GinerMaestro/Cap01/06

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01.06. Peralta y Cataluña: raíces profundas

Aunque ya estamos dentro, parece obligado advertir que en este tema tan vidrioso y polémico hay que entrar de puntillas y hablar casi en voz baja. Provoca reacciones en su aspecto histórico civil y en el eclesiástico, al considerarlo en términos de geografía histórica general y también en su expresa y personalísima referencia al Fundador de las Escuelas Pías. Y es un tema que no podemos silenciar.

Las primeras discusiones serias empezaron en tiempos de Jaime el Conquistador, precisamente en un reinado en que estaban en juego los destinos del Condado de Urgel y se llevó a tribunales la supervivencia de la recién constituida 'honor' o baronía de Peralta de la Sal. Los datos escuetos son los siguientes: en 1243, al dividir sus Estados, Jaime I convoca Cortes en Daroca para los aragoneses, en las que juran a su hijo Alfonso como sucesor suyo en Aragón, cuya frontera determina que sea, por oriente, el río Segre. Los catalanes protestan, y en las Cortes de Barcelona del año siguiente (1244), en que se jura al infante Pedro como heredero en Cataluña, consiguen que el monarca cambie su decisión y ponga la frontera de Cataluña en e! Cinca. Los aragoneses no se resignan, pero tienen que esperar pacientemente hasta las Cortes de Zaragoza del año 1300, en que Jaime II fija la nueva frontera divisoria en el río Noguera Ribagorzana, término medio entre el Cinca y el Segre, quedando definitivamente incorporadas al Reino de Aragón las comarcas de Sobrarbe, Ribagorza y la Litera, y con ellas Peralta de la Sal.

Por los años 1610-1611, Juan Bta. Labaña, describiendo el Reino de Aragón, precisaba: 'El río Noguera Ribagorzana es raya de Aragón y Cataluña...'<ref group='Notas'>J. B. LABAÑA, Itinerario del Reino de Aragón (1610-1611), en J. GARCÍA MERCADAL, Viajes de extranjeros por España y Portugal, t.II (Aguilar, Madrid 1959) p.225.</ref>. Y lo mismo repetía casi dos siglos después el geógrafo Ignacio de Asso: “Algo más copioso es Noguera Ribagorzana, que forma los límites entre Aragón y Cataluña”<ref group='Notas'>I. DE ASSO, Historia de la economía política de Aragón (Zaragoza 1798) p.82.</ref>.

Si es cierto, pues, que cuando nació José de Calasanz, en 1557 su pueblo llevaba ya 257 años perteneciendo al Reino de Aragón, no se puede olvidar que desde su reconquista, en torno a 1075, hasta 1300, pasaron otros 225 años, en que Peralta formó ininterrumpidamente parte del condado catalán de Urgel y estuvo, además, durante el último medio siglo dentro de los límites oficialmente declarados de Cataluña (1244-1300). Y esos primeros dos largos siglos influyen poderosamente en la contextura social y cultural de Peralta.

Aunque la reconquista no suponía un barrido total de las gentes conquistadas, indudablemente había una incorporación notable de repobladores, cuando no se fundaban nuevos pueblos. Y esos repobladores —victoriosos— imponían sus costumbres, sus leyes, su religión, su lengua. Y de todo ello, solamente la religión era común entre Aragón y Cataluña. De modo que Peralta de la Sal, durante esos dos largos siglos de pertenencia a Cataluña, vivió en un ambiente en que las costumbres, leyes, instituciones y lengua eran sencillamente catalanas. A lo que hay que añadir los casi cinco siglos que la parroquia —con toda la profunda influencia que supone en la vida colectiva de un pueblo— llevaba integrada a la diócesis catalana de Urgel, ya directamente a La Seo, ya dependiente de la canónica agustiniana de Solsona, cuando vino al mundo José de Calasanz.

Ciertamente, los 257 años de pertenencia al Reino de Aragón debieron influir para cambiar muchos aspectos de la vida peraltense, y sobre todo para crear una conciencia individual y colectiva de 'ser aragonés'. Pero quedaron otras cosas, atávicamente enraizadas todavía y que se manifiestan en los años históricos de la vida de José de Calasanz. Bastaría recordar la institución catalana del “hereu” con las características “capitulaciones matrimoniales”; la posible opción en algunos casos de acogerse a los fueros de Aragón o a los Usatges Y costumbres de Cataluña<ref group='Notas'>En las capitulaciones matrimoniales de Juan Carpi con Esperanza Calasanz, hermana del Santo, se lee: '... el qual matrimonio no ba según fueros y observancias del presente reyno de Aragón, ni prácticas, ni constituciones de Cataluya (sic)' (RegC 74,53). En las capitulaciones matrimoniales de su hermano Pedro Calasanz con Jerónima Paúl se hace notar también: 'y no se hizo el presente matrimonio ni los presentes Capítulos según fueros ni observancias del presente Reyno de Aragón ni costumbres de Cataluña, sino...' (RegCal 13,6-8).</ref>. Y sobre todo la lengua.

Prácticamente son nueve largos siglos que se habla la misma lengua en Peralta, desde aquel lejano último tercio del siglo XI hasta el día de hoy, y casi medio milenio hasta los días del nacimiento de José de Calasanz.

A los filólogos no les causa sorpresa alguna el constatar hoy la resistencia del catalán en la franja más o menos ancha entre el Cinca y el Noguera Ribagorzana. Hay ciertas comarcas entre los ríos Cinca e Isábena en las que se distinguen zonas de transición del aragonés al catalán y del catalán al aragonés, mientras en otras se habla simplemente el catalán, que por sus matices especiales se le llama ribagorzano o literano (de la Litera), muy similar al catalán occidental, de Lérida, que tiene también sus propias modalidades si se lo compara con el de Barcelona o de otra comarca catalana. El que se habla en Peralta hasta el día de hoy es, pues, el catalán ribagorzano o literano. El calificativo de 'chapurriau', con que se le califica, tiene cierto matiz despectivo, probablemente debido a quienes, por ser de habla unívoca castellana, difícilmente pueden distinguir matices en otra lengua extraña, que suponen, en este caso, mal hablada<ref group='Notas'>Cf. Gran Enciclopedia Aragonesa, t.III: Catalán en Aragón; t.VIII: Literano; t.XI: Ribagorzano. Amplia bibliografía citada. En un doc. impreso de Carlos III de 1762, en reconoce la infanzonía de los Bardaxí, residentes en Fonz, villa al oeste de Peralta, se lee: 'Que por la proximidad de Cataluña a la dicha Villa de Fonz, en esta, hablando vulgarmente en Cathalán, pronuncian el Bardaxi en Bardachín...' (Arch. privado de Casa Zaydín, de Peralta de la Sal).</ref>.

Si esto vale para el día de hoy, es innegable que será más válido si lo referimos a hace cuatro siglos. Y los escritos conservados de aquella época, procedentes de Peralta y su comarca, nos cercioran de esa realidad. Por lo que atañe concretamente a José de Calasanz, hay que recordar sus años de universidad en Lérida y los cinco (1587-1592) que transcurre en su diócesis de Urgel, en ambiente, por tanto, netamente catalán. Como muestra de su pulcro y elegante catalán han quedado, entre otras, doce cartas que escribió como secretario del cabildo de Urgel<ref group='Notas'>Cf. P. PUJOL I TUBAU, Sant Josep de Calassanç..., p.70-79; EGC, X, p.395-419. Sobre estas cartas y otros doc. de Calasanz y de Peralta de la Sal, en catalán, véanse los artículos siguientes de J. POCH-M. PUIG: El catalá escrit de Sant Josep de Calassanç: Cat 149 (1973); El carteig catalá de S. Josep de Calassanç: Cat 160 (1974); Dos nuevos escritos autógrafos del Fundador de la Escuela Pía: PanEs 40-41(1974) 60-64. Y de POCH, Encara més prosa catalana del prevere J. Calassanç: Cat 206 (1978); De la ¨batllía¨ i del catalá parlar i escrit a Peralta de la Sal (segles XVI - XVII): Cat 210 (1978) 5-8; Encara més catalá parlar i escrit a Peralta de la Sal: Cat 212 (1979) 12-14; Un altre document calassanci a la catedral d’Urgell: Cat 217 (1979) 4-8; Mostra inédita de catalá del comtat de Ribagorça (segles XIV - XV): Cat 222 (1980) 3-7; Plet de requestes a Peralta de sal. El litigi fou formular en catald: Cat 260 (1983) 11-13.</ref>. De su abundante correspondencia romana queda solo una carta en catalán, de l620<ref group='Notas'>C.45.</ref>. Pero consta que en 1638, a sus ochenta años, todavía escribió otra carta en catalán al obispo de Urgel<ref group='Notas'>'El P. General muestra estar muy contento de que la Escuela Pía sea entrada en España y me escribe en lengua catalana y yo también le quiero responder en la mesma lengua' (EGC VI, p.139, comentario a la c.2858).</ref>. A pesar de su edad y de los muchos años que había vivido en Roma, difícilmente podía olvidarse de lo que era su lengua materna, la lengua de su pueblo.

Los años que vivió en Cataluña y el contacto con los catalanes contribuyeron naturalmente a que José de Calasanz se formara de ellos un concepto personal, que se trasluce en tres cartas dirigidas al P. Melchor Alacchi, a quien había mandado a España a fundar la primera casa escolapia en Guisona, en la diócesis de Urgel: 'La Nación Catalana —dice— no tiene igual en el mundo para quien se porta bien con ellos, y al contrario para quien se porta mal'<ref group='Notas'>C.2902. Y anteriormente había dicho: 'espero gran provecho en esa Nación, la cual con los forasteros que se portan bien es amable y pía como ninguna otra Nación' (c.2858). La idea de Nación era distinta de la nuestra, y en la Corona de Aragón tenía connotaciones propias, pues la formaban las tres 'naciones' de Aragón, Cataluña y Valencia.</ref>. Y con nuevos matices: “la nación catalana es singular en benevolencia con quien se porta bien, porque son personas realistas (reali) y de gran juicio y prudencia”<ref group='Notas'>C.2932. Con estas palabras define el concepto que los catalanes llaman 'seny' como característica étnica.</ref>. Preciosos elogios, sin duda, pero —como hace notar acertadamente el P. Leodegario Picanyol, comentando en italiano la primera carta citada— “del modo con que se expresa el Santo en este lugar, yo diría que no se consideraba como perteneciente a la “Nación Catalana”, lo cual concuerda, además, con otra frase de carta escrita anteriormente al mismo P. Alacchi, en que Calasanz se declara “de Nación aragonés”“<ref group='Notas'>EGC VI, p.374. El mismo comentario escribió ya Picanyol en Rass 18(1951) 19.</ref>. Habla, en efecto, de Cataluña como de una nación distinta de la propia, en la que él no se incluye. Y es que Peralta de la Sal estaba —como decía el P. Cavada en un párrafo ya citado— “a dos leguas de los confines de Cataluña”. No eran muchas, pero las suficientes para poder sentirse plenamente “en el Reino de Aragón”.

Notas