Cañar (EC) Vicaría foránea San Antonio de Hatum-Cañar

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Datos

Demarcación Colombia - Ecuador

(1980- )

Antecedentes históricos.

Desde la llegada de los escolapios a Cañar, se trabajó en las labores parroquiales ayudando al párroco, desde Manuel Andrade. Todos los religiosos eran coadjutores y ayudaban especialmente en capellanías: San Antonio de la Colina, hospital público, colegio «Santa Rosa» de las dominicas, y en todo lo que fuera necesidad parroquial dentro y fuera del pueblo.

Durante seis años Cañar dependió de la diócesis de Cuenca. A partir de 1970 se funda la nueva diócesis de Azogues, y se pasa a depender de un nuevo obispo. En 1980 se inician conversaciones con él (Raúl Vela) con miras al futuro de la parroquia de Cañar. El párroco, P. Ángel M.ª Iglesias -hermano nuestro por «carta de hermandad» y el que más luchó para que la comunidad llegara a la ciudad— con 75 años quiere renunciar. Durante 1980 ha de atenderse a dos parroquias: la de Suscal, que sirve el P. Laudelino Quijada, y la de El Tambo, que sirve el P. Felicísimo del Mazo. Cuando el obispo logra ayudas de España y de Italia, se dejan ambas. En visitas del P. General, Ángel Ruiz, y del P. Provincial, Nicolás Díaz, dialogan con el Sr. obispo para que ayude a los escolapios en la consecución de un convenio con el gobierno que les permita cambiar las personas sin perder el nombramiento oficial; y juntamente con ello, la situación de ayuda a la diócesis que pesa mucho a la comunidad: atiende prácticamente las parroquias de Cañar, Honorato Vásquez, Suscal y El Tambo, aparte de todas las labores de las parcialidades de la de Cañar que son muchas. En junio de 1980 el P. Ángel M.ª Iglesias renuncia pero no deja la parroquia.

Desarrollo histórico.

En marzo de 1981 se acepta oficialmente la parroquia y se nombra párroco-vicario foráneo de Cañar, al rector de la comunidad, Jaime Guerra. Se realiza un contrato con la diócesis y se inicia la reforma de la casa parroquial. Mientras tanto la comunidad vive en la antigua casa junto a la escuela, que al venderla, quedó la posibilidad de vivir en ella durante 5 años. Para ello se acude a «Adveniat» y a los fondos también de la comunidad. En junio de 1982 se trasladan a vivir en ella.

El párroco es acogido con alegría por los cañarenses y con cierto recelo por parte de los sacerdotes diocesanos. El contrato es por 5 años renovables automáticamente si no hay un año por lo menos de aviso anticipado por alguna de las partes. La mayor dificultad es la gran cantidad de trabajo del párroco, pues al mismo tiempo ha de ser profesor en el colegio.

La introducción de los cursillos de cristiandad, la catequesis con los niños, movimientos juveniles, han supuesto un cambio beneficioso para la diócesis y para la parroquia.

Redactor(es)

  • Jesús Alonso, en 1990, artículo original del DENES I