Alcalá de Henares (ES) Colegio y casa de formación

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Este texto es el original publicado en su día en el DENES. No se ha hecho sobre él ninguna rectificación. Su contenido, pues, puede no reflejar la realidad actual

Datos

Demarcación Castilla

(1862-1936; 1957- )

Intento de fundación (1753).

Don Alfonso Pablo de Avellaneda otorgó testamento el 9-9-1748 y dejó sus bienes para una fundación de Escuelas Pías en Alcalá de Henares. Falleció el testador el 22-2-1753. Por siete cartas del P. Juan García al Provincial de Aragón José Jericó, se conoce el desarrollo minucioso de los hechos: el testamento no habla de colegio, sino de escuelas públicas, da un año de límite para sacar las debidas licencias, deja una renta de 48 reales diarios más 1.500 ducados que se pondrán a renta y son sus ejecutores el duque y la duquesa viuda de Medinaceli. El nuncio favoreció la fundación ante el cardenal infante don Luis de Borbón, señor temporal y espiritual de la villa. Le visitaron la primera semana de abril los PP. Procurador general de la Provincia y Juan García. Ante la buena acogida se dio orden de comprar una casa para las futuras escuelas. El 27 de abril, en la Granja de San Ildefonso, dio su aprobación para la fundación el cardenal infante. Correspondía ahora a la ciudad, verdadera beneficiaría, nombrar sus apoderados para pactar con los escolapios las bases de fundación. A principios de mayo la ciudad acordó la licencia de fundación y pidió su venia al cardenal infante para las restantes diligencias. En estos momentos, algunos concejales se opusieron tenazmente a la venida de los escolapios. Ante esta actitud, el cardenal retiró su licencia personal el 18-11-1753. Hubo que esperar hasta el primero de octubre de 1861 para que la Provincia de Castilla volviera a la ciudad de Cervantes.

Primera etapa.

En consecución de la real orden de 17-5-1861 se pudo levantar un colegio escolapio. El 30 de agosto de ese año, mediante escritura pública, los condueños de la antigua Universidad cedían en usufructo a las Escuelas Pías un monumental edificio a cambio de que se abrieran aulas de primera y segunda enseñanza gratuita y un internado. La dotación perpetua a la fundación fue de 20.000 reales anuales. Formaron la primera comunidad cinco sacerdotes, tres hermanos operarios y doce júniores estudiantes de teología; es decir, se instauró desde el primer momento el juniorato de la Provincia, siendo el maestro de estudiantes el P. Antonio Miguel Escolano. Con ayuda económica de los colegios de Madrid y Getafe se restauró el desolado edificio y se rehizo el aula magna del mismo. El 9-1-1862 se abrieron las nuevas clases primero y el internado en el comienzo del curso siguiente. En 1866 era director el P. Ramón Cabeza, quien sería fundador de las Escuelas Pías Sudamericanas y quien había sido responsable de la tipografía que la Provincia tenía en el colegio de San Fernando de Madrid. Cuando los escolapios estuvieron en el monasterio de El Escorial llevaron a la nueva casa no sólo el juniorato, sino también el noviciado. El colegio sufrió las dificultades de la enseñanza de finales de siglo y principios del actual. Así y todo admitió la modalidad de vigilados, con una cuota mínima cómoda para las familias llegando con relativo empuje hasta el siglo XX. En 1909 eran 344 alumnos, 14 sacerdotes, dos clérigos profesos y cuatro hermanos operarios; mientras que en 1930 eran 12 los sacerdotes, 55 los alumnos internos, 62 los vigilados y 186 los externos gratuitos. Al año siguiente, 1931, se proclama la segunda república y por manejos políticos los condueños del inmueble lo ofrecen al Estado para que instale en él un Instituto de segunda enseñanza. Los escolapios reciben la orden de tenerlo desalojado el 1 de octubre; y así lo hicieron contra toda justicia. Sin embargo, no abandonaron la ciudad; alquilaron un edificio en el n.º 7 de la calle Santiago y continuaron ahí su tarea hasta que en agosto de 1936, en plena guerra civil, el edificio fue ocupado por el ejército miliciano y los religiosos hubieron de abandonar la ciudad el día 25. Algunos de ellos murieron asesinados. Acabada la guerra se abrió la casa, como residencia, bajo la dirección del P. Saturnino Gutiérrez y siendo la comunidad los PP. Rafael Corripio, Jesús Pereda y Casimiro Casado. Los cuatro debían permanecer si se deseaba gozar de la donación de doña Ignacia Fernández y Martínez de Setién, pues sin la presencia de los religiosos los derechos podían pasar a otras instituciones como la de los filipenses. La muerte repentina del P. Casimiro trastornó todos los proyecto y el P. Provincial, Juan Pérez, se vio obligado a deshacer la comunidad.

Segunda etapa.

En 1957 los escolapios vuelven a la ciudad tras comprar el inmueble n. 7 de la calle Ferraz. El P. José Manuel Orte con dos religiosos más son encargados de una pequeña escuela que en 1959 contaba con 60 alumnos y en el curso 1969-1970 eran cinco los religiosos escolapios y 300 los alumnos. Así, pues, se solicita en el Capítulo la edificación de un colegio nuevo, pero la propuesta fue rechazada. Tras varios años de conversaciones entre las Escuelas Pías y los herederos de D. Manuel López Linares, último heredero a su vez y sobrino de doña Ignacia, donante, sobre la finca «Gerafín», que había dejado en testamento en 1902, hubo de llegarse a los tribunales; encontrando el testamento con muchas deficiencias de difícil subsanación se llegó a un acuerdo mutuo. De ese modo la Orden permutó el solar del viejo colegio (2.850 metros cuadrados) por otro de 16.400, en el parque Figueroa, barrio obrero en pleno desarrollo y se compraron otros 11.000 de las fincas colindantes. Por renunciar a los derechos de la finca «Gerafín» de la que sólo podía disfrutar como usufructo perpetuo se consiguió una cantidad doble al coste del nuevo solar. En enero de 1973 se comienza la construcción del nuevo edificio, que fue inaugurado en el curso 1973-1974. El valor del solar y edificación alcanzó los 42 millones y medio de pesetas. Los alumnos en ese momento ascendían a 671, y los religiosos eran seis, tres sacerdotes y tres clérigos. Dos años más tarde el alumnado se había colocado en cerca del millar. La ubicación del centro le ha permitido insertarse en las necesidades populares y ejercer un amplio conjunto de actividades, como clases nocturnas, movimientos pacifistas, asociaciones de barrio y otras varias según las demandas de la gente sencilla.

Fueron alumnos del colegio en su primera época el marqués de Ibarra, el general Fernández Silvestre, Alejandro Lerroux, Esteban Azaña y los hermanos Bergua.

Superiores

Persona Año
Cayetano Bellón 1861
Felipe Navarro 1865
Pedro Álvarez 1866
Felipe Navarro 1867
J. Antonio G. de la Iglesia 1869
Santiago Zatón 1873
José Abella 1881
Emilio Latorre 1888
José Abella 1889
Eusebio Gallo 1894
Andrés Fernández 1897
Pedro Pascasio Pérez 1900
Víctor Lumbreras 1902
Antero Pérez 1907
Moisés Pérez 1909
Ramón Navarro 1912
Felipe Estévez 1913
José Cerdeiriña 1919
Manuel Campo 1922
Emilio Ruiz 1928
Ramón López 1931
Julián García 1934
Saturnino Gutiérrez 1940
Fernando Gallego 1958
Santos Familiar 1964
Andrés Gómez 1967
Narciso Pérez 1970
Miguel López Baranda 1973
Isidro García 1974
Zacarías Blanco 1975
Félix Alonso 1976
José Luis Gallo 1977
Valeriano Rodríguez 1979
Eloy Martín 1983

Bibliografía

  • Páginas Calasancias 199 (1933)
  • Archivo Castilla 68-74
  • Archivo Aragón: caja 2 B, leg. VI

Redactor(es)

  • Manuel R. Espejo - Dionisio Cueva, en 1990, artículo original del DENES I