Demarcación Liguria
Ver Presencias (43) / Religiosos (89) / Cartas de hermandad
Datos
- Provincia escolapia (1623- )
Historia
Es la segunda Provincia de la Orden, después de la Romana, que estaba bajo la directa dependencia del Fundador. Sus orígenes se remontan al mes de junio de 1621, cuando llegaron a Carcare, pueblo de las cercanías de Savona, dos religiosos: Benito Cherubini y Bernardino de Jesús, enviados por Calasanz. Carcare era en el 1600 poco más que una aldea, con pocas casas y con alrededor de un centenar de habitantes; pertenecía al marquesado de Finale, dominio de España.
La fundación de las Escuelas Pías en Carcare se debe, ante todo, a los Bernardino y Juan Andrés Castellani, respectivamente médico pontificio y secretario particular del Papa Gregorio XV. Estos pidieron y obtuvieron de Calasanz la fundación de las Escuelas Pías en su pueblo natal, comprometiéndose en la construcción de la casa e iglesia y en asegurar rentas suficientes para el mantenimiento de los religiosos. Calasanz aceptó de buen grado, tanto más, cuanto que la fundación de Carcare podía servir de apoyo para España, Italia del Norte y los países de Europa central. Al año siguiente, 1622, las Escuelas Pías se introdujeron también en Savona, centro importante de la Liguria, debido al interés especial del protonotario apostólico Mons. Alejandro degli Abbati. Este, que residía en Roma, puso su casa de Savona, situada en la calle de la Scarzeria, a disposición de los primeros escolapios, Pedro Casani y dos hermanos. La fundación encontró no pocas dificultades, particularmente por la oposición de los jesuitas y de los franciscanos; sin embargo tuvo una importancia fundamental para la expansión de las Escuelas Pías en Liguria.
En el 1623 Calasanz quiso visitar las dos casas de Liguria. Durante su breve estancia, decidió erigir en Savona el noviciado, que se instaló en el palacio de la duquesa Camila de Oria, genovesa, insigne bienhechora de la Orden. El mismo Fundador procedió a la vestición de los tres primeros novicios, Juan Antonio Caldera de los marqueses de Monesiglio, Juan Antonio del Carretto de los marqueses de Gorzeglio y Juan Bautista Barone, noble savonés. El primer maestro de novicios fue Pedro Casani, nombrando, a continuación, al P. Francisco Castelli. Se alcanzó inmediatamente una gran abundancia de vocaciones, hasta el extremo de que se pudieron enviar a Roma doce novicios, no habiendo lugar para ellos en Savona. Entre las nuevas vocaciones merecen recordarse Domingo Pizzardo, canciller antes y abogado del ayuntamiento de la misma ciudad, Benito Salviati, de noble familia, y Vicente Berro, futuro historiador de la Orden.
En 1623 se creó la Provincia de Liguria, que tuvo como primer Provincial al P. Pedro Casani.
En 1624 entraron los escolapios en Génova, capital de la Liguria. Ahí se trasladó el noviciado de Savona, en el arrabal de Oregina, que se levanta al norte de la actual estación de Porta Príncipe. Más tarde, en 1625, a instancias del colegio de los notarios, se inició la actividad escolar en el centro de la ciudad, en un palacio ofrecido por el mismo colegio de notarios, en la calle de la Scurreria. El noviciado, del barrio de Oregina, se trasladó, más adelante, a la zona de Génova Castelletto y más tarde a la de Génova Paverano. De muchas regiones de Liguria llegaban al Fundador peticiones de fundación de las Escuelas Pías; lo mismo ocurría desde el Piamonte, pero muy pocas pudieron ser atendidas, bien por la dificultad de encontrar sujetos disponibles, bien por la Visita apostólica que entonces se llevaba a cabo, bien, principalmente, por la reducción de la Orden, decretada por el Papa Inocencio X. A estas causas se añadieron asimismo otras calamidades, como la peste, que asoló la ciudad en 1631, durante la cual murió Domingo Pizzardo, cuando asistía a los atacados, la explosión del polvorín en el castillo de Savona (1648), que causó la destrucción de la casa escolapia y la muerte de seis religiosos, la peste en Génova (1657), de la que tan sólo lograron salvarse dos religiosos. Una de las víctimas ilustres fue Luis Mallone, que se había acercado a Génova desde Carcare para asistir a los apestados. No obstante estas dificultades, las Escuelas Pías se habían establecido en otros dos centros, en Carmagnola (1638-1640) (Piamonte) y en Calizzano (1650-1659), pueblo de los alrededores de Carcare. Igualmente la casa de Savona se había repuesto, gracias a las aportaciones y bienes que la noble señora de la ciudad, María Bardolla, había dejado a las Escuelas Pías.
Al final de los primeros cuarenta años de su presencia en la región, la Provincia de Liguria contaba las siguientes casas: Carcare (1621), Savona (1622-1971), Génova (1624-1981), Génova Castelletto (1641-1675), Calizzano (1650-1659). Los religiosos eran únicamente unos veinte, después de las varias calamidades que había sufrido la Provincia. Desde el 1660 al 1700 tuvo lugar un período de consolidación, caracterizado por el incremento del número de los religiosos y por la formación más cuidadosa de los candidatos, sea bajo el aspecto religioso, sea en el orden cultural. Con tales premisas, se pudo pensar en ampliar el ámbito territorial de la Provincia con las fundaciones de Lombardía en Voghera (1696-1798) y en Zavattarello (1701-1798). El noviciado se había traslado a la casa de Génova Paverano (1676-1798).
El siglo XVIII se puede considerar, sin duda alguna, como el más brillante en la historia de la Provincia. En los primeros años las casas eran seis y los religiosos unos ochenta; las escuelas, completamente gratuitas, estaban rebosantes. Se comenzaba, en la Provincia, una nueva actividad, la del internado para satisfacer las aspiraciones y deseos de muchas familias que, viviendo lejos de los centros de estudio, querían asegurar a sus hijos una educación proporcionada. Los niños permanecían en el colegio todo el año, incluso durante las vacaciones de verano. Eran raras las visitas por parte de las familias y sólo en casos excepcionales. El colegio se consideraba como una segunda familia y los jóvenes le cobraban cariño.
La Provincia continúa con nuevas fundaciones, ya en Córcega: en Calvi (1711-1727); ya en Liguria: en Oneglia (1713-1798), Albenga (1722-1797), Toirano (1717-1797), Chiavari (Colegio de la Torre, 1750), Finalborgo (Colegio Aicardi, 1759-1968); y en Lombardía: en Milán (Colegio Calchi-Taeggi, 1759-1815).
Numerosos religiosos de gran valor y bien preparados mantienen alto el nivel cultural y se distinguen en la actividad pastoral (confesión y predicación). Algunos son llamados a enseñar teología en los seminarios episcopales, otros llegan a ser profesores universitarios, un buen número se distingue por una espiritualidad no corriente. Entre los maestros universitarios merecen particular mención Clemente Fasce, Jacinto Sanxay, Celestino Massucco, Pedro Nicolás delle Piane, Domingo Scribanis (en Génova), Carlos Barletti, Martín Natali (en Pavía). No pocos, como Juan Bautista Molinelli, eran considerados los teólogos más cualificados de Italia.
La Provincia de Liguria podía permitirse además enviar religiosos suyos a otras Provincias. Tal fue el caso del P. Boschi enviado a Florencia y el de Pablo G. B. Curio a Roma. Dos Superiores generales proceden de esta Provincia: Andrés Boschi y Juan Félix Arduini. Hacia el 1760 las casas eran diez y el número de religiosos superaba los 160.
En 1765, más o menos, la unidad de la Provincia comienza a verse comprometida por las pretensiones separatistas de aquellos religiosos que provenían de países sometidos al dominio de los Saboyas. Después de varias controversias, en 1787 las casas de Voghera, Zavattarello y Oneglia se separaron de la Provincia y formaron el Comisariato piamontés, bajo la inmediata dirección del P. General. Como Superior fue nombrado Juan Vicente Lovera (1735-1825), con el título de Comisario general. Este régimen especial fue breve y difícil. Acabó en 1798, cuando se cerraron las casas religiosas, en tiempo de la invasión francesa a Italia. Los escolapios, casi unos veinte, se dispersaron y sus bienes fueron confiscados por los mismos franceses.
En los últimos treinta años del siglo, los religiosos comenzaron a disminuir. Hacia el 1777 se contaban aún 154, mas en 1796 se reducen a 106. La crisis se debió ciertamente al clima cultural y a los acontecimientos políticos, que se sucedieron en aquellos años. Las ideas iluministas, el jansenismo, la revolución francesa fueron acogidos por muchos religiosos con poco sentido crítico. En tal situación resultaba difícil el gobierno de la Provincia, lo mismo que el de las distintas casas, tanto que se advierte el fenómeno de religiosos que no aceptan el cargo de Superiores o que presentan su dimisión pocos días o meses después de su nombramiento. Después de la proclamación de la República de Liguria (1798), muchos pasaron al clero secular o abandonaron la vida religiosa.
El año más crítico para la Provincia fue 1810. Oficialmente ya no existía ninguna casa religiosa, sin embargo la llama calasancia seguía encendida. Todavía funcionaba la casa de Milán; en Génova donde Octavio Assarotti, sostenido por el P. Provincial Mauricio Benza, había iniciado, en 1801, la benemérita obra en favor de la educación de los sordomudos; en Carcare José Carosio mantenía muy alto el honor del colegio con la colaboración de sacerdotes seculares y de algunos laicos. Otros religiosos continuaban enseñando en institutos, que antes habían sido escolapios y que ahora dependían de los municipios.
A partir de 1815 se da un impulso importante a la restauración de la Provincia. La iniciativa arrancó del arzobispo de Génova, José Spina, inspirado probablemente por su secretario y consejero, Celestino Massucco. Con la autorización del Vicario general de la Orden, Santiago Baldovinetti, el 16-11-1815 se reunieron once religiosos, con el propósito de colocar los cimientos para la nueva Provincia. Fue elegido como Superior (encargado) el P. Pío José Ricci, al que se agregaron dos consejeros, en las personas de los padres: Lorenzo Grana y Octavio Assarotti. Las dificultades no faltaron: era preciso reunir a los religiosos dispersos y convencerles de la necesidad de reimplantar la observancia regular. Muchos eran ya ancianos, o bien se habían incorporado en buenas condiciones a la Iglesia local. Hubiera sido inútil, como advertía muy bien Baldovinetti en su carta de autorización, reunir religiosos de edad avanzada, sin que se vislumbrara la esperanza de nuevas vocaciones. Con todo, contra toda previsión, éstas no se dejaron esperar.
El verdadero restaurador de la Provincia ha de considerarse al P. Esteban Mattei, quien fue nombrado Comisario general, y, a continuación, Provincial (1818-1826). Los primeros novicios fueron a Florencia y, después, se abrió el noviciado en Génova.
En la primera mitad del siglo, se recuperaron las antiguas casas de Génova, Carcare, Savona, Finale y Chiavari y se abrieron nuevas; dos en Piamonte: en Ovada (1827) y en Demonte (1832-1844); una en Liguria, en Génova Sestri (1841-1873). Por desgracia, al comienzo de la restauración, en 1815, se perdía la casa de Milán. En 1829, la Provincia contaba 53 religiosos, casi todos sacerdotes y clérigos; solamente había tres o cuatro hermanos. En 1844 llegaron a 105 y los alumnos a 2017, de los cuales 241 eran internos. Además del P. Juan Esteban Mattei, se dedicaron a la reconstrucción de la Provincia los Provinciales: José Carosio (1827-1833) y Lorenzo Isnardi (1835-1845); el gobierno de Mattei y Carosio se orientó a la instauración de la vida religiosa; el de Isnardi tuvo carácter preferentemente organizativo. La Provincia adquirió una nueva fisonomía, sobresaliendo por su espíritu religioso, si bien no sostenido por una profunda cultura teológica y por el entusiasmo en el ministerio escolar, sí alentado por la ola de patriotismo que serpenteaba en Italia hacia mediados del siglo. Los religiosos escolapios se hicieron promotores de algunas innovaciones pedagógicas y didácticas, sobre todo en los territorios sometidos a la Casa de Saboya. Baste recordar la introducción de la educación física entre las materias del programa escolar y el apoyo concedido a la fundación de los asilos infantiles, dirigidos por escolapios. Desgraciadamente la tendencia patriótico-liberal, que se había manifestado de una manera especial en el trienio 1849-1851, abriendo una peligrosa división entre conservadores e innovadores, causó a la Provincia la pérdida de numerosos sacerdotes: A. Dasso y J. B. Cereseto, pertenecientes a los primeros y J. Solad y F. Pizzorno, a los segundos. Por lo general, a pesar de todo, los religiosos vivieron como sacerdotes diocesanos y quedaron siempre muy adictos a la Orden. La dicha tendencia patriótico- liberal se acentuó en el decenio siguiente, pero no se comprobó ninguna ulterior salida de religiosos. Los colegios de las Escuelas Pías se convirtieron en auténticos focos de amor patrio. De ellos salieron hombres políticos, militares, abogados, profesores, periodistas e industriales, que alcanzaron fama extraordinaria en el desarrollo de la nueva Italia.
La huella en la Provincia de Lorenzo Isnardi continuó. Los religiosos intentaban cualificarse cada vez más como maestros de enseñanza, incluso con la adquisición de los títulos didácticos, que, por otra parte, el Estado imponía. De este modo se logró afrontar sin dificultad la nueva situación, creada después de la supresión de las Congregaciones religiosas con las leyes de 1866. En particular, los escolapios pudieron conservar, a través de oportunas negociaciones con los distintos municipios, la dirección de las obras y las cátedras de enseñanza, antes propiedad suya, pero que con las leyes destructoras habían pasado a poder del Estado. Como quiera que los acuerdos con los ayuntamientos parecían gravosos, sobre todo a partir del 1870, se creó la Sociedad Calasancia para la Instrucción, ente moral, capaz de garantizar la posesión de un patrimonio, considerado esencial para poder sobrevivir la Provincia. Fue precisamente tal Sociedad Calasancia, la que cambió muy pronto el nombre y los estatutos, que, al final del siglo XIX, adquirió la villa de la duquesa Galliera de Génova-Cornigliano y construyó el colegio calasancio, destinado a convertirse en el centro y corazón de la Provincia.
Al acabar el siglo, se verificó una notable reducción de vocaciones, por lo que urgía más que nunca un trabajo específico en este campo. A ello dirigió todos sus esfuerzos el P. Luis del Buono (1898-1904), al que, entre otras cosas, se debe la construcción del postulantado de Finalborgo, que fue por muchos años la casa de formación de la Provincia. A fin de asegurar una sólida formación de los candidatos, fue enviado de España el P. Marcelino Ilarri, de la Provincia de Aragón, quien, maestro de novicios, inyectó en la nueva generación de escolapios una fuerte energía innovadora.
Como consecuencia de este impulso, la Provincia abrió nuevas casas y nuevas actividades. Al comienzo del siglo XX se intentó la vuelta de las Escuelas Pías a Cerdeña, con las fundaciones de Oristano (1903-1908) y de Santulussurgiu (1902-1920). Se acepta, en Génova, en 1911, la dirección del Instituto Nacional de Sordomudos, que se había fundado en 1801 por Octavio Assarotti; en Chiavari, la dirección de dos institutos, (el Bancalari para artesanos, y el Assarotti para sordomudos) (1907-1961).
Durante la primera guerra mundial, se registró un período de paralización. Los religiosos más jóvenes se vieron forzados a cumplir el servicio militar en las armas, se sometieron las casas a muchos sacrificios, pero la Provincia no sufrió cambio sustancial. Terminada la guerra, se experimentó una patente reanudación, bien de la vida de los colegios, bien de la pastoral vocacional.
A lo largo de los siglos XIX y XX, las Escuelas Pías de Liguria dieron a la Orden tres Generales: J. B. Perrando, A. M. Mistrangelo, J. del Buono; y a la iglesia, dos obispos: Alfonso M.ª Mistrangelo, primero obispo de Pontremoli, después arzobispo de Florencia y cardenal, y J. Oberti, obispo de Saluzzo. La Provincia había tenido otro obispo en el siglo precedente: Pablo Jerónimo Orengo (1732-1812). La Visita apostólica, iniciada en 1923, ordenaba que el noviciado y el juniorato fueran interprovinciales. Como sede del noviciado funcionó hasta la segunda guerra mundial la casa de Finalborgo; como juniorato se escogió, al principio, la casa del Pellegrino, en Florencia, y luego, el «Calasanctianum» de Monte Mario, en Roma.
El trabajo escolar se desenvolvía con ritmo dinámico en los diversos colegios, en algunos de los cuales se estableció por primera vez la asociación de ex-alumnos. Gran mérito en la fundación y en la animación de la asociación obtuvieron los PP. Francisco Grillo y José Loi. Dicha asociación editaba como órgano oficial, la revista «Ieri e Oggi», que duró cinco años (1926-1931). Desgraciadamente el intento de introducir nuevamente las Escuelas Pías en Cerdeña resultó fallido. En 1920 se cerró la casa de Santulussurgiu. En 1932 se le encomendó a esta Provincia la dirección de la parroquia de S. Francisco en Monte Mario, en Roma, por expreso deseo del entonces cardenal Vicario, Francisco Marchetti-Selvaggiani; en 1963, pasó a la Provincia Romana. El largo provincialato del P. José Oberti (1934-1946) fue uno de los más florecientes de este siglo. Las escuelas basándose en las normas del Concordato entre el Estado italiano y la Santa Sede, obtuvieron el reconocimiento legal. Otras escuelas que dependían de los municipios y eran «equiparadas», pasaron la dirección a los Superiores religiosos. Se tuvo especial cuidado de las vocaciones y de las casas de formación, con atención particular del postulantado de Ovada, que se vio incrementado. Para divulgar el ideal calasancio y atraer la atención hacia las Escuelas Pías, se publicó por algunos años el periódico «Parva Favilla» (1935-1964). El número de religiosos, que al acabar el año 1800 había descendido a noventa y, posteriormente, se había reducido a causa de la primera guerra europea, hacia mediados del siglo XX alcanzó el número de 115 y por bastantes años se fijó alrededor de los cien.
Después de la mitad de esta centuria se abrieron nuevas casas. En 1950, a petición del arzobispo de Cagliari, Mons. Pablo Botto, en tiempo del provincialato de Juan Ausenda (1949-1955), se tornó a Cerdeña con dos fundaciones: Sanluri 1950 y Cagliari (Iglesia de S. José 1950-1956); poco después, se aceptó la parroquia de Torregrande (1961-1964).
Una de las aspiraciones más sentidas por la Provincia era la de retornar a Milán. Se llevaron a cabo varias tentativas, ya desde el mandato del P. José Oberti, pero sólo en 1962, siendo Provincial Mario Pastore (1961-1979), se llegó a la construcción de la parroquia de S. José de Calasanz y de la «Casa del estudiante», en la zona de S. Ciro, bajo los auspicios del entonces arzobispo de Milán, Juan Bautista Montini, después Pablo VI, quien bendijo la primera piedra. En la misma ciudad aceptaron además la dirección del internado C. Giróla (1962-1979) para huérfanos de las provincias lombardas y la dirección del centro Don Gnocchi para la juventud, tanto en Milán (1970-1981), como en Invengo (1972-1975) y en Marina de Massa (1975-1977), En la Liguria propiamente dicha, en 1961, se retiraron de los dos Institutos de Chiavari (Bancalari y Assarotti), cesó la dirección de la iglesia de Génova —Plaza Escuelas Pías— (1624-1981). Se procedió a la apertura de nuevas casas: el internado G. Marconi de Camogli (1957-1981) para marineros, (que tuvo entre los fundadores y como director a Mario Mereu), la dirección de la casa para huérfanos (Gente del Mar) en S.ª Margherita Ligure (1961-1964). Por iniciativa de la casa de Savona, en 1957, se adquirió la residencia alpina Escuelas Pías del Balme.
La Provincia de Liguria extendió su dimensión geográfica, intentando una fundación en El Véneto, en la diócesis de Verona, (1965-1971) con la parroquia de Pai: después con un centro vocacional en Verona (1969-1971), en los locales puestos a disposición por las hermanas de la Compañía de María y, finalmente, con la parroquia de S. Ulderico en Castelrotto de Negarme (1977). En 1971 hubo que cerrar la casa de Savona, después de casi 350 años de vida. Fue la pérdida más sentida por la Provincia en los últimos tiempos. En 1931, a petición del arzobispo de Génova, cardenal José Siri, bajo el provincialato de Mario Carisio, se aceptó la parroquia Santiago de Génova-Cornigliano, con el fin de integrar el apostolado en la zona, ya asegurado con el colegio Calasancio.
La residencia provincial, radicada en la casa-instituto Calasancio de Génova-Cornigliano, ha preparado una rica biblioteca formada con las aportaciones de las distintas casas, un buen archivo provincial y el museo Ighiniano, trasladado desde Carcare.
Superiores
Obras
Obra | Años | Años en Demarcación |
---|---|---|
CARCARE | (1621) | (1623- ) |
SAVONA | (1622-1971) | (1623-1971) |
GÉNOVA-OREGINA | (1624-1631) | (1624-1631) |
GÉNOVA (Noviciado) | (1625-1981) | (1625-1981) |
CARMAGNOLA | (1638-1640) | (1638-1640) |
CASTELLETTO | (1641-1675) | (1641-1675) |
CALLIZZANO | (1650-1659) | (1650-1659) |
GÉNOVA-PAVERANO | (1676-1798) | (1676-1798) |
VOGHERA | (1696-1798) | (1696-1787) |
ZAVATTARELLO | (1701-1798) | (1701-1787) |
CALVI | (1711-1727) | (1711-1727) |
ONEGLIA | (1713-1798; 1829-1856) | (1713-1787; 1829-1856) |
TOIRANO | (1717-1797) | (1717-1797) |
ALBENGA | (1722-1797) | (1722-1797) |
CHIAVARI (Della Torre) | (1750) | (1750- ) |
FINALBORGO (Aicardi) | (1759-1968) | (1759-1968) |
MILÁN (Caichi Taeggi) | (1759-1815) | (1759-1815) |
MILÁN (Esc. Taverna) | (1759-1779) | (1759-1779) |
OVADA | (1827- ) | (1827- ) |
DEMONTE | (1832-1844) | (1832-1844) |
GÉNOVA-SESTRI | (1841-1873) | (1841-1873) |
GÉNOVA-CORNIGLIANO (Coleg. Calasanzio) | (1892- ) | (1892- ) |
SANTULUSSURGIU | (1902-1920) | (1902-1920) |
FINALBORGO (Noviciado) | (1895- ) | (1895- ) |
ORISTANO | (1903-1908) | (1903-1908) |
CHIAVARI (Bancalari) | (1907-1961) | (1907-1961) |
CHIAVARI (Assarotti) | (1909-1961) | (1909-1961) |
GÉNOVA (Ins. Sordomudos) | (1911- ) | (1911- ) |
ROMA | (1933- ) | (1933-1963) |
CAGLIARI | (1950-1956) | (1950-1956) |
SANLURI | (1950- ) | (1950- ) |
CAMOGLI | (1957-1981) | (1957-1981) |
SANTA MARGHERITA LIGURE | (1961-1964) | (1961-1964) |
TORREGRANDE | (1961-1964) | (1961-1964) |
MILÁN (Carlo Giróla) | (1962-1979) | (1962-1979) |
MILÁN (Parroquia) | (1962- ) | (1962- ) |
PAI | (1965-1970) | (1965-1970) |
VERONA | (1969-1971) | (1969-1971) |
MILÁN (Don Gnocchi) | (1970-1981) | (1970-1981) |
INVERIGO | (1972-1975) | (1972-1975) |
MARINA DE MASSA | (1975-1977) | (1975-1977) |
CASTELROTTO | (1977- ) | (1977- ) |
GÉNOVA-CORNIGLIANO (Parroquia) | (1981- ) | (1981- ) |
Bibliografía
- Ephemerides Calasanctianae. (1894) 6-9; (1907) 260-262; (1908) 139-140; (1932) 207-208; (1937) 69; (1950) 122; (1958) 60, (1962) 174- 175; (1968) 228-229; (1927) 67-68, 108-109, 146-148, 205- 207, 265-267; (1928) 2-4, 40-43, 106-108, 147-148, 210-212, 250-252, 280-282; (1929) 373-375, 536-537, 585-587, 617-618, 666-671
- Rassegna di Storia e Bibliografía scolopica. (1950), fasc. 15, pp. 42-46, (1951) fasc. 17, pp. 50-52
- Santha, G. Biografías de los Generales en Eph. 1961-1972
- PaF.
Redactor(es)
- Giuseppe Tasca, en 1990, artículo original del DENES I