GinerMaestro/Cap03/09
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03.09. El poeta perdido
En el primer esbozo de biografía —la ‘Breve Notizia’ de septiembre de 1648— se aludía a estos estudios preuniversitarios del Santo, diciendo que 'después de haber estudiado gramática y retórica con mucho provecho en verso y en prosa, fue mandado a la Universidad de Lérida...'.<ref group='Notas'>Cf. BAU, RV, p.11.</ref> De su viaje por Barbastro, Peralta y Benabarre en 1677, el P. Cavada escribía mucho más tarde, en carta del 5 de agosto de 1690, al P. Armini, entonces General de la Orden:
- Recuerdo también que el Vicario de Benabarre, muy amigo de D. José [de Calasanz y Bardají, Señor de Ramastué y del Estall], tenía también un libro, como un Ritual Romano, manuscrito, de varias y elegantísimas Poesías españolas compuestas por dicho Ven. Padre [Fundador] mientras estudiaba en Lérida, Valencia, Huesca (Osca), etc., cosa exquisita, sobre el Sacramento, Misterio de la Trinidad y otros temas sacros, etc. y se podría al menos sacar copia para editarlos a su tiempo'.<ref group='Notas'>RegCal 28, p.469. Trad. directa del original, mal citado en Rass 26-27 (1957) 56.</ref>
Y en otro lugar volvía a recordar el P. Cavada estas poesías, diciendo en castellano: 'Sólo no pudo el P. Provincial conseguir del sobredicho Vicario un libro en cuarto folio de varias poesías a lo divino, tan elegantes como doctas, del dicho Ven. Padre, que dice allí él mismo las trabajó, cuando cursaba los estudios en las universidades de Lérida, Valencia, etc.'.<ref group='Notas'>‘Corónica de esta nuestra Provincia de Sardeña’, cit. en EGC, II, p.26.</ref>
Todo hace suponer que algunas de estas poesías las compusiera el Santo en Estadilla, pues allí estudió la retórica 'con mucho provecho en verso y en prosa', como dice Catalucci, y entre los temas escogidos figura el misterio de la Trinidad, que evoca fácilmente la influencia espiritual de los trinitarios. Además, Cavada añade un etc. a las universidades nombradas. Probablemente sería un libro en el que el estudiante Calasanz escribió sus versos juveniles durante su carrera, desde que se puso en contacto con la retórica y poética. Y hay que lamentar profundamente que el P. Cavada se preocupara tanto de mandar a Roma el ramaje híbrido de un supuesto árbol genealógico y no tuviera paciencia para sacar copia de aquellas poesías “a lo divino, tan elegantes como doctas”, que hubieran hecho las delicias de tantas generaciones de escolapios. ¿Se perdió, pues, un poeta?