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ORDENANZAS de la Visita General Apostólica para nuestra Residencia de Brezno de la Viceprovincia de Hungría.

Sobre cuestiones de la iglesia.

No se descuide nunca la celebración de las misas a celebrar cada día en la Parroquia según lo establecido. Cada domingo y fiesta de precepto celébrese al menos una misa por los católicos, y cada sábado por la conversión de los acatólicos. Y si no tienen otras intenciones de misas, celebren a intención del P. General.

Visítese con frecuencia a los católicos que viven en aldeas dependientes de la parroquia, e instrúyaseles en los rudimentos de la fe. Deleguen allí alguna persona idónea para que informe al Párroco a tiempo sobre los enfermos. Hagan lo posible para que en aquellos lugares en los que no hay ni siquiera una capilla de madera se construya, para consuelo de los católicos.

Queremos que nunca se omita ninguna de las funciones eclesiásticas, ni que se alarguen más allá del tiempo establecido. En ellas recomendamos formalmente la modestia, seriedad, orden y devoción.

Asígnense días para los sermones, de modo que se preparen sólida y oportunamente. El párroco predique los domingos, y otro nombrado por él, en otras celebraciones. A todos prevenimos bajo graves penas que no avergüencen a nadie señalándolo en los sermones, ni profieran cosas indignas de un ministro sagrado, teniendo en cuenta principalmente la frecuente relación con los acatólicos. Los nuestros esfuércense todo lo que puedan para edificar a los demás con sus sermones. Acojan a los católicos en todas partes con respeto, caridad y amabilidad, y promuevan de palabra y con los hechos su aumento, con todas sus fuerzas.

Intenten proveer a la Parroquia con un campanero fijo, y encarguen a algún otro del cuidado de todas las cosas sagradas.

Inscríbanse en los libros parroquiales cada vez los difuntos, las bodas y bautizos, donde se exprese la religión de los padres.

Arda siempre una lámpara ante el Santísimo Sacramento.

Asegúrese la puertecilla del sagrario, y su llavecita sea de plata, o al menos dorada.

En los confesonarios pónganse imágenes sagradas, y la bula In coenam Domini, y una copia de los casos reservados al Ordinario.

Cómprese al menos un misal breve, y el cáliz que está agrietado no lo usen hasta que esté reparado.

Esfuércense seriamente por aumentar el número de ornamentos, tanto de seda como de lino, y los que están indecentemente desgastados, no los usen.

Las cosas para la sacristía y la iglesia que están dispersas, reúnanse en un solo lugar, para que se conserven mejor, y en todas partes se usen de manera más decente para el culto. Póngase otro reclinatorio con su cartel para la preparación del sacerdote en la sacristía, y pónganse algunas imágenes sagradas en la sacristía.

Arréglense de manera segura las puertas de la iglesia para que no puedan abrirse furtivamente y entrar la gente; arréglense también las ruinas del cementerio de la iglesia.

Sobre la observancia regular

Nadie, salvo en caso de necesidad, y siempre obedeciendo al Superior, y con un compañero si puede ser, vaya a casa de seglares, bajo grave pena, y no coma o beba allí, sino como indican las Constituciones.

No se omita ninguna de nuestras funciones diarias, mensuales y anuales; el tiempo de la meditación regúlese con el reloj. En caso de duda, el hebdomadario sea el único que dé la señal para los soliloquios, a no ser que por una necesidad urgente el superior decida otra cosa.

Los nuestros se confiesen sólo con los nuestros, a no ser que una real necesidad requiera otra cosa.

Los que revelen defectos de los hermanos, casos domésticos que no sirvan para edificación de los seglares, u otro tipo de secretos de la Orden, automáticamente sufrirán las penas del capítulo 10 de los cánones, sin posibilidad de que se les disminuyan, lo cual debe entenderse también de cualquier exceso cometido contra la observancia regular.

Antes de un mes dispónganse ante la puerta de casa reclinatorios con imágenes sacras, con agua bendita, y con la oración para los que salen y los que vuelven, de modo que todos al salir y al entrar las reciten.

Declaramos clausura toda la residencia, y las mujeres no pueden admitirse dentro de la puerta.

Sobre el ministerio de las Escuelas Pías

Para que el Prefecto pueda controlar correctamente a los escolares en la iglesia, no sea él mismo, sino otro quien celebre la misa.

Para recuperar el orden descuidado de las clases, esfuércense en fundar bien a los adolescentes en los rudimentos; promuevan el cultivo de la fe y de la piedad cristiana, de modo que los maestros no dejen de lado nada que contribuya a su incremento en sus explicaciones y ocupaciones literarias, según lo tenemos establecido por voto solemne. El P. Párroco procure también suavemente y con habilidad que incluso los hijos de los luteranos acudan a la catequesis; el cual frecuentemente por su cargo visite e intervenga como los demás religiosos que enseñan a los niños en las clases.

Al menos una vez al trimestre esfuércense los maestros para que alguno de sus discípulos recite públicamente, o tenga algún tipo de acto académico.

Los días festivos ténganse dos Oratorios; en uno dígase el Oficio de la Virgen; en el otro el Rosario, con las acostumbradas lecturas espirituales o conferencias breves. Los sábados el Prefecto del primer oratorio dé una charla a todos los estudiantes.

En los días establecidos para la comunión mensual de los estudiantes adelántense los oratorios, y tengan una preparación devota para la sagrada comunión y luego una acción de gracias durante al menos un cuarto de hora, durante el cual los adolescentes practicarán actos de devoción.

Sobre cuestiones económicas

Al final de cada mes los libros serán revisados por el Superior y otros dos, los cuales después los firmarán. Hágase inmediatamente lo mismo con un libro que se establecerá para anotar las misas diarias. Todos los libros tendrán las páginas numeradas, estarán diligentemente escritos y cuidadosamente ordenados.

Métase mano a la reparación de las puertas de la parroquia, y a poner una en las escuelas. El piso superior consolídese con tablas, o de otro modo.

Confirmamos otras ordenanzas que se hayan establecido en visitas a esta casa de Brezno y que no repugnen a las actuales, y mandamos que se pongan en práctica.

En Brezno, en las casa de las Escuelas Pías, a 18 de mayo de 1696.