GinerMaestro/Cap05/16
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05.16. Peldaño a peldaño hasta el sacerdocio
Habían pasado ya siete largos años desde aquel 17 de abril de 1575 en que el estudiante de leyes José Calasanz, a sus diecisiete años, recibía la primera tonsura clerical. Había cumplido ya los veinticinco y estaba cursando cuarto y último de Teología en el Estudio General de Lérida.
Su nítida trayectoria de estudiante nos mueve a pensar que jamás dudó de su vocación sacerdotal, desde aquel primer indicio documentado en el testamento de su padre, del 8 de marzo de 1571, cuando apenas tenía trece años y medio, en que expresamente se habla de 'subir a los órdenes sacros'.<ref group='Notas'>Cf. texto correspondiente a la n.108 de este cap.</ref> Por añadidura, tenemos constancia de dos momentos graves de su vida joven en que se ve acosado fuertemente por el amor y la carne en Valencia, y por la paternidad y la vida asegurada al morir su hermano. Y en ambas ocasiones supera el peligro, convencido y decidido por su vocación sacerdotal.
Toda su larga carrera de estudios aparece sólidamente estructurada, casi programada, sin altibajos ni demoras innecesarias: un trienio de Gramática y Humanidades, otro trienio de Artes y Filosofía, cuatro años de Leyes y cuatro más de Teología. La única interrupción de un año está plenamente justificada por la grave enfermedad en Peralta que le hizo perder curso.
Digamos de nuevo que no hay indicio alguno de oposición de su padre a la vocación sacerdotal del hijo, salvo el momento dramático de la muerte del heredero Pedro. Las suposiciones de antiguos biógrafos de que el padre quería desde un principio que siguiera la carrera militar son fantasías indocumentadas, fruto del montaje barroco con que envolvieron al heredero de Peralta, creyéndole de alta alcurnia y descendiente de reyes. Seguramente soñó desde un principio, él y su piadosa mujer, María, en ver sacerdote al benjamín de la familia, sobre todo cuando le veían repetir con un cierto tono personal las estrofas de Berceo que le enseñaba de memoria su madre:
- Sennores e amigos, muévanos esta cosa,
- amemos e laudemos todos a la Gloriosa,
- non echaremos mano en cosa tan preciosa
- que tan bien nos acorra en ora periglosa'.
En aquellos tiempos en que los viajes eran muy pesados, cuando los clérigos cursaban sus estudios universitarios fuera de sus propias diócesis, parece ser que 'después de la tonsura de manos del obispo propio, se les otorgaba permiso para recibir oportunamente las órdenes menores, el subdiaconado y el diaconado a beneplácito del obispo en cuya diócesis cursaban los estudios, hasta que terminada la carrera retornaban al ordinario u obispo propio para recibir de él el sacerdocio'.<ref group='Notas'>Cf. J. POCH, ‘Las órdenes sagradas del universitario José Calasanz (1575-1583)’: AnCal 50 (1983) 259-260. Y que había excepciones en esta norma lo prueba el caso de don Antonio de Gallan y de Mongay, valenciano y estudiante en Lérida que recibió la Primera tonsura y el sacerdocio fuera de su diócesis (cf. J. POCH, ‘Don Antonio de Gallart i de Mongay, 'bachiller en Derecho Canónico' por el Estudio General de Lérida’: Ilerda 27 [1963] 7-9).</ref> Y así fue para José Calasanz. La primera tonsura la recibió en Balaguer, diócesis de Urgel, de manos de su propio obispo, don Juan Dimas Loris (17-4-1575), aunque estaba estudiando ya en la universidad de Lérida.
Al solicitar la recepción de órdenes menores y subdiaconado, está de nuevo en Lérida, a cuya Curia episcopal recurre para las oportunas dimisorias, a pesar de que no está vacante la sede episcopal de su propia diócesis de Urgel, ocupada por Hugo Ambrosio de Moncada (1580-1586), que será quien le confiera el sacerdocio. La que está vacante es la sede de Lérida (desde el 21 de octubre de 1581 al 11 de mayo de 1583), por lo cual tendrá que recurrir a algún obispo cercano que celebre ordenaciones. Pero quien le da las dimisorias es el Vicario General de Lérida, Jaime Mahull, exigiéndole el debido examen previo.<ref group='Notas'>'Die duodecima mensis decembris MDLXXXII (12 de diciembre de 1582) per dominum Vicarium Generalem Mahull fuit facta licentia Josepho Calassans loci de Peralta de la Sal, dioecesis Urgellensis, beneficiati beneficii Scti. Petri martyris in ecelesia Sti. Stephani ville Montissoni ad quatuor minores et Subdiaconatus ordines, cum dispensatione' (de intersticios) (cf. J. POCH, ‘Aportación documental a la historia de a Univ. de Huesca…’, p.198).</ref>
Y se fue a Huesca, cuyo obispo, don Pedro del Frago, celebraba ordenaciones generales en las Témporas de Adviento. En las dimisorias se le concedía dispensa de intersticios, y era necesaria, pues en dos días consecutivos recibió las cuatro órdenes menores y el subdiaconado: las primeras, el viernes, día 17 de diciembre de 1582, en el oratorio privado del obispo, y el subdiaconado, al día siguiente, sábado, en la catedral.<ref group='Notas'>Cf. las llamadas 'cartillas' de ordenaciones de Menores y Subdiaconado, en AnCal 50 (1983) 269-270. Hay que advertir que ese año de 1582 se impuso la reforma del calendario por el papa Gregorio XIII y fueron suprimidos los días del 5 al 14 de octubre, ambos incluidos, pero los días de la semana siguieron su orden normal: el dia 4 había sido jueves y el 15 fue viernes y no lunes como hubiera tenido que ser. Así pues, hasta final de año los lunes fueron viernes y los martes, sábados, etc. En efecto, la 'cartilla' de las órdenes menores de Calasanz dice que las recibió 'die veneris… decinla septima Decembris anni 1582', que en los Calendarios Perpetuos aparece como lunes, la 'cartilla' del subdiaconado dice 'dic sabbati… decima octava mensis Decembris' mientras en tales calendarios el 18 de diciembre es martes (cf. A. CAPELLI, ‘Cronologia Cronografia e Calendario Perpetuo’, Hoepli [Milán 19302], p.85). El 31 de diciembre de 1582 fue viernes y el 1 de enero de 1583, sábado.</ref> Para la recepción del subdiaconado era necesario especificar los medios de subsistencia futura o 'título'. Los religiosos lo recibían “a título de pobreza”, es decir, dado su voto de pobreza, era la Orden la que respondía de la subsistencia; los clérigos no religiosos aducían el “título” de propio patrimonio o el de servicio a la diócesis o el de algún beneficio eclesiástico. José Calasanz adujo como título el beneficio de S. Pedro en la iglesia de San Esteban de Monzón (hoy desaparecida), que pertenecía a la diócesis de Lérida. Lo cual nos induce a pensar que efectivamente no había aceptado la herencia paterna al morir su hermano Pedro, y por tanto no tenía patrimonio personal. Sólo en 1585 volverá su padre a hacer testamento, al hallarse gravemente enfermo, y le nombrará heredero.<ref group='Notas'>Cf. J. POCH, ‘Tres testamentos…’, p.457-458.</ref>
A mediados del segundo semestre del mismo curso 1582-83 volvió a solicitar dimisorias a la misma Curia leridana para ordenarse de diácono. Tuvo que examinarse de nuevo, según las normas canónicas, siendo los examinadores los doctores y beneficiados de la Seo, Domingo Manyes, Francisco Vidal y Antonio Mani, nombrados expresamente en sesión capitular del 13 de noviembre de 1582.<ref group='Notas'>Cf. J. POCH, ‘Aportación documental…’, p.201-202.</ref> Como seguía sede vacante, aprovecharon los canónigos la oportunidad de la estancia en Fraga, su ciudad natal, de don Gaspar Juan de la Figuera, obispo de Jaca y destinado a Albarracín, para darle licencia de ejercer cualquier acto pontifical y conferir órdenes sagradas en toda la diócesis de Lérida, a la que pertenece todavía hoy la ciudad de Fraga.<ref group='Notas'>'Concediren licentia o territori al Rdm. sor. Bisbe de Jaca don Gaspar Figuera pera exercir qualsevol acte ponifical (sic) y donar qualsevol ordes en la diocesis Leyda' (ib., p.202-203). Don Gaspar había sido presentado por Felipe II, con fecha de, 17 de enero de 1583, para obispo de Albarracín, al papa Gregorio XIII, quien lo nombró el 28 de marzo de 1583. La licencia del cabildo de Lérida lleva fecha del 26 de febrero de 1583, y por ello no le llaman todavía electo de Albarracín.</ref> Y a última hora alguien suscitó la duda sobre la competencia del Cabildo para dar dimisorias y dispensar de intersticios a los ordenandos. Se nombró una comisión para estudiar el asunto, la cual dio su veredicto positivo con fecha del 6 de abril de 1583.<ref group='Notas'>Cf. J. POCH, ‘Aportación documental…’, p.203.</ref>
Poco después debió de extender las dimisorias el Vicario General, Mahull, haciendo constar que el ordenando José Calasanz había sido 'examinado, aprobado y dispensado de intersticios', y el día 9 del mismo mes, Sábado Santo, Mons. de la Figuera le ordenó de diácono en la “iglesia o capilla de San Sebastián, de la villa de Fraga”, hoy desaparecida.<ref group='Notas'>Cf. el texto latino de la 'cartilla' del diaconado en ib., p.203.</ref>
Terminó el curso 1582-83, cuarto de Teología. Vino el verano, Calasanz pasaría las vacaciones —desde el 24 de junio hasta el 18 de octubre— en Peralta, con su padre, hermanas y sobrinos. De nuevo comenzó el curso siguiente, y ya cerca de las Navidades, hizo los trámites prescritos, esta vez directamente en la curia de su diócesis de Urgel, y el día 17 de diciembre de 1583, sábado de Témporas, se ordenó de sacerdote en el Castillo de Sanahuja, residencia de invierno de los obispos de Urgel, de manos de su propio prelado Fray Hugo Ambrosio de Moncada.<ref group='Notas'>Cf. el texto de la 'cartilla' de presbítero en J. POCH, ‘Las órdenes sagradas…’, p.271.</ref> Hoy apenas si queda un paredón almenado de lo que fue el castillo episcopal. Pero su silueta debió de permanecer en el recuerdo de aquel joven de veintiséis años hasta el final de su larguísima vida, pues siempre consideró que 'mi sacerdocio —decía— es la mayor dignidad que he podido conseguir'.<ref group='Notas'>C.2162. Sobre el aprecio y rica ideología que del sacerdocio tenía Calasanz, cf. S. GINER, ‘Ideas sobre el sacerdocio en el epistolario de San José de Calasanz’: AnCal 50 (1983) 337-368. Este volumen 50 de ‘Analecta Calasanctiana’ es conmemorativo del IV Centenario de la ordenación sacerdotal del Santo.</ref>
No perdió nunca esa estima profunda, y aun ese temor y temblor por el sacerdocio, y así lo expresó innumerables veces. A sus setenta y tres años, por ejemplo, decía a uno de sus religiosos que iba a ordenarse: 'para ser sacerdote no sólo basta tener la edad de veinticinco año, sino también la ciencia necesaria, y lo que más importa, una gran humildad para saber tratar un ministerio tan alto y tremendo'.<ref group='Notas'>C.1588.</ref> Y dos años más tarde escribía a otro: “Procure humillarse y reconocerse indigno de un oficio tan grande, para que Dios le conceda la disposición interna necesaria para tal dignidad”.<ref group='Notas'>C.1948.</ref> Y así hasta el fin, hasta veinticinco días antes de morir, en que todavía escribía: “El Señor le recompense con bienes espirituales y le dé la gracia de conocer la dignidad sacerdotal y la humildad y reverencia que se deben a un ministerio y sacramento tan altos”.<ref group='Notas'>C.4572.</ref>
Con sus casi noventa y un años todavía se notaba en la mano que esto escribía la fragancia del óleo de su ordenación sacerdotal, a pesar de que habían pasado ya sesenta y cuatro desde el día memorable de Sanahuja: el 17 de diciembre de 1583.
Y en aquellas Navidades el repique de las campanas de Peralta anunció la primera misa cantada de José de Calasanz.