Irache (ES) Casa de formación y central de estudios

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Datos

Demarcación Delegación General de España

(1885-1984)

Historia

Durante casi un siglo el monasterio de Santa María la Real de Irache estuvo habitado por los escolapios. Situado a poco más de dos kilómetros de Estella, en tierras navarras, término municipal de Ayegui, con una historia que supera los mil años. Conjunta el edificio-antiguo monasterio benedictino y sede de universidad desde 1539- la sobriedad del románico con los aires renacentistas y aún con el barroco del siglo XVIII; detalles se observan en el claustro monumental y la torre escurialense del siglo XVI, en la iglesia de tres naves que ya apunta el estilo de transición mientras que el ábside conserva el puro románico, y en la fachada principal terminada en el siglo XVIII. Fue ocupado hasta 1839 por benedictinos, que pasó a depender del Estado con la desamortización de Mendizábal. Con bastante posterioridad, en julio de 1877, fue cedido el inmueble a la Diputación de Navarra. Desde que las Escuelas Pías cursaron la primera solicitud de usufructo, allá por 1877, hasta su devolución a la Diputación, en 1984, los servicios que el vestusto edificio prestó a la Orden fueron extraordinarios. Albergó desde el primer momento hasta 1897 un noviciado generalicio; prácticamente todos los religiosos escolapios de España ingresados en el Instituto después de 1885 han cursado sus estudios filosóficos en las dependencias del juniorato interprovincial, función especial y principal que desempeñó hasta el curso 1970-1971; mantuvo desde 1886 hasta 1898 una escuela de latinidad acompañada hasta la apertura del colegio sucursal de Estella -1893- de otra de primeras letras; acogió desde 1950 y durante ventiún años a la «Escuela de Magisterio San José de Calasanz»; incluso en los últimos años sirvió de albergue para colonias escolares.

Fundación, cesión a la provincia de Vasconia y cierre.

Dos años antes de que los escolapios ocupasen la casa de San Marcos en León habían recibido en cesión al ex-monasterio benedictino de Irache para que en él estableciesen la casa central de estudios de los jóvenes profesos que posteriormente deberían dedicarse a la enseñanza. El 26-10-1877 se notificaba al P. Procurador general el contenido de la real orden que concedía la cesión. No obstante, hubo de esperar un tiempo para tomar posesión, pues el edificio estaba ocupado por las tropas carlistas que habían tomado parte en las campañas de Estella y Montejurra. El Vicario general pensó que la espera podría alargarse en demasía y solicitó del gobierno, como alternativa temporal, el antiguo convento de San Marcos en León. Sería el 20-7-1885 cuando se adjudicaría definitivamente el monasterio navarro a las Escuelas Pías, derogando la real orden de 19-6-1878 por la que se había concedido el edificio a la Diputación de Navarra. Muchas gestiones debió hacer el P. Manuel Hernández para conseguirlo; jesuitas, dominicos, benedictinos, la misma Diputación pujaban por adjudicarse el edificio. Se recurrió a la amistad del P. Eduardo Llanas -luego Vicario general- con D. Alejandro Pidal y Mon, entonces ministro de Fomento. El acto de toma de posesión tuvo lugar el 13-9-1885 ante el notario de Estella y dos testigos; el alcalde de Ayegui, representando al gobernador civil de la provincia, hizo entrega formal de la concesión al P. Hernández, representante del Procurador general de la Orden. Desde la toma de posesión hasta el inicio de las actividades pasaron dos meses y medio: se acometieron las obras de acondicionamiento y se configuraba el cuadro docente. El primer curso impartido en Irache se inauguró oficialmente el 30-11-1885. Irache iba a ser generalicio, o sea, dependiente directamente del Vicario general, y así continuaría siempre bajo la jurisdicción del Superior español con nombre de Vicario o Delegado.

Varios planes de estudio, infinidad de júniores, muchos profesores habían pasado por sus aulas y despachos. Los años setenta de este siglo traían nuevos aires. Una especial preocupación por la formación de los futuros escolapios, motivada por las reformadas directrices eclesiásticas del Vaticano II, la nueva legislación sobre la educación y sus condiciones, la escasez de vocaciones, los intereses particulares de las distintas Provincias, el cierre de la Escuela de Magisterio, hicieron pensar en abandonar el inmueble. Así, reunidos en Madrid el 14-4-1971 los PP. General, Delegado y Provinciales decidieron cerrar la casa: los júniores residentes, terminado el curso, volverían a sus respectivas Provincias; podrían hacer el año de prácticas y obtener el título oficial de «maestro nacional»; se ofreció la posibilidad de pasar a Salamanca y estudiar la teología a quienes acababan la filosofía; y también se dictaron una serie de normas para realizar el inventario completo de los bienes muebles e inmuebles, y el modo de repartirlos. Continuó un año dependiendo de la Delegación general de las Escuelas Pías, pero sin actividad académica. Se pasaron sondeos de opinión a las distintas comunidades sobre el futuro de la casa; la Delegación estaba decidida a deshacerse de ella. Ante tal posibilidad el Consejo provincial de Vasconia, reunido el 3-11-1973, estudió la conveniencia de hacerse cargo del monasterio analizando las posibilidades del mismo en orden a actividades paraescolares, educativas o pastorales. Tras distintas reuniones de los Superiores competentes, el 15-3-1974 aprobaba la Congregación general el traspaso, lo que se llevaba a cabo con la firma el 5 de junio siguiente.

La Provincia de Vasconia se hacía responsable del cuidado, administración y conservación del monasterio; si cumplía satisfactoriamente con el cometido durante diez años se hacía con la propiedad de los bienes que gozaba en usufructo, todos ellos detallados en escritura pública. Desde el verano de 1974 se fueron realizando diversas actividades y barajeando distintos proyectos: colonias, encuentros juveniles e infantiles, semanas de trabajo; se realizaron mejoras: adecentamiento de uno de los dormitorios, construcción de una piscina infantil; en contacto con la Diputación se consiguieron algunas prestaciones. No obstante, en 1984 la Provincia abandona el monasterio; los restos de los difuntos habían sido trasladados tres años antes a Estella y el 11-12- 1984 se entregaban las llaves a la Diputación foral de Navarra.

Noviciado generalicio.

El destino del monasterio no era otro que atender a los estudios de los júniores. Pero en los primeros momentos también fue utilizado para otra función específica y genuina: ser noviciado independiente de cualquier Provincia, sujeto directamente al Vicario general, lugar en donde los novicios profesaran para una total dedicación a la expansión de la Orden en América. La idea no era nueva. Su creación obedece al deseo de la Orden para llegar a las necesidades del episcopado americano acuciada por las exigencias del Vaticano I. De un noviciado «urbi et orbi» había hablado ya el P. General, Calasanz Casanovas; tampoco fue Irache el primer edificio pensado para su instalación; de hecho el 7-5-1885 el Vicario general había mandado habilitar para tal función una parte del colegio de Alcalá de Henares. Las ideas estaban muy claras y los superiores muy dispuestos.

El noviciado generalicio comenzó sus actividades a la vez que lo hiciera el resto de la casa; el primer ingreso llegó el día 23 de noviembre y su vestición se realizó el 18 de diciembre. Estaba destinado tanto a clérigos como a hermanos operarios; su régimen en nada se diferenciaba del que se llevaba en las Provincias. A los pocos días de ingresar se procedía a la toma de hábito; su duración era de dos años; tras la profesión, los clérigos pasaban a estudiar la filosofía y los hermanos operarios, una vez instruidos en la doctrina cristiana, en la lectura y escritura y en las reglas de la aritmética, pasaban a desempeñar los oficios domésticos de la casa. La primera promoción de generalicios comenzó sus estudios filosóficos en septiembre de 1887. Hay que anotar que no todos los religiosos que realizaron su noviciado en Irache pasaron a depender de la Generalidad; sólo fueron unos cuantos, la mayor parte; la incardinación se hacía una vez hecha la profesión simple. No se sabe con certeza la fecha en que desaparece el noviciado; se puede saber que a partir de septiembre de 1897 no ingresaron más novicios para clérigos. La lista de los ingresos para hermanos operarios continuaría muchos años después, pero siempre asignados a alguna Provincia. Se puede decir, pues, que Irache «noviciado de la Generalidad» tuvo una vida aproximada de trece años.

En el registro de entrada al noviciado, hasta septiembre de 1901, es de 359 jóvenes; desde esta fecha hasta abril de 1912 ingresarían 53. Evidente que muchos no llegaron a profesar, unos por abandono, otros por ser expulsados; pero los clérigos generalicios que comenzaron los estudios filosóficos hicieron un número de 132 religiosos.

Juniorato interprovincial.

Ochenta y seis años desempeñó la casa de Irache la función de juniorato y en cada año tres o cuatro promociones de jóvenes. Los planes de estudio variaron acordes a los tiempos, pero ordinaramente con una estructura básica: estudio de filosofía y asignaturas complementarias; esto salvo raras excepciones. De allí saldrían a cursar la teología hasta 1888 en León, luego a San Pedro de Cárdena; desde 1901 a Tarrasa; desde 1904 a 1928 en las distintas Provincias y desde la última fecha en Albelda. El funcionamiento y régimen no varió ostensiblemente a lo largo de los años; su cierre fue debido al cambio de los tiempos. Se intentaba formar al futuro maestro escolapio en la vertiente académica y también espiritual; la figura del maestro de júniores tenía particular relevancia, aunque los Superiores mayores y el rector de la casa marcaban el grueso de las decisiones. La formación académica estaba a cargo de los profesores integrantes del claustro y de la comunidad; llegaban de las distintas Provincias y su denominación dependía del Superior general. El cuerpo básico de enseñanza estaba constituido por las materias filosóficas propias de los estudios eclesiásticos en los seminarios, así como las disciplinas que conformaban los planes de estudio de segunda enseñanza. La simbiosis con lo exigido en la Escuela del Magisterio, en los años que ésta existió, fue lo habitual; argumento y crítica utilizados en numerosas ocasiones. Los años académicos se distribuían en semestres, celebrándose los exámenes correspondientes en febrero y julio respectivamente. El nuevo curso se iniciaba con el mes de septiembre. En cuanto al método formativo se siguió básicamente una metodología libresca (el alumno poseía el libro, como instrumento, en usufructo, durante el período de formación). Al comienzo del curso se señalaban los programas y las lecciones que día a día el joven iría desgranando con la ayuda del profesor. Poco a poco se fue componiendo una biblioteca notable en la que los temas pedagógicos fueron escasos.

La formación espiritual corría a cargo del maestro de jóvenes, quien contaba con uno o varios ayudantes y, en algunos momentos, con un director espiritual. Rezos de Regla y misa seguidos del estudio para las clases siguientes, asistencia a las mismas y un poco de tiempo para el aseo de los lugares comunes completaban el horario matutino. Comida, acompañada de lectura formativa, de nuevo clases y un pequeño recreo que concluía con el estudio de la tarde, conferencia espiritual, oración, cena y ejercicios de música, el horario vespertino. Aunque existían variaciones en el orden del tiempo y en la denominación, este fue el esquema básico, usado también en todas las instituciones similares.

Escuela de latinidad.

Desde el curso 1886-1887 hasta el verano de 1898 Irache mantuvo una escuela de latinidad, compaginada con otra de primeras letras. Para octubre de 1888 se dispuso de un seminario para internos, seminario que alojaría colegiales también hasta el verano de 1898. Mantuvo una media de 35 alumnos, muchos de los cuales vestirían con posteridad la sotana escolapia. Solían comenzar las clases el 1 de octubre y se prolongaban hasta la primera quincena de julio, despidiéndose tras los exámenes. Los estudios cursados eran reconocidos por el seminario de Pamplona, pudiéndose incorporar a estudiar filosofía en aquel centro siempre y cuando superaran positivamente los exámenes finales; en éstos participó en alguna ocasión el propio obispo y siempre un delegado suyo. Maestros de estos muchachos fueron los religiosos de la comunidad, no siempre los más jóvenes. Hay que citar a Antonio Sumalla, José Campanyá, Ramón Pons, Espiridión Duran, Juan Ramón Sanmartín, Manuel Pérez, Marcos Calvo, Eduardo Pérez, Romualdo Zugasti, Domingo Blanch, Julián García, Vicente Ferrer, Victorio Pérez, Saturnino Iriarte y Domingo Martínez. La escuela pasó al colegio de Estella.

Este es el cuadro de los alumnos que verificaron examen en la escuela de latinidad de Irache:

1886-1887 22
1887-1888 35
1888-1889 40
1889-1890 51
1890-1891 40
1891-1892 37
1892-1893 44
1893-1894 30
1894-1895 25
1895-1896 39
1896-1897 28
1897-1898 29

Escuela de magisterio.

Desde 1950 a 1971 estuvo abierta la Escuela de Magisterio «San José de Calasanz»; en ella pudieron ir obteniendo el título de Magisterio de la Iglesia los jóvenes que, promoción tras promoción, pasaron por las aulas del juniorato. La ley de educación primaria del 17-7-1945 adjudicaba a la jerarquía eclesiástica las competencias para la creación, reglamentación y gobierno de las Escuelas Normales de la Iglesia. Iniciaron las Escuelas Pías los trámites en 1949 y el 5-5-1950 obtuvieron la autorización del obispo de Pamplona, D. Enrique Delgado Gómez. Pretendía la escuela capacitar a sus alumnos para impartir la enseñanza primaria en las escuelas o instituciones de carácter religioso y, una vez, en posesión del título eclesiástico, poder optar al título oficial para impartir docencia en todo tipo de escuelas, superado el examen de madurez. Quienes obtuvieron el título de maestro de la Iglesia en Irache fueron los jóvenes que allí cursaban la filosofía o estudios eclesiásticos de primer ciclo, y otros tantos que realizados ya esos estudios, gozando de la correspondiente dispensa, se presentaban a las pruebas finales. La dirección de la escuela estaba en manos del rector de la casa, y el profesorado lo componían los religiosos escolapios, personal que había de cumplir las correspondientes disposiciones en cuanto a titulación y ejercicio.

Dos planes de estudio tuvieron vigor en su historia. El primero, con el que comenzó sus actividades la institución, regulado por el Reglamento para Escuelas Normales que establecía el decreto de 7-7-1950. El otro, conocido como «Plan 1967» del 14 de agosto de ese año. Acogidos a uno u otro plan quedaron registradas en Irache 947 matrículas, llegando a obtener el correspondiente título 701 religiosos.

Hasta el curso 1960-1961 funcionó con notable éxito. En junio de 1962 iba a abrirse un pequeño paréntesis; los jóvenes que habían ingresado en 1959 pudieron concluir su carrera, mientras que los que ingresaron en 1961 ni llegaron a matricularse. Así hasta la llegada del «Plan 67», salvo algunas excepciones acompañadas de dispensa de escolaridad. El nuevo plan, la reforma de 1970 que se veía venir y las nuevas directrices postconciliares iban a condicionar el futuro del centro. En consecuencia, a partir de 1970 se planteó el destino y objetivos que debían desempeñar la casa central de estudios de Irache y su Escuela de Magisterio.

Con la aparición de la ley de Educación de 1970 y pensando que una meta a conseguir debería ser la democratización de la enseñanza, se pensó que la Escuela de Magisterio debería ubicarse en una región deficitaria culturalmente. Se presentaron algunos estudios prospectivos y la decisión final fue permanecer en Irache: se proyectaba un centro mixto, con residencia para estudiantes en Estella y en el mismo monasterio, jornada de trabajo sólo en la mañana de forma intensiva y las prácticas podrían realizarse en aquella ciudad. La nueva Escuela Normal Universitaria formaría profesores de preescolar y de EGB en primera y segunda etapa. Reunida en diciembre de 1970 una comisión elaboró un proyecto de bases tendente a establecer un contrato con la Diputación foral de Navarra. Esta institución consideró muy loable el proyecto, pero no llegó a acceder a lo que se solicitaba, particularmente en el orden económico. Ante la nueva situación, en los primeros meses del año siguiente se pensó en otras alternativas: Albacete, ICCE, etc. Pero, pese a los esfuerzos realizados para mantener la institución y dado que a la Orden le supondría un esfuerzo estéril -entre otras razones por falta de vocaciones- se decidió en reunión de Superiores mayores el 14-4-1971 que la Escuela «San José de Calasanz» había de cesar en sus funciones. El curso escolar 1971-1972 ya no tendría normalistas.

Superiores

Persona Año
José Nogués 1885
Rafael Ortega 1909
Andrés Fernández 1912
Valentín Caballero 1918
Miguel Ferrandis 1926
Valentín Caballero 1928
Martín Español 1929
Manuel Pazos 1931
Antonio Montañana 1938
Agustín Turiel 1943
F. Martínez Soques 1949
Félix Ciordia 1952
Marino Gayar 1955
Teófilo López 1956
Laureano Gómez 1958
José Puig 1964
Valentín Azpilicueta 1967
José Unanua 1970

Bibliografía

  • Archivo Histórico Escolapio: Archivo Vicaría General
  • Archivo de Irache.

Redactor(es)

  • Pedro Alonso., en 1990, artículo original del DENES I