Franciscanos Conventuales, y los Padres Teatinos, en cuanto se enteraron hicieron gestiones ante el Ilmo. y Revmo. Ordinario, sin embargo, retirándose un poco el Superior de Casa, se bendijo el lugar y se celebró enseguida la Santa Misa. Así que el mandatario, es decir, el portador que llevaba la inhibición, no la presentó, sino después de terminar la Misa; de forma que la iglesia quedó erigida, con lo que también se tranquilizaron los Religiosos vecinos. Después se construyó una iglesita de bastante capacidad, bajo el título de San Ildefonso, Arzobispo de Toledo, con otras dos capillas, una del Crucifijo, y otra de la Virgen de la Pureza, con una imagen o retrato de nuestra Madonna de Frascati, que es la de la Guardia de Bologna.
Yo también, siendo Superior de allí, compré una casa a lo largo del huerto, superando uno u muchos pleitos, ordenando cerrar las ventanas que daban a aquel huerto. Y alrededor hice un dormitorio con doce o más celdas; todo con el dinero de dicha agua. Este dormitorio es mísero, hecho con cañas<ref group='Notas'>Hay una nota que dice: “Estas últimas palabras son un añadido posterior, no son del P. Berro”.</ref>.